El corte de troncos, un deporte duro como espectacular
*  Traducción al español del original en euskara
Maria Agirre
León UbegunPosiblemente, el más duro y al mismo tiempo espectacular de todos los deportes populares es la aizkora o corte de troncos con hacha. El aizkolari, persona que se dedica a este deporte, ha de estar dotado de mucha fuerza y de una buena preparación, puesto que no es nada fácil cortar un tronco golpe a golpe, cosa que requiere su tiempo. El propio Miel Mindegia, aizkolari muy conocido, manifiesta la dureza de la aizkora. "En otros deportes populares tienes la posibilidad de descansar, pero en la aizkora no hay tiempo ni para respirar". Una vez que el aizkolari se coloca encima del tronco, tiene que cortar las piezas que tiene delante, para lo cual suele necesitar media hora o más. En las apuestas, el aizkolari puede realizar incluso sesiones de dos horas.
 
Resulta necesario retrotraerse en el tiempo para indagar sobre el origen de la aizkora. Durante la Edad Media, la construcción naval y la ferrería tuvieron mucha relevancia en el País Vasco, y, dado que se requerían grandes cantidades de madera y carbón, abundaban los leñadores y carboneros. Así, los hombres que trabajaban en la tala de árboles en los bosques comenzaron a hacer apuestas sobre quién cortaba antes un tronco. Si bien al principio esas competiciones tenían lugar en el bosque y en la más estricta intimidad, con el tiempo se fueron consolidando, y en el siglo XIX las pruebas de aizkora se integraron dentro del programa de las llamadas "Fiestas Euskaras". Hoy en día, es uno de los deportes populares más conocidos.
 
El hecho de que en el Euskal Herria proliferaran las hayas conllevó a que dicho árbol se convirtiera en el símbolo de la aizkora. Sin embargo, al haber disminuído en cantidad, hoy en día su precio ha aumentado considerablemente. Es por eso que hoy, aunque pocas veces y en especial en Bizkaia, se emplea también el pino que es más abundante. En opinión de Mindegia, el haya es más noble y él se inclina por este árbol. Pero cortar un pino no resulta tarea más fácil, por lo que Mindegia prefiere un buen tronco de pino que uno malo de haya.
 
Siendo el corte de troncos un deporte caro, es erróneo pensar que el aizkolari puede vivir exclusivamente de este deporte. A diferencia de lo que ocurre con los pelotaris profesionales, el aizkolari no tiene suscrito ningún contrato con una empresa, y compatibiliza como puede el deporte con su actividad diaria. Tampoco significa que ande de balde en la aizkora.
 
Ya se trate de un desafío, de una exhibición o de un campeonato, el aizkolari percibe un tanto. El desafío o apuesta consiste en retarse y poner en juego cierta cantidad de dinero, que irá a parar al aizkolari que consiga vencer y a quienes han apostado a su favor. En las apuestas, el aizkolari dispone de un par de ayudantes: el "enseñador" le señala dónde ha de dar los hachazos, y el "botillero" cronometra el tiempo y le informa sobre cómo van los otros aizkolaris. De las apuestas se ocupan los mediadores.
También las exhibiciones le proporcionan ingresos, ya que en estos casos el ayuntamiento o ente organizador del evento le entrega una cantidad de dinero por su exhibición al aizkolari.
 
Por último, en las competiciones, el aizkolari va solo. El campeonato de Euskal Herria, el más importante de todos y se celebra con carácter anual. La gran final de este año tendrá lugar el 10 de octubre en Santesteban (Navarra), localidad muy aficionada a la aizkora. En el Campeonato de Euskal Herria hay distintos niveles: el principal, segundo, tercero y el de los jóvenes. En una primera fase se desarrollan las eliminatorias, y aquéllos que logren clasificarse en los seis primeros puestos, obtienen el pase para la final. En la edición del Campeonato Principal de Euskal Herria del año anterior se proclamó vencedor el igueldoarra Joxemari Olasagasti, cortando los 12 troncos que se le asignaron en 35 minutos y 17 segundos. Hay que destacar también, la Copa de Oro y el Hacha de Oro de San Sebastián, que en los últimos dos años han adquirido gran fuerza, y el campeonato a dos de Navarra, organizado por la Federación de Navarra. Mientras que en los dos primeros participan los mejores aizkolaris de Euskal Herria, el tercero está dirigido a los seis mejores de Navarra.
 
En la aizkora se emplea la medida denominada ontza o pulgada, mediante el cual se mide el perímetro del tronco. La medida más común es el tronco de 36 pulgadas, pero en las apuestas se utilizan los de 80 pulgadas, de 108 pulgadas, e incluso mayores, troncos de 110 pulgadas. En los campeonatos, se utilizan los de 54 pulgadas, de 60 y de 72.
 
El corte del tronco consta de dos fases principales: el corte superficial y el profundo. Al principio, el aizkolari da un par hachazos en la superficie del tronco, que le servirán de orientación. Los dos cortes se juntan en un mismo punto, y a partir de ahí percutirá el interior del tronco, hasta dividirlo en dos. Para la superficie se emplea un hacha y para el interior otra distinta, menos pesada y más afilada.
 
En cuanto al hacha, decir que en los últimos 20-15 años se viene utilizando el hacha australiana, ya que son más ligeras y afiladas que las empleadas hace un tiempo en Euskal Herria. Rafael Aguirre Franco recuerda cómo en 1975 viajó a Australia para ver cómo actuaban los aizkolaris de allí. Un año más tarde, el 18 de enero de 1976, el Velódromo de Anoeta fue escenario de un desafío entre tres aizkolaris australianos y Astidia, Arria II y Arria III. Los australianos vencieron con facilidad, y quedó patente que el hacha australiana era mucho mejor. Por eso, en la competición celebrada en el campo de fútbol de Atotxa el 28 de noviembre de 1977, Arria y Mindegia, esta vez empleando el hacha australiana, se impusieron a los aizkolaris procedentes de Canadá, EEUU, Australia y Nueva Zelanda.
 
Como se puede observar, la aizkolaritza no sólo es conocida en Euskal Herria; también en los Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda se celebran competiciones de este tipo. No obstante, en estos otros países las pruebas no duran tanto como en Euskal Herria. Mientras que aquí una prueba puede alargarse durante 30 minutos, en aquéllos suelen ser de 2 ó 3 minutos. Además, en Euskal Herria los aficionados a la aizkora proceden por lo general del ambiente rural. En EEUU o Canadá, sin embargo, un abogado o un médico puede optar por practicar el corte de troncos en lugar de tenis u otro deporte, aun haciéndolo a modo de aficionado.

También mujeres
En la aizkora hemos visto actuar sobre todo a hombres, pero en estos últimos años también ha habido mujeres que se han animado a tomar el hacha. He ahí, entre otras, a Itziar Goenaga, de Azpeitia; Kristina Saralegi, de Leitza, y Maika Ariztegi, de Ituren. A las mujeres no les resulta fácil hallar un hueco en este deporte que ha permanecido fuertemente relacionado a los hombres, pero tampoco a los jóvenes. En la actualidad hay cuatro o cinco jóvenes aizkolaris, pero este deporte cuenta con pocos discípulos. Koldo Alduntzin, periodista encargado de los deportes populares en el diario Euskaldunon Egunkaria, considera que la aizkora da mucho trabajo. "Hoy en día pocos jóvenes trabajan en el bosque. No tienen madera a mano, y para entrenarse tienen que ir a por ella y prepararla. En ese aspecto, hay otros deportes que les resultan más fáciles. Además, no está al alcance de todos encontrar ayuda técnica y preparadores adecuados". Alduntzin opina que invitarles a participar en exhibiciones animaría mucho a los jóvenes que dan sus primeros pasos en la aizkora, y también a los que no lo son tanto.

Los aizkolaris más importantes
La primera referencia escrita sobre la aizkora es del 7 de junio de 1802, día en que en la plaza de Hernani tuvo lugar la apuesta entre Ramon Elizalde, de Ezkurra, y Hernandorena, de Astigarraga.
Los aizkolaris más célebres de finales del siglo XIX son los siguientes: Agustin Unanue, Manuel Azpillaga, Juan Bautista Aierretxe, Antonio Garcia "Iturritxa", Francisco Iriondo "Otola", Manuel Uruesagasti, Ignacio Amutxategi "Arbiseta" y Roque Epelde. Pero, indudablemente, el aizkolari más famoso de finales del siglo XIX fue el azpeitiarra Joxe Arrospide. A continuación vendrían Pedro Mari Otaño "Santa Agueda", Joxe Martin Goenaga "Atxumarria" y Joxe Aranburu "Keixeta". Más tarde, "Arria", "Korta", "Luxia", "Errekalde" o "Polipaso". Entre los mejores aizkolaris actuales, cabe destacar a Donato Larretxea, Miel Mindegia y Joxemari Olasagasti.

Fotografías: Archivo Fotográfico de Eusko Ikaskuntza y Euskaldunon Egunkaria


Euskonews & Media 45.zbk (1999 / 9 / 8-17)


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