Quedan pocos. La mayoría terminó
muerto en el monte o ante el pelotón de fusilamiento.
Otros no sobrevivieron a la cárcel porque una pulmonía
o la tuberculosis los dejó para siempre en el penal de
Burgos. Los que sobreviven no son demasiado dados a recordar
su pasado. Mira, yo siempre he estado donde creía que
debía estar. Durante la República fundamos el sindicato
UGT en mi pueblo. En la Guerra Civil, peleé por la República.
Durante la II Guerra Mundial, nos echamos al monte para luchar
contra los nazis. En 1944 me dijeron que volviese a España
a dirigir el maquis en Euskadi y lo hice con alegría,
aún sabiendo que me jugaba la vida comenta Victorio Vicuña, el jefe
de la "Agrupación Guerrillera de Euskadi". Pero
en parecidos términos podríamos oír a Marcelo
Usabiaga, a Jacinto Ochoa, a Bittor Lecumberri o a cualquiera
de los veteranos de la lucha contra el fascismo. Todos coinciden
también en otra cuestión: se quejan amargamente
porque no se han retirado los calificativos de bandidos y
criminales con que los denominaban los informes policiales.
Peor paradas quedan aún las guerrilleras, a las que las
fuentes policiales califican unánimemente de prostitutas.
El estudio de la guerrilla en
el País Vasco y Navarra resulta especialmente difícil,
debido a la falta de fuentes. En el "Archivo Histórico
del PCE" hay escasas referencias a nuestra comunidad. Las
difíciles condiciones de la clandestinidad, la autocensura
y el deterioro producido por el tiempo en los microfilms hace
que reconstruir la historia de la guerrilla sea una empresa difícil.
Y también, lo que quizá resulte más grave,
no existe un verdadero interés institucional por recordar
una lucha antifranquista protagonizada principalmente por el
PCE.
La "Agrupación
Guerrillera" en el País Vasco Tras la liberación
de Francia, las unidades de guerrilleros españoles llegaron
a contar con más de 20.000 combatientes. La Dirección
del PCE en Francia, el navarro Jesús Monzón, su
compañera Carmen de Pedro, el bilbaíno Luis Fernández,
Manuel Gimeno y Manuel Azcárate decidieron intentar el
derrocamiento militar de la dictadura franquista. Parecía
que, derrotada la Italia fascista y con Hitler acorralado, el
régimen de Franco tenía sus horas contadas. Una
segunda razón impulsaba a esta dirección: durante
la guerra habían actuado independientemente del Comité
Central (CC) del PCE, pero tras la Liberación Pasionaria,
Vicente Uribe y Santiago Carrillo, con el beneplácito
de Moscú, volverían a controlar todo el partido.
Una victoria en España consolidaría en sus cargos
a la dirección francesa.
La plana mayor de la "Agrupación
de Guerrilleros" en 1944. El más alto es el bilbaíno
Luis Fernandez, su jefe.
Confiados en que la hora de derribar
la dictadura había llegado, en el otoño de 1944
se inició la operación "Reconquista de España".
Aunque el principal esfuerzo se produjo en el valle de Arán,
el 3 de octubre una fuerza de invasión penetró
por el valle del Roncal y el 7 otra se infiltró por Roncesvalles.
Se produjeron combates bastante intensos, con bajas por ambas
partes. Alguno de los muertos pasó al martirologio oficial
de la Falange, como el alférez Miguel de la Mano, el primer
caído de la milicia universitaria. La Dirección
del PCE reconoció el fracaso de esta invasión convencional
y preparó la entrada de pequeños grupos que iniciasen
acciones de guerrillas. Desde noviembre de 1944 a junio del 45
más de 40 maquis veteranos pasaron de Francia a
Guipúzcoa, Vizcaya y Álava. Otros muchos vascos
y navarros Celestino Uriarte, Sebastián Zapirain,
Asensio Arriolabengoa, Fermín Isasa... pasaron
a comandar la guerrilla y el partido en otras zonas del estado.
Un primer grupo, diez hombres y una mujer, desembarcó
las noches del 18 y 19 de noviembre en Fuenterrabía. Los
demás guerrilleros cruzaron la muga
a pie durante los meses siguientes. La actividad de estos grupos
fue escasa, debido sobre todo a que ni la geografía del
país, ni la densidad de población, ni la masiva
presencia de fuerzas franquistas permitieron el asentamiento
de la guerrilla en ninguna zona. La Brigada Político-social,
especialmente el grupo de Melitón Manzanas, y la Guardia
Civil desarticularon a todos los grupos. El intento de derrocar
la dictadura franquista se saldó con 16 maquis muertos,
23 detenidos y un centenar de colaboradores y enlaces en prisión.
El último guerrillero, Francisco Echeverría Isarri,
el rubio de Aralar, cayó en Oyarzun en enero
de 1951.
La guerrilla en Navarra Navarra, por su situación
geográfica, era una posible puerta de invasión.
Había antecedentes: ya en noviembre de 1924 una partida
de anarquistas había penetrado desde Francia para intentar
derribar la Dictadura de Primo de Rivera. En la Jefatura Provincial
de Falange en octubre de 1944 reinaba la preocupación.
Desde la muerte en 1941 del jefe local de Carcastillo, Heladio
Urrutia, no se habían producido acciones violentas. Pero
de repente Navarra se hallaba en primera línea. La consigna
oficial de ese mes fue: "Bienvenidos los tiempos difíciles,
porque ellos harán la depuración de los cobardes".
Se preveía lo peor, incluso una invasión aliada,
por lo que el jerarca Antonio Lizarza, a petición de las
autoridades militares, preparó 17 partidas antiguerrilleras
con casi 2.500 hombres.
Mapa con la invasión
de los Maquis en Navarra en octubre del 44.
Una vez fracasó el intento
de invasión, la situación en Navarra era muy peculiar.
Desde Toulouse, el CC ordenó que no se efectuasen acciones
guerrilleras para evitar que un aumento de las fuerzas represivas
impermeabilizase la muga. La frontera navarra constituía
el "Sector 2º del Aparato de Pasos del Suroeste".
Lo mandaba Manuel Pérez Cortes, quien contaba con 24 hombres,
la mitad de ellos antiguos guerrilleros. En el verano del 45
su número había aumentado a 40. Su función
era pasar hombres y materiales al interior, eludiendo en lo posible
los combates. A pesar de esta consigna, entre 1945 y 1948 se
produjeron encuentros en Lecumberri, Satrústegui, Goñi,
Zugarramurdi, Valcarlos, Vera del Bidasoa, Errazu, Ustarroz...
A veces se trataba de meros encontronazos fortuitos entre los
pasadores y la Guardia Civil. Otras veces consistían
en golpes económicos para financiar al partido o en ejecuciones
de elementos afines al régimen La principal acción
se produjo el 25 de febrero de 1946, cuando 40 maquis,
mandados por Gabriel Pérez, cruzaron la muga. Su
misión era reforzar con pertrechos y personal la guerrilla
de los Picos de Europa. El propio Líster, uno de los pesos
pesados del CC, había planeado la operación. En
Noain cuatro de ellos se disfrazaron de guardias civiles y pararon
dos camiones en los que cargaron las armas y el personal.
Guerrilleros de la UNE en
los Bajos Pirineos en 1944.
Las caídas en el aparato
de pasos y en el partido eran frecuentes. En Navarra existía
cierta insatisfacción por pertenecer al Comité
Regional de Aragón y no al vasco. Además de las
afinidades culturales, se afirmaba que "en Zaragoza tienen
"la negra" y cada vez que se toma el contacto con ellos,
salta el chispazo y a comisaría".
En 1948 el PCE, a instancias
de Stalin, decidió abandonar la política de guerrillas.
Para entonces, los datos oficiales en Navarra nos hablan de 35
guerrilleros muertos y más de 200 detenidos, pero indudablemente
fueron más. La historia de la guerrilla en Navarra tiene
un epílogo bufo: el 8 de agosto de 1961 un grupo de 14
guerrilleros, mandados por Valentín González El
Campesino, tuvo un encuentro con la Guardia Civil en Irati,
en una acción financiada por los servicios de inteligencia
franceses, que querían advertir así a Franco de
la peligrosidad de apoyar al OAS. El movimiento merecía
un final más digno. Mikel Rodríguez, profesor de Historia |