Fray Juan de Zumárraga, protector de los IndiosEscuchar artículo - Artikulua entzun

Gorka Rosain
Fotografías:http://www.humanities_interactive.org, lectura.ilce.edu.mx:3000

Fray Juan de Zumárraga, franciscano, primer arzobispo de la Nueva España y primer obispo de su capital, ha sido una de las figuras más trascendentales de la historia de México y del continente americano.

Bizkaitarra de cuatro costados, nació en Durango en 1468 y falleció en la sede de su arquidiócesis en 1568. Fiel a su natural humanismo propio de todo buen vasco, fue incansable protector de los naturales especialmente contra los abusos de los primeros oidores con quienes sostuvo frecuentes escaramuzas –se sabe que en algunas ocasiones los frailes llegaron a las manos con los soldados- hasta lograr su reemplazo por otros más justos. Se preocupó por la educación de los indios y fundó varias escuelas para ellos como la de Santa Cruz de Tlaltelolco para las hijas de los nobles aztecas y la de San Juan de Letrán, para cuya construcción contribuyó con fondos de su propio peculio.

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Juan de Zumárraga.

Fundó el hospital del Amor de Dios y promovió entusiastamente la creación de la Real y Pontificia Universidad de México, lo que al fin ocurrió por real cédula de 1551, ejecutada en 1553. En este mismo año, Zumárraga inició sus gestiones para introducir la imprenta en la Nueva España y para 1538, ya durante el gobierno del primer virrey, Antonio de Mendoza, quien llegó en octubre de 1535, había conseguido impresor, prensa y molino de papel; esta fue la primera imprenta en América, que para el año siguiente ya estaba trabajando bajo la dirección de Juan Pablos, quien estableció en la ciudad de México una sucursal de la imprenta que en Sevilla tenía el impresor Juan Cromberger.

Por ese mismo tiempo, Zumárraga importó bestias de carga, sobre todo burros y mulas además de ganado vacuno, ovinos, caprinos, cerdos, aves de corral, excepto pavos, que eran oriundos del país, y de otras especies y accesorios agrícolas en cantidades suficientes para liberar a los indígenas de la esclavitud de transportar sobre sus espaldas esa carga y también para su empleo en faenas del campo, que entonces se practicaban de manera totalmente rudimentaria. Junto con esos equipos importó gran variedad de semillas hasta entonces desconocidas por los naturales, con las que éstos mejoraron su dieta, su economía y hasta sus costumbres, así como frutas, cereales, forrajes y muchos otros elementos de progreso, fomentó las artesanías y trajo en tres navíos muchos artesanos casados, con sus respectivas familias, para que enseñaran a los indios, y también varias beatas –no monjas- que enseñaron trabajos y artes manuales a las niñas indígenas. Además enseñó y fomentó el arte formal entre los naturales y les instruyó en diversos oficios.

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Juan Diego.

Por otra parte, dado que la costa del Pacífico estaba en auge desde los viajes de Legazpi y Urdaneta y las correrías de los Oñate y los Ibarra y se iniciaba la fabricación de navíos, dispuso que en diversos puntos de la misma se sembrasen lino y cáñamo, materiales necesarios para los barcos, así como también la seda Y por si todo eso fuera poca cosa, al emprendedor arzobispo le tocó ser uno de los actores principales en el trascendental suceso conocido como el Milagro del Tepeyac, o sea la aparición de la Virgen de Guadalupe al indio Juan Diego en el cerro conocido precisamente como Tepeyac, pues fue ante el obispo que acudió el indígena como mensajero de la Reina celestial para informarle sobre lo que estaba ocurriendo y transmitirle su petición de que se le construyera una capilla en el lugar de las apariciones, de lo cual dudó el clérigo al principio y le solicitó a Juan Diego que le llevara una prueba fehaciente.

Este transmitió el mensaje a la Virgen quien le indicó que regresara con el obispo llevando en su tilma varias rosas frescas y hermosas, cuando no había ningún rosal en el cerro de las apariciones y menos floreciente, pues era invierno. El indígena llevó las rosas envueltas en la tilma y al abrirla apareció en ella la imagen de la Virgen, cayeron las rosas al piso y todos los testigos se postraron y reconocieron el milagro. La tilma original, con la imagen grabada en ella es la que se venera en la Basílica de Guadalupe en la villa de este mismo nombre situada en los suburbios de la ciudad de México, lugar de constantes peregrinaciones procedentes de todos los rincones del país y de otros lugares de América, especialmente en la proximidad de su fiesta que se celebra el 12 de diciembre.

Este acontecimiento de las apariciones de la Virgen fue de enorme importancia religiosa, histórica, social y aun política pues fue el factor definitivo para la total conversión e integración de los indígenas a la religión.

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La Virgen de Guadalupe.

Los biógrafos más confiables de Fray Juan de Zumárraga coinciden todos en que llevó siempre una vida ejemplar, fue austero y muy religioso, pobre y humilde, propagador incansable del Evangelio y caritativo sin límite. Descendía de una familia de noble alcurnia, aparte de la que por derecho le correspondía como vasco, según el Padre Deza, cronista de la Orden Franciscana, quien agrega que “la nobleza es tan propia a los vascos como a la nieve la blancura”.

Fue el emperador Carlos I de España y V de Alemania quien presentó la candidatura de Fray Juan para ocupar el cargo de obispo de México, luego de haberlo conocido en el monasterio de El Abrojo, cerca de Valladolid, en donde se desempeñaba como superior o guardián. Zumárraga no aceptó tal candidatura pero al fin tuvo que hacerlo por obediencia a los superiores de la orden. Esto sucedió en el año de 1528.

El año anterior, o sea 1527, el emperador había asistido a ejercicios espirituales en el monasterio y al final de los mismos dispuso una comida con abundancia de viandas que Fray Juan repartió entre los pobres, detalle que impresionó muy gratamente al monarca y que tal vez pesó en su decisión de enviarlo como obispo a la Nueva España.

Por cierto, en ese tiempo tres vascos ocupaban importantes cargos en la Corte: Andrés de Gaztelu, testamentario del emperador; Antón de Bedia, rey de armas y el copero de cámara Martín Durangües, paisano de Fray Juan.

Cuando partió a México, debido a que Carlos I se había enemistado con el Papa, Zumárraga no pudo ir con el título de obispo designado sino como “electo” y sólo llevaba el cargo formal de protector de los indios.

Fray Juan hizo el viaje en compañía de los oidores que integraron la Primera Audiencia y que eran Francisco Maldonado, Alonso Parada, Diego Delgado y Ortiz de Matienzo, los primeros de los cuales murieron al poco tiempo. Con los dos restantes, el clérigo tuvo muchas y grandes dificultades por los abusos que éstos cometían y el mal trato que daban a los indígenas. En especial, Delgado o Delgadillo, como le decían, resultó ser un verdadero tirano, cruel y asesino, que dio a Fray Juan muchos dolores de cabeza, al grado de amenazarle con ahorcarle, como lo había hecho el alcalde de Zamora, Ronquillo, con el obispo de ese lugar, Antonio de Ocaña, por favorecer la guerra de las comunidades.

Las cartas que enviaba a España el padre Zumárraga eran interceptadas por la gente del oidor y tuvo que valerse de argucias para hacer llegar sus quejas al monarca, lo que al fin consiguió en una ocasión en que envió varias cartas y documentos con un marino vasco que supo esconderlos y luego entregarlos a la emperatriz en ausencia del emperador Carlos.

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Juan Diego.

Por todas estas dificultades, los oidores y sus allegados odiaban a Fray Juan y procuraron siempre calumniarle y desautorizarle ante la corona.

Fue a causa de tales calumnias e intrigas que cuando llegaron a la Nueva España los procuradores recién nombrados le entregaron una Cédula Real de fecha 28 de enero de 1531 en la que se le ordenaba “dejar todo y presentarse en la Corte”. En 1532 salió a España y fue en este viaje cuando se consagró obispo en Valladolid luego de informar personalmente a los monarcas sobre lo que sucedía en México. En este viaje llevó consigo a un hijo y a un sobrino del emperador Moctezuma, y a un hijo del gobernador de México. Su promoción a arzobispo no se dio sino hasta 1546.

A su regreso a Nueva España y luego de haber echado por tierra las acusaciones que el oidor Delgadillo había formulado en su contra fue recibido entusiastamente por toda la población y no volvió a tener dificultades significantes con las autoridades. En cambio, los oidores Matienzo y Delgadillo fueron condenados y todos sus bienes embargados así como los de sus familiares.

Además de prácticamente crear todo lo que hacía falta, Zumárraga luchó contra las costumbres bárbaras de los indios como los sacrificios humanos y las guerras entre tribus para cobrar tributos a los vencidos.

En el aspecto de asistencia social fundó en la ciudad de México un asilo-hospital para enfermedades contagiosas en el que se atendía a los enfermos rechazados por el Hospital General y otro en el puerto de Veracruz, por cuyo clima malsano se le conocía como “sepultura de vivos”; el paludismo, malaria o fiebre amarilla era endémico de este lugar así como la peste bubónica y otros males terribles.

También fundó una hospedería en su natal Durango, con sus propios recursos y con limosnas colectadas entre los vascos de la Nueva España, para albergar a frailes y a pobres.

En su obra Colonizadores de la Epopeya Americana, editada por Ekin en 1966, Xamurre consigna que “También fundó una hospedería en su natal Durango, con sus propios recursos y con limosnas colectadas entre vascos de la Nueva España, para albergar a frailes y a pobres y dejó a esta hospedería una parte de sus libros, algunos de los cuales todavía conservan las religiosas de San Antonio (Durango) como preciado recuerdo. Hay que advertir que los pocos ejemplares de sus primeros libros, alcanzan hoy precios fabulosos”.

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Firma de Fray Juan de Zumárraga.

El padre Zumárraga escribió muchas importantes obras como la Breve y más compendiosa Doctrina (1539), Manual de adultos (1540), Doctrina cristiana breve (1543), Doctrina breve muy provechosa (1544), Tripartito del Cristianísimo y Consolatorio Dr. Juan Gerson, de Doctrina Cristiana (1544). Doctrina Cristiana para instrucción y confirmación de indios. Doctrina Cristiana explicada en lengua mexicana. Doctrina Cristiana en mexicano y castellano por PP de Santo Domingo y otras muchas más.

Murió muy pacífica y dulcemente en 1548 a consecuencia de una uremia, un año después de haber sido nombrado arzobispo.

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Tumba de Fray Juan de Zumárraga en la cripta de la catedral de Ciudad de México. Fot. I. Linazasoro.

“Muero muy pobre pero muy contento”, escribió, según Icazbalceta, en una de sus últimas cartas al emperador y sólo le pedía que cuidase de su iglesia y le proveyera de un nuevo prelado, lo más pronto posible.

Bibliografía:

Colonizadores de la Epopeya Americana por Xamurre. Biblioteca de Cultura Vasca. Ed. Vasca Ekin, S.R.L., Buenos Aires, 1966

Diccionario Porrúa, Historia, biografía y geografía de México, segunda edición. Editorial Porrúa,S.A., 1965

Don Fray Juan de Zumárraga,. Primer Obispo y Arzobispo de México. Edición de Rafael Aguayo Spencer y A. Castro Leal. Ed. Porrúa. 1947

Fray Juan de Zumárraga por Joaquín García Icazbalceta. Biblioteca Enciclopédica Popular, Secretaría de Educación Pública, México.

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