Baños públicos romanos en Alava
Aitor Iriarte Kortazar

Las termas o baños -públicas o privadas- constituyen una de las marcas de fábrica más características del modo de vivir "a la romana". Su presencia no puede faltar, por lo tanto en un territorio como el alavés, con una larga trayectoria -desde algo antes del cambio de Era, hasta mediados del siglo V después de J.C.- dentro de la órbita del Imperio Romano.
Limitándonos -por su mayor vistosidad- a los edificios termales de carácter público, podría llamar la atención, en primer lugar, nuestro desconocimiento de los que sin duda albergó la gran ciudad de Iruña/Veleia (Iruña de Oca, Álava) y que no es achacable sino a que sólo hace pocos años que se han comenzado a efectuar intervenciones arqueológicas sistemáticas sobre ella.
Afortunadamente, se han investigado -en mayor o menor grado- los baños públicos asociados a tres de los "hoteles de carretera" o mansiones que jalonaban el recorrido de la calzada romana Astorga-Burdeos a su paso por Álava: Cabriana (Comunión), Otazibarra (Arkaia) y Albeiurmendi (San Román de San Millán).

Otazibarra (Arkaia, Vitoria-Gasteiz)

El más extensamente excavado de los tres es el de Arkaia -seguramente, el Suestatium de las fuentes clásicas- que, aunque no conocido con la precisión deseable, permite ilustrar con un ejemplo cercano el funcionamiento de una instalación termal, con el interés añadido de que la excavación -aunque sujeta a un fuerte grado de deterioro- es visitable. Describiré, en primer lugar, el itinerario seguido dentro del edificio por los usuarios de los baños y que es contrario al seguido por el agua y aire calientes, que trataré a continuación.
Tras atravesar quizá un vestíbulo, el bañista accedía al vestuario o apodyterium, donde se desvestía. Esta habitación estaba normalmente provista de nichos en sus paredes, que hacían la función de nuestras taquillas para la ropa y eran atendidas por el mozo de guardarropa o capsarius. En Arkaia pudiera corresponder al primer recinto que aparece junto el camino -de parcelaría, en el extremo derecho, y que está provista de un suelo muy degradado de hormigón. A continuación, el usuario atravesaría, sin usarla de momento, la habitación fría o frigidarium, para acceder a la habitación templado o tepidarium. El tepidarium servía para aclimatarse al calor y también para untar el cuerpo con aceite perfumado, de forma previa el baño caliente, que se llevaba a cabo en la piscina de agua caliente -alveus- de la habitación más calefactada o caldarium, que también hacía subsidadarnente la función de sauna, debido a la gran cantidad de vapor de agua que estaba en suspensión en el ambiente. Tras el baño caliente, se regresaba al tepidarium, para una nueva unción con aceite perfumado, acompañada normalmente de un masaje. Finalmente, procedía que el bañista se sumergiera en la piscina de agua fría del frigidarium, para cerrar los poros de la piel, abiertos por el calor, y, tras secarse y charlar con los amigos, recogiera su ropa del apodyterium.

En Arkaia, la estancia situada en el extremo izquierdo de la hilera junto al camino, presenta una estructura mixta de adobe y piedra, fuertemente calcinada. Correspondía el præfurnium, donde se hacía el fuego que calentaba el aire para calefactar el caldarium y el tepidarium. El caldarium de Arkaia sería la segunda habitación de la izquierda y, el tepidarum, la cuarta. la característica más destacable de estos espacios es que estaban dotados de cámara, no sólo en el suelo -a modo de las "glorias" castellanas-, sino también en paredes y bóveda, para permitir que el aire caliente circulara alrededor de toda su superficie. Sobre el suelo de hormigón hoy visible, se colocaban a intervalos, formando una retícula, columnitas de un metro de altura, formadas por ladrillos cilíndricos superpuestos -sus bases pueden observarse, restituidas, en el tepidarium- y coronadas por capiteles troncopiramidales dobles o triples. Sobre cada cuatro columnitas apoyaba un gran y grueso ladrillo macizo de dos pies romanos de lado -unos sesenta centímetros-, de manera que se formaba una superficie continua, sobre la que se podía verter una gruesa capa de hormigón que repartiera las tensiones. El pavimento visto sobre el hormigón podía incluir materiales lujosos, como el mármol o el mosaico, de este último se recuperaron restos en el tepidarium de Arkaia. En los muros se embebían a intervalos regulares grandes clavijas separadoras cerámicas, conocidas como "fijas", y que cumplían en vertical una misión -similar a la de las columnitas en horizontal. A cada cuatro fijas se sujetaba con clavos de hierro otro tipo de ladrillo de dos pies, muy delgado y provisto de un tetón en cada esquina de su cara externa, que servía para facilitar el agarre de una capa de mortero, sobre la cual se aplicaba el remate decorativo visto de la pared, en pintura o placas de mármol, sistemas ambos detectados en Arkaia. Las habitaciones calefactadadas estaban dotadas de bóvedas de ladrillo, que formaban en su interior canales, por los que también circulaba el aire caliente. El tiro, esencial para garantizar la circulación de aire caliente por todos los rincones, se conseguía mediante caños-chimenea, embutidos a intervalos en los muros y, preferentemente, colocados en oposición al præfurnium. Para evitar que el calor escapase por ellas, las ventanas estaban cerradas con paneles de cristal.

El agua caliente para el alveus se producía en una caldera metálica, colocada sobre el præfurnium. No es posible conocer la posición de esta piscina caliente en Arkaia, pero parece lo más lógico suponer que se ubicaba en el lado de caldarium más próximo al præfurnium, precisamente para disminuir las pérdidas de calor. Puede ser que el agua se extrajera de un pozo, situado tras el præfurnium, mediante una noria o sistema similar, para alimentar por tuberías de plomo, tanto la caldera como directamente la piscina de agua fría todavía visible en el frigidarium, cuarta habitación de la hilera desde la izquierda. Las aguas residuales procedentes, tanto de vaciado de las piscinas caliente y fría como de la condensación dentro y fuera de las cámaras, se recogían en un canal de hormigón que recorre toda la crujía por el exterior y vertía a una gran alcantarilla. En ocasiones, quizá también en Arkaia, estas aguas atravesaban y limpiaban la forica o letrina colectiva antes de ir al alcantarillado.

Albeiurmendi (San Román de San Millán)

En la Alba de las fuentes clásicas se pudo, en una campaña de sondeos, excavar parcialmente dos grandes habitaciones calefactadas -caldarium y tepidarium- de un edificio termal, Las dimensiones de ambos recintos -en principio, de planta rectangular- eran, respectivamente, 6,25 x 8 m. y, seguramente, 6,5 x 8 m. Nada de ellas es visible hoy en día.
Los estructuras estaban arrasadísimas, sólo subsistiendo las soleras de hormigón sobre las que apoyaban las columnitas y las zanjas de saqueo de los muros perimetrales, que parecen haber sido de sillería, incluso englobando partes de una inscripción monumental en su fachada. Las cubiertas serían de bóveda de piedra, con unas luces mínimas -nada despreciables- de, aproximadamente, 6,5 m. Frente a semejante despliegue de solidez y buen hacer constructivo, resulta chocante la constatada ausencia de elementos decorativos. No se pudo localizar la boca de præfurnium, aunque sí un paso de aire caliente entre los dos soleras, con embocadura de sillares, y lo que parecen dos salidas para aguas de condensación en su perímetro. Las paredes, al menos, estarían dotadas de cámara de aire, así como de vidrios en las ventanas

Merece la pena señalar que en la fase final de utilización -a finales de siglo IV después de J.C.-, el hypocaustum o "gloria" de la sala NO estaría hundido y se habilitó un præfurnium de fortuna en el paso de aire caliente a la sala contigua a fin de mantenerla operativa, este hecho habla tanto del estado precario de mantenimiento en que se encontrara entonces el edificio como de los "desesperados" esfuerzos de los ocupantes por mantener un cierto modo de vida.

Cabriana (Comunión)

Una excavación del siglo XVIII puso al descubierto parte de la zona termal de la gran y lujosa mansio de Deobriga, en Cabriana, que tampoco es visible en la actualidad. Un espacio semicircular que servía a los præfurnia de las dos piscinas, de 4x 5 m., de un caldarium. Estaban construidas con muros de sillería y forradas de placas de mármol rojo. En la zona del edificio opuesta a estas termas se desarrollaba una serie de estanques ornamentales, asociados a un lugar de culto a divinidades acuáticas, las Ninfas.

Otras realizaciones

Indicios de un edificio tormal público de cierto porte proceden del yacimiento de Salbatierrabide (Vitoria-Gasteiz), destruido finalmente durante las obras de urbanización de la capital, También restos materiales característicos revelan el emplazamiento de los baños -ciertamente pequeños- de la mansio Tullonium, en Angostina (Alegría/Dulantzi).


Aitor Iriarte Kortazar, especialista en estructuras arquitectónicas arqueológicas


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