pulse para escuchar el villancicoAlgunas costumbres de las Navidades de Aramaio
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Traducción al español del original en euskera
Josemari Velez de Mendizabal

Hace un tiempo escribí que una fugaz visita a los pormenores de la etnografía de Aramaio -mi pueblo natal- es fuente de variadas y agradables sorpresas. En la medida en que ha habido costumbres, usos y ritos que han permanecido sin ser exhaustivamente investigados, al menos hasta mediados de este siglo, hemos rescatado un rico y envidiable pasado. No es que Aramaio se trate de una isla en la etnografía vasca. Desde que el hombre es hombre, la posibilidad de relacionarse ha llevado los sentimientos humanos de un lado para otro, teniendo un reflejo directo tanto en el folclore como en la vida cotidiana.

Muchas de las costumbres permanecían hasta hace poco vivas en el valle de Aramaio, puesto que el ambiente campesino posibilitaba su continuidad y las numerosas manifestaciones humanas se hallaban protegidas de las influencias externas. Una de esas costumbres es la de las celebraciones navideñas. Hubo un tiempo en que anduve por varios caseríos de Aramaio, cuaderno en mano, listo para poner en marcha la grabadora. Si bien he publicado algunos de esos apuntes (1) , no he querido desperdiciar la oportunidad que Internet me brinda para poder ofrecer al mundo entero lo que se mantuvo en un círculo de amigos.

La señora de la casa comenzaba con la limpieza de la ropa o lexibie aproximadamente el 20 de diciembre. Con todo el ceremonial que exige la fecha, y a pesar de no utilizarse, la mujer lavaba las sábanas y manteles de lino que incluso hoy todavía consiguen sorprendernos.

El día 22 ó 23 se encendía labasue (horno) para preparar el pan que comerían los días siguientes, llamado Olatie. Tal como dice una canción de Aramaio (Arraultzie zertako? Olatiei igurtzi egiteko )(2), se untaba con una mezcla de clara y yema de huevo para darle un tono dorado. También empezaban a preparar las buzkantzak (morcillas) que se comerían en esos días festivos.

La noche de Navidad era una de las pocas en las que la familia entera se reunía para cenar. Las hijas e hijos que trabajaban como criados volvían a casa, y era costumbre que el señor los obsequiara con un bacalao seco para que lo llevaran a casa. A ese regalo que traían los hijos se le llamaba Gabon sarixe (3). En muchas ocasiones solía haber una verdadera competencia entre los señores para ver quién de ellos otorgaba el mejor premio.

Ya para las ocho de la tarde la mesa solía estar preparada. Como plato imprescindible estaba olixo-aza (ensalada de berza), para comerlo como ensalada; a continuación, besugo o bacalao, y las mencionadas buzkantzak. Como condimento solía haber la habitual salsa de nueces, acondicionada con nueces trituradas en la armaiza (almirez). Más tarde entrarían los mazapanes a los caseríos, conocidos con el nombre de suge-kajie (4) o kajatolie (5). La canción que se cantaba tras la cena da una idea de la cena:

Gabon gabian ohitutzen degu
Guztiok apari ona:
Bixigu, lebatz, bakalau-saltsa,
Bakoitzak berak ahal duna.
Eta gero txurrun plin-plan
Ardau ta patxarra,
Katuak hartuta
Xagu-xaguka.
(6)

Es innegable que los aramaixotarras celebraban la vispera de Navidad en un ambiente excelente, como también demuestra la siguiente canción:

Dringilin-dron gaur Gabon
Sabela betia daukat eta
Bestiak hor konpon!
Lapiko bete aza egosi
Ori-txuri ta gorria,
Berehala iruntsi neutsazan
Azkenengoko orriak.
(7)

Según pude saber, el ir a misa a medianoche en Navidad era una costumbre bastante reciente. Antes, los vecinos de alrededor solían reunirse en uno de los caseríos para entre todos dar la bienvenida al día de Navidad. Jugaban a la Alpargata zaharka, juego un tanto verde según algunos de Aramaio, o bien charlaban y coreaban todo el repertorio de canciones. He aquí otra más:

Gabon, gabonetan
Errosa galtzetan
Jesus jaio da eta
Jo daigun trisketan
(8).

En el desayuno de la mañana de Navidad no podía faltar el chocolate. A ser posible, con un rico bolau (bolado) derretido en agua. En todas las iglesias de Aramaio los abades daban tres misas y los feligreses debían acudir como mínimo a dos.

El 26 de diciembre se celebra la festividad de San Esteban, día de fiesta en Aramaio y en la que se hacía una romería en la plaza del pueblo. Natibitate, ase ta bete. San Estebantxe, handik aurrera lehen letxe, (Navidad, llenarse hasta hartarse; a partir de San Esteban, como antes) decían nuestros antecesores.

Dos días más tarde llega el Día de los Inocentes. Al igual que en otros muchos sitios, también los de Aramaio intentaban gastar bromas a los amigos, mientras cada uno preparaba su defensa de la mejor manera posible. Cuando se conseguía engañar a alguien, se le cantaba: Inuxente babalora, txakurren buztana gora! (Inocente, flor de haso, el rabo de los perros, tente).

Las celebraciones del día de Nochevieja, aunque tenían alguna semejanza con las de Navidad, reunían a menos gente, porque en general las hijas e hijos que venían de fuera habían regresado ya a su destino. Aun y todo, a los chavales les esperaba otra celebración especial, porque tras rezar el rosario de la tarde solían ir caserío por caserío pidiendo el agilando.

Agilando, kele mentaña
Zazpi intxaur ta zortzi gaztaina.
Haren gaiñian lau sagar
Nik bai kolkua zabal-zabal.
(9)

Si el coro estaba formado sólo por chicas o cuando así lo eran las solistas del grupo, entonces la palabra kolkua (pecho) se cambiaba por altzua (delantal). También se solía cantar este otro verso:

Urtebarri, barri
Daukanak ez daukanari.
Nik ez daukat eta niri,
Bestela txarri-belarri.
(10)

Las fiestas de Navidad finalizaban el día de Reyes, cuando éstos dejaban sus regalos en los relucientes zapatos de los niños.




NOTAS

  1. Revista de la Cofradía "Aramaixo". 1981-12. Nº 4. Volver
  2. ¿El huevo para qué? Para dorar las olatie (los panes). Volver
  3. Premio de Navidad. Volver
  4. Suge-kajie: era una culebra de mazapán, en una caja de cartón. Volver
  5. La caja de cartón lleva impresa la marca comercial Tola. Volver
  6. En la noche de Nochebuena/ acostumbramos a cenar bien:/ besugo, merluza, bacalao en salsa,/ cada uno lo que puede./ Y luego churrut, plin-plan/ vino y coñac/ con los efectos de la bebida/ vamos haciendo eses. Volver
  7. Dringilin-dron, hoy Nochebuena,/ tengo la tripa llena y/ ¡allá los demás!/ Una cazuela llena de berza cocida/ blanco-amarilla y roja,/ me tragué enseguida/ hasta la última hoja. Volver
  8. En Nochebuena/ Rosa haciendo calceta/ Ha nacido Jesús/ ¡Bailemos! Volver
  9. Aguinaldo, kelementañas/ siete nueces y ocho castañas./ Además, cuatro manzanas./ ¡Yo sí que tengo el pecho aserto! Volver
  10. Añonuevo, nuevo/ el que tiene (que dé) al que no tiene./ Yo no tengo, luego a mí./ De otra manera, ¡orejas de cerdo! Volver


Josemari Velez de Mendizabal, escritor.
 


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