1. - Historia
Los
historiadores modernos, basándose en los testimonios antiguos
y en la arqueología, unánimemente consideran que
los habitantes primitivos de La Rioja fueron Berones y que la
Sierra de Cantabria sería la muga divisoria entre Vascos
Caristios y Celtas Berones. La prueba evidente de ello la tenemos
en el importante yacimiento prehistórico de La Hoya,
entre Laguardia y Elvillar, de la Edad de Hierro, así
como en los orónimos Toloño y Buradón,
al parecer, objeto de culto por las gentes prerromanas de
la zona, y en recientes hallazgos junto a Laguardia.
Esta región
conoció una intensa romanización, como lo prueba
la inscripción procedente de Laguardia, de una estela
dedicada a los Lares Quadri viis. Asimismo se podría
citar la inscripción dedicada a la diosa Mater Vsea
de la citada localidad. En sus aledaños tenemos también
la estela de Herramélluri, los testimonios en terra
sigillata procedentes de Tricio y Arenzana, el bronce de
la Venus de Herramélluri, etc. Sabemos que la Rioja fue
zona de paso en la vía fluvial del Ebro y de la ruta que
unía Caesar Augusta-Zaragoza con Asturica-Astorga
y que relacionó la zona con Legio VII- León,
como lo prueba el culto a los mártires Emeterio y Celedón,
patronos de Calahorra.
La presencia navarra en la región
se remonta al siglo X, en que Sancho Garcés I, rey de
Navarra, ocupa la zona con la ayuda del rey de León, Ordoño
II, entre 918 y 920, logrando su dominio pleno a partir del 922,
después de la derrota en Valdejunquera. A partir de entonces
y hasta 1076 la corte navarra residirá en Nájera.
Esta expansión de Navarra se vio acompañada, como
afirma J. Mª Lacarra, de un asentamiento de pobladores cristianos
procedentes de Navarra y Alava. La navarrización de estas
tierras de sustrato netamente hispanorromano y romanizado fue
el resultado de una expansión de la monarquía navarra
con gentes de habla romance, impulsada especialmente por Sancho
III el Mayor, previo acuerdo con los Condes de Castilla en 1016,
por el que se fijaron las fronteras de ambos contendientes, quedando
para el navarro como zona propia el Valle del Ebro y la mitad
oriental de Soria.
Será a partir del siglo
XI cuando comiencen a citarse varios topónimos mayores,
como Lagarde (Laguardia) en el Fuero de Marañón,
otorgado por Alfonso I el Batallador, o Cripan (MSM, 1088,
doc.272) y El Cieko (Elciego, MSM,1067,doc.190). A partir
del siglo XII los reyes de Navarra comienzan a otorgar Cartas
Pueblas a las villas de la Sonsierra, como Sancho VI el Sabio
a Laguardia (1164) y su sucesor Sancho VII a Labraza (1196) y
algo más tarde a Viana (1219).
Durante toda la Edad Media toda
la Sonsierra (Laguardia y sus aldeas, así como San Vicente
y las suyas) permaneció como parte del reino de Navarra,
a excepción de Labastida y Salinillas de Buradón
que habían pasado a Castilla en 1200 por ocupación
del territorio. En lo eclesiástico, excepto Oyón,
dependió del obispado de Calahorra y formó parte,
junto con Viana, del principado de su nombre, creado para el
heredero de la Corona por Carlos III de Navarra.
Durante toda la época
medieval dependieron de Laguardia: las aldeas de Armentarana,
Baños, Berberana, Cripán, Elciego, Elvillar,
Esquide, Estobledo, Lanciego, Lapuebla, Las Casetas, Leza, Moreda,
Murriarte, Navaridas de Suso, Navaridas de Yuso, San Millán,
Villaescuerna (cambió el nombre por Villabuena en 1662),
Viñaspre y Yécora.
Fue a partir de fines del siglo
XVI cuando se inició el cambio de status de las
aldeas al convertirse en villas, siendo la primera de ellas la
de Elciego, la cual obtuvo de Felipe II la categoría de
villa en 1583, previo pago de 3.093.70 maravedíes. Su
población apenas osciló a lo largo de los siglos
XIV y XV, como nos lo muestran los Libros de Fuegos de
Navarra, ya que en 1350 contaba con 20 vecinos frente a 309 de
Laguardia y 20 en 1427, frente a 173 de ésta última.
Por el contrario experimentó un fuerte ascenso en 1572
con 150 y 200 en 1802.
2.-Hipótesis sobre
la explicación del topónimo Elciego
Considero descartable la explicación
popular, según la cual, Elciego procedería
de una supuesta venta llamada Del Ciego, propiedad de
cierto vecino ciego, según recoge el Diccionario Histórico
Geográfico del País Vasco (Tomo I, Madrid,
1802, pp.239-240), ya que la voz Elciego está ya
documentada en 1067 con la forma El Cieko y está
sin duda relacionada con otras de la zona como Lanciego, Samaniego,
Berberiego, etc.
Sin duda, la atestación
El Cieko de 1067 encubre un pseudoarcaísmo por Elciego,
en un intento de latinizar el topónimo por creerlo
latino. Parece evidente que la voz está formada a partir
de un lexema del que hablaré a continuación y un
sufijo ecu romanceado iego, al igual
que en los topónimos citados: Lanciego, Samaniego,
Berberiego, Casariego, etc y que bien podría equivaler
a "lugar", similar al vasc. tegi, -aga, -eta,
tan frecuentes en toponimia vasca, cf. Markotegi, Satrustegi,
Arteaga, Pagoaga, etc., o el suf. oi, -ui: Ariztoi,
Elordui, etc., equivalentes al romance edo, -eda
(>lat. ETUM, -ETA), propio de fitónimos,
como Fresnedo, Salcedo, Robledo, etc.
En nuestro caso y habida cuenta
de la zona y la antigüedad del topónimo, parece muy
verosímil que el primer elemento de nuestro topónimo
derive de la voz latina elicina ´encina´,
derivada a su vez del lat. Vulgar elice, por el clásico
ilice, tan difundida en la toponimoa peninsular, cf. Oncineda,
Encinar, etc. O el cat. Alsina. Es decir, se podría
pensar en un supuesto *Elicin(a) + ecu > *Elciniego<Elciego
y cuyo significado aludiría a ´lugar de encinas´,
o simplemente ´encinar´, similar a los ya citados
Samaniego `lugar de Samano´, Casariego `lugar
de casas´, Barbariego `lugar de Bárbaro´,
etc.
Otra hipótesis plausible
sería la de hacer derivar la voz Elciego del ibérico
ilici, como se advierte en el topónimo Elx-Elche
(Alicante), más el sufijo ecu.
Por el contrario, considero muy
aventurada y lingüisticamente carente de base la hipótesis
de hacer derivar la voz en cuestión del euskera elge,
*elke `campo cultivado´, cf. Helkeguren (Alava,1025),
mod. Elguea, y acaso Elkorri, Elkarte, etc., ya
que fonéticamente hablando no se podría explicar
por la lengua vasca ni la evolución de la supuesta k a
*(z ) o (s) y menos aún el diptongo /ie/. Tampoco históricamente,
ya que, como se ha dicho, se trata de una zona poblada originariamente
por celtas, intensamente romanizada después y muy tempranamente
romanceada. Ricardo Cierbide, Catedrático de Gramática
Histórica del Español |