Para la nueva imagen urbana que se inició
en el Renacimiento, fue decisiva la continuación de la
política edilicia que se venia desarrollando a partir
de las Ordenanzas de los Reyes Católicos. En este contexto
se enmarcan las leyes promulgadas en Toledo (1480) y Sevilla
(1500), en las que se ordena la edificación de casas en
las ciudades y villas para juntarse sus "ayuntamientos".
Frente a la diversidad de construcciones que en épocas
anteriores habían acogidos las reuniones del Concejo (casas
particulares, portico de la Iglesia...) se intentaba, siguiendo
los nuevos postulados culturales, la construcción de edificios
funcionales y representativos. Tales aspectos eran tenidos en
cuenta desde el momento de elegir el emplazamiento, generalmente
presidiendo la Plaza pública. En Bizkaia ambas leyes afectaban
a diecinueve villas y a la ciudad de Orduña, y casi la
mitad de ellas erigió su primer consistorio en el siglo
XVI.
Las Casas Consistoriales edificadas
en Bizkaia durante esta centuria adoptan las formas de palacio
residencial y las dotan de unas características específicas
hasta convertirlas en el protptipo de los ayuntamientos. Así,
son construcciones de una o dos crujias, con amplia fachada y
escaso fondo; su característica principal es su apertura
al espacio urbano, la plaza, mediante un amplio soportal en arcos
de medio punto. Este elemento, dispuesto a lo largo de toda la
fachada ensancha la plaza a costa de la primera planta del edificio.
En la segunda altura se abren una serie de vanos adintelados
y en ocasiones el balcón concejil, más discreto
en este centuria que en las posteriores. Es frecuente que la
entrada principal y la escalera de acceso al segundo piso se
encuentren lateralizadas. Los elementos emblemáticos,
se situan en la fachada principal: son las alegorías y
los escudos, normalmente pintados.
De los elementos específicos
del ayuntamiento es imprescindible el salón de sesiones,
donde se reunían el alcalde y la corporación. Además,
no suelen faltar el archivo (Durango, Markina...), y la cárcel
(Balmaseda, Lekeitio...). Menos frecuentes son las capillas (Durango),
o las salas de armas (Bilbao, Lekeitio). También son habituales
otras estancias poco corrientes en el resto de la Corona de Castilla
pero presentes en los consistorios Aragoneses: la alhóndiga
(Lekeitio, Balmaseda, Bilbao...) y el pósito de granos
(Balmaseda, Durango...) La existencia de estas dependenciasse
constata hasta bien entrado el siglo XIX.
Dentro de estos edificios desaparecidos
está la antigua casa consistorial de Balmaseda,
erigida ya en 1528. Situada en la plazuala de la cárcel,
funcionaba además como cárcel publica, alhóndiga
y custodia de granos. En 1742, ante la falat de capital para
terminar la nueva casa del concejo, la corporación tuvo
que venderla.
Para 1525 el primer consistorio de la villa de Lekeitio
estaba concluido aunque no llegó a ver el final del siglo
ya que desapareció en el incendio de 1595. Adosado a la
muralla, disponía de soportal y servía tambien
para alhóndiga y granero. La segunda casa concejil de
la Villa marinera, se comenzó en 1596, con trazas de San
Juan de Anitua o de maese Hernando de Busturia. Frente a las
obras estaban el carpintero Pedro Aguirre y el cantero Domingo
de Laxiar. Construido en sillería, mantiene el soportal
y se adosa igualmente a la muralla. En el segundo suelo, el salón
de sesiones ocupaba todo el espacio longitudinal del edificio,
desde esta sala se accedía a la armería, sirviendo
el resto a la cárcel. Fue sustituido por el actual en
1721.
La primera Casa Consistorial
de Bilbao se inició en 1535, dando frente a la
plaza mayor. Su existencia fue breve, ya que desapareció
con la riada de 1553. Hacia 1567 se finalizan las obras del segundo
Consistorio de la Villa, en el que se aprovecharon el solar y
los materiales del primer edificio. Al frente de la construcción
se encontraban los maestros canteros Ortuño de Ugarte
y Juan de Laríz. Servía además de alhóndiga,
peso público, y custodia de armas y municiones. Una nueva
avenida en 1593 se la llevó aguas abajo, por lo que el
Regimiento tuvo que recurrir a locales privados y eclesiásticos
para sus reuniones, hasta que en el siglo XVII levantó
una nueva casa concejil.
El primer Consistorio de Gernika edificado en 1545 sustituido
en 1814 por el que proyectará Juan Bautista de Belaunzaran.
La antigua casa del consejo de Plencia de 1562. Y, el
primer Consistorio de Portugalete (1562-1714), son los
tres edificios desaparecidos menos conocidos.
De los Consistorios que han llegado
hasta nuestros días el más antiguo es el de Markina-Xemein.
En la actualidad se presenta como un conjunto formado por la
unión de dos edificios paralelos, cuyo frente miran a
las calles Erdiko kalia y Guen Kalia respectivamente, cerrados
transversalmente por la fachada principal. Este último
elemento constituye el espacio original. Elevado en 1542 por
el cantero Tomás de Urcaray y el carpintero Pedro de Andrino,
su diseño se enmarca dentro del tipo que henos definido,
pero con una variante, no mira a una plaza, sino a la calle Zihar
Kalia. La causa fue el marco impuesto por la muralla que imposibilitó
un solar más adecuado.
Por su repercusión sobre esta fachada cabe señalar
la sustitución de los pies derechos de madera que soportan
el salón de sesiones por robustas columnas de piedra,
obra llevada a cabo entre 1636-48. De las ocho columnas toscanas,
se inició la serie con la más próxima a
Erdiko Kale, obra del maestro San Juan de Urizarzabala. Las restantes
se deben a dos artífices, Juan de Basaybar, que realizó
las cinco con el énfasis más marcado y Sebastian
de Lexardi, que intervino en las tres cuyo fuste carece de abombamiento
central. Estas ultimas con capiteles historiados: las columnas
de hercules y la inscripción "PLUS ULTRA", en
memoria del triunfo del Emperador Carlos V.
La Casa Consistorial de Durango : En 1570 los maestros Bernabé
de Solano, Martín de Urquiza y Martin de Zabala se adjudicaron
la cantería, según traza de Pedro de Mazaga, maestro
cantero. Este mismo año, por iniciativa de los contratistas,
se redactan nuevas condiciones con trazas de maese Martín
de Ibarguen. A la entrega de la cantería en 1576 dió
comienzo un largo pleito entre el concejo y los canteros por
el valor de la misma. Este hecho provocó el abandono de
la obra hasta 1580, año en que San Juan de Anitua, maestro
carpintero, se hizo cargo de la carpintería. En 1682 la
Real Chancillería de Valladolid falló a favor de
los canteros y el capital disponible fue utilizado para pagar
el pleito y la deuda. El edificio no se concluyó hasta
1589. Cabe destacar que el tracista Martin de Ibargüen,
trabajó en el Monasterio del Escorial desde 1567, aún
así, no dejan de sorprender lo avanzado de sus planteamientos
para la época (pórtico clasicista), sólo
posibles de la mano de un maestro capaz y conocedor del nuevo
estilo.
La reforma de 1770, alteró
de forma notable el lenguaje arquitectónico del siglo
XVI. Las obras rematadas en Juan Ignazio de Urquiza consistieron
en administrar cinco balcones, esculpir en la fachada las armas
y trofeos de la Villa y, engalanar el piso alto con una serie
de pinturas rococos obra del pintor Ignacio de Zumárraga,
vecino de Bilbao. Tras la Guerra Civil, la reedificación
y ampliación llevada a cabo ante el estado ruinoso del
edificio, contribuyó igualmente a distorsionar su imagen.
Se amplio el Consistorio siguiendo la traza del viejo edificio,
del que sólo se aprovecho la planta del antiguo soportal.
Mención aparte
merece la Torre del Concejo de la ciudad de Orduña,
ya que no fue construida expresamente para consistorio, sino
que aprovecha una construcción municipal previa. Como
ocurre con otras de la Corona de Castilla (Los antiguos consistorios
de Burgos, Aranda de Duero...), formaba parte del amurallamiento
de las ciudades, empleándose sin llevar a cabo en ella
grandes obras de adptación. Se trata de abrir una puerta
hacia el interior de la ciudad y construir una escalera para
acceder a los pisos superiores donde se celebran los ayuntamientos,
y se sitúa el archivo. El inferior y los sótanos
servían de cárcel, mientras que en el último
piso se disponía una habitación con una galería
abierta para el vigilante. En Orduña, englobada en la
actual Casa de Ayuntamiento, la torre sirvió en el siglo
XVI como archivo, cárcel, habitaciones del carcelero y
acogió las reuniones del concejo hasta que en 1547 estas
se trasladan a un edificio anejo. En el solar de este último
se levantó el actual Consistorio en 1773.
Ana Isabel Leis, Licenciada en Historia |