Los ríos vascos nacen en cotas
de altitud similares, con máximos de unos 1000 m. y tienen
cursos cortos de apenas unas decenas de kilómetros, con
dirección predominante norte-sur. Pero según el
desnivel de estos recorridos son de dos tipos: sus aguas pueden
despeñarse hacia el Cantábrico siguiendo caminos
donde alternan fuertes pendientes con vegas en valles más
o menos abiertos, o buscar el Ebro hacia el sur, donde vierten
aguas en cotas de 400-450 m de altitud media sobre el nivel del
mar. Los que drenan el territorio histórico de Bizkaia
(salvo unos pocos, como el Urkiola) pertenecen a la primera clase:
son de fuertes pendientes y caudales fluctuantes en una temporalidad
muy marcada, y alcanzan el mar sin desarrollar tramos inferiores
que recorran plácidas llanuras costeras. En Bizkaia, tanto
la orografía como el clima abierto al mar, con pluviosidades
medias de 1000-1500 mm/año generan ríos de fuerte
torrencialidad.
Por tamaño, en Bizkaia
se distinguen siete cuencas fluviales mayores, cinco intermedias
y otras muchas menores. De oeste a este son las mayores las del
Carranza, Cadagua, Mercadillo o Mayor, Nerbión-Ibaizábal
(que, en conjunto, drenan casi la mitad de toda la superficie
de la provincia), Butrón y Oka. Son de superficie media
el Galindo, Agüera, Asúa, Lea y Artibai, y se encuentran
entre las pequeñas o menores las del Gobelas, Andrakas,
Sollube, Laga, Artigas, Estepona y Ea.
Los ríos siguen la mayor
parte de su recorrido valles en V angostos que se ensanchan en
vegas allí donde la morfología lo permite. La existencia
de costas elevadas en cantiles determina que la salida de los
ríos al mar se haga en muchos casos a través de
estuarios (mal llamados "rías") encerrados entre
montes. En conjunto, la fisiografía del territorio presenta
una naturaleza doble: zonas de montaña, con ríos
encajonados entre laderas de fuerte pendiente donde naturalmente
se extienden bosques autóctonos (haya, roble, castaño,
abedul, con aliseda estrecha en bosque galería, si cabe,
junto al río) y zonas de vega, aterrazadas y elegidas
preferentemente para asentamiento humano. Es obvio que la fisiografía
del territorio de Bizkaia no presenta una vocación agrícola:
de hecho, las actividades de este tipo se han limitado a pequeñas
huertas para uso doméstico y mercado comarcal restringido
y la economía se ha basado en ganadería y pesca
marítima, junto a las actividades mineras y otras industrias
asociadas. En la actualidad, la explotación forestal es
dominante; la gestión de los bosques condiciona en gran
manera los cambios en las cuencas fluviales. Por ejemplo las
cortas forestales en áreas de ladera de fuente pendiente
y las frecuentes lluvias de la zona han arrastrado cantidades
importantes de suelo a los cauces.
La situación actual de
cualquier río es fruto de dos componentes: su condición
natural y la alteración sufrida por acción humana
a lo largo de la historia. La antigüedad de los asentamientos
humanos en este territorio así como su alta densidad de
población y el grado de industrialización y usos
de los recursos naturales hacen suponer que el peso de esta segunda
componente sea grande.
El uso de los recursos fluviales
(agua, riberas, pesca, espacios de cauce) es y ha sido intenso
en la historia de Euskalherria. En particular, la accidentada
orografía de su territorio explica la concentración
de núcleos de población importantes en la proximidad
de los ríos, allí donde haya vega o "ibarra".
Los efectos más importantes son dos: la pérdida
de espacios de cauces naturales y riberas, tradicionalmente ocupados
por huertas y otros establecimientos humanos -habitación,
caminos, industrias- en zonas donde los terrenos horizontales
son muy escasos, y el empeoramiento de la calidad -hasta llegar
a grave contaminación- de las aguas fluviales.
Aparte de molinos, la industria
histórica en Bizkaia consiste en ferrerías que,
establecidas en principio a boca de mina, en los montes, (¡en
el siglo XVI se contabilizan más de 300, entre Guipúzcoa
y Bizkaia!), se trasladan a partir de la segunda mitad del siglo
XVII a las orillas de los ríos con suficiente pendiente
y caudal asegurado, para usar la energía hidráulica
como fuerza motriz. Se construyen azudes y se ganan terrenos,
y también se arrojan las escorias y cenizas producidas
durante siglos al cauce: es aún frecuente recogerlas entre
el sedimento fluvial. Pero otros efectos secundarios actúan
sobre los ríos: los producidos por la deforestación
de las cuencas para la producción de carbón vegetal
para alimentar los hornos. Las viejas ferrerías dieron
paso a la siderurgia y empresas del sector del metal.
Además, en el siglo pasado
se inicia la repoblación de los montes deforestados con
una especie exótica: el pino de Monterrey (Pinus radiata),
que tiene una productividad extraordinaria. El asentamiento de
papeleras ocurre también en las zonas próximas
a los ríos, y sus efectos se han hecho notar allí
donde se encuentran. Otras actividades industriales históricas
son las de textiles y asociada de tintes, con efectos importantes
en la calidad de las aguas fluviales.
En síntesis, en las cuencas
vizcaínas pueden distinguirse claramente dos zonas: las
correspondientes a los valles cerrados, donde los ríos
discurren encajonados y donde las modificaciones humanas más
importantes se deben a gestión forestal, y las de valles
abiertos en vegas, donde se aglomeran población e industria.
Una tercera componente cobra importancia: la demanda de espacios
para sector terciario, que exige también las facilidades
que suponen los cauces y recorridos fluviales para el trazado
de vías de comunicación rápidas en un territorio
que presenta grandes dificultades para lo mismo.
Las condiciones físicas
actuales y la composición química de las aguas
de los ríos en zonas de clima templado, como es el caso
de Bizkaia, son resultado integrado de dos tipos de factores
de importancia diferente según los casos y momento. Estos
factores se refieren no sólo a lo que es el río
hoy en sí, sino a todo su cauce, el corredor fluvial y
la cuenca en general, y son de naturaleza no biológica
(factores abióticos, tales como sustrato geológico
y clima) o biológica (factores bióticos: vegetación
y fauna). Entre estos últimos es de especial importancia
la actividad humana.
Por su composición química
las aguas fluviales se caracterizan por la concentración
de oxígeno disuelto, por su grado de mineralización
(medida por conductividad, alcalinidad, dureza, concentración
de iones) y por concentración en nutrientes. La mayor
parte de los ríos vizcaínos a causa de su alto
hidrodinamismo tienen concentraciones de oxígeno altas
o aceptables. La conductividad es moderadamente alta, con valores
superiores a los 200 m S/cm. Las aguas más mineralizadas
son las del Cadagua y Nervión, por efecto de los diapiros
que atraviesan en cabecera (en Villasana de mena y en Orduña,
respectivamente) y los vertidos que reciben en sus tramos medios,
y las del Galindo, Gobelas y Asua, en estos casos sólo
como efecto de la contaminación.
Los nutrientes, solutos relacionados
directamente con la productividad biológica del río
(nitratos, nitritos, amonio, fosfatos,...), proceden en su mayoría
de dos fuentes externas: las rocas y sedimentos de cauce y cuenca
y los ecosistemas terrestres de la cuenca. En el estudio general
realizado en los años 1987 se detecta una importante variación
estacional de nutrientes, y también que el aporte de fosfatos
no depende de la superficie agraria utilizada (valor con el que
sí esá correlacionado en Alava), sino de nivel
de asentamientos humanos e industriales en primer lugar, y de
condiciones de pluviosidad puntual y escorrentías, también.
En cuanto a los factores biológicos,
Bizkaia se encuentra en la región holártica en
un lugar estratégico de vías de paso de flora y
fauna que relacionan los ejes norte-sur (Europa continental con
la meseta y Africa) y este-oeste (la cornisa cantábrica
hasta Portugal con el Mediterráneo, por el valle del Ebro),
dentro de lo que se distingue como subsector vasco dentro de
la región Eurosiberiana (criterios principalmente florísticos)
separable del santanderino por su diferente pluviometría.
Por ello cabe esperar una gran riqueza de especies, tanto vegetales
como animales, y así se ha confirmado..
La vegetación de ribera
dominante es la aliseda cantábrica eutrofa, desaparecida
prácticamente de las vegas (muy alteradas) y que se conserva
a alturas no superiores a los 800 m en valles encajados, en tramos
de cabecera de todas las cuencas. En cuanto a la fauna de peces,
desaparecido prácticamente el salmón por la contaminación
de los estuarios, en Bizkaia se encuentran 10 especies presentes
más o menos en todas las cuencas, con una distribución
zonal clara. Así, en los tramos alto-medios de los ríos
coexisten trucha común, foxino y locha de roca. En zonas
más bajas habitan barbos y loinas. Por último en
los tramos de transición al mar, con influencia de los
estuarios, aparecen platijas y mubles (capitán y corcón).
En todo el río puede haber anguila (si la continuidad
física del sistema no está cortada por alguna presa
insalvable), y en remansos o zonas asociadas, contaminadas o
no, se encuentra carpas y carpines introducidos. En zonas próximas
al mar hay también espinoso.
La gestión de la fauna
de peces que realiza la Diputación Foral de Bizkaia consiste
en el control de las poblaciones de especies autóctonas,
en particular de salmónidos pero también de ciprínidos,
incluyendo estudios de genética y dinámica poblacional,
repoblación y mejora de poblaciones especialmente elegidas
por su calidad, en mejora de hábitats y en la gestión
de cotos con repoblación equilibrada de trucha común
(Salmo trutta fario) y arcoiris (Oncorhynchus mykiss)
adecuada para atender a la demanda de pesca.
Entre los invertebrados explotados
como recurso se encuentra el cangrejo de río. En toda
Europa meridional y del oeste, hasta las islas británicas,
la especie autóctona es el llamado cangrejo de patas blancas,
Austropotamobius pallipes. A causa de una epidemia de
peste producida por un hongo, Aphanomyces astaci, y también
del deterioro de calidad de los ríos, esta especie prácticamente
ha desaparecido de la mayor parte de los cauces y sólo
se encuentran pequeñas poblaciones en zonas aisladas,
en condiciones de conservación muy críticas. Está
estrictamente protegida. La desaparición de la especie
nativa, que se pescaba tradicionalmente fue causa de introducciones
incontroladas de otro cangrejo, el rojo o de las marismas (Procambarus
clarkii), que se vendía vivo procedente de cultivo.
Para atender a la demanda de
pesca de cangrejo y también para detener la expansión
de las poblaciones del cangrejo rojo, que es una especie altamente
indeseable, hace unos veinte años la administración
introdujo en los tramos medios de algunos ríos una tercera
especia, más indicada: el cangrejo señal (Pacifastacus
leniusculus) , cuyas poblaciones, ahora controladas en cotos
de pesca, parecen detener las del rojo y son susceptibles de
pesca, con lo que las de autóctono están menos
amenazadas por el furtivismo.
Por último, pero no como
menos importante, está el uso del recurso agua para abastecimiento.
Las aguas fluviales son en la Comunidad Autónoma Vasca
la principal o casi la única fuente utilizada de agua
dulce para atender a las demandas domésticas, rurales
e industriales. Ello supone que del río se retiran importantes
caudales de agua de buena calidad, suficientes para cubrir la
demanda existente. En el caso de Bizkaia, ahora proceden principalmente
del trasvase de agua del sistema Zadorra (vertiente del Ebro).
Pero los caudales menos importantes que se toman de ríos
para demandas menores pueden ser decisivos por las modificaciones
que provocan en la condición del río. Ello obliga
a definir lo que se llama "caudal ecológico",
o mejor, caudal mínimo que tiene que fluir por el cauce
para que se mantenga la calidad del río dentro de unos
límites prefijados.
Otro aspecto del problema es
la devolución de las aguas residuales al cauce sin depurar
debidamente. Un plan de saneamiento como el que se está
ultimando en Bizkaia supone que la calidad de estas aguas estará
muy mejorada, pero que se devolverá al río en un
punto determinado, y no a lo largo de todo el cauce, como ocurre
en los emisarios dispersos que se daban en la situación
previa. Esta modificación cambia también la situación
del ecosistema fluvial.
En síntesis, es claro
que los diferentes tipos de recursos y usos que ofrecen los ríos
son muy variados, pero también muy limitados. Cualquier
modificación provoca otras muchas que deben preverse y
valorarse cuidadosamente. El problema del agua exige, de forma
especial en este momento, una gestión muy cuidada y equilibrada,
con adopción de unos objetivos claros y consensuados por
todos los demandantes y afectados.
Orive, E. y A Rallo. 1997. Bizkaiko Ibaiak/Ríos
de Bizkaia. Diputación Foral de Bizkaia. Instituto
de Estudios Territoriales. 258 pp.
Rallo et al.. 1992. Caracterización hidrobiológica
de la red fluvial de Alava y Gipuzkoa. Gobierno Vasco/Eusko
Jaurlaritza. Viceconsejería de Medio Ambiente. 511 pp. |
Líneas de investigación: 1- Caracterización
de calidad de sistemas fluviales por condiciones fisico-químicas
y faunísticas.
2- Evaluación y propuestas de gestión de recursos
faunísticos fluviales.
Proyectos financiados y realizados en colaboración
con Gobierno Vasco y Diputación Foral de Bizkaia.
Ana Rallo, Catedrática de Zoología de la UPV/EHU |