La primera ikastola de San Sebastián
en adquirir la legalización oficial fue Orixe el
8 de septiembre de 1970. Durante el primer curso contó
con 80 alumnos de hasta 9 años y 4 profesoras.
En el proceso de obtención
de dicha legalización, es del todo memorable la gran labor
efectuada en silencio y en la clandestinidad por la zumaitarra
Elbira Zipitria, instructora tanto de estudiantes como de profesoras;
de hecho, la mayor parte de las docentes e impulsoras de las
primeras ikastolas de Gipuzkoa procedían de la Escuela
de Elbira.
Al finalizar sus estudios de
Magisterio, Elbira Zipitria inauguró su trayectoria como
profesora en 1926, en la ikastola de los Muñoa, en un
local ubicado en la calle Ikatza de la Parte Vieja donostiarra.
Sin embargo, la llegada de la guerra civil de 1936 la obligó
a salir del país, motivo por el cual en 1939 partió
de Sara a Donibane Lohitzune, localidad en la que vivió
hasta su regreso a San Sebastián en 1942. En palabras
de la profesora Karmele Esnal, quien realizó prácticas
junto a Elbira a lo largo de un año, "Elbira regresó
con la intención de trabajar en la enseñanza vasca,
pero la realidad era que mucha gente todavía se encontraba
en el extranjero, por lo que tuvo que empezar con un solo alumno".
En 1946, habiendo conseguido
agrupar unos cuantos estudiantes, trasladó su ikastola
al número 26 de la calle Fermín Calbetón
de la capital guipuzcoana. Pronto se vio en la necesidad de solicitar
ayuda externa, debido al éxito que empezaba a cosechar
su ikastola, que se traducía en un aumento de pupilos.
Las profesoras de la escuela
de Elbira En vista de la buena
acogida de la clandestina ikastola, y habiéndose percatado
de la necesidad de nuevas maestras, Elbira recurrió
a la profesora Itziar Arzelus; de este modo, en el curso 1950-51
Itziar empezó a impartir clases a los jóvenes de
3 y 4 años, mientras que Elbira se ocupaba de los mayores
de 5.
Dos jóvenes profesoras
más se incorporaron a la mencionada ikastola en calidad
de practicantes entre 1952-53: se trataba de Karmele Esnal y
Jone Forkada. En 1955, la primera alquiló un local en
el centro de San Sebastián e instaló en él
una nueva ikastola, ya que, tal como ella misma explica, "en
el tiempo que estuve de prácticas en la ikastola de Elbira,
el número de alumnos aumentó tanto que ya no cabíamos
en el local de la Parte Vieja, y al ver que muchos procedían
del centro, alquilamos un local en la calle Pedro Egaña
y empecé a dar clases a siete alumnos".
A partir de 1955, Elbira contó
anualmente con una nueva profesora practicante, que luego abría
su propia ikastola. Señala Karmele que "al finalizar
mis estudios, no sabía nada sobre la enseñanza.
Elbira me enseñó a enseñar".
En 1956 Mari Karmen Mitxelena
estuvo de prácticas con Elbira, y abrió una ikastola
en el puerto de San Sebastián; en 1957 fue Carmen Lasarte
quien estuvo con Elba, abriendo después otro centro en
la casa que poseía en la calle Angel; en 1960 se puso
en marcha la ikastola de Pasaia; en 1961 la de la calle Campanario;
en 1962 la ikastola Urumea de Hernani
y así
sucesivamente. Todas ellas eran ikastolas promovidas por las
andereños que realizaron sus prácticas con Elbira.
Karmele sostiene que "por aquel entonces el euskara estaba
enfermo, y lo que nosotras queríamos era ayudar a que
se mantuviera, que no se perdiera. Ése es el motivo por
el que abrimos las ikastolas, porque queríamos ofrecer
a la juventud la oportunidad de estudiar en euskara".
Características de
la enseñanza en las ikastolas Las ikastolas fundadas
en aquellos años en San Sebastián no tenían
nombre, ni siquiera legalidad; en su clandestinidad se ocultaban
bajo la apariencia de academias particulares. Elbira impartía
sus clases en el salón de su casa, sentada en el suelo.
Cabe
destacar la escasez de material, ya que no había libros
redactados en euskara, por lo que ,o bien se empleaban los editados
antes de la guerra, o bien se realizaban copias en máquinas
de escribir para uso de los estudiantes.
Elbira se mantenía informada
sobre la situación por la que atravesaba la enseñanza
en Europa, y solía estar al corriente de las investigaciones
y cavilaciones desarrolladas en el ámbito de la pedagogía.
Esta serie de conocimientos se plasmaba después en sus
clases, teniendo una directa influencia en la enseñanza
de las ikastolas; las andereños emplearon métodos
hasta entonces totalmente ignorados en las escuelas castellanas.
Desde 1969 hasta la creación
de Orixe En los años
1968-69 resultaba necesario contar con la Cartilla de Escolaridad.
Los alumnos de 9 años que habían estudiado en la
ikastola debían realizar un examen de ingreso para poder
ser admitidos en las escuelas. Sin embargo, la circular suscrita
por el gobernador civil de Gipuzkoa, Oltra-Moltó, el 19
de julio de 1968, estableció la imperatividad del permiso
para toda escuela de enseñanza.
En palabras de la profesora Mari
Carmen Mitxelena en la entrevista mantenida con Xabier Aranburu,
y que se recoge en el libro Cuadernos de Sección/Educación
de Eusko Ikaskuntza "durante el curso 1967-68 tuvimos graves
problemas, porque se empezó a exigir la Cartilla de
Escolaridad, que nosotras no podíamos emitir. (
)
Algunas ikastolas se pusieron en vías de la legalización
contando para ello con la protección de la Iglesia. Vimos
que iba a decretarse la obligatoriedad de emitir la citada cartilla,
por lo que era necesario proceder a la legalización. A
Elbira la idea no le gustaba en absoluto; se mostraba convencida
de que los derechos de la ikastola y del euskara se verían
perjudicados, pero, a decir verdad, no cabía otra posibilidad.
Así que nos reunimos cuatro profesoras (Miren Teresa Aleman,
que antes trabajó en el Antiguo y en Añorga, Koruko
Aldanondo, de la Plaza de la Constitución, Elbira y yo),
y tomamos la decisión de fundar la ikastola Orixe.
El único modo de superar los problemas y obstáculos
que acabo de mencionar y de obtener la legalización era
contar con la protección de la Iglesia; de modo que fuimos
a la iglesia de Santa María, de San Sebastián.
El párroco se ofreció a ayudarnos, y lo designamos
titular de la ikastola. La legalización nos llegó
en 1970, y así es como las cuatro nos pusimos a trabajar
en la ikastola Orixe. Primero, al igual que antes, con
alumnos de hasta 9 años, en el plan nuevo, hasta 3º
de básica. Y, poco a poco, empezamos con el cuarto curso
de básica, y más tarde con el quinto".
Ainara Iraeta Usabiaga, periodista
Nota: Las fotografías han sido publicadas en los Cuadernos
de Sección Educación de Eusko Ikaskuntza en el
artículo de Xabier Aranburu Puente. |