Los vascos y el Uruguay
Al referirnos a la
contribución de los vascos al Uruguay es ineludible mencionar
personajes decisivos de la historia de Montevideo y su jurisdicción
durante los años coloniales. El fundador de la ciudad,
el vizcaíno Mauricio Zabala, su primer gobernador, el
alavés José Joaquín de Viana, su inicial
factótum económico, el prospero armador -también
vizcaíno- Francisco de Alzaíbar, ejemplifican la
presencia de los nativos del País Vasco en estas márgenes
platenses. Con el fin de la colonia esta presencia vasca adquirió
nuevo significado, fue dilatada y polifacética. Tal vez
no tengamos referencias tan tangibles como de las figuras inicialmente
mencionadas pero sí más perdurables, pues fue una
multitud anónima la que optó por radicarse en estas
tierras.
En dos coyunturas el flujo inmigratorio fue factor que promovió
una inflexión decisiva en la sociedad uruguaya: una que
abarcó treinta años de la colonia (1780 a 1810),
y otra que abarcó sesenta de la República entre
1830 y 1890.
Los vascos en el siglo XIX
Causas de la emigración Las crisis agrarias,
el crecimiento poblacional, el régimen de mayorazgo, el
servicio militar en Francia y las guerras carlistas en la Península,
fueron los motivos coyunturales para acelerar el proceso inmigratorio
que por otra parte tenía dos motivadores propios, la realidad
de las comarcas pirenaícas ibéricas y las ventajas
que ofrecían al inmigrante de las tierras del Plata, así
como la propaganda de los agentes de inmigración.
La realidad de lo territorios vascos, especialmente Gipúzcoa
y Vizcaya presentaban un mayor desarrollo económico en
comparación con el resto de la península. Poseían
un producción diversificada que abarcaba la agropecuaria,
la metalurgia, la pesca, la construcción naval, y se destacaban
en actividades de intercambio comercial puesto que estaban libres
de los impuestos comunes al resto del país. Esto otorgaba
a sus habitantes un plus de conocimientos que les posibilitaba
un desarrollo exitoso en América.
La pobreza del medio rural expulsaba a los campesinos que tenían
solamente dos posibilidades, el radicarse en las ciudades e incorporarse
a las fábricas o emigrar.
El mito de Montevideo y
el Río de la Plata Numerosos vascos
identificaron la imagen de América con Montevideo. La
pequeña ciudad del Plata se convirtió así
en un imán irresistible para los jóvenes vascos.
Venir a Montevideo y "hacer fortuna fácil" eran
equivalentes. Así a mediados de siglo los vascos de ambas
vertientes se disputaban los lugares en los barcos que partían
para Montevideo de Burdeos, Bayona y Pasajes.
La realidad de Montevideo distaba
de esas leyendas idealizadas. En un concurso realizado en Urruña
(Labourdi) se presentaron varios poemas entre los que se encuentra
"Montevideo berriac", en dialécto laburtano,
que decía así:
Todavía era joven,
ya es suficiente decir,
En esa edad poco se discurre.
En cuanto oí la fama de Montevideo
Me entró la furia de abandonar el pueblo
Como la esperanza es la mitad de la vida
Las penalidades del barco ya están olvidadas
Pues según decían había oro y plata en la
ciudad
Para recoger a puñados
De la misma forma que despierta uno de un hermoso sueño
Me veía mendigo en medio de riquezas
Para muchos esa realidad fue
un golpe demoledor, pero también para muchos otros fue
un acicate para encumbrarse a los niveles más altos de
la economía y la política de su país adoptivo.
Una inserción integrada Los inmigrantes vascos
ocuparon diversas actividades, ebanistas, albañiles, herreros,
en el medio urbano, otros cumplieron actividades similares a
los que se desarrollaban en sus comarcas rurales de origen, los
más realizaron oficios distintos a los que traían
del País Vasco. Materializaron en buena parte de ellos
el objetivo del inmigrante por excelencia, la mejora de su condición
económica. Algunos hicieron grandes fortunas, con audacia,
suerte, trabajo y a veces pocos escrúpulos. Sobre cincuenta
casos estudiados de vascos con actuación pública-
modelos del éxito económico-, hemos llegado a las
siguientes conclusiones: los estancieros representan el 24% ,
comerciantes y banqueros, otro tanto, empresarios 25%, profesionales
liberales, 16%, artistas e intelectuales, 6% Sacerdotes y militares
también 6%.
Para casi todos naturalmente, la esperanza de la opulencia en
América quedó sólo en sueños. Algunos
volvieron a su patria con ahorros suficientes para adquirir su
caserío y aún construir un frontón, otros
menos afortunados necesitaron la ayuda de sus compatriotas para
regresar a su tierra.
La mayoría vivió una mejor y nueva vida en Uruguay,
por carriles menos espectaculares, pintorescos o dramáticos.
Sus descendientes contaron con mejores condiciones económicas
tras el sacrifico de sus padres inmigrantes.
La presencia vasca en el Uruguay del siglo XX
El Uruguay del siglo XX Los uruguayos a lo
largo de las tres primeras década de este siglo fueron
protagonistas a la vez que espectadores de cambios sustantivos
en múltiples aspectos. Las técnicas, la economía,
la política, la sociedad en su conjunto, variaron de forma
apreciable, conformando una realidad distinta a la vida imperante
solo unos lustros antes. Las ventajas comparativas de la producción
agropecuaria permitieron acceder al mercado europeo. Este hecho
fue ventajoso en la medida en que nuestros rubros de exportación
se aproximaban a los requerimientos de Europa, o sea, la demanda
y la adecuación de la economía y la sociedad uruguaya
a esas demandas mantienen en estos años una relación
dialéctica. Al mismo tiempo se generaba una dependencia
que en momentos de crisis fue extremadamente perjudicial para
el país.
Fue en el área rural donde más se evidenció
la presencia de vascos y sus descendientes. Los lanares proporcionaban
a los vascos mediante la cría, la actividad económica
más practicada y rentable. Así la quinta parte
de los "nuevos ricos" del novecientos es de origen
vasco.
 Condecoración
Euskara 1997. Jose Antonio Ardanza junto al Consejo Directivo
y amigos del Centro Euskaro de Montevideo. |
La búsqueda de otras
fuentes económicas Para aquellos que
llegaron a finales del siglo XIX la inserción exitosa
en el medio rural se fue haciendo cada vez más difícil.
A diferencia de sus compatriotas llegados cuarenta o cincuenta
años atrás, encontraron todas las tierras ocupadas
y delimitadas. Esto decidió a muchos a dedicarse a la
lechería, una actividad que desarrollaron con particular
éxito. El destino de la producción láctea
era naturalmente la capital que crecía incesantemente
en población. Las alternativas del mercado exigían
al lechero emplear la audacia y el cálculo propio de la
mentalidad comercial ya dominante en este siglo.
El Uruguay feliz y los
vascos La realidad económica
del Uruguay en las décadas en estudio se presentaba halagüeñas
a los ojos de los compatriotas y extranjeros contemporáneos.
Los hombres de empresas y los políticos de la época,
se sentían imbuidos de confianza irrestricta en los principios
positivistas y liberales, el progreso y el bienestar al alcance
de quienes se empeñaban lo suficiente en alcanzarlo. En
el marco de una economía mundial liderada pro Gran Bretaña
y en que la práctica liberal era un dogma de fe, las ventajas
comparativas del agro del país le aseguraban una relación
privilegiada con aquellas naciones que le suministraban productos
manufacturados. El estado por su parte estimuló una política
de sustitución de importaciones, favoreciendo a la industria
y a la producción nacional. Los vascos ingresaron en la
industria del cuero, el vino, la lana, el azúcar, el arroz,
etc. Donde manifestaron los rasgos propios de la etnia, como
la disciplina y la tenacidad, bases de una mentalidad esencialmente
positiva y pragmática. La infraestructura necesaria para
las nuevas industrias se basará en modelos europeos. En
Europa era la herencia de sus ascendientes que crearon la "estancia
negocio". Allá el "taylorismo", aquí
la mestización y la estancia - empresa eslabón
inicial de un circuito de producción que se inicia en
la preparación de la materia prima y termina en el puerto
y la exportación. Los frigoríficos, las fábricas
y los barcos a vapor sustituyeron definitivamente a los saladeros
y a la carreta de bueyes.
Científicos, músicos,
artistas, educadores, escritores y....presidentes Por supuesto que
los vascos y sus descendientes se desempeñaron en todos
los ámbitos. Entre otros destacaron, José Arechavaleta
(1838-1912) fue uno de los hombres de ciencias del Uruguay finisecular.
En el plano musical fue relevante Lauro Ayestarán, (1913-1965),
hijo de inmigrantes gipuzcoanos, musicólogo de repercusión
en el plano internacional. En las artes plásticas se destacó
Carmelo de Arzadum, paisajista y colorista, hijo de bilbainos,
perfeccionado en Bilbao y París, nacido en 1908. En la
educación María Orticochea, "maestra de maestras",
directora del Instituto Normal en 1939, Abdón Arostegui,
escritor, periodista y político, Horacio Arredondo, historiador,
arqueólogo y museista, Joaquín de Salteraín,
médico y filántropo, Julio Raúl de Mendilaharsu,
poeta, son apenas algunos ejemplos de una pléyade de intelectuales
destacados en el Uruguay de la primera mitad del siglo XX: Con
Manuel Oribe, segundo presidente de la República, se inicia
la presencia de apellidos vascos en la primera magistratura del
país. De hecho, el periodo que va de fines del siglo XIX
a la tercera década del siglo XX se abre y se cierra con
dos descendientes de inmigrantes vascos, en ese cargo, Juan Idiarte
Borda (1895-1897) y Juan Campisteguy (1926-1930).
Centros Vascos La colectividad vasca
se organizó en el Uruguay desde las últimas décadas
del siglo pasado. Inicialmente el pionero de América,
el Laurak Bat de 1876, posteriormente desaparecido, en 1911 y
1912 se constituyeron el Centro Euskaro y Euskal Erria. En los
años ochenta surgió Haize Hegoa, todos en Montevideo,
en la década del noventa surgieron varios centros en otros
departamentos del Uruguay, en Colonia, Carmelo, Rosario, Minas,
Salto, Durazno, etc. Esto demuestra la identidad que tras varias
generaciones mantienen los descendientes de aquellos inmigrantes
vascos y los profundos sentimientos de amor a la ancestral tierra
vasca y a esta que los recibió con los brazos abiertos.
 Fiesta 83º aniversario
del Centro Euskaro de Montevideo.
A modo de conclusión A modo de conclusión,
señalaremos una vez más que los vascos abarcaron
todas las esferas del quehacer humano y social en Uruguay, por
lo que podemos afirmar que su integración a esta sociedad
es completa e indeleble.
Álvarez Gila, Oscar
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Marenales, Martha "Importancia de la inmigración
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1966. |
Martha Marenales Rossi, Dr. en Historia Social y
Económica. Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales,
Paris, Sorbona Juan C. Luzuriaga Contrera,
licenciado en Historia. Facultad de Humanidades y Ciencias de
la Educación, Montevideo |