La transición de la vela al vapor y la crisis
de los astilleros tradicionales La industria de construcción
de barcos de madera, que contaba con una tradición de
varios siglos en Vizcaya, tras una coyuntura depresiva en las
tres primeras décadas del siglo XIX, disfrutó de
su último auge en los decenios de 1840 y 1850, debido
a la reactivación del comercio y el transporte marítimo,
por un lado, y a la protección arancelaria del Estado,
por otro, gracias a la integración de las provincias vascas
en el sistema aduanero de la Corona española. Madoz señala
en su Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico
de España que la construcción naval era en
1850 el segundo sector fabril de la provincia por detrás
de las ferrerías.
Esta
industria experimentó un declive acusadísimo a
partir del decenio de 1870, hasta desaparecer casi por completo
desde mediados de la década de 1880 en adelante. La causa
fundamental de este declive fue la apertura del mercado interior
a la competencia extranjera, por un lado; y por otro el cambio
tecnológico que tuvo lugar en la navegación marítima,
la sustitución de los veleros de madera por buques de
casco de hierro (y luego acero) propulsados a vapor, y la incapacidad
manifiesta de los astilleros vizcaínos para adaptarse
a las nuevas pautas de demanda en el mercado.
Surgimiento y desarrollo de
los primeros astilleros modernos (1889-1936) El primer intento de
establecer una industria de construcción naval de hierro
y acero en Vizcaya no fue realidad hasta finales del siglo XIX,
vinculado a la demanda del Estado: Astilleros del Nervión,
S.A., empresa encargada de construir varios cruceros de guerra
para la Armada española. Sin embargo esta iniciativa empresarial
no tuvo continuidad, por varias razones: nunca fue capaz de producir
a precios competitivos, a pesar de la protección arancelaria,
lo que les impidió hacerse con la demanda de los armadores
privados; por otro, sus socios no dispusieron de capital suficiente
para hacer frente a las necesidades del negocio. No será
hasta principios del siglo XX cuando verdaderamente se inicie
la construcción de buques de hierro y acero, vinculada
a la demanda de la flota mercante bilbaína, que había
registrado una considerable expansión en los últimos
años del siglo XIX. En 1900 los principales navieros de
Bilbao crearon la Cía. Euskalduna de Construcción
y Reparación de Buques, S.A., con el objeto de disponer
de un astillero donde reparar y construir sus propias embarcaciones.
Inauguración del
dique Bilbao (Euskalduna), 20 de junio de 1868.
El auténtico despegue
de la industria de construcción naval en Vizcaya se produjo
durante la I Guerra Mundial, vinculado al aumento de la demanda
de embarcaciones. Además de Euskalduna, otra gran
empresa, la Sociedad Española de Construcción
Naval, S.A. (creada en Madrid en 1908), se instala en Sestao,
donde adquiere varios terrenos y las antiguas instalaciones de
los Astilleros del Nervión. Junto a estas grandes
empresas, surgieron también pequeños astilleros
y fábricas destinadas a la construcción y reparación
de buques y efectos navales de todo tipo, y numerosos talleres
auxiliares. En el periodo de entreguerras, la caída de
la demanda supuso el cierre de algunos pequeños astilleros
y la diversificación de los grandes hacia la construcción
de otro material de transporte y construcciones metálicas.
La Guerra civil y los decenios
de 1940 y 1950: una oferta insuficiente ante una demanda en aumento La Guerra Civil primero
y la difícil situación económica durante
los años cuarenta no permitieron un normal desenvolvimiento
de la actividad constructiva. Los problemas no se debieron a
la escasez de demanda, pues las órdenes de construcción
eran considerables, sino a restricciones de la oferta: la fuerte
escasez de materias primas, energía eléctrica y
mano de obra cualificada ralentizó el ritmo constructor
y alargó extraordinariamente los plazos de entrega de
los buques a los armadores. La cifra de tonelaje entregado a
principios de los años treinta se rebasó ocasionalmente
en 1948 y 1953, pero sólo desde 1958 en adelante será
amplia y regularmente superada. La recuperación iniciada
a finales del decenio de 1950 se explica debido a la superación
gradual de los problemas de oferta y al fuerte apoyo financiero
del Estado al sector, plasmado en la Ley de 1956. En 1959 se
sobrepasaba por primera vez la cifra de 100.000 toneladas entregadas.
Por esas fechas la industria naval vizcaína absorbe el
25 por 100 de la mano de obra empleada en el sector en España
y produce una quinta parte del tonelaje total entregado.
Buque en construcción.
Euskalduna.
Una expansión frustrada
(1960-1978) Durante el decenio de
1960 y hasta finales de los años setenta la industria
naval vizcaína experimentó un crecimiento espectacular.
En 1969 se rebasaron las 400.000 toneladas entregadas, registrando
el máximo de entregas en 1974 con más de 800.000
toneladas. Las cifras de producción se sostuvieron hasta
1978 para iniciar, a partir de entonces, una fuerte caída.
Los astilleros vizcaínos, que absorbían al 20 por
100 del empleo en este sector en España y al 7 por 100
del empleo industrial de la provincia a finales de los años
setenta, se especializaron en este periodo en la construcción
de buques de mediano tamaño (bulk-carriers) y buques
especiales (frigoríficos). Cerca de una tercera parte
de la producción se vendió en mercados exteriores.
El crecimiento sostenido de la
demanda en este periodo exigió de los astilleros vizcaínos
no sólo una mayor y mejor capacidad de producción
sino también una mejor gestión empresarial y un
mayor esfuerzo financiero. Algunos astilleros se fusionaron para
conseguir economías de escala y obtener mayores recursos
con los que hacer frente a las nuevas inversiones: Euskalduna
adquirió Juliana Constructora Gijonesa en 1956
y los astilleros de Mutiozábal diez años más
tarde; La Naval se hizo con Astilleros Celaya en
1965; y la Marítima de Axpe se asoció en
1969 con la asturiana Marítima del Musel. Pero
la operación más importante, que transformó
la estructura empresarial del sector en Vizcaya y en España
fue la creación de Astilleros Españoles, S.A.,
producto de la fusión de dos empresas privadas, Euskalduna
y La Naval, con la pública Astilleros de Cádiz.
La nueva empresa era la más importante de España
y una de las mayores de Europa.
Crisis y reconversión
en los decenios de 1980 y 1990 La crisis iniciada a
mediados de los años setenta redujo la demanda y endureció
la competencia en los mercados internacionales, donde los constructores
asiáticos (Japón y la emergente Corea del Sur)
estaban desplazando gradualmente a los astilleros europeos. Ante
las dificultades, una parte del capital privado abandonó
masivamente el sector, dejando la gestión de la crisis
en manos del Estado. Éste tuvo que hacer frente a un doble
reto, abordar la reconversión industrial y los problemas
derivados de la entrada de España en la Comunidad Económica
Europea, lo que obligaba al sector a adaptarse a la normativa
comunitaria (y reducir gradualmente las ayudas públicas)
y a abrir el mercado interior al resto de constructores europeos.
Astilleros de D. Santiago
de Arana, en Ripa, Bilbao.
Los astilleros vizcaínos
resistieron razonablemente bien el primer impacto de la crisis
debido a su especialización en buques de pequeño
y mediano tamaño, los menos afectados. No obstante, desde
1979 se inició una caída de la producción
que continuó durante el siguiente decenio. La recuperación
efectuada a partir de 1989, como sucedió en el conjunto
de España, nunca llegó a alcanzar las cifras anteriores
a la crisis. La reconversión del sector en Vizcaya en
particular y en el País Vasco en general fue especialmente
intensa entre 1982 y 1985, periodo en el que el empleo disminuyó
en un 44 por 100 y las horas trabajadas se redujeron a la mitad.
La disminución del empleo continuó durante todo
el decenio de 1980, aunque a un ritmo más lento. En conjunto,
entre 1982 y 1994, las cifras de población empleada en
el sector han disminuido en un 68 por 100 y las horas trabajadas
en un 73 por 100. Algunos astilleros, como Euskalduna
o Celaya, cerraron: otros como Astilleros del Cadagua,
Marítima de Axpe y Astilleros Ruiz de Velasco
se fusionaron en Astilleros Reunidos del Nervión.
Como resultado de este proceso, la construcción naval
ha visto disminuir su importancia relativa en el conjunto de
la industria vasca: la población empleada en el sector
pasó del 4,1 por 100 en 1982 al 2,3 por 100 en 1994; las
horas trabajadas del 4,1 por 100 al 1,7; y el Valor Añadido
Bruto (a coste de los factores) del 4,9 por 100 al 1,6.
Las empresas que han resistido
la crisis lo han hecho especializándose en determinados
tipos de buques, de calidades medias y altas. En la actualidad,
la construcción naval continúa en Vizcaya (Sestao,
Zamacona, Murueta), aunque la competencia de los productores
asiáticos amenaza su inmediato futuro, al igual que sucede
con el resto de astilleros españoles y europeos.
Referencias bibliográficas |
GUIARD, Teófilo (1968), La industria naval vizcaína,
Bilbao, Villar (ed. original de 1917).
HOUPT, Stefan, y ORTIZ-VILLAJOS, José Mª (dir.)
(1998), Astilleros Españoles 1872-1998. La construcción
naval en España, Madrid, LID.
VALDALISO, Jesús Mª (1991), Los navieros
vascos y la marina mercante en España, 1860-1935. Una
historia económica, Bilbao, IVAP.
--- (1998), "Nacimiento y desarrollo de la industria
naval del hierro y el acero en el País Vasco: el caso
de Vizcaya (c. 1889-1979)", Itsas Memoria, 2, págs.
307-325.
ZABALA, Aingeru (1989), "La construcción naval
en el País Vasco en el siglo XIX", en Itsasoa,
El Mar de Euskalherria. La Naturaleza, el Hombre y su Historia,
vol. 7, San Sebastián, Etor. |
|
Jesús
Mª Valdaliso, Universidad del País Vasco
Fotografías: Enciclopedia Auñamendi |