El entusiasmo por la creación de
ópera en el País Vasco, que dio lugar a más
de una treintena de títulos entre 1884 y 1923, disminuyó
significativamente durante
los años veinte y treinta debido, sobre todo, a que este
género no resultaba económicamente rentable (2). Las apuestas teatrales (3),
en consecuencia, se orientaron hacia otros campos que en aquel
momento parecían más viables, como "el sainete
lírico de ambiente vasco", siguiendo la pauta y el
éxito de Jesús Guridi en 1926 con la zarzuela El
Caserío. Sin embargo, no se consiguió fomentar
la composición de obras de este tipo, y se optó
por la promoción de espectáculos coreográfico-musicales
(más accesibles al público general y fácilmente
«exportables») y de obras músico-teatrales,
como las "estampas", "cuadros" o "acuarelas"
vascas, de tema costumbrista, construidas a partir de la yuxtaposición
de escenas inspiradas en un mundo popular vasco idealizado, que
gozaron de gran aceptación social.
La guerra civil española
(1936-1939) y la consiguiente derrota del nacionalismo vasco
en ella, estancaron definitivamente la creación de ópera
vasca. Si ésta no había sobrevivido por cuestiones
de rentabilidad durante la II República (1931-1936), con
menor razón iba a recuperarse durante la posguerra. Por
una parte, se ha de tener en cuenta que los medios para realizar
las representaciones eran entonces mucho más precarios,
y, por otra parte, que la dictadura que se implantó en
España a partir de 1939, censuró, en sus comienzos,
el uso del euskera, que era la lengua en la que se solían
escribir los libretos de estas obras.
Si se exceptúan los títulos
que se estrenaron a principios de los años treinta en
el área francesa (Perkain (4)
y Yuana (5)), podría decirse que la
composición lírica se interrumpió en el
País Vasco, desde principios de los años veinte
(el estreno de Amaya, de Jesús Guridi en Bilbao
en 1920 sería el último hito operístico
destacable) hasta 1957, año en que la primera junta directiva
de la ABAO encargó a Francisco Escudero la creación
de una "ópera vasca". Escrita entre 1957 y 1963,
Zigor! fue la única ópera compuesta y estrenada
en las provincias vascongadas durante los años sesenta.
Además, si se tiene en cuenta que los siguientes ensayos
en este género surgieron a partir de 1979, al calor del
optimismo suscitado por el Estatuto de Autonomía Vasco,
Zigor! fue también, según nuestros datos
actuales, la única ópera escrita y estrenada en
dichas provincias durante la dictadura franquista (1939-1975).
Se estrenó con gran expectación
como concierto el 4 de octubre de 1967 en el Coliseo Albia de
Bilbao, y asimismo en Madrid, Pamplona, Vitoria y San Sebastián.
Se escenificó al año siguiente, el 6 de junio de
1968, en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, dentro del V Festival
de Ópera de ésta ciudad.
1. FRANCISCO ESCUDERO: BREVE HISTORIA DE VIDA Y OBRA
Nacido
en San Sebastián (Guipúzcoa) en 1912, Francisco Escudero
es un compositor al que se podría ubicar, dentro de la
historia de la música vasca, entre las denominadas generaciones
de compositores de 1886 y del 51 (6).
Se formó con Beltrán
Pagola en la capital guipuzcoana y, posteriormente, en los años
treinta, con Conrado del Campo en Madrid, con Paul Dukas y Paul
le Flem en París, y con el director de orquesta Albert
Wolff, en París y en Munich. Durante la guerra civil española
(1936-1939) luchó en el ejercito vasco, y cuando Bilbao
fue tomada por el bando nacional, se refugió en Francia,
donde continuó estudiando y componiendo. Entre 1942 y
1946 vivió en Madrid apoyado económicamente por
la Diputación Provincial de Guipúzcoa (institución
de la que había sido becario entre 1933 y 1936) y por
una beca de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
(Fundación Conde de Cartagena). En 1946 se instaló
en Bilbao, donde trabajó como profesor de música
en la Santa Casa de Misericordia y como director asistente en
la Sociedad Coral. En 1948 ganó por oposición la
Cátedra de Armonía y Composición en el Conservatorio
Municipal de Música de San Sebastián, en la que
sustituyó a su maestro Beltrán Pagola y desde donde
desempeñó hasta 1982 una amplia y fructífera
labor pedagógica. Asimismo, entre 1960 y 1969, formó
nuevamente y dirigió la Banda Ciudad de San Sebastián,
que se había disuelto durante la guerra civil, y, entre
1960 y 1970, la Orquesta de Cámara de Guipúzcoa.
Fue director del Conservatorio Municipal de San Sebastián
entre 1962 y 1982, año a partir del cual se dedica exclusivamente
a la composición.
En 1957, cuando se le encargó
la composición de Zigor!, se encontraba establecido
en San Sebastián y era, como hemos señalado, catedrático
de armonía y composición en el Conservatorio Municipal
de Música de esta ciudad. Para entonces había estrenado
obras de envergadura y con un contenido extramusical nacionalista,
como el Concierto vasco para piano y orquesta (1946, premio
Manuel de Falla en 1947) y el poema sinfónico Aránzazu
(1955, premio Aránzazu en 1955). Asimismo, el oratorio
elegíaco Illeta (1952-1953, premio Iparaguirre
en 1953), que describe el proceso de un funeral vasco de principios
del siglo XX, sobre el poema en lengua vasca Biotzean min
dut (Illeta eresi), de Xabier Lizardi. Además, tenía
cierta experiencia en el género escénico: en 1944
había compuesto el ballet El sueño de un bailarín,
y en 1948, Chimberiana. Estampas populares sobre motivos
populares bilbaínos, sobre un texto de Julián
Echevarría y José Luis Albéniz. Asimismo,
entre 1948 y 1950, había escrito, para la Casa de Misericordia
de Bilbao, las óperas infantiles Pulgarcito (ca
1948), Pinocho (ca 1949) y Florindo y la princesita
encantos (ca 1950), hoy en día extraviadas.
Hasta el estreno de Zigor!,
el reconocimiento de su carrera había estado jalonado
por becas, ayudas económicas de instituciones y premios.
Sin embargo, a partir de entonces adquirió prestigio nacional
como compositor y comenzó a componer por encargo, abriéndose
una etapa muy productiva en el conjunto de su obra. Así,
por ejemplo, son
posteriores a Zigor! sus obras Concierto para violonchelo
y orquesta (1971), Sinfonía Sacra (1972) y Toccata para órgano (1972) (7),
composiciones más
abstractas y sin preocupaciones etnoidentitarias, así
como su segunda ópera, Gernika (1979-1986), Quinta
Sinfonía: Ultreia (1994), Sinfonía Concertante
(1994), y Concierto para violín y orquesta
(1996) (8).
2. EL LIBRETO DE ZIGOR! : REFLEXIONES GENERALES
La ABAO convocó en 1957,
con motivo del encargo de la ópera, un concurso de argumentos "de tema vasco
y sobre un hecho histórico, legendario o imaginativo,
desarrollado en las provincias vascongadas o Navarra" (9). José Zincunegui, médico de Zarautz
(Guipúzcoa) y traductor al euskera de varias obras
de Arturo Campión, obtuvo el primer premio con la trama "Sancho
Garcés (Bis)" (10), basada
en la obra histórico legendaria homónima del citado Campión,
Sancho Garcés (poema dramático) (11).
Tanto Francisco Escudero como
la ABAO decidieron que la ópera se escribiera sobre el
argumento premiado, y, a petición del compositor, se encomendó
la redacción del libreto a Manuel Lekuona (1894-1987). Este había escrito
ya la obra de teatro Eun dukat (12)
y era un especialista, entre otras materias, en poesía
oral vasca ("bertsolaritza"). Posteriormente, entre
1967 y 1970, fue presidente de Euskaltzaindia (Real
Academia de la Lengua Vasca). Trabajó estrechamente en
la elaboración del libreto con Francisco Escudero. Entre
los dos, reformaron la trama propuesta por Zingunegui y proyectaron
un libreto en euskera y con un proceso teatral distinto:
a) convirtieron un problema de sucesión dinástica
en el reino de Pamplona, en fundación del Reino de Navarra;
b) suavizaron el enfrentamiento entre la mitología escandinava
y la religión cristiana; y
c) centraron la trama de la ópera en un infanticidio y
en sus consecuencias trágicas.
La acción transcurre en
el Pirineo navarro a finales del siglo IX y se encuadra dentro
del contexto de fundación del reino de Pamplona. El tema
de la instauración de este reino se puso de moda en el
debate historiográfico vasco-navarro a finales del siglo
XIX y quedó reflejado en la literatura de la época en obras como Amaya
o los vascos en el siglo VIII (13), de Francisco Navarro Villoslada, novela

que sirvió de base para el libreto de la ópera
Amaya, de Jesús Guridi. Navarro Villoslada, de
hecho, fue uno de los mentores de la misma generación
de escritores fueristas vasco-navarros a la que perteneció
Arturo Campión. No está fuera de lugar, por tanto,
que Amaya y Zigor! sigan un mismo patrón
temático (las dos pueden ser calificadas como óperas
épicas, se sitúan temporalmente en la época
de fundación del reino de Pamplona, recogen de manera
e intensidad diferente un conflicto de religión, e incluyen
en la trama crímenes Amaya un parricidio
y Zigor! un infanticidio cuyos responsables
deben purgar a través de un castigo), debido a que Sancho
Garcés de Arturo Campión sigue en muchos aspectos
el ejemplo propuesto por Navarro Villoslada en Amaya.
El libreto de Zigor! re-crea
la leyenda forjada en torno a Sancho I Garcés, que fue
rey de Pamplona
entre los años 905 y 925. La ópera lo presenta
como el aspirante designado por la providencia a ser el primer
rey de Navarra (14). Encarna los valores de la colectividad
vasca y está destinado a ser el caudillo de los vascos.
Paralelamente a este personaje (el héroe), la ópera
cuenta con un antihéroe, Zunbeltz (tío del
anterior y padre de Lore, la heroína, amada por
Sancho Garcés), que va a enfrentarse a los designios de
Dios y a tratar, por todos los medios, de hacerse con la corona.
Atenta fallidamente contra la vida de Sancho Garcés cuando
éste es un niño de pocos meses, y pretende acusarlo
de una doble traición cuando es adulto: traición
"patriótica" (tratos con los normandos que están
asolando las costas vascas) y traición "amorosa"
(romance con Sorgin, la hija de un normando que reside en tierras
vascas). Zunbeltz, saldrá malparado de todos sus planes
y será castigado trágicamente al final de la ópera.
De ahí el título: Zigor!, que en lengua
vasca significa "¡Castigo!".
Por lo que respecta a la temática,
en el libreto de Zigor! están presentes tres ideas
que quisiera subrayar:
1 - |
El nacionalismo: La ópera
nos sitúa en tierras del Pirineo Navarro que poseen ya
en el siglo IX una conciencia autóctona nacional vasca
y que constituyen una metáfora del País Vasco concebido
con siete provincias: Álava, Vizcaya, Guipúzcoa
y Navarra (actualmente dentro del Estado español) y Labourd,
Soule y Baja Navarra (actualmente dentro del Estado francés).
El canto de los cautivos vascos en el segundo cuadro del tercer
acto es muy ilustrativo a este respecto: "Zazpi Euskalerri
gera / zazpiak Ama baten; / mendi-zekorren antzera / ez oituak
uztarririk / lepoan jasaten" (traducido: "Somos siete
Euskalerrías / las siete [hijas] de una madre / cual becerros
montaraces / no hechos a soportar yugo alguno en el cuello")
(15). El lema "Zazpiak bat",
es decir, "las siete [son] una", no había tenido
eco en el repertorio anterior de ópera vasca. Perkain
y Zigor! son las únicas óperas que lo
incluyen explícitamente. |
2 - |
Una concepción providencialista
de la historia de las naciones: Zigor! nos presenta una
concepción de la historia de las naciones como encadenamiento
de ciclos sucesivos de florecimiento y decadencia, cuya duración
decide y conoce solamente Dios. Esta concepción, recogida
en Amaya o los vascos en el siglo VIII, sigue la propuesta
del italiano Gimbattista Vico en su Ciencia nueva de 1744. Zigor
comienza con el canto de tres hadas del destino que auguran "horas
ásperas, difíciles" (16)
para el país vasco (la invasión normanda y la traición
de Zunbeltz, nuestro antihéroe). Sin embargo, estas hadas,
pronto anuncian una época de plenitud que llegará
con Sancho Garcés. El punto de inflexión entre
estos dos períodos está marcado por la iluminación
prodigiosa de la cabeza de San León, obispo de Bayona,
quien asegura a los vascos cautivos que Dios romperá sus cadenas y
vencerán al enemigo (17). Dios
es por tanto, en Zigor, quien decide sobre los destinos
de los pueblos y quien apoya o destruye los planes de los hombres. |
3 - |
El castigo: La ópera nos
enseña, en último término, que cualquier
intento por romper el equilibrio "natural" y "divino"
del discurrir de los acontecimientos será desbaratado
y castigado por Dios. Así, los normandos, que tratan de
apoderarse de las tierras pamplonesas y navarras, serán
castigados con la derrota, y Zunbeltz, el infanticida,
se equivocará de niño cuando atente contra la vida
de Sancho Garcés y será castigado, en primer lugar,
con un conflicto psicológico (remordimientos y alucinaciones),
y finalmente con la muerte de su hija Lore, a la que hiere de
muerte sin pretenderlo. Además es conducido a tener que
contemplar públicamente su propia cobardía, al
no tener valor para quitarse la vida después de llevar
a sus espaldas dos crímenes. |
 Francisco Escudero (centro)
elaborando la composición de Zigor. Le acompañan
Manuel Lecuona (izda.) y Pío Montoya.
3. LA MUSICA DE ZIGOR!: UNA APROXIMACIÓN
Ante todo, y de una manera muy
general, hemos de señalar que la música de Zigor!
constituye una exégesis del texto del libreto:
- Escudero compone Zigor! pensando
en la escena y establece como planteamiento pre-composicional
la creación de una música que "describa"
la acción.
- Otro de los planteamientos previos
de Escudero ante la composición de la ópera es
la caracterización musical de los personajes. Los personajes de
Zigor -dirá- se hallan "inmerso[s] en la profunda
expresión de la textura musical" (18).
- Además de subrayar la
acción y el carácter de los personajes, para Escudero
es preciso describir el entorno en el que éstos se sitúan.
Ya hemos comentado con anterioridad que la ópera considera
al incipiente reino de Pamplona como una metáfora del
País Vasco. Así, el entorno [vasco] quedará
reflejado en pasajes concretos de la obra como el canto del vigía
de Barkoxe y la batalla entre normandos y vascos (acto I, cuadro
I, escena I), el canto de fidelidad de Urdaspal (acto I, cuadro
II, escena I), la tradicional romería (acto II, escena
I), el dúo entre Urko y Lore (acto II, escena II), etc.
y se concretará musicalmente a través del empleo
de determinados
rasgos morfológicos del folklore musical vasco (19). Además, en la citada escena de la romería,
Escudero va a introducir un instrumento folklórico vasco:
el tamboril, y va a imitar con las flautas otro, el txistu.
Ejemplo 1: Zigor!,
Acto 1º, a la manera de Prólogo.

La ópera está construida sobre un tema generador
que comporta el motivo temático extramusical que da el
título a la ópera: "el castigo", definido
originalmente en relación al infanticidio, que este tema
presagia, describe y recuerda (Ej. 1). Escudero lo presenta en
los primeros nueve compases de la ópera, duplicado a la
octava, sobre una nota pedal y superpuesto sincopadamente a sí
mismo transportado una 9ª Mayor ascendente, lo cual comporta
un elemento disonante significativo ya en el prólogo de
la ópera (Ej. 2). Este tema estará presente a lo
largo de toda la obra y nunca aparecerá de la misma manera,
sino que estará sujeto a múltiples variaciones
que podremos encontrar expuestas tanto en sentido horizontal
(melódico) como en vertical (armónico).
Ejemplo 2: Zigor!,
Acto1º, a la manera de Prólogo.

La ópera, además,
cuenta con dos otros dos temas principales que comportan dos
motivos temáticos contrapuestos:
Ejemplo 3: Zigor!,
Acto1º, a la manera de Prólogo.

Ejemplo 4: Zigor!, Acto1º, Escena 1ª.

- El "tema de la casa de
Aibar" (Ej. 3), que define al reino de Pamplona y por tanto
al País Vasco, al colectivo vasco y a los personajes vascos.
- Y el "tema de las hadas
del destino" (Ej. 4), que define "los malos augurios":
la invasión normanda y la traición de Zunbeltz
y que genera la célula que caracteriza a los normandos
(Ej. 5) así como la que describe la traición de
Zunbeltz (Ejs. 6 y 7). En su acompañamiento, Escudero
nos presenta, además, un motivo rítmico (Ej. 8)
que genera el tema de la canción de cuna, y que aparece,
entre otros momentos, en el acto mismo del infanticidio y a la
hora de la muerte de Lore en el 4º acto.
Ejemplo 5: Zigor!,
Acto1º, Escena 3ª.

Ejemplo 6: Zigor!, Acto1º, Escena 6ª.

Ejemplo 7: Zigor!, Acto1º, Escena 6ª.

Ejemplo 8: Zigor!, Acto1º, Escena 1ª.

Por lo que respecta a la estructura general, Escudero opta por
un modelo de ópera entendida como un todo continuo organizado
en cuatro actos.
La ópera requiere una
gran orquesta sinfónica con celesta y arpas. Asimismo
precisa de seis solistas principales: un bajo cantante o un barítono
dramático, un tenor, un barítono, un bajo profundo,
una soprano y una contralto para realizar respectivamente los
papeles correspondientes a Zunbeltz, Sancho Garcés, Urdaspal,
Burni, Lore y Otxandeta, y Urrea y Sorguin. Las partes de San
León, del Abad de Leire, y del vigía necesitan
respectivamente un barítono, un bajo y un tenor. La ópera
requiere, además, un gran coro y un cuerpo de ballet,
que están concebidos con una doble función: la
de representar a los diferentes personajes colectivos (es decir,
al pueblo vasco, al grupo normando y a las tres hadas del destino),
así como a la conciencia de Zunbeltz.
4. CONSIDERACIONES FINALES
En cuanto al libreto, Zigor!
sigue el modelo marcado por las óperas vascas de las
primeras décadas del siglo: está escrito euskera,
recurre a un argumento histórico-legendario y nos presenta
la historia vasca en clave de epopeya colectiva. Asimismo, incluye
cuadros característicos del repertorio, como la tradicional
"romería" (con "dantzaris", "pelotaris",
"aizkolaris", es decir, bailarines, jugadores de pelota,
leñadores, etc.), el "episodio guerrero" y la
"aparición" prodigiosa de un ente de la religión
cristiana: la cabeza iluminada de San León, obispo de
Bayona. No obstante, Zigor! recaba y profundiza en la
psicología de los personajes, algo en lo que no había
reparado con anterioridad el teatro lírico vasco.
A diferencia con las ópera
vascas que le preceden, por lo que respecta a la música,
Zigor! presenta novedades estéticas, estilísticas
y de lenguaje. El objetivo principal de Escudero es crear una
música de acuerdo con la acción escénica,
que caracterice a los personajes y describa el entorno en que
estos se sitúan. Para ello recurrirá, en muchos
casos, como los operistas que le antecedieron, al folklore, del
que ofrecerá una lectura personal alejada de la cita documental
y al que hará ir acompañado de elementos politonales,
ritmos yuxtapuestos, etc. No obstante, las exigencias dramáticas
le alejarán, en otros casos, de este empeño, y
le conducirán a crear música "ex novo".
Hemos señalado que se
estrenó en versión de concierto en Bilbao en 1967,
que se interpretó sucesivamente en Madrid, Pamplona, Vitoria
y San Sebastián y que se representó con gran éxito
en Madrid en 1968 (lo cual no deja de sorprender debido a que
se trata de una ópera con un libreto en lengua vasca y
con un contenido marcadamente nacionalista). Ese mismo año de 1968, Philips la
grabó íntegramente en tres LP (20).
Se habían editado, para entonces, el libreto (21) y el argumento de la ópera (22), así como la versión reducida de
la partitura (23). Por la magnitud y calidad de la obra,
así como por su difusión y resonancia pública
(recordemos, a este último respecto, que el título
de la ópera se sigue utilizando hoy en día en la
onomástica infantil), podríamos considerarla como "el gran
hito de los 60 en la vida musical del País Vasco"
(24).
Zigor! se ha repuesto en varias ocasiones durante los
años ochenta. No obstante, hoy en día, es una ópera
desconocida para la sociedad vasca y española que tanto
la aplaudió en su momento. El pasado 29 de diciembre de
1999, la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera
se comprometió en una rueda de prensa a celebrar el 50
Aniversario de su fundación con la puesta en escena de
Zigor! en abril de 2003. Esperemos que este nuevo siglo
le ofrezca el lugar que merece dentro del repertorio de ópera
contemporánea.
(1) Este artículo
es un resumen de la comunicación que presenté
en el Congreso La Ópera en España e Hispanoamérica.
Una creación propia, celebrado en Madrid durante los
días 29 y 30 de noviembre y 1, 2, y 3 de diciembre de
1999. Está realizado con la ayuda de una beca predoctoral
del Gobierno Vasco para la formación de jóvenes
investigadores. (VOLVER)
(2) En el País
Vasco no existía una infraestructura estable que garantizara
la representación de ópera. Ésta requería
inversiones costosas que tenían un escaso apoyo de las
instituciones públicas y que quedaban en manos de empresarios
teatrales o de mecenas. La compleja gestión de los espectáculos
operísticos, así como los cuantiosos gastos que
ocasionaban, en contraposición a los escasos beneficios
que, tanto los inversores como los compositores obtenían
de ellos, dio lugar a que se optara por géneros más
rentables. Además, muchos músicos no llegaron a
ver sus óperas estrenadas, lo cual contribuyó también
a desalentar la creatividad en este ámbito. (VOLVER)
(3) "Campaña
teatral", en Memoria de la Sociedad Coral de Bilbao.
Ejercicio de 1932, p. 6; "Concurso de libretos vascos",
en Memoria de la Sociedad Coral de Bilbao. Ejercicio de 1933,
p. 20. (VOLVER)
(4) Perkain:
libreto (en francés) de Pierre-Barthélémy
Gheusi y música de Jean Poueigh, estrenada en Burdeos
el 16 de enero de 1931. (VOLVER)
(5) Yuana: libreto
(en euskera) de Jean Lamarque y música de Laurent
Bossières, estrenada en Bayona el 27 de mayo de 1933.
(VOLVER)
(6) La generación
de 1886 incluiría, en el País Vasco, entre otros,
a los compositores Jesús Guridi, José Antonio de
Donostia y José María Usandizaga, y la del 51,
a Luis de Pablo, Camelo A. Bernaola, Antón Larrauri y
Agustín González Acilu. (VOLVER)
(7) Encargos respectivos
de la Orquesta Nacional de España, la Comisaría
General de Música y la Dirección General de Bellas
Artes. (VOLVER)
(8) Encargos correspondientes
a la Sociedad Coral de Bilbao, la Orquesta Sinfónica de
Galicia, la Orquesta Sinfónica de Euskadi y la Orquesta
Sinfónica de Bilbao. (VOLVER)
(9) Comisión
directiva de la ABAO: "Bases del Concurso para la Ópera
Vasca de la ABAO", El Correo Español - El Pueblo
Vasco, 17-4-1957. (VOLVER)
(10) Bilbao, Archivo
de la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera,
Gabeta Francisco Escudero: "Sancho Garcés (Bis)",
de José Zincunegui. (VOLVER)
(11) Arturo Campión:
Sancho Garcés (Poema dramático) (Zarauz,
Itxaropena, [1935]). (VOLVER)
(12) Lekuona anaiak:
Eun dukat. Bi ekitaldietako antzerkia (Tolosa: López
Mendizábal, 1935). (VOLVER)
(13) Francisco
Navarro Villoslada: Amaya o los vascos en el siglo VIII (Madrid:
Imprenta de F. Maroto e Hijos, 1979), 3 v. (VOLVER)
(14) Históricamente,
sin embargo, Sancho Garcés no fue el primer rey de Navarra
sino el primer rey de Pamplona de la dinastía Jimena,
que sucede en el trono al linaje de los Arista. (VOLVER)
(15) Francisco
Escudero: Zigor. Ópera en cuatro actos (San Sebastián:
Francisco Escudero, 1965), acto III, cuadro II, escena
II. (VOLVER)
(16) "Ordu
latz, gorriak". Francisco Escudero: Zigor
, acto
I, cuadro I, escena I. (VOLVER)
(17) Francisco
Escudero: Zigor
, acto III, cuadro II, escena IV.
(VOLVER)
(18) Jon Bagües:
"La música de Zigor! Entrevista a Francisco
Escudero", p. 204. (VOLVER)
(19) Las ideas
de Escudero acerca de la morfología de la canción
popular vasca han quedado plasmadas en su artículo: "Peculiaridades
morfológicas del de la canción popular y de la
música vasca", Txistulari, 69 (1972), pp.
23-37. También en Semana de antropología vasca
(1ª. Bilbao) (Bilbao: Biblioteca de la Gran Enciclopedia
Vasca, 1971), pp. 143-178. (VOLVER)
(20) Francisco
Escudero: Zigor (Ópera en cuatro actos) (Philips,
ALB-320, 1968). (VOLVER)
(21) Francisco
Escudero y Manuel Lekuona: Zigor. Euskal Opera (Zarauz:
Itxaropena, 1963) (VOLVER)
(22) Francisco
Escudero y Manuel Lekuona: Zigor. Euskal Opera (Zarauz:
Itxaropena: 1963) (VOLVER)
(23) Francisco
Escudero: Zigor. Ópera en cuatro actos (San Sebastián:
Francisco Escudero, 1965). (VOLVER)
(24) Carmen Rodríguez
Suso: "La música vasca en los años sesenta",
Revista de Musicología, 19/1-2 (1996), p. 261. (VOLVER) |
Itziar Larrinaga |