1. INTRODUCCIÓN
La red de carreteras en Euskal
Herria se ha ido configurando a lo largo de su historia, en función
de sus necesidades de conexión entre sus comarcas y territorios,
y en función de sus relaciones comerciales y económicas
con otros países y territorios. De esta manera ha ido
surgiendo un entramado de carreteras, herederas de los antiguos
caminos carretiles, que han ido organizando, atravesando y jerarquizando
el territorio vasco. Así, van uniéndose los pueblos
y las ciudades, se relacionan los centros de producción
con sus lugares de aprovisionamiento y con sus mercados, y también
se desplazan las personas y con ellas la información y
la cultura, en su sentido más amplio.
El desarrollo de una red de carreteras
está íntimamente ligado con el del conjunto de
la red de transporte. No podemos olvidarnos de la importancia
que históricamente han tenido los puertos en EH, y que
hoy en día siguen teniendo, ni de la introducción
del ferrocarril en el siglo XIX y del empuje que supuso para
la industrialización del país. Que decir de la
importancia crucial que hoy en día tienen los aeropuertos,
como grandes puntos de conexión con otros países
y ciudades, acercándonos los lugares más alejados
del mundo.
En
efecto, el desarrollo y control de las principales vías
de comunicación a lo largo de muchos siglos han estado
ligados a la actividad comercial y al control de las exportaciones
e importaciones de la producción minera, manufacturera,
agrícola o ganadera. Así, por ejemplo, el acceso
terrestre al puerto de Bilbao ha sido fundamental para el desarrollo
y auge económico de la villa. A través del tiempo
Bilbao va adquiriendo una posición hegemónica respecto
a otros puertos (Bermeo, Lekeitio, Castro,
), convirtiéndose
en la salida natural para los productos autóctonos, principalmente
el mineral de hierro, y para las exportaciones (e importaciones)
de gran parte de la meseta castellana (lana) y del alto valle
del Ebro. Ya en el siglo XIX se convierte en el lugar de entrada
del carbón británico y asturiano, y de salida de
los productos de la primera siderurgia vizcaina. En definitiva,
el acceso terrestre, bien por carretera bien por ferrocarril
más tarde, va a ser estratégico para Bilbao. En
la medida en que las distintas regiones o comarcas tuvieran un
acceso directo y rápido a su puerto, podrían beneficiarse
del mismo.
Por lo tanto, han sido las relaciones
comerciales y el tráfico mercantil las que han impulsado
en un momento histórico el desarrollo de las infraestructuras
de transporte y la extensión de las carreteras. Este impulso
que continúa y se extiende hasta nuestros días,
se vió reforzado por la industrialización del país
a finales del XIX, por la importancia que cobró el tráfico
con Gran Bretaña y con el resto de Europa a través
de los puertos vascos, y por la posterior consolidación
de Bilbao y su entorno, fundamentalmente, como centro industrial
y financiero dentro del mercado español. En la medida
en que el desarrollo económico se extiende por todo el
país la red de carreteras se va haciendo más densa,
alcanzando con la generalización del uso del automóvil
hasta los últimos rincones de la geografía vasca.
Por otro lado, un factor que
ha condicionado de forma significativa la configuración
de la red vasca de carreteras ha sido la existencia de una frontera
entre los dos estados que ha separado y separa al país
en dos realidades en cuanto a infraestructuras de transporte.
Frontera que se refuerza con el desarrollo de los mercados "nacionales"
a partir del siglo XIX, y que en gran medida ha supuesto un obstáculo
para las comunicaciones entre la Euskal Herria continental y
peninsular, que miraban más cada una al mercado en que
estaban integradas. Esto va a cambiar con la integración
del estado español en la CE, y sobre todo con la creación
del Mercado Interior europeo, que requerirá una red de
carreteras que tenga en consideración esa nueva realidad
que es el mercado único europeo. (INDICE)
2.
LAS REDES DE INFRAESTRUCTURA DE TRANSPORTE Y EL DESARROLLO
ECONOMICO REGIONAL
Los sistemas que transportan
la información, los bienes y las personas son fundamentales
para comprender realmente el desarrollo económico de una
región. Nosotros nos vamos a referir en concreto a la
configuración de la red de infraestructura de carreteras,
que es lo mismo que decir a las redes físicas (inversiones
en capital físico en términos económicos),
que además de proporcionar una cohesión interna
a una región concreta establecen vínculos externos
fundamentales con otras regiones y espacios.
Como ya recogíamos en
un trabajo anterior (Gómez, Franco y Etxebarria, 1998:
243), una red de infraestructuras de insuficiente o baja calidad
impide la creación de las condiciones apropiadas para
el desarrollo interno de una región. En efecto, existe
una relación directa entre el crecimiento endógeno
y las redes que conectan a una región con el ámbito
internacional. Unicamente en el caso de que exista una capacidad
para el desarrollo interno es posible aumentar y mejorar la red
de infraestructuras externas, debido a que la existencia de unas
redes internas potentes y densas atraerán la inversión
para proyectos de infraestructuras de comunicación con
el exterior. La ausencia de desarrollo en una zona hace que las
inversiones se dirijan hacia localizaciones más favorables.
Sin embargo, las infraestructuras
no generan el desarrollo sino que simplemente lo acompañan.
Factores tales como la localización, el nivel de aglomeración
y la estructura de los factores productivos tienen una influencia
directa sobre el desarrollo de una región (Biehl, 1988:
305). Las redes de infraestructuras en sí mismas son instrumentos
de desarrollo regional muy débiles, pudiendo considerarse
como una condición necesaria pero insuficiente para el
desarrollo de una región.
Las
infraestructuras en Europa, hasta la actualidad, se han circunscrito
al ámbito del estado nación. Esto se ha debido
a que los mercados eran de ámbito "nacional",
a razones de tipo técnico, y a razones de tipo legal y
de estandarización, ya que las leyes y normas han tenido
validez exclusivamente en el ámbito del estado nación.
No obstante, este marco "nacional" de referencia está
sufriendo en la actualidad un proceso de cambio significativo.
A consecuencia de la implantación del Mercado Común
y del desarrollo de un marco legislativo europeo, ha surgido
un grupo de redes europeas.
La internacionalización
del capital hace necesario superar el concepto de redes "nacionales":
la transmisión de datos, el transporte de energía,
las autopistas y las redes ferroviarias son europeas y deberían,
por tanto, verse libres de todo tipo de obstáculos que
impidan su desarrollo. Este desarrollo que comenzaría
con la regulación y la organización por parte del
sector público de las redes, implica en primer lugar la
homogeneización y armonización de las regulaciones,
las normas técnicas, etc. La armonización de las
diferentes redes de infraestructuras es uno de los principales
retos de la Unión Europea.
Las redes transeuropeas surgen
y se desarrollan como una conexión entre centros de cierta
relevancia, más que como un continuum en un espacio
equilibrado. Se potencian las redes que unen áreas metropolitanas.
De esta manera, algunas regiones resultan simplemente atravesadas
por redes de carreteras que conectan centros pertenecientes a
otras regiones.
Las nuevas infraestructuras de
transporte tienden a construirse dentro y entre las regiones
centrales, debido a que la demanda de transporte es allí
mayor. Así, en la medida que aumentan la capacidad más
rápido que la demanda, las redes transeuropeas beneficiarán
ampliamente a las regiones centrales europeas.
Por otro lado, desde una perspectiva
de cohesión e integración interna, un desarrollo
más equilibrado y homogéneo no es resultado de
la existencia de grandes redes de infraestructura. La difusión
y el reforzamiento de amplias redes de infraestructura en un
país requeriría el desarrollo de redes intra-regionales.
La internacionalización de las grandes redes de infraestructuras
no garantiza, sin embargo, un desarrollo regional más
integrado, sino que por el contrario potencia los centros más
consolidados (Gómez, Franco y Etxebarria, 1998: 245).
En este contexto, parece difícil imaginar la potenciación
de las relaciones entre centros intra-regionales, tales como
Bilbo-Iruñea-Donostia, como consecuencia de la difusión
de las redes europeas. Para lograr un mayor nivel de cohesión
sería necesario un desarrollo más equilibrado de
las diferentes áreas de Euskal Herria, potenciando por
lo tanto redes de infraestructura que permitiesen no sólo
una buena conexión con centros y regiones fuera del país,
sino que reforzasen las conexiones y relaciones internas a todos
los niveles. (INDICE)
3.
CARACTERIZACION DE LA RED VASCA DE CARRETERAS
En la actualidad la red de carreteras
en Euskal Herria es competencia de diferentes administraciones.
Esto propicia la necesidad de coordinación entre las mismas
a la hora de diseñar, desarrollar
y gestionar la red. Sin embargo, el marco institucional actual,
que fracciona el territorio vasco en tres niveles administrativos
(CAV, Nafarroa e Iparralde, que carece de marco institucional
propio) ha conducido a una falta de cooperación y trabajo
en común preocupante, debido frecuentemente a intereses
puramente políticos. Además, en el caso de la CAV,
las competencias en ese ámbito corresponden a las Diputaciones
Forales, lo que hace que para asegurar el desarrollo de una red
coherente de carreteras deba existir una cooperación permanente
entre las distintas instituciones, que garanticen que las prioridades
y ritmos de los diferentes proyectos sean compatibles.
Teniendo en cuenta que la red
de carreteras cumple una doble función de conexión,
tanto interna como externa, y sin pretender ser exhaustivos,
se puede establecer una caracterización de la misma, incluyendo
algunos de los proyectos más relevantes. Podríamos
distinguir cuatro categorías, en algunos casos no excluyentes:
(INDICE)
- Rutas internacionales que conectan con el territorio
europeo continental y actúan como un eje vertebrador norte-sur:
la N-1 (Madrid-Irun), que atraviesa
gran parte de territorio vasco.
el proyecto de conexión
de alta capacidad entre las autopistas A-8 (Bilbao-Behobia) (que
conecta el AMB con el continente a través de Donostia
y Baiona) y A-68 (que a lo largo de la frontera sur y oeste de
Euskal Herria se dirige hacia el corredor mediterráneo,
y que conecta en Miranda con la autopista proveniente de Madrid),
que proporcionaría otra vía de comunicación
completa de largo recorrido en el eje norte-sur.
el proyecto de autopista Eibar-Gasteiz:
constituiría la tercera ruta alternativa internacional
del eje norte-sur.
el reciente proyecto de autopista
entre Iruñea y Baiona: serviría para proporcionar
una salida internacional directa a Navarra, sin tener que pasar
por Irun.
El desdoblamiento de la N-1 a su paso por Etxegarate y el corredor
del valle del Deba (Eibar-Gasteiz) acumulan retraso tras retraso,
debido a un cúmulo de factores: falta de acuerdo entre
instituciones (Diputaciones, Ayuntamientos, etc.), problemas
de financiación, debate sobre el régimen de explotación
(en el caso de la Eibar-Gasteiz), impacto medioambiental, debate
sobre la prioridad entre las dos vías, etc. (INDICE)
- Conexiones de Euskal Herria con los principales
centros a nivel estatal y con regiones de su entorno. Las más relevantes serían:
la autovía del Cantábrico,
que conecta por el oeste con Santander y la cornisa cantábrica.
el corredor del Ebro (A-68),
que conecta con el eje mediterráneo (Barcelona), a través
de Zaragoza.
la conexión con Madrid
por la N-1 (A-1)
la conexión de la costa
de Lapurdi (BAB) con Burdeos y Paris (A-63) y con Pau (A-64)
(INDICE)
- Carreteras intra-regionales, cuya principal
función es la cohesión interna del país:
Tramo de la A-68 que va desde
Bilbao a Altube, y conexión con la autovía a Gasteiz,
que sirve para unir las dos capitales.
La A-8 también cumple
una función de conexión interna a lo largo de su
trayecto, entre centros y comarcas densamente poblados y con
una actividad económica muy relevante
Autovía Navarra-Gipuzkoa
(Leizaran): que une Iruñea con Donostia y la frontera.
Autovía de Sakana (N-1)
y autopista Altsasu-Irurtzun-Iruñea: que conecta Gasteiz
con Iruñea
Autopista Irurtzun-Tudela (A-15):
que une a la capital navarra con las comarcas del sur y con el
corredor del Ebro.
Belateko ardatza: Nafarroako
sarean indar gehien duen ardatza da hau. Conecta Iruñea
con las comarcas navarras del noroeste y con Iparralde.
Proyecto de autopista Eibar-Gasteiz:
que mejoraría la accesibilidad dentro de la comarca del
Bajo Deba, y mejoraría la conexión del valle con
Gasteiz.
Proyecto de corredor Durango-Bergara-Beasain:
cuya realización supondría articular el territorio
en sentido oeste-este, eje de comunicación muy deficiente
actualmente.
Proyecto de autopista transpirenaica
Iruñea-Baiona (que también tiene un carácter
internacional de conexión de Navarra con Francia) (INDICE)
- Carreteras comarcales y locales: dan densidad a la red; y son las que
favorecen la interconexión entre comarcas y municipios
próximos, contribuyendo a la accesibilidad a todo el territorio.
Esta
red de carreteras que acabamos de caracterizar se encuentra en
un proceso acelerado de cambios, con nuevos proyectos y mejoras
de la red viaria existente. Esto es consecuencia de la política
de infraestructuras existente en el contexto europeo y que se
traslada a los diferentes ámbitos territoriales, a través
de un conjunto de planes que vamos a esbozar someramente a continuación.
(INDICE)
4.
LOS PLANES DE CARRETERAS
La política en materia
de infraestructuras de transporte de la Unión Europea
se refleja claramente en el informe conocido como "Libro
Blanco sobre el empleo" (CCEE, 1993), elaborado en 1993
por el entonces presidente de la Comisión Europea Jacques
Delors. En el mismo se recogen los problemas económicos
más acuciantes de los estados miembros, entre los que
sobresale el desempleo, que se solventarían con un mayor
y sostenido crecimiento económico. Aquí es donde
aparece manifiestamente la necesidad de unas redes de infraestructuras
de transportes y de telecomunicaciones más extensas y
cualitativamente mejores, para potenciar el intercambio de mercancías,
personas e información a gran distancia y a gran velocidad
(Estevan y Sanz, 1996: 130).
La Unión Europea contempla
entre sus objetivos apoyar los planes y las iniciativas de los
estados miembros, siempre que los proyectos sean considerados
de "interés europeo". El "sello comunitario"
quiere ser una garantía para movilizar a los capitales
privados, ofreciendo en concreto apoyos financieros y garantías
de préstamos que reduzcan los riesgos financiero-administrativos.
La creación de un mercado
comunitario exige coordinar y establecer planes directores sobre
redes de infraestructuras de diseño europeo. Pero aquí
aparecen dos restricciones importantes: por un lado, la necesidad
de respetar las orientaciones macroeconómicas que se refieren
a los déficit y niveles de endeudamiento públicos
permitidos, así como el respeto a la normativa que impone
la política de la competencia comunitaria; y por otro
lado, la necesidad de impulsar el desarrollo de las regiones
menos desarrolladas de la UE, a través de importantes
proyectos de infraestructuras (Gómez, Franco y Etxebarria,
1998: 238).
La razón de ser del Plan
Director de Infraestructuras (PDI) (MOPT, 1993) debe encontrarse
en la política de transporte y de infraestructuras de
la UE, a las que se ajustan y acomodan las diversas infraestructuras
previstas a nivel estatal y regional. Así, este plan plantea
entre sus objetivos facilitar la integración de la península
en la red europea de carreteras. Esto permite a las diferentes
instancias de la administración (estado, comunidad autónoma,
etc.) acceder a la financiación de esos proyectos a través
de los distintos fondos estructurales y de cohesión comunitarios.
No obstante, al ser los gobiernos de los estados miembro los
encargados de negociar y gestionar los fondos comunitarios, y
realizarse su reparto interno con frecuencia con criterios políticos,
los conflictos con las autoridades regionales son habituales.
(INDICE)
* Los planes
de la CAPV
A partir del primer Plan Económico
a Medio Plazo (PEMP), 1989-92, elaborado por el Gobierno Vasco,
se empieza a realizar una planificación de las infraestructuras
de transporte, integrada en la planificación económica
general. Así, en el marco de ese plan nos encontramos,
además de los Planes Sectoriales como es el Plan General
de Carreteras, con el Plan Europa 93. Su período de vigencia
es entre 1989 y 1992. Es un plan estrechamente ligado a la aprobación
del Acta Unica Europea que pretende conseguir definitivamente
el Mercado Unico para 1993.
El Plan de Infraestructuras que
sucede al Plan Europa 93 es conocido como Euskadi XXI, y está
integrado en el marco del PEMP
1994-1997. En el mismo, en lo referente a la red de carreteras,
"se propone dar una solución definitiva al desarrollo
de [los ejes de comunicación norte-sur y este-oeste] mediante
la construcción de la nueva autovía Eibar-Vitoria,
el desdoblamiento de la N-1 en Gipuzkoa y Alava y la ya finalizada
autovía de Navarra" (Euskadi XXI, 1996: 22). El PEMP
también contempla, para reforzar los dos ejes de comunicación
principales citados, el proyecto de enlace de las autopistas
A-8 y A-68 y el proyecto del corredor Durango-Bergara-Beasain.
Así mismo, se contemplan una serie de proyectos para mejorar
la accesibilidad al Area Metropolitana de Bilbao.
Recientemente el lehendakari
Ibarretxe ha presentado la Iniciativa Euskadi 2000Tres (Euskadi
2000Tres, 2000) donde se establecen las prioridades de la política
económica y social del Gobierno Vasco para el periodo
2000-2003. En el mismo se fijan tres objetivos: la convergencia
real, la cohesión social y territorial y la modernización
y calidad de vida. Entre las medidas encaminadas a conseguir
el último, en concreto, se incluye la realización
de nuevas infraestructuras en el marco del Plan Interinstitucional
de Infraestructuras Económicas y Sociales. Se pretende
que las infraestructuras de transporte tengan un impacto determinante
en la conexión con las grandes redes y en la articulación
interna del territorio.
La inversión en proyectos
de carreteras se estima en 96.179 millones de pesetas, lo que
supone más de un tercio del conjunto de la inversión
del Plan Interinstitucional de Infraestructuras. El Gobierno
Vasco aportará el 20% de esa inversión, financiando
la mayor parte las Diputaciones Forales que son las titulares
de la competencia.
Lo más significativo en
materia de carreteras es que este plan es muy selectivo, ya que
sólo prevé la financiación de tres grandes
proyectos: autopista Eibar-Gasteiz, autovía del Txoriherri
(Derio-Larrabetzu) y corredor Durango-Bergara-Beasain. Según
se recoge en el plan, estos proyectos "son absolutamente
imprescindibles para acabar de articular definitivamente el País
Vasco tanto desde una perspectiva interna como con los grandes
ejes internacionales, en sentido norte-sur y en sentido oeste-este"
(Euskadi 2000Tres, 2000, 56-57).
Podemos observar que esos tres
proyectos ya se encontraban incluidos en el anterior plan de
infraestructuras Euskadi XXI, junto con otras infraestructuras,
fijándose incluso partidas para su financiación.
Nos encontramos aquí con una de las realidades que caracterizan
sistemáticamente a la política de infraestructuras:
al tratarse de grandes proyectos que requieren importantes cantidades
de financiación y que coinciden en el tiempo con otros
proyectos igualmente grandiosos, asistimos a frecuentes aplazamientos
en la realización de los mismos. Esa incertidumbre, unida
a los riesgos que acompañan a esos proyectos, hace que
la participación del inversor privado en la construcción
del proyecto tenga que estar altamente respaldada por la administración,
garantizándole la viabilidad del mismo.
· En cuanto a los proyectos,
la autopista Eibar-Gasteiz no cuenta todavía con una definición
completa de la ejecución de todo el proyecto, aunque ya
hayan empezado las obras en la zona de Gipuzkoa. Hay que tener
en cuenta que este proyecto no parece tener la misma prioridad
para la administración del territorio alavés que
para la de Gipuzkoa. Incluso, las Juntas Generales de Araba han
solicitado que se analice una forma de financiación del
proyecto diferente al peaje. En todo caso, la coordinación
entre los dos territorios parece imprescindible si se pretende
que el proyecto vaya
adelante. No podemos olvidarnos que desde la aprobación
del proyecto por las Diputaciones de Gipuzkoa y Araba en 1997,
se ha convertido en la infraestructura de carretera más
importante para las administraciones vascas, debido a su dimensión
internacional (vía de gran capacidad) y a la expectativa
de que resuelva los problemas de accesibilidad del Bajo Deba
y de mejora de la conexión del valle con Gasteiz. Su importancia
es también manifiesta en términos monetarios, ya
que el plan establece una inversión de 78.186 millones
de pesetas (80 % de la inversión dedicada a carreteras).
Este proyecto pasó por
numerosos avatares antes de ser aprobado, así como posteriormente
a su aprobación. Por un lado, existen colectivos locales
contrarios al proyecto y que no ven la necesidad de una tercera
vía internacional, alternativa a la N-I y a la conexión
de la A-8 y A-68. Consideran que una autopista supondría
una barrera para las comunicaciones internas del valle, ya de
por sí con graves problemas de tráfico. A su vez,
el impacto medioambiental sería considerable. Por estas
razones proponen la mejora de las comunicaciones del valle del
Deba, basándose en el trazado actual.
También ha sido polémica
la cuestión sobre la financiación del proyecto.
La apuesta del Gobierno Vasco es desde el principio favorable
al peaje, debido a la limitación de los fondos públicos.
Sin embargo, las respuestas de los ciudadanos-participantes en
la experiencia de los Núcleos de Intervención Participativa,
que se desarrolló para consultar la opinión de
los vecinos del valle sobre el proyecto de autopista en 1994,
acerca de las preguntas sobre la aceptación de los peajes
fue bastante negativa. No obstante, la administración
no tuvo en cuenta los resultados obtenidos de esa experiencia,
con lo que la credibilidad de la misma quedó en cuestión.
· En cuanto al tramo Derio-Larrabetzu
de la autovía del Txoriherri, su realización supondría
la finalización de la circunvalación norte de Bilbao,
consiguiendo así descargar de forma sustancial el tráfico
de la A-8 a su paso por Bilbao y margen izquierda, y proporcionando
una mejor accesibilidad al aeropuerto y al superpuerto.
· Finalmente, el corredor
Durango-Bergara-Beasain supone una apuesta clave para la articulación
del país, desarrollando el eje oeste-este en Bizkaia y
Gipuzkoa, que adolece de importantes carencias.
Por otro lado, no debemos olvidar
que la competencia de las carreteras, consecuencia de la LTH,
es de los Territorios Históricos. Así, desde éstos
se diseñan los planes y los proyectos que van configurando
la red de carreteras a nivel de comunidad autónoma. Así,
por ejemplo, el recientemente aprobado Plan Territorial Sectorial
de Carreteras de Bizkaia (Diputación Foral de Bizkaia,
1999) fija las prioridades y mejoras que deben darse en las carreteras
de ese territorio en los próximos años. En el mismo
se recogen las previsiones del Plan General de Carreteras del
País Vasco y se prevén las soluciones de acuerdo
con las Directrices de Ordenación del Territorio de la
CAPV. (INDICE)
* Los planes
de NAVARRA
El Plan de carreteras de Navarra,
que data de finales de los ochenta, fue uno de los ejes del Programa
de Inversiones Públicas que impulsó el Gobierno
de Navarra a partir de 1989. En la actualidad el Gobierno de
Navarra tiene diseñados y en fase de realización
un conjunto de proyectos, que pretenden convertir a Nafarroa
en un territorio estratégico en el eje de las comunicaciones
internacionales.
El objetivo principal del gobierno
es la mejora de las carreteras (N-121, N-232 y N-240) que en
parte corren en paralelo de las autopistas (A-15, Irurtzun-Tutera,
y A-68, a su paso por la Ribera). Así mismo, tiene proyectos
para potenciar el eje de Belate (conexión de Iruñea
con las comarcas del noroeste y con Iparralde), para finalizar
el desdoblamiento de la N-I entre Altsasu y Etxegarate, para
modernizar la conexión de Iruñea con Logroño
a través de Lizarra, para mejorar la carretera entre Iruñea
y Jaca y para conectar Nafarroa con el Estado francés
a través del Pirineo.
El proyecto de autovía
Iruñea-Baiona a través del Pirineo data de hace
dos años. El Gobierno de Navarra y el Consejo General
de los Pirineos Atlánticos firman un acuerdo, dentro del
marco de cooperación transfronteriza, para desarrollar
un proyecto alternativo a la conexión por la costa, favoreciendo
según los firmantes el desbloqueo del interior de Iparralde
y las relaciones entre Iruñea y Madrid.
El papel que podría jugar
esta autovía como elemento cohesionador del territorio
(precisamente entre dos capitales vascas pertenecientes a diferentes
estados, y atravesando comarcas económicamente marginadas
y atrasadas) será uno de los aspectos del debate a desarrollar.
Es bastante significativo que los dos gobiernos regionales (el
navarro y el Consejo General de los Pirineos Atlánticos)
que firmaron el acuerdo para iniciar el estudio del proyecto,
no contaran para nada con el gobierno de la CAPV, con el que
por cierto participaban (entonces, ya que el Gobierno de Navarra
ha roto recientemente con la cooperación transfronteriza
con la CAPV) en instancias y organismos de cooperación
transfronteriza, en las que uno de los aspectos fundamentales
era la potenciación y coordinación de las redes
de infraestructura de transporte entre las regiones participantes
(Gómez, Franco y Etxebarria, 1998; 269). No obstante,
en los últimos días de abril se ha conocido por
medio de la prensa (Egunkaria, 23 de abril de 2000) que el informe
encargado por el Gobierno de París recomienda la no consideración
del proyecto. Según ha dado a conocer el diputado Michel
Intxauspe, basándose en la investigación realizada,
está claro que se debe dar prioridad al transporte por
ferrocarril. Dicho electo también ha reconocido que las
autoridades navarras no verán con buenos ojos esta decisión.
En este caso se reflejan claramente las visicitudes que suelen
aparecer alrededor de los grandes proyectos de infraestructura.
Esto es más significativo cuando los proyectos dependen
de las decisiones de administraciones diferentes. Obviamente,
esto suele acarrear incertidumbre a la política de infraestructuras.
(INDICE)
5.
ALGUNOS RETOS Y CONCLUSIONES
La configuración y desarrollo
de la red de carreteras vasca se ve marcada y condicionada por
las tendencias económicas generales y por las políticas
de ordenación territorial y de transporte imperantes en
el ámbito europeo. A su vez, las políticas de corte
estatal y las tendencias centralizadoras tan arraigadas en los
dos estados en los que el territorio de Euskal Herria se encuentra,
hacen muy difícil la posibilidad de desarrollar una política
de infraestructuras de transporte propia por parte de las administraciones
vascas.
En
el actual contexto de la UE se imponen y se aceptan una serie
de restricciones macroeconómicas, que obligan a las diferentes
administraciones públicas al cumplimiento de sus compromisos
en materia de déficit público, endeudamiento, inflación,
etc. Los pactos de estabilidad en la UE hacen que las diferentes
instituciones restrinjan de forma significativa el gasto público,
presionando sobre el control del gasto social fundamentalmente,
pero teniendo también incidencia en la capacidad de financiación
de proyectos de infraestructura, normalmente muy costosos, así
como en su posterior explotación y mantenimiento. Esto
explica también la necesidad de acudir al sector privado
para implicarle en la financiación de esos proyectos,
compensándole a menudo con la adjudicación de la
concesión para la explotación del servicio durante
un prolongado número de años. Esta práctica
no se corresponde frecuentemente con los intereses de una sociedad,
respondiendo exclusivamente a necesidades puramente económicas
y financieras, consecuencia de unas políticas de corte
neoliberal aceptadas por el conjunto de las administraciones
públicas, y que condicionan en gran medida su capacidad
de gestión y su función redistribuidora desde una
perspectiva más social.
Las políticas de desarrollo
regional dominantes en el ámbito comunitario están
inspiradas por las políticas de corte neoliberal, en las
que el papel asignado al sector público es complementario
y secundario respecto al capital privado, y en las que la competitividad
es el paradigma central. Es en este contexto, marcado por la
competencia entre los distintos territorios por lograr un mayor
nivel de financiación de sus proyectos de infraestructuras,
en el que debemos entender la confrontación que se da
entre las distintas regiones y comunidades autónomas reclamando
autovías, trenes de alta velocidad, puertos, etc. Las
infraestructuras de transporte constituyen los proyectos estrella
de las nuevas políticas regionales, tanto para las regiones
con mayor dinamismo económico, como para las regiones
en declive, convirtiéndose así, según el
discurso institucional dominante, en la tabla de salvación
y en la esperanza de relanzamiento de esos territorios.
En definitiva, las tendencias
dominantes en el ámbito de la política de infraestructuras
y de transporte y en el ámbito de las políticas
urbanas y regionales, han ido generando una serie de problemas,
algunos de los cuales pasamos a considerar:
- Los proyectos de redes transeuropeas
pueden conducir a un aumento de los desequilibrios territoriales
y regionales dentro de un país y entre los diferentes
países. Esta pérdida paulatina de cohesión
por parte de algunos territorios que van alejándose de
los centros de crecimiento económico, donde se concentran
la riqueza y el empleo, puede llevar a la marginación
de espacios, incluso dentro de áreas metropolitanas prósperas,
y a la exclusión social de sectores de población
que se ven abocados a la pobreza.
- Por el contrario, la excesiva
concentración de actividades económicas, empleo,
administraciones públicas, actividades culturales, transporte,
etc. han generado deseconomías de aglomeración
en cada vez más áreas metropolitanas y urbanas.
Las consecuencias son: polución y deterioro medioambiental,
congestión (poblacional, tráfico, etc.), pérdida
de calidad de vida, aumento de los costes económicos para
las empresas, etc.
- Se observa una pérdida
y un deterioro de la movilidad para los bienes y servicios y
para los ciudadanos en determinadas zonas, afectadas bien por
problemas de congestión o por su localización en
la periferia. En definitiva, nos encontramos con espacios en
que la accesibilidad, a los mismos y desde los mismos a otros
espacios, está limitada y obstaculizada, lo que supone
además de sobrecostes económicos y sociales, una
pérdida de oportunidades para la atracción de nuevas
actividades y empleos.
- La construcción de las
grandes redes de infraestructura requieren ingentes fuentes de
financiación en un breve período de tiempo. Además,
las cargas financieras comprometidas a consecuencia de la construcción
y los gastos necesarios para el mantenimiento de las infraestructuras
crecen de manera significativa. Todos estos gastos condicionan
el futuro de una sociedad, absorbiendo recursos económicos
que podrían ser necesarios en otros sectores y para cubrir
otras necesidades sociales.
- El marco institucional y competencial
existente condiciona la política de infraestructuras y
de transporte que se puede realizar desde una administración
determinada. Así, en numerosos casos son varias las administraciones
implicadas, lo que con frecuencia complica el proceso de toma
de decisiones, financiación, gestión, etc.
- El proceso de realización
de un proyecto de infraestructura adolece de cierto déficit
democrático, en sus diferentes fases (planificación,
diseño, decisión, evaluación, gestión,
control, etc.). La participación real y activa de todos
los agentes sociales y económicos enriquecería
el proceso, eliminaría la conflictividad que frecuentemente
les acompaña y daría legitimidad social a estos
proyectos y a la política de infraestructuras en general.
(INDICE)
BIBLIOGRAFIA:
BIEHL, D. (1988): "Las
infraestructuras y el desarrollo regional", Papeles
de Economía Española, nº 35, pp. 293-310.
DIPUTACIÓN FORAL DE BIZKAIA (1999): Plan de carreteras
de Bizkaia, Departamento de Obras Públicas y Transportes.
CCEE (Comisión de las Comunidades Europeas) (1993): Crecimiento,
competitividad, empleo. Retos y pistas para entrar en el siglo
XXI (Libro blanco), Bruselas.
GV y DDFF (Gobierno Vasco y Diputaciones Forales) (1996): Euskadi
XXI: Plan Interinstitucional de Infraestructuras y Revitalización
de Áreas Desfavorecidas, Vitoria-Gasteiz.
ESTEVAN, A. y SANZ, A. (1996): Hacia la reconversión
ecológica del transporte en España, Los libros
de la catarata, CC.OO. , Bakeaz.
EUSKADI 2000TRES (2000): http://www.euskadi.net/infraestru/indice_c.htm
GÓMEZ URANGA, M. y ETXEBARRIA,
G. (1993): "Networks and spatial dynamics: The case of the
Basque Country", European Planning Studies, vol.
1 number 3, pp. 299-319.
GÓMEZ URANGA, M., FRANCO, H. y ETXEBARRIA, G. (1998):
"Las redes de infraestructura y el desarrollo regional",
in: ARIZKUN, A., GALARZA, E. y GÓMEZ URANGA, M. (Coord.),
Soberanía Económica y Globalización en
Euskal Herrria, Fundación Manu Robles-Arangiz Institutua,
Bilbao.
LLORENS, J. y LARRAYA, J. (1990): "Las infraestructuras
de comunicación en el País Vasco", Papeles
de Economía Española, Economía de las Comunidades
Autónomas, País Vasco, pp. 105-136.
MOPT (Ministerio de Obras Públicas y Transportes) (1993):
Plan Director de Infraestructuras 1993-2007, Madrid. (INDICE) |
Helena Franco
y Goio Etxebarria, profesores de la UPV/EHU |