1. F.N EN LOS ESCRITORES VASCOS
A
los cien años de la muerte de F.N. en Weimar volvemos los
ojos a su presencia en los escritores vascos que escriben en lengua
española. Y en concreto a los que integran la llamada generación
del 98 como son Pio Baroja, Ramiro de Maeztu, José
M. Salaverría y Miguel de Unamuno. Pero centramos nuestro
estudio en el pensador y escritor bilbaino. La situación
de profunda postración que atravesaba España en
esos años de finales del siglo XIX y comienzos del XX llevó
a estos hombres a dirigir su mirada más allá de
los Pirineos en búsqueda de personas e ideas que les sirvieran
de tónicos en orden a superar aquella profunda crisis cultural.
Bakunin, Ibsen, Marx, Schopenhauer, Spencer, Tolstoi, Verlaine
y Zola gozaron de las simpatías de unos hombres ansiosos
de nuevos y refrescantes aires. Pero más que ninguno F.N.
Era el hombre que rompía con la cultura occidental y cristiana
y lo hacía sin miramientos, con una contundencia inusitada.
En la obra de los escritores vascos citados está muy presente
el pensador alemán. Pero según el testimonio general
el autor que más recordaba su ademán y su estilo
era nuestro M. de U. Seguramente contra su parecer, como diremos
más adelante.
2. LA MEMORIA DE F.N. EN LA OBRA
UNAMUNIANA
Los contemporáneos de M. de
U. no dudaban de la presencia nietzscheana en el universo cultural
del pensador bilbaino. Leopoldo Alas, Gómez de la Serna
y R. J. Sender subrayan el nietzscheanismo unamuniamo. "Unamuno
"zaratustrea" escribe uno de ellos. La verdad es que desde muy
temprano y a lo largo de muchos años la memoria de F.N.
está presente en el texto unamuniano. Voy a recordar los
principales lugares. Ya en 1896, escribiendo sobre el teatro españos,
hace memoria del filósofo sajón que aún no
había muerto. Y comienza a hacer uso de un calificativo
de conmiseración que no abandonará: "el pobre Nietzsche".
El personaje de "Amor y pedagogía" (1902) Don Fulgencio
Entrambosmares con su lenguaje aforístico y su adicción
a la matemática combinatoria es un "doble" de F.N. Seguramente
es la "Vida de Don Quijote y Sancho" (1905) y en concreto su famoso
Preludio el lugar en el que la memoria de F.N. está
más viva. Es ni más ni menos el lenguaje de Zaratrusta
en versión unamuniana. Lenguaje de emocionalidad subida,
profético, alocutivo. Lenguaje de crítica implacable
de lo establecido. Lenguaje de la utopía que mira hacia
otro tipo de cultura, hacia otra clase de hombre. Más adelante
en un artículo de 1909 propone M. de U. una mejor traducción
del término "Uebermensch": no superhombre sino trashombre.
La obra unamuniana de mayor calado
filosófico que es "Del sentimiento trágico de la
vida" (1912) ofrece diversas alusiones al pensador alemán
más bien de signo crítico y de conmiseración.
El "eterno retorno" es calificado de "cómica ocurrencia
del pobre Nietzsche".
Un artículo de 1915 titulado "Algo sobre Nietzsche" precisa
la relación frente a F.N. A partir de ese artículo
el recuerdo del pensador sajón se extingue casi del todo
en el texto unamuniano.
3. LO QUE LE UNE A M. DE U. CON
F.N.
La verdad es que la aventura vital,
la personalidad y el pensamiento de ambos autores presentan notables
afinidades. Los dos proceden de familias profundamente cristianas:
F.N. de pastores luteranos, M. de U. de un hogar de catolicismo
riguroso muy a la antigüa. Ambos autores pierden pronto a
su respectivo padre y crecen rodeados de mujeres. La adolescencia
de los dos transcurre dentro de una atmósfera también
en extremo religiosa: la de F. N. en el colegio-internado de Schulpforta,
la de M. de U. en la Congregación mariana de los jesuítas
de Bilbao.
Para ambos el contacto con el medio
universitario resultará funesto para su fe cristiana: para
F.N. la Universidad de Bonn, para M. de U. la de Madrid. Llegada
la etapa profesional de ambos tendrán por cátedra
la Filología Clásica.
Los temperamentos y caracteres de
los dos pensadores presentan también notables semejanzas.
Están ambos muy dotados para la poesía. Los dos
poseen una personalidad narcisista y vehemente. Los dos se sienten
profetas, más F.N. que M. de U. cuya manifestación
profética se limita más bien a sus primeros años
de profesor en Salamanca. Ambos comparten un profundo sentimiento
trágico de la vida que brota de su afán de eternización
y de la conciencia del límite y la finitud. También
coinciden en su postura crítica frente a la cultura ambiental,
si bien nuestro pensador no comparte el feroz anticristianismo
del pensador alemán. El lenguaje y las ideas como máscaras
del trasfondo vital y sentimental del ser humano es una tesis
fundamental compartida por ambos autores. El conocer es siervo
del sentir. La plasmación de su ademán y su ideario
en un personaje paradigmático (Zaratustra y Don Quijote)
es otro de los puntos de similitud. Lo mismo que las ideas sobre
el ser humano como animal enfermo y la guerra como engendradora
de progreso, aunque en este último extremo M. de U. no
vaya tan lejos como el pensador alemán.
Sin embargo, una diferencia fundamental
separa a ambos. F.N. se proclamó ateo y antiteista y anunció
la "muerte de Dios". M. de U. jamás hizo alarde de ateo.
Si fue agnóstico lo fue de pensamiento. Fue creyente y
cristiano de sentimiento y de voluntad. Sin duda es en su poesía
donde tenemos al Unamuno más genuino. La lectura del poema
al Cristo de Velázquez nos persuade del profundo sentimiento
cristiano unamuniano que toca los límites de la mística.
4.
UNAMUNO Y LA PERSONA DE FEDERICO NIETZSCHE
M.
de U. intenta penetrar siempre en el alma de F. N. Es el primero
que sepamos que aplica al mismo F.N. su analisis de las ideas
como máscaras de sentimientos. Antes de Jaspers y Copleston.
Basado en una confidencia epistolar del pensador alemán
a su amiga Malwida von Meysenburg no duda en afirmar que las teorías
nietzscheanas de la voluntad de poder y del superhombre son tónicos
usados por él para superar su crónica fragilidad
y enfermedad, "para darse valor a si mismo". También el
pensamiento del eterno retorno obedecería en F.N. al mismo
mecanismo de defensa, ahora contra la perspectiva de la muerte.
También la maldición nietzscheana de la figura de
Cristo tendría que ver con un sentimiento de envidia por
no poder llegar a ser como él. Aunque pienso que M. de
U. desconoce los elogios tributados por F.N a Jesús de
Nazaret: "el hombre más digno de amor", "el símbolo
más sublime". También el tema de la voluntad de
poder estaría subordinado a una necesidad de buscar contrapeso
al sentimiento nietzscheano profundo de hombre dominado. Así
aparece en el famoso soneto que le dedicó y que transcribiremos
no al final de este breve estudio. Al margen de este psicoanálisis
unamuniano de la figura de F.N. está claro que vió
en el pensador alemán un gran paradigma que le fascinó
durante bastante tiempo. De ello hablmos en las líneas
que vienen a continuación.
5. UNA POSIBLE RELACIÓN
AMOR-ODIO
Concluyo esta referencia a la presencia
de F.N. en M. de U. consignando la curiosa y enigmática
reserva del pensador vasco frente al autor alemán y proponiendo
una explicación. Hemos visto la memoria frecuente de F.N.
en los textos unamunianos. También sus afinidades de estilo
e ideas. Asimismo el testimonio unánime de los contemporáneos
que le califican de nietzscheano en alto grado. Gonzalo Sobejano
en su excelente estudio sobre la presencia de F. N. en los escritores
españoles del que me sirvo en este estudio, viene a decir
al hablar del influjo nietzscheano en M. de U. que ninguno de
los escritores de su tiempo recordaba tanto al filósofo
alemán como él. Sin embargo, frente a todo este
cúmulo de hechos se yergue la protesta extraña de
Don Miguel que afirma contundente, sobre todo a comienzos del
siglo, que F.N. le inspira repugnancia, que casi no lo conoce
y que apenas le interesa. Ello nos resulta además de exrtraño
poco creible. Parece cierto que M. de U. conocía bien al
filósofo sajón, que le interesaba y le impactaba.
Si no hubiera sido así no se explica por qué lo
menciona tantas veces en su obra y por qué resulta tan
parecido su estilo en una obra central como es la "Vida de Don
Quijote y Sancho". Sobejano ha establecido muy bien el evidente
paralelismo que guardan una serie de párrafos de esta obra
con otros del "Así habló Zaratustra".
Por otra parte sabemos ya de las
afinidades de personalidad y de actitud vital que hacen de ambos
pensadores algo así como almas gemelas. Pero M. de U. jamás
se confesó alma gemela del pensador alemán como
lo hizo con Kierkegaard y Pascal. No sabría decir con certeza
por qué. Quizás la postura tan radicalmente atea
y anticristiana de F.N. le retrajo a él que se confesaba
hombre profundamente religioso y cristiano. Seguramente la postura
de muchos imitadores contemporáneos españoles de
F.N. juzgada por él como superficial y nefasta para los
lectores, contribuyó también a ello. Quiero decir
para terminar que una buena parte de la actitud de nuestro M.
de U. frente al pensador alemán la condensó en el
famoso soneto que transcribimos:
"Al no poder ser Cristo maldijiste de Cristo el sobrehombre
en arquetipo, hambre de eternidad fue todo
el hipo de tu pobre alma hasta la
muerte triste. A tu aquejado corazón
le diste La vuelta aterna, así
queriendo el cipo De ultratumba romper, oh
nuevo Edipo, Víctima de la Esfinge
a que creiste vencer. Sintiéndote por dentro
esclavo Dominación cantaste
y fue lamento Lo que la risa sonó
de león bravo; Luchaste con el hado en turbulento Querer durar para morir al
cabo Libre de la razón
nuestro tormento".
6. BIBLIOGRAFÍA
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Alfredo Tamayo Ayestarán, Doctor
en Filosofía / Universidad de Deusto / Donostia |