Mientras
el Plan Director era elaborado durante los años de 1997
y 1998, la llama del interés suscitado años antes,
provocado por la alarma surgida por el cierre preventivo de la
Catedral, se mantenía viva a través de los propios
trabajos e investigaciones que se iban emprendiendo y que trascendían
al exterior. Sin llegar a constituir una labor abierta, difícilmente
podían los habitantes del Centro histórico sustraerse
por ejemplo, de los acróbatas que colocaban las chapitas
de referencia para la fotogrametría de los muros exteriores,
o a la constante salida de material de rellenos aportado pacientemente
por los equipos de arqueólogos al mando del catedrático
Agustín Azkarate. Y qué decir del constante flujo
de especialistas que diariamente se encaminaban al interior del
templo constantemente perseguidos por el celo de la Policía
Municipal que con perseverancia proseguía imponiendo sanciones
de aparcamiento indebido en sus vehículos a pesar de las
gestiones ante el concejal de turno. Cómo ignorar la alegre
(por no decir estridente) música que permanentemente acompañaba
la actividad de los diversos becarios que aplicaban "in situ"
sus recién adquiridos conocimientos. La Catedral no estaba
sola y eso se notaba en la ciudad. La prensa se interesaba a menudo
por el estado de las investigaciones y era relativamente frecuente
la visita más o menos furtiva de los periodistas en cuanto
uno se descuidaba. La propia elaboración del Plan Director
iba creando, al principio inconsciente y más tarde muy
conscientemente, una espectación que luego se revelaría
fundamental para la asunción de sus ambiciosos postulados.
La metodología
empleada en su redacción, y sus contenidos son ya conocidos
al haber sido expuestos en numerosas ocasiones en prestigiosos
foros por los diversos miembros del equipo redactor, como Pablo
Latorre y Leandro Cámara y del ya citado Agustín
Azkárate, autores del principal cuerpo de doctrina del
Plan y su metodología y con los que he tenido la fortuna
y placer de haber podido colaborar como Director del Plan.
El Plan Director
fue presentado en sociedad, con motivo de la celebración
en Vitoria (otro efecto colateral del entusiasmo provocado por
las actividades en torno a la Catedral), del Primer Congreso Internacional
sobre la Restauración de las Catedrales Góticas,
en Mayo de 1998. Este Congreso cuyas ponencias y comunicaciones
se van a publicar de un momento a otro, desarrolladas en un libro
técnico, supuso el espaldarazo definitivo para afianzar
en el futuro el desarrollo de sus postulados.Así
mismo, está previsto que pronto el Plan Director se vea
también difundido tanto en formato de libro como en edición
electrónica.
En el transcurso
de estos años, ha resultado sintomático que uno
de los pocos asuntos (yo diría que el único) sobre
el que no ha habido discusión en el frágil, susceptible
e hipersensible mundo de la política local alavesa, con
cuatro Gobiernos Forales diferentes (entramos ahora en el Quinto),
haya sido éste.
Durante los trabajos
de estudio cuando ya se tenían las ideas más claras
y se conocía bastante bien el edificio, se aprovechó
para organizar visitas guiadas de grupos seleccionados representativos
de todos los estamentos sociales y culturales de la Ciudad. A
todos los visitantes se les explicaba con detalle lo que se estaba
haciendo, pero sobre todo, se dejaba hablar a la Catedral recorriendo
sus entrañas, propiciando que la percepción de su
torturado cuerpo, dejara una profunda huella en el viajero.
No
era gratuita esta verdadera operación de "marketing",
puesto que se estaba pensando ya en cómo preparar a la
sociedad para un largo período de intervenciones, y para
ello resultaba imprescindible saber cómo podrían
comunicarse mejor los diversos potenciales que a nuestro juicio
acumulaba el Templo.
Una larga campaña
planteada para un tiempo no inferior a dos legislaturas (8 años),
permitiría en primer lugar hacer viable económicamente
el programa de actuaciones propuesto en su integridad. En segundo
lugar posibilitaría que se acometieran los trabajos con
la necesaria calma para facilitar su evaluación continua
y, por lo tanto, su ejecución con mayor precisión
y economía. En tercer lugar, favorecía la formación
de una mentalidad de mantenimiento continuo, que debería
culminar en la implantación de un sistema de control y
seguimiento permanente del estado del edificio. Todo esto debía
decirse poco a poco, haciéndolo evidente desde la misma
Catedral.
Los Medios (de
comunicación): La implicación de los medios
de comunicación, verdaderos creadores de estados de opinión,
más que conveniente resultaba imprescindible. Al principio
participaron dando al asunto un cierto toque sensacionalista buscando
el "peligro de ruina", más tarde lo hicieron
con entusiastas becarios que elaboraron, tal vez, los artículos
más entusiastas, finalmente con una implicación
ya casi personal de todos los medios y sus periodistas. Con la
mayor extensión de los reportajes, llegó un mayor
rigor en la información. La Catedral pasó a ser
un tema intocable, de total consenso, y el panorama quedó
despejado para la representación.
Una puesta en
escena: ensayo general: Teníamos pues, un Plan Director,
lo habíamos presentado con éxito ante la comunidad
científica en el Congreso, la Catedral, estaba preparada
para las intervenciones salvadoras y razonablemente segura tras
las obras de apeo preventivo del ingeniero italiano Giorgio Croci.
Pero aún no se lo habíamos contado como era debido
a los ciudadanos que, en definitiva, eran los destinatarios de
todo este esfuerzo y los que iban a sufragar a fin de cuentas
los gastos.
Desde el principio
estuvimos de acuerdo en que una exposición del Plan Director
y sus contenidos y propuestas, era necesaria pero insuficiente
para conseguir estos objetivos. Comenzamos entonces a desarrollar
la aplicación de alguna de las ideas que en el Plan Director
se proponían en relación con las potencialidades
de la Catedral para su musealización, entendida ésta
no tanto como la acción de subrayar sus contenidos artísticos
y arquitectónicos sino, sobre todo, como el resultado de
un recorrido dinámico por su realidad constructiva, asumida
como el más representativo de los valores del Monumento.
Era posible establecer
itinerarios relacionados secuencialmente en cuatro niveles de
altura partiendo de las excavaciones arquelógicas realizadas
en la girola para el estudio de la muralla de Alfonso VIII. Era
factible enlazar éstas directamente a través de
la muralla con el trazado urbano medieval (calle Cuchillería)
accediendo por el terrible agujero realizado a finales de los
sesenta para el paso de un enorme (e inútil) conducto de
aire caliente. Se podía, subiendo por la escalera de caracol
del extremo del ala Norte del Crucero, recorrer buena parte de
uno de los pasos de ronda de la muralla, percibiendo claramente
volúmenes, dimensiones, tipologías constructivas
etc. Siguiendo este recorrido era obligado atravesar los espacios
residuales que la construcción extramuros de la Capilla
de Santiago primero (s. XIV) y más tarde la Sacristía
Mayor (s. XVIII), produjeron.
Desde el final de
este nivel, fácilmente se podía alcanzar el del
Triforio, único lugar desde donde se pueden "sentir"
los movimientos históricos del edificio. A partir de este
deambulatorio se abrían varias posibilidades de completar
la secuencia: Hacia la Torre pasando sobre las bóvedas
de la Nave Mayor, bajo la cubierta o completar el Triforio hasta
desembarcar sobre las bóvedas del Pórtico, bajo
la misma Torre y descender finalmente al nivel de las naves.
Intuíamos
también, que sería muy conveniente el concurso de
personas relacionadas con el mundo de la escena y de la comunicación
visual, así que comenzamos una serie de contactos con profesionales
de esos ámbitos a los que les contábamos nuestra
particular visión de la Catedral y de lo que pretendíamos
transmitir. De aquellas reuniones comenzaron a salir algunos resultados
que finalmente se materializaron en propuestas concretas.
El cambio de Gobierno
de 1998, demoró algún tiempo la apertura de la Catedral
pero permitió desarrollar con carácter de permanencia
el acceso a las áreas excavadas de la girola mediante la
construcción de una nueva escalera y del refuerzo de la
estructura de la Sacristía Mayor, según el proyecto
de los arquitectos Pablo Latorre y Leandro Cámara. Se consolidaba
así la propuesta del nuevo acceso desde la calle Cuchillería
y se sugería una determinada calidad para las nuevas intervenciones
que se produjesen en el futuro.
Más de setenta
mil personas visitaron la Catedral desde Marzo a Julio de este
ya memorable año de 1999. De estas personas, 25.000 lo
hicieron mediante visitas de hora y cuarto previa cita, organizadas
en grupos de 15 personas acompañados de guías licenciados
en historia.
El
éxito fué total y la respuesta sin reservas de toda
la Ciudad evidente. Pero, no nos engañemos, también
y sobre todo, fué un éxito mediático y por
lo tanto intrínsecamente efímero. La continuidad
de esa momentánea atención a partir de ahora dependerá
de la consecución de los demás fines que se reservan
para el Monumento y muy notablemente de la capacidad de gestión
(y de sugestión), que los gestores futuros de estas nuevas
funciones catedralicias desarrollen.
La Fundación:
Por el momento el primer efecto de este entusiasmo ha sido la
constitución de una Fundación participada por la
propia Diputación Foral de Álava, el Ayuntamiento
de Vitoria-Gasteiz y el Obispado de Vitoria. La Fundación
Catedral Santa María de Vitoria, nace para gestionar las
aportaciones de sus Patronos y mecenas con un objetivo básico
y fundamental fijado en sus Estatutos: Desarrollar y llevar a
la práctica las propuestas definidas por el Plan Director
para la Restauración Integral de la Catedral.
Sobre los 4.000 millones
presupuestados a invertir en 10 años, aportan 1.300 millones
la Diputación, 1.000 millones el Ayuntamiento y 300 millones
el Obispado.
Se han sumado también
a estas aportaciones, el ministerio de Fomento con 1400 millones
mientras que el Gobierno Vasco contribuye por el momento con 30
millones anuales para investigación. Finalmente la Caja
Vital aporta una cantidad similar para apoyo de las labores de
difusión cultural.
Entendiendo que en
esta misión necesariamente se deberán aunar y conducir
un variado abanico de intereses, algunos incluso contrapuestos
(propietarios e inquilinos afectados, políticas municipales
de rehabilitación, políticas gubernamentales de
vivienda, necesidades parroquiales, compromisos con grupos sociales
y religiosos, intereses económicos diversos, etc.), la
estructura organizativa de la Fundación se ha diseñado
estableciendo dos áreas competenciales diferenciadas: una
Dirección Técnica y una Gerencia.
Compete a la primera,
determinar las propuestas de actuación concretas en cada
momento, así como establecer la composición de los
equipos de trabajo necesarios para ello.
Las labores de gestión
económica, administrativa y de difusión son desempeñadas
por la segunda área, en apoyo permanente de la Dirección
Técnica.
Un propósito:
la Catedral no se cierra Para nosotros el experimento de la
apertura al público, además de un ensayo y una muy
especial vivencia personal, supuso una lección. Nos ha
puesto en contacto, de una manera directa, masiva, desbordante,
con el destino último de nuestro trabajo: los herederos
de quienes hicieron los hoy denominados Monumentos.
Nos hemos propuesto
que la accesibilidad (al menos parcial) a la Catedral se constituya
como un condicionante más de la restauración del
Templo y su entorno, únicamente limitada, como es lógico,
por la seguridad. Al mismo tiempo pensamos que una de las principales
labores a desempeñar por la Fundación va a ser la
de mantener una continuada labor de difusión sobre todas
las actuaciones que se realicen tanto en el ámbito científico
y académico como popular.
Se apunta ya la idea
de constituir una Unidad o Servicio de Documentación que
sea capaz de gestionar, tanto interna como externamente, toda
la información obtenida durante las investigaciones y que
en el futuro posibilite la proyección de los valores de
la Catedral y la Ciudad Medieval, generando nuevas funciones y
actividades en ambas.
El futuro: La
muralla como símbolo: Hemos visto cómo una ciudad
amurallada no deja de serlo tan fácilmente. Muchas ciudades
aún conservan, sin saberlo, sus murallas en su ambiente,
en la forma de sus calles, en la idiosincrasia de sus vecinos.
En Vitoria esta característica es evidente y su Centro
Histórico puede decirse que es un verdadero poblado amurallado
que tiene como muralla el resto de la Ciudad.
Recuperar
esa mirada interior, que consideramos se produce hoy día
alterada e incompleta, de Vitoria sobre sí misma, es uno
de los objetivos a alcanzar en el Centro Histórico, pretendidos
tanto por el Ayuntamiento como por la Diputación Foral.
Las cuatro Iglesias
Góticas que, como veíamos anteriormente, se apoyan
en vestigios de las diversas murallas medievales, poseen una plusvalía
cultural que se espera contribuya fuertemente a la deseada y perseguida
reintegración emocional del Centro Histórico y sus
convecinos con el resto de la Ciudad. La Vitoria amurallada podrá
nuevamente ser recorrida y otra vez imaginada, pero ahora desde
el conocimiento y con esperanza.
En el día
de hoy se trabaja ya en la redacción del Anteproyecto arquitectónico
general de la rehabilitación, donde se formalizarán
las soluciones de cada uno de los problemas detectados para su
desarrollo posterior en proyectos de ejecución. Todo este
proceso transcurre en paralelo con las labores de investigación
arqueológica iniciadas en la Plaza de Santa María,
donde los primeros resultados avanzan interesantes espectativas
en relación con los poblamientos anteriores a la fundación
de Victoria.
Estos trabajos y
los venideros, podrán seguirse por el público en
los programas de visitas organizados por la Santa María
Katedrala Fundazioa / Fundación Catedral de Santa María
durante los meses de abril a noviembre a lo largo de todo el preríodo
de la restauración. Juan Ignacio Lasagabaster Gómez,
Director Técnico "Santa Maria Katedrala Fundazioa/Fundación
Catedral de Santa María"
Fotografías: Las tres primeras están
publicadas en la enciclopedia "Nosotros Los Vascos" de
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