Tasa
de metabolismo cerebral de glucosa y desarrollo del cerebro humano |
Pedro
Gorrotxategi Gorrotxategi |
INTRODUCCIÓN
Para
el conocimiento de las características del desarrollo cerebral
humano, clásicamente, nos hemos basado en la exploración
y seguimiento del desarrollo psicomotor. Existen diferentes test
para evaluarlo, siendo el más generalmente admitido, el
"test de Denver". Este ha sido adaptado a la población
de Euskadi y Cataluña a partir del programa Haizea (estudio
de 817 niños, de 0 a 2 años de la Comunidad Autónoma
Vasca) y del Estudi Llevant (realizado en Cataluña sobre
1702 niños entre 2 y 5 años), denominándose
"Test Haizea Llevant" y siendo de uso habitual entre
nuestros niños.
El dato clínico más
grosero para saber que el cerebro sufre cambios importantes en
la primera infancia es la constatación del aumento del
volumen craneal. Este aumento es tal que el perímetro craneal
pasa de medir una media de 35 cm en el recién nacido a
48 cm a los 12 meses y 50 a los 24. El mayor incremento se da
en los 6 primeros meses en los que el aumento oscila entre 10
y 15 cm. El paso de una suposición a una constatación
científica de estos hechos ha sido posible gracias a las
nuevas técnicas funcionales de imagen cerebral, fundamentalmente
de la tomografía de emisión de positrones (PET).
(INDICE)
TOMOGRAFÍA
DE EMISIÓN DE POSITRONES
La PET es una nueva técnica
que permite medir funciones químicas en los diversos órganos.
Se han marcado más de 300 substratos y fármacos
para su utilización en el estudio de funciones biológicas
en vivo. Uno de ellos es la 2-desoxi-2[F]-fuoro-D-Glucosa (FDG),
con el que se puede conocer las tasas metabólicas cerebrales
locales para la glucosa (LCMRglc) con las que podemos seguir,
paso a paso, el desarrollo cerebral. Veremos sucesivamente los
patrones de metabolismo cerebral de la glucosa en el primer año
de vida, la evolución de la tasa metabólica para
la glucosa a lo largo de la infancia y otras aplicaciones de esta
técnica en medicina. (INDICE)

PATRONES
DEL METABOLISMO CEREBRAL EN EL PRIMER AÑO DE VIDA
Analizaremos las características
del desarrollo psicomotor infantil durante el primer año
de vida, junto a las características del electroencefalograma
(EEG) y los cambios metabólicos cerebrales, basándonos
en las tasas metabólicas locales de la glucosa (LCMRglc)
a las diferentes edades mediante la técnica PET.
En el neonato hay cuatro regiones
que son prominentes desde el punto de vista metabólico,
en cuanto al patrón de LCMRglc: la corteza sensoriomotora
primaria, los núcleos talámicos, el tallo encefálico
y el vermis cerebeloso. Estas estructuras subcorticales se corresponden
con el patrón de conducta del neonato, dominado por las
conductas reflejas propias del tallo encefálico que son
las regiones filogenéticamente más antiguas. Estos
reflejos son los siguientes: reflejo del abrazo de Moro (al mover
la cabeza hacia atrás, el niño primero extiende
los brazos para después realizar un movimiento de aproximación
y flexión de las extremidades superiores dando la impresión
de que quisiera abrazar algo), de búsqueda o de los cuatro
puntos cardinales (al tocar la piel de la región peribucal
gira la cabeza hacia el lado del estímulo) y de prensión
palmar (al aplicar una presión sobre la mano se origina
una flexión de los dedos cogiendo firmemente el objeto),
estos tres reflejos tienen como finalidad mantener la vida del
recién nacido al permitirle agarrarse y facilitarle la
lactancia.
Durante el segundo y tercer mes
es cuando se adquieren las funciones integradoras visuoespaciales
y visuotemporales, coordinación oculomotriz, inicio del
control tónico de la cabeza y desaparición de los
reflejos arcaicos ya citados. A esta edad el niño mueve
la cabeza para seguir el movimiento de los objetos y fija la mirada
con interés, tanto en los objetos cercanos como lejanos,
pudiendo mantener la cabeza erguida en sedestación. Estas
nuevas adquisiciones del desarrollo infantil se acompañan
de incrementos de la LCMRglc en las regiones parietales, temporales
y visuales primarias, en los ganglios basales y en los hemisferios
cerebelosos. A nivel del EEG comienza a aparecer la primera organización
espaciotemporal de la electrogénesis.
A los 5 meses aparece en el EEG
la ritmicidad occipital definitiva y se acompaña en el
campo psicomotriz de la prensión voluntaria y la visión
macular fina. El bebé coge los objetos de forma segura
y voluntaria, aunque todavía imprecisa, llevándolos
a continuación a la boca; y en cuanto a las capacidades
sensoriales (visuales y auditivas), a partir del 5º mes se considera
que ya ha adquirido la resolución propia del adulto
La última región
en experimentar un incremento de la LCMRglc es la corteza frontal.
Entre los seis a ocho meses se produce un aumento de captación
a nivel de la porción lateral de dicha corteza y la última
zona en la que se produce el aumento de la LCMRglc es a nivel
de las regiones prefrontales (entre lo ocho y 12 meses), que son
las más recientes filogenéticamente. Este aumento
de la tasa metabólica de glucosa a nivel de la corteza
frontal se acompaña en el desarrollo psicomotor de una
interacción más compleja del niño con sus
alrededores. El niño con un año de edad ha adquirido
una individualización
de sus funciones. Es más sociable, juega y se somete a
una orden (lanza y recibe una pelota); a veces, a pesar de no
darle autorización, coge lo deseado para afianzar su "yo",
con pequeñísismos conatos de autoafirmación,
surgiendo también a esta edad, fruto de la individualización,
la ansiedad ante los extraños.
A lo largo de este apartado hemos
visto que el patrón de maduración metabólica
de la glucosa en las estructuras cerebrales (ontogénesis)
durante el primer año de vida sigue el orden filogenético,
madurando inicialmente las estructuras más antiguas y con
posterioridad las más modernas filogenéticamente.
(INDICE)
CORRELACIÓN
ENTRE TASA METABÓLICA Y PLASTICIDAD CEREBRAL
A partir del año los patrones
de LCMRglc se parecen desde el punto de vista cualitativo al del
adulto joven normal, pero persisten diferencias en la medición
absoluta de las LCMRglc. Cuando se realiza el análisis
cuantitativo de la LCMRglc se observa que los niveles, inicialmente
bajos aumentan rápidamente hasta los 4 años, llegando,
a esa edad, a ser el doble que la tasa del adulto. Entre los 4
y los 9 años hay una meseta en la LCMRglc, descendiendo
progresivamente la tasa metabólica de la glucosa hasta
los 15-16 años en los que se adquieren definitivamente
los niveles del adulto. A partir de los 9 años y coincidiendo
con la disminución de la LCMRglc, se observa una menor
plasticidad cerebral. La recuperación del lenguaje, tras
una lesión cerebral, a partir de los 10 años ya
no se da, cuando sí es posible antes de esa edad, también
entre los 8 y 10 años es el límite en el que es
posible la recuperación de la visión en el caso
de ambliopía (falta de visión en un ojo por déficit
de estimulación del mismo), también se ha observado
que al enuclear un ojo, si esta extirpación se realiza
antes de los 8 años los niños se desarrollan en
un grado mucho mejor, en cuanto a las tareas de percepción
profunda, que aquellos a los que les extirparon después
de esa edad. (INDICE)
OTRAS
APLICACIONES DE LA TOMOGRAFÍA DE EMISIÓN DE POSITRONES
Además de los dos aspectos
citados en el presente trabajo, la PET tiene múltiples
aplicaciones en medicina entre las que cabe destacar las siguientes:
estudio de la epilepsia, errores innatos del metabolismo, encefalopatía
hipóxico-isquémica, parálisis cerebral, enfermedades
neurodegenerativas y diversos aspectos de hematología y
oncología pediátricas. (INDICE)
CONCLUSIÓN
Las modernas técnicas
de imagen cerebral, y más concretamente las técnicas
funcionales como el PET, son una herramienta muy útil para
conocer el funcionamiento cerebral y representan un instrumento
importantísimo para estudiar los diversos aspectos del
desarrollo cerebral humano. Es posible obtener imágenes
y cuantificar gran número de procesos bioquímicos
que se producen en el cerebro en desarrollo y relacionarlos con
la función cerebral y la conducta humana. (INDICE)
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- REVUELTA J, FERNANDEZ LM.
Desarrollo psicomotor del niño (de 0 a 2 años).
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Pedro Gorrotxategi
Gorrotxategi, Doctor en Medicina |