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El alcoholismo. Concepto y efectos
* Traducción al español del original en euskera
Imanol Querejeta Ayerdi

El ser humano hace uso de las sustancias psicoactivas desde tiempos inmemoriales, y no sólo con el objeto de experimentar placenteras sensaciones y olvidarse de las perturbaciones, sino incluso para alcanzar fines sociales, religiosos y rituales.

Sobre las drogas se ha escrito largo y tendido, pero no siempre con fidelidad. A las ocasionales aseveraciones carentes de fundamento se les deben añadir las frecuentes exageraciones realizadas con meros fines propagandísticos que en modo alguno se ajustan a la realidad científica.

El alcoholismo es, quizás, el problema médico y de salud pública más grave del Estado español en general y de Euskal Herria en particular. El proceso de decadencia en el que se ven sumidas las personas y la sociedad no debería, por tanto, producir una alarma inferior que la derivada del consumo de otras drogas.

El interés actual no se centra exclusivamente en los lamentables efectos de la embriaguez o la borrachera; se trata, al mismo tiempo, de prestar una mayor atención al daño que el alcohol ocasiona en la salud.

Hay una serie de factores a tener en cuenta a la hora de estimar la gravedad del problema del consumo de bebidas alcohólicas:

  • La situación fiscalizadora del alcohol: es la droga más fácil de adquirir y la que goza de una mayor aceptación social.
  • El fundamental papel que el alcohol juega en la economía.
  • La insuficiente y con frecuencia errónea información de la que dispone la mayor parte de la población.
  • La política sanitaria desarrollada por el Estado español.

Estas causas han conducido a un aumento en el consumo del alcohol.

A pesar de que se trate de una problemática actual, las primeras noticias sobre el consumo del alcohol proceden del Neolítico. En las culturas de Mesopotamia y Egipto se bebía cerveza, y, según lo dispuesto, entre otros, en el Antiguo y el Nuevo Testamento, la civilización de Canaan era también consumidora del vino.

Los devastadores efectos del alcohol se conocían ya en los tiempos clásicos y helenísticos, como reflejan las obras de Esquilo, Eurípides y Plutarco, donde se da cuenta de múltiples juegos y ritos basados en el consumo del vino.

De entre todos los autores de renombre que han estudiado el consumo de bebidas alcohólicas y sus efectos secundarios, conviene destacar al primero que estableció las bases para que alcoholismo fuera catalogado entre las enfermedades físicas y en consecuencia recibiera atención médica. Se trata del alemán Bruhl-Cramer, autor del libro "Uber die trunksucht und eine rationelle heilmethode derselben" (1819), fundamental en la concepción de la tesis de que el constante y excesivo consumo del alcohol tiene un origen físico. Trató de romper con la idea de considerar la embriaguez como vicio y defendió que la pérdida del sentido moral no era la causa, sino el efecto del consumo abusivo. Su mayor aportación consistió en crear el término que permitió describir el alcoholismo.

Tras la de Bruhl-Cramer, la segunda obra del siglo XIX más importante sobre el alcoholismo es "Chrinische Alkoholskracheit Oder Alkoholismus Chronicus", de Magnuss Huss.

Huss definió lo que él llamaba Alcoholismus Chronicus como una enfermedad derivada de un envenenamiento crónico, similar al provocado por el plomo o el arsénico, y que a largo plazo conducía al consumo de vino y de otras bebidas alcohólicas. En lo que respecta a los síntomas neurológicos, en su obra Huss detalló todos aquéllos que un alcohólico presenta.

Huss describió la pérdida de memoria y las confabulaciones de que adolecen los alcohólicos 40 años antes de que lo hiciera Korsakof.

Su estudio nos ha permitido formular el concepto de DEPENDENCIA, principal efecto del consumo crónico del alcohol. Aun cuando sus características varían en función del operador, el sentido genérico del término alude a un consumo excesivo, independientemente del riesgo que ello conlleva para la salud personal y social o del deber de conocer una determinada norma fiscalizadora. Entre las claves de esta definición, que comprende las características más relevantes que presentan las situaciones drogodependientes, destaca el tratamiento otorgado a la interactividad de la droga y el individuo, fuente de perjudiciales efectos que posteriormente se reflejarán en la sociedad y circunstancia determinante para que la drogodependencia sea objeto de tratamiento médico.

La dependencia puede manifestarse de dos maneras: en forma de Dependencia Psíquica, que lleva al consumo de una concreta droga que alivie la tensión, y de Dependencia Física, que se caracteriza por el conjunto de alteraciones físicas provocadas por el súbito abandono de las mencionadas drogas.

A continuación expondremos minuciosamente la definición y las principales características de ambos tipos de dependencia.


Dependencia Psíquica

Al tratarse de un fenómeno actitudinal, resulta difícil determinar el momento en que hace su aparición, ya que la mayoría de las veces depende de la psicopatología de cada persona.

Esta fase, la más violenta dentro del proceso de la farmaco-dependencia, se caracteriza por el estado de inquietud que manifiesta el consumidor habitual de droga, que retorna a la calma tras haber vuelto a consumirla.

Para determinar si una persona sufre de dependencia psíquica se han de comprobar dos factores:

  1. Que la droga conste como un importante factor en su modo de vida.
  2. Que la droga prevalezca sobre los demás mecanismos de competitividad.

El primer punto se cumple cuando el tiempo, material y fuerzas empleadas hablando o pensando sobre las drogas son ciertamente considerables.

El segundo punto, por su parte, se cumple cuando se actúe de distinta forma ante los avatares de la vida según se consuma droga o no.

En la determinación de la dependencia psíquica confluyen una serie de factores dinámicamente relacionados:

  • El carácter del grupo sociocultural en el que se consume la droga.
  • Las características de la droga y la forma de consumo.
  • Las características de los consumidores.
  • Las expectativas de los consumidores ante las drogas.


Dependencia Física

Se podría definir como aquella situación de adaptación caracterizada por fuertes convulsiones físicas originadas por cesar en el consumo del alcohol o luchar antagónicamente contra sus efectos. Se trata de la necesidad del cuerpo humano de seguir ingiriendo alcohol tras largos periodos de consumo, para de tal modo mantener su homeostasis.

La dependencia física se manifiesta mediante la tolerancia y el síndrome de abstinencia.

Se distinguen dos tipos de tolerancia: una primera metabólica, en la que debido a una metabolización más rápida la concentración se ve disminuida y sus efectos atenuados; y una segunda funcional, que se caracteriza por la necesidad de aumentar la dosis de alcohol para obtener las mismas respuestas actitudinales y neuropsicológicas.

El síndrome de abstinencia se distingue por una serie de cambios fisiológicos que hacen su aparición al interrumpir súbitamente el consumo, y que en el caso del alcohol puede ser de dos tipos:

  1. convulsivo, similar al que tiene lugar en el caso del consumo de barbitúricos.
  2. Delirium Tremens, que afecta a los alcohólicos que tras un prolongado periodo de consumo llegan a tolerar farmacológicamente el alcohol. Los síntomas del Delirium Tremens se manifiestan al interrumpir o disminuir considerablemente el consumo de alcohol.

Básicamente, se distinguen cuatro categorías sintomáticas:

  1. Un primer estado caracterizado por temblores, hiperactividad e indicios neurovegetativos.
  2. Disfunción de la capacidad perceptiva; en especial, alucinaciones.
  3. Convulsiones del tipo "gran mal".
  4. Temblores, desorientación temporal y geográfica, menoscabo de la conciencia, fiebre y motor de hiperactividad.

Las tres primeras categorías sintomáticas hacen su aparición, por lo general, a las 24-48 horas de interrumpir o disminuir el consumo del alcohol, mientras que la cuarta, y especialmente el Delirium, lo hace entre las 48-72 horas.

A pesar de la pluralidad de criterios tendentes a determinar el método más seguro para detectar la dependencia física respecto al alcohol, todos coinciden en asegurar que el consumo diario de 50 gramos (cinco copas de vino) de alcohol puro a lo largo de prolongados periodos conduce directamente al alcoholismo.

En lo que al comportamiento se refiere, los efectos que un excesivo consumo causan en el cerebro lleva en ocasiones a la desinhibición, a graves agitaciones y alteraciones actitudinales que desaparecen en cuanto cesa la influencia tóxica del alcohol.

El incidente más habitual que tiene lugar entre estos enfermos suele ser el suicidio, y es que alcoholismo y depresión vienen frecuentemente de la mano. En ocasiones es el alcoholismo el que conduce a la depresión, mientras que en otras se recurre al alcohol con el propósito de superar la depresión. En todo caso, ambos comportamientos encaminan al suicidio y a crisis parasuicidas. En la mayoría de las investigaciones epidemiológicas realizadas se constata que el método auxiliar empleado en los suicidios y parasuicidios suele ser el alcohol.


Imanol Querejeta Ayerdi, Profesor de la Escuela Universitaria de Trabajo Social
Fotografías: De las web psicoplanet.com y medicinatv.com

Euskonews & Media 124.zbk (2001 / 5-25 / 6-1)


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