Una
pasión convertida en oficio. Una necesidad vital y un modo
de captar la vida con más intensidad. Durante más
de 30 años este pintor pamplonés nos ha narrado
lo máximo con lo mínimo. Un observador de la vida,
un singular cronista que pinta la realidad, que no inventa, ya
que, para él, la vida es lo suficientemente rica como para
alimentarse de ella. Retratos, paisajes salvajes
y urbanos en los que Pedro Salaberri intenta inmortalizar instantes
vividos para trasformarlos en balnearios. Líneas y manchas
de colores superpuestas con las que procura emocionar al público. La intuición
es su musa y un deseo de pintar con amarillo le puede llevar a
crear una composición.
-¿Cómo decidió
hacer de la pintura su oficio? Me
acerqué al mundo de la pintura de crío, copiaba
dibujos...etc. A los 14 años ya trabajaba de delineante,
pero no me gustaba y a los 18 años me metí en la
escuela de artes y oficios. Allí conocí a los que
luego iban a ser mis amigos y con los cuales luego iba a crecer
como persona y como pintor. Conocí a Mariano Royo, Pello
Azketa, Luis Garrido y a otros muchos. Desde entonces la pintura
forma parte ya de mi vida, me di cuenta de que ése era
mi oficio y que yo quería vivir de eso. No era una afición,
era mi pasión y además no quería perder el
tiempo en otras cosas. Luego, a lo largo de estos años,
he tenido que trabajar de delineante hasta que lo pude dejar.
Ocasionalmente, he impartido clases particulares de pintura, he
colaborado en teatros, he comisariado exposiciones... pero siempre
lo más importante ha sido y es la pintura.
-Su estudio está alejado
de su casa y enclavado en el corazón de Pamplona... Hubo
un tiempo en el que pintaba en casa, pero me ahogaba. Tengo el
estudio en el casco viejo, es una casa de esas antiguas con forja,
un lugar metido en la ciudad, muy urbano y muy cerca de todo.
Además yo he nacido allí en el casco, y lo necesito
porque el oficio de pintor es muy solitario. Sin embargo, yo tengo
una soledad relativa porque tengo el estudio en la calle Zapatería
y a media mañana me bajo a tomar un café y me encuentro
con todo el mundo. Me gusta mucho abrir el balcón y ver
lo que pasa en la calle, así me distraigo un poco de los
cuadros y los retomo mejor.
-Llama
la atención la pulcritud de su estudio... Quizás es un
reflejo de mi personalidad; no soy alguien que pueda vivir sin
cierto orden, de manera que incluso para trabajar, tengo un horario
como en una tienda: a las mañanas me voy al estudio, luego
como en casa y a la tarde vuelvo. Hago un tipo de vida bastante
ordenada, soy un pintor de lunes a viernes, vamos; yo abro la
tienda. Necesito un orden, me gusta.
-Una vez "recogido",
¿en qué piensa? Uno
vive para conseguir momentos que justifiquen el vivir, estás
haciendo cosas para conseguir momentos de lucidez, de magia, de
felicidad o placer compartido...luego esos momentos están
mucho más rato en nuestra cabeza que lo que duran en la
realidad, entonces necesitamos un espacio en el que recreemos
esos momentos. Son éstos los que alimentan mi imaginación,
mi trabajo, mi recuerdo. Por eso suelo decir que necesitamos un
lugar para pensar en la vida, en las cosas que nos gustan. En
mucha medida el estudio es ese lugar mío.
-En cierta manera, ¿se considera
un cronista? Sí
pero no, porque es evidente que el cuadro es una cosa y la realidad
otra; el cuadro es una imagen que puede evocar, recordar, pero
tiene sus propias leyes. Entonces, soy un cronista relativo porque,
también es cierto que, cuando pinto un cuadro hablo de
ese lugar, de esa persona. Pero claro está, lo pinto según
lo veo yo, entonces es una crónica personal. Además
yo tiendo a idealizar aquello que veo, a hacer la atmósfera
un poco mágica, yo suelo pintar los cuadros para irme a
vivir a ellos son como lugares de reposo mental, son como balnearios
para la mirada.
-Una característica
de sus cuadros es la utilización de colores planos, manchas
de colores que de sus contrastes surgen los volúmenes...
A
veces se ven las cosas así, y otras es que yo quiero contar
las cosas de este modo, me parece que tiro más a ser poeta
que novelista pues quiero contar lo máximo con lo mínimo.
Me interesa más la atmósfera, los volúmenes,
por eso elijo la síntesis, los colores planos. En esto
también hay una cierta vocación de organizar, de
ordenar que yo tengo. Los cuadros hablan de la realidad pero no
son la realidad. Los cuadros tienen que tener vida propia, su
propia identidad; tienen que emocionar.
-¿Cómo es su proceso
de pintar? A mí me gusta
empezar el día como si fuera uno nuevo, hay que inventarlo,
si tengo en la paleta colores que me recuerdan lo que hacía
ayer se me está mezclando un día con otro, y no
quiero. Cada día es un día nuevo. Es una manera
de enfrentarse a las cosas como inaugurándolas. Cuando
yo me pongo a pintar empiezo algo nuevo. Es un modo de dejar atrás
las anécdotas para centrarte en lo que quieres contar. Es un poco intuitivo, yo me
dejo llevar, si un día me apetece pintar una mancha amarilla
pues ese día busco un árbol que me permita meterle
ese amarillo. Hay mucho amarillo
en mis cuadros; debajo de los colores hay un calor interior que
yo procuro ponerlo de manifiesto. El amarillo, sin ocupar mucho
espacio visual da ese calor, me ayuda a crear esa atmósfera,
en casi todos mis cuadros aparece.
-¿La armonía entre los
colores es una "estrategia" para mantener el orden? En
los cuadros suelo intentar el equilibrio, que las cosas convivan,
no quiero choques sino acuerdos. Quiero que los cuadros sean armónicos,
vitales, que se ayuden, que los colores convivan. Y es que para
sentir la vida yo necesito la armonía no los contrastes,
esto lo traslado a los colores, las formas.
-Imbuidos como
estamos en la cultura de la imagen, ¿qué lugar ocupan los
cuadros, la pintura?
Sí,
pero además están las prisas, nos bombardean 7.000
imágenes por minuto y miramos las cosas excesivamente deprisa...me
parece que la pintura tiene todavía la capacidad de pedir
un poco de calma. Uno puede mirar un cuadro más tiempo
que una imagen o una foto de una revista y eso es como una especie
de balneario, a mí un cuadro me produce eso, yo puedo estar
mirándolo mucho rato y volver sobre él.
-Y para usted, ¿qué
es la pintura? Es una
manera de inventarte la vida cada día, el pintar es lo
que me mantiene atento, es una manera de vivir con más
intensidad. Pintar o cualquier cosa que uno haga, el músico,
el poeta, es una forma de captar la vida con más intensidad,
estar con la conciencia de que vives, de que no se te escapa ni
un sólo segundo. A la vez, ese esfuerzo que haces para
pintar, entender o para ver te tiene en marcha, es creativo. A
mí me mantiene en funcionamiento. Me gusta mucho estar
atento, a mí me parece que la verdad es el ojo sin párpado,
el ojo que no deja de mirar. Estar siempre atento. Por otro lado,
es un modo de añadir algo a la realidad, añades
una historia a la vida de los demás.
-Una de las
mayores críticas actuales es el distanciamiento entre el
artista y su público. Sí que es verdad
que hay artistas que hacen cosas que no se dirigen a todo el público.
Por otro lado, hay arte que se dirige al intelecto y si tú
no haces el mínimo esfuerzo por entenderlo...al final el
arte es un lenguaje, los colores emiten cada uno su propio mensaje,
los materiales también, si tú no tienes el abecedario
de ese lenguaje no lo puedes entender, tienes que hacer el esfuerzo
por aprender el abecedario. Mucha gente pretende entender el arte
sin hacer el mínimo esfuerzo. Luego, a todo el mundo no
tiene porqué gustarle de todo y lo que no es de recibo
es pedirle
al artista que haga algo para que a ti te guste...él hace
lo que puede, lo que siente...quiere contar ciertas cosas que
a lo mejor a ti no te interesan. Y aunque también es cierto
que ahora el arte se ha convertido en espectáculo mediático,
creo que es positivo que la gente comience así su manera
de acercarse al arte, acercándose al brillo. No obstante, de la misma manera
que el público a veces se queja de que no entiende cierto
arte y se aleja, tampoco el artista puede pretender hacer unas
cosas que le gusten a todo el público. Uno tiene que saber
dónde está.
-¿Cuál es su posición
respecto al público? Soy
muy accesible, hay gente que dice "bueno esto hago yo, ahí
está y si no te gusta es tu problema". Es una actitud
totalmente válida pero es evidente que esa actitud te distancia
y te hace que las cosas sean más minoritarias. A mí,
sin embargo, me gusta tener ese contacto con la gente, me parece
que es una deferencia y yo pinto para los demás.
-Dicen que
las pasiones no son eternas, ¿divisa un fin a su pasión? El día que yo
deje de ilusionarme de apasionarme, si yo siento eso lo dejaré
pero mientras no lo sienta seguiré, y puede que me esté
repitiendo pero yo necesito pintar y continuo. Mi vida no ha cambiado
en mucho tiempo y por eso supongo que añadiré elementos
repetitivos. Ese miedo a la repetición
creo haberlo tenido, pero ahora no lo tengo...es como un beso
o como las relaciones con las personas, básicamente no
cambian, es en los matices donde está la diferencia. Por otro lado mi dimensión
como persona no se agota como pintor, es mi actividad principal
pero me interesan otras cosas, hago carteles, diseño libros,
he colaborado en obras de teatro...me gusta meterme en proyectos
que me saquen del estudio de vez en cuando. Me divierte, me refresca.
-Una pasión convertida
en profesión, unos 30 años ya, ¿qué le diría
al que quiere hacer de la pintura su modus vivendi? Como en el viaje a
Itaca lo importante es el camino, que disfrute del camino pues
éste le regalará el viaje. Disfrutar de cada día,
disfrutar del oficio, saber que la pintura, el arte, es un camino
largo, pero es un camino para hacerse persona, para disfrutar
y para vivir. Si a la pintura o al arte le pides el triunfo entonces
estás eligiendo el camino equivocado. La pintura es para
vivir con más intensidad. Por último, le recomendaría
que esté siempre atento pues todo el mundo tiene algo que
contar, todos queremos agarrar la vida.
Exposiciones
Individuales |
Desde 1973 ha recorrido la
mayoría de las salas del País Vasco, he aquí
una muestra de la última década:
1990 Galería
Seiquer, Madrid
1992 Galería Ederti, Bilbao
1993 Sala de Cultura, Cizur Mayor
Galería Seiquer, Madrid
Sala García Castañón,
CAM, Pamplona
Casa de Cultura, Tafalla
Sala Castel Ruiz, Tudela
1995 Museo Gustavo de Maeztu, Estella
Galería Seiquer, Madrid 1996 Lourdes Ugarabe,
Arte Galería, Vitoria-Gasteiz
Pabellón de mixtos, Ciudadela,
Pamplona
1997 Sala de Cultura Juan Bravo, CAN, Madrid
1999 Casa de Cultura del Valle de Aranguren, Mutilva
Alta, Navarra 2000 Sala Le Carré
Museo Bonnat Bayona
Museo Gustavo de Maeztu, Estella
Pabellón de mixtos, Ciudadela,
Pamplona |
Exposiciones
Colectivas |
ARCO 95 "Aquellos 80",
Ciudadela de Pamplona Reinauguración Salón
Castillo de Maya, Caja de Ahorros de Navarra "Paisajes de un siglo",
Pamplona, Burgos, Murcia y Vitoria Colección de Juan
Antonio Aguire , IVAM, Valencia. |
Museos
y colecciones |
Ayuntamiento de Pamplona Ayuntamiento de Vitoria Caja de Ahorros Municipal
de Pamplona Caja de Ahorros de Navarra Caja Vital Kutxa Gobierno de Navarra Gobierno Vasco IVAM Museo de Bellas Artes
de Alava Parlamento de Navarra Museo de Navarra |

Fotografías: Idoia Marcellan
Euskonews & Media 125.zbk
(2001 / 6 / 1-8)
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