Bases
neurobiológicas y clínicas de la dependencia a opiáceos |
Joseba
Pineda-Ortiz |
1. Farmacología de los
opiáceos
Los
opiáceos se han empleado durante muchos años con
fines medicinales en el tratamiento del dolor, pero su capacidad
de producir conductas de dependencia ha causado que sean consideradas
como drogas de abuso. Los opiáceos naturales se obtienen
del opio, que es un extracto desecado del fruto de la amapola
Papaver somniferum ("adormidera") y contiene
una gran variedad de sustancias alcalinas activas o alcaloides.Podemos clasificar los opiáceos según la estructura
química que poseen como fenantrenos (morfina, heroína,
codeína, naloxona), fenilheptilaminas (metadona, propoxifeno),
fenilpiperidinas (meperidina, fentanilo), morfinanos (levorfanol)
y benzomorfanos (pentazocina). Atendiendo a la eficacia del efecto
farmacológico que producen podemos dividir los opiáceos
en agonistas completos, agonistas parciales, antagonistas y agonistas/antagonistas
mixtos.
Hoy en día
se admite que existen tres tipos de receptores opioides, los cuales
se denominan como OP1, OP2 y OP3, correspondientes a los subtipos
previamente asignados como d, k y m respectivamente.
Las drogas opiáceas pueden interactuar selectivamente con
los distintos subtipos de receptores opioides. Además,
existen opioides endógenos, es decir sustancias
fisiológicas en el organismo que se comportan como los
alcaloides opiáceos. Aunque no existe una selectividad
completa, se considera que las encefalinas, las dinorfinas y la
b-endorfina son los ligandos endógenos de los receptores
opioides OP1 (d), OP2 (k) y OP3 (m), respectivamente.
Los receptores opioides ðm se han relacionado con la mayoría
de los efectos conocidos de las drogas opiáceas, incluyendo
la producción de analgesia, depresión respiratoria,
reducción del reflejo de la tos, euforia, miosis, náuseas
y vómitos, sedación y dependencia. Los receptores
opioides m contribuyen a sus efectos a través de
diversos mecanismos de acción celulares. Los receptores
opioides d son probablemente más importantes en
regiones periféricas, pero también están
implicados en la analgesia de origen central y en la aparición
de depresión respiratoria. Los receptores opioides k
contribuyen a la analgesia de origen espinal y los efectos psicotomiméticos.
La intoxicación por opiáceos se produce por la administración
de una dosis elevada de éstos. Los síntomas aparecen
rápidamente con una fase inicial de excitación,
inquietud, sed intensa, acúfenos y respiración alterada,
y una fase tardía de depresión. El individuo aparece
con una tríada clásica de miosis, depresión
respiratoria y coma. El tratamiento de la intoxicación
por opiáceos es el antagonista naloxona.
2. Dependencia.
Componente físico
La
dependencia es un desorden de tipo psiquiátrico que afecta
al individuo que lo padece en todas las esferas, la personal,
la familiar, la social y la laboral. La Asociación de Psiquiatría
Americana (APA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS)
han establecido una serie de criterios para el diagnóstico
de dependencia (DSM-IV, 1994; ICD-10, 1992; respectivamente).
El consumo de opiáceos a largo plazo provoca múltiples
complicaciones orgánicas, aunque algunos de los problemas
no son consecuencia directa del opiáceo sino de la propia
administración.
La tolerancia es
la exigencia de una mayor dosis de opiáceo para un mismo
efecto y se desarrolla para algunos, pero no para todos los efectos
de los opiáceos tras el uso continuado de éstos.
Se ha demostrado que la tolerancia a los opiáceos puede
deberse a cambios de tipo farmacodinámico, farmacocinético
e incluso psicógeno. La dependencia física se relaciona
con la aparición de un síndrome de abstinencia,
el cual se precipita con la administración de algún
antagonista opioide como la naloxona o con la interrupción
brusca del opiáceo, en sujetos que se han administrado
crónicamente la droga. Las personas adictas muestran un
síndrome de abstinencia que se caracteriza por síntomas
y signos contrarios a los efectos agudos de los opiáceos.
Las modificaciones inducidas por la administración crónica
de opiáceos conducen a una homeostasis adaptativa en las
células nerviosas, la cual se rompe al interrumpir la exposición
al opiáceo. Se han descrito muchos cambios fisiopatológicos
en el síndrome de abstinencia a opiáceos, entre
los cuales destacan las alteraciones del sistema noradrenérgico
central.
3. Dependencia
psicológica
La dependencia psicológica
es un fenómeno heterogéneo que se puede definir
como el deseo compulsivo (craving) del drogodependiente
para conseguir y administrarse la droga a pesar de los problemas
cognoscitivos, conductuales y fisiológicos que acarrea.
Una parte importante de este uso compulsivo se debe a los efectos
agudos placenteros y euforizantes que producen los opiáceos
que constituyen el refuerzo positivo de la droga. La evitación
de las sensaciones desagradables del síndrome de abstinencia
también contribuye al mantenimiento de la dependencia y
se denomina refuerzo negativo. Por su similitud con otras
conductas descritas para estímulos directos los refuerzos
se denominan condicionantes operantes. Por otra parte,
existen estímulos asociados al consumo que participan en
el establecimiento y mantenimiento de la adicción y que
se llaman condicionantes contingentes. El drogodependiente
comienza y mantiene su adicción por la interacción
de una serie de factores ambientales, genéticos y farmacológicos
que condicionan en conjunto la alteración de la función
cerebral. Hoy en día se conocen los sustratos anatómicos
que intervienen en los procesos de refuerzo positivo, los cuales
se llaman áreas y vías de recompensa. Éstas
parten del área ventral del tegmento y liberan dopamina
en la corteza cerebral y en diversos núcleos subcorticales
(vías mesolimbocorticales).
Dr.
Joseba Pineda-Ortiz, Profesor
de Farmacología-Departamento
de Farmacología-Facultad
de Medicina y Odontología-Universidad
del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea
Fotografías: saludalia.com |