Alicia
Castellanos, antropóloga de origen mexicano, presentó
el mes pasado en Baiona una ponencia sobre el tema "exilio
y alteridad en México: españoles y vascos".
Aunque este trabajo sólo constituya un primer acercamiento
en torno al tema del exilio republicano en México,
la antropóloga señaló que su investigación
se encuentra basada principalmente en les relaciones interculturales
entre los exiliados republicanos y los indígenas mexicanos.
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-No es usted
descendiente de familia española o vasca, sin embargo ha
decidido llevar a cabo esta investigación sobre el exilio
republicano. ¿Por qué? Por ahora, esta investigación
sólo es un primer acercamiento al tema del exilio republicano
en México, con un énfasis particular en el exilio
vasco. Este trabajo se encuentra principalmente vinculado a mi
trabajo de investigadora, en lo que respecta al tema de las relaciones
interculturales. El interés por el exilio Republicano se
inscribe dentro de esta amplia línea de investigación.
Como lo planteo en el trabajo, en México el exilio constituye
una condición que permite trabajar el tema de la relación
con el otro, esto que llamamos en un sentido amplio la alteridad,
que significa el encuentro con otros, culturalmente muy distintos.
En tanto que como antropóloga, mi trabajo se ha centrado
en el aspecto de las relaciones interculturales y el racismo hacia
los pueblos indígenas de México. Mi objetivo es
realizar un diagnóstico general. Fuera del contexto limitado
a la investigación, mi interés hacia este tema ha
venido dado porque he tenido en mi vida la ocasión de relacionarme
con personas que han vivido el exilio republicano. Estudié
en institutos que formaron los refugiados de la época republicana
y pude así observar y comprenderlo. Tuve contacto con mis
profesores que eran exiliados y cuyos hijos eran mis compañeros.
Para algunos universitarios ha sido constante la relación
con el exilio, eso sí, con muy distintas características.
Yo lo que hago es recrear la visión que los mexicanos no
indígenas tienen acerca de los indígenas. La visión
de los universitarios, de los parlamentarios, y de otros sectores
de la población, sin distinguir necesariamente los orígenes
de la sociedad mexicana.
-¿Cuál
fue la importancia de esta inmigración intelectual del
exilio republicano a México?
Sí
que es muy significativo el número de intelectuales españoles,
vascos, catalanes y gallegos que acudieron en aquella época
a México y a toda Sudamérica. El exilio sudamericano
también trajo un componente de intelectuales, escritores
y científicos bastante relevante, pero quizá no
tanto como el exilio republicano. Según los datos publicados
por investigadores mexicanos, dentro de la inmigración
de la época republicana los intelectuales representaban
el 28%. Aunque haya habido otro sector importante en esta inmigración
que no era intelectual, se le ha dado mucha importancia a esta
población, sobre todo por la cantidad de gente ya formada
que llegó. En esta población había artistas,
filósofos, escritores y científicos sociales. También
llegó gente joven que se formó directamente en México
y que contribuyó en distintos campos de la vida social
mexicana.
-Pero antes
que llegaran los exiliados de la época republicana ya existían
inmigrantes tanto vascos como españoles. ¿Qué diferencia
había con el exilio Republicano? Si, había gente
exiliada pero no tenía el carácter masivo de la
época republicana. Por ejemplo, los centros vascos se crearon
a principios del siglo XX. Lo que existían eran comunidades
vascas formadas por la inmigración histórica de
períodos anteriores.
-Según
su investigación, los vascos, catalanes y gallegos tuvieron
un trato distinto hacia las comunidades indígenas. ¿En
qué se basa para afirmar esta teoría? Esta es una teoría
que estoy estudiando y que habría que tratar de probar
a largo plazo mediante un trabajo más profundizado. De
forma general, planteo que puede que algunos de estos escritores
tuvieran más sensibilidad para entender la situación
de las poblaciones indígenas, de forma distinta a los otros
grupos, dentro de este conglomerado de refugiados. Es una hipótesis
que quiero probar. Esta idea la sustento fundamentalmente pensando
en dos autores, Agustí Barta, de origen catalán,
y Otaola, que llego del País Vasco. Aunque no sean los
únicos escritores que se ocupan del tema mexicano, en los
dos casos hay una cercanía en el interés. Por ejemplo,
los escritos de Agustí Barta tratan muchas veces de las
culturas prehispánicas. Sus protagonistas son mexicanos
y en algunos libros hace referencia a hechos históricos
importantes como la revolución mexicana de 1910. Aunque
no haya tenido todavía la oportunidad de estudiar todos
los escritos de Otaola, me parece que este autor tiene un acercamiento
muy interesante sobre lo que es la realidad mexicana. Vive en
un pueblo céntrico del país sobre el cual escribe
y hacia el cual muestra una cercanía muy particular. Con
base a este tipo de expresiones y basándome en la situación
que vive el pueblo vasco en este momento, respeto al desarrollo
de su cultura y de su lengua en el estado español, pienso
que esta relación de conflicto con el estado-nación
puede hacer más sensible al escritor hacia otras realidades
que guardan también una relación de conflicto, que
en este caso sería Mexicana.
-Comparándolo
con otros intelectuales de aquella época, ¿le parece a
usted que hubo un trato similar?
Lo
que ha estado ampliamente reconocido y estudiado es que en torno
a los escritores tanto novelistas, poetas, críticos de
arte o artistas, su obra está relacionada con el exilio,
la situación de exilio, su experiencia en este ámbito
y la situación de guerra. Esta es la característica,
por lo menos de un grupo importante de escritores refugiados,
tanto españoles como vascos. En mucho menor grado se ocupan
del tema mexicano o del tema Americano en su globalidad. Hay una
serie de consideraciones que se han hecho a consecuencia de que
no se ocupan del tema nacional.
-De alguna
manera, para estos vascos que fueron al exilio ¿tenía mucha
importancia la madre patria? Es lógico, ya
que fue una inmigración forzada. No fue un desplazamiento
que se elige, por lo que se produjo una situación traumática
al tener que abandonar su patria de origen. Además se podría
decir que, en ese momento, había condiciones para recrear
por parte de estos exiliados su cultura de origen en México.
Por un lado, había un amplio reconocimiento de las autoridades
republicanas en México. Asimismo, estaban los centros de
recreación y los clubes ya formados, como en el caso vasco,
por ejemplo, las Euskal Etxeas. En esa época también
se abren escuelas de formación preuniversitaria creadas
por exiliados. Gracias a estos organismos se desarrolla una identidad
como refugiado y esto ha influido probablemente en la forma en
la que se acercan a la sociedad anfitriona. Este es el planteamiento
que he hecho en varias investigaciones.
-¿En qué
sentido influye? Se establece una relación
exitosa con la sociedad de exilio en el medio intelectual y universitario,
dado que la inserción de los refugiados en el ámbito
universitario es importante. Los refugiados llegan incluso a crear
facultades y líneas de trabajo y de investigación
en distintas instituciones de educación e investigación
superior. Pero el hecho de que el refugiado encuentre distintos
espacios de reproducción cultural puede dar a pensar que
lo sustrae, por lo menos en la primera fase, de una interacción
más intensa con el resto de la población. Con el
tiempo hay un proceso de integración. Aunque en la segunda
y tercera generación no se pierde una identidad española
o vasca, hay un proceso de integración en el pleno sentido
de la palabra. Por parte de las segundas y terceras generaciones
hay un auto reconocimiento de lo mexicano, pero la doble identidad
persiste. Este fenómeno se va expresando en la obra de
las nuevas generaciones.
-¿Se podría
decir que hay una cierta continuidad en el proceso de reproducción
cultural? Algunos investigadores
mexicanos lo han analizado y, según ellos, tienen una temática
y tratamiento distintos. Se suele decir a la gente que es de origen
vasco, pero muchas veces estas personas ya no hablan la lengua.
De todos modos, a mi me sigue pareciendo que persiste una identidad
que habría que estudiar en una tercera generación.
Yo creo que sí hay una cierta continuidad en el proceso
de reproducción cultural. Hay interés. Habría
que ver, sin embargo, hasta dónde se preserva la identidad
vasca, que no necesariamente excluye la identidad mexicana. habría
que ver cuál es el peso en las nuevas generaciones de la
identidad, que a mi parecer, en el caso vasco, es mucho mas fuerte
comparándolo con los otros grupos. Esta será la
segunda fase de mi investigación, ya que tengo la intención
de llevar a cabo entrevistas con personas de estas dos generaciones.
-Hablaba usted
de creación de escuelas preuniversitarias por parte de
los refugiados republicanos. ¿Cual ha sido exactamente su aportación?
Se
fundan colegios donde hay una formación preuniversitaria,
concretamente en el colegio en el cual estudié. En el momento
de esta fundación fue relevante la aportación que
hacen muchos refugiados intelectuales en distintos campos del
conocimiento, como en la filosofía, el arte, las ciencias
sociales y las ciencias exactas. Se abren incluso especialidades
nuevas que en aquella época no existían en los programas
universitarios Mexicanos. Con el tiempo es una población
que se que se integra. Una buena parte de estos exiliados se ven
obligados a quedarse en México y, de esta forma, integrarse.
Es una generación que tiene un impacto importante principalmente
en la vida académica. Gracias a la aportación del
exilio republicano se podría decir que hubo un reconocimiento
de la especificidad latinoamericana en el extranjero. Fotografías: Antonio Di Bellonio
Euskonews & Media 127.zbk
(2001 / 6 / 15-22)
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