Han
transcurrido 25 años desde que Juan Bautista Berasategi
se sumergiera en el mundo del cine de animación. Tras darse
a conocer con el cortomejatre de dibujos animados "Ekialdeko izarra"
(1977), su siguiente trabajo, "Fernando Amezketarra", se alzó
con el primer premio del XXI Festival Internacional de Documentales
y Cortometrajes. Desde entonces ha realizado varias películas
de animación, entre las que destacan "Kalabaza tripontzia"
(1985), "Balleneros" (1991) y "Ahmed, príncipe de la Alhambra"
(1996-97). Mientras en la sociedad dominaba la incertidumbre sobre
si estas obras formaban parte del cine vasco, Juanba manifiesta
que "no eran más que una experimentación, ya que
por entonces todavía no cabía hablar de cine vasco".
Asegura que comienza a emerger un nuevo movimiento en torno al
cine de animación que hace temblar al monopolio de Disney.
De hecho, en la última edición de los premios Goya,
tres de los cuatro largometrajes que optaban a la mejor película
de animación eran vascos. En cualquier caso, Berasategi
sostiene que el cine de animación vasco requiere para mejorar
su estado actual ser reconocido como fenómeno industrial
mediante la adopción de una
serie de medidas.
-¿Cuál
es el proceso de creación de una película de animación? A pesar de que en estos
últimos años la tecnología haya contribuido
a agilizar el proceso, no deja de ser un trabajo agotador. Lo
primero que hay que hacer es seleccionar y consensuar la historia
que se quiere contar, y después elaborar el "Story board",
donde se plasma esa historia en papel, definiendo y concretando
cómo serán los personajes y el decorado, porque
en las películas de animación no hay actores. Luego
se graban los diálogos para conocer el habla cada personaje
y saber qué ritmo llevan las conversaciones, para en función
de ello mover los personajes.
A
continuación realizamos lo que se llama "La Biblia" de
los personajes y de los decorados, que es donde se entra en los
detalles de cada personaje: cómo se enfurece, cómo
sonríe, cómo mueve las manos y los ojos, cómo
habla... Tenemos que precisar cómo reaccionaría
y qué actitud adoptaría el personaje ante distintas
circunstancias. Todo esto es lo que se conoce como preproducción. Luego viene lo que es la producción.
Sin embargo, como nosotros no tenemos ni la capacidad, ni los
instrumentos, ni los medios necesarios, es otra empresa la que
asume esta tarea. Nosotros les transmitimos nuestra idea y ellos
se encargan de ajustar los personajes y decorados a ella. Por
eso es tan importante la fase de preproducción, porque
tenemos que facilitarles la información más precisa
posible. El trabajo más arduo se concentra en la fase de
producción, que es donde hay que trazar todos los dibujos,
aunque ahora se compone por ordenador. Tras finalizar esta fase,
viene la postproducción: ponerle música, insertar
voces, etc.
-¿Cuánto
tiempo se necesita para realizar una película de animación? En mis comienzos necesitamos
tres años para realizar "Kalabaza tripontzia", pero ahora,
gracias al progreso de la tecnología, con aproximadamente
un año y medio basta.

-¿Cómo
se ha de proceder para conseguir que estos productos sean rentables? Las películas
de animación hay que venderlas como cualquier otro producto,
y para eso conviene saber a dónde y a quién van
dirigidas; en definitiva, hay que conocer el mercado. Los dibujos
animados de Lazkao Txiki o de Pernando Amezketarra, al estar destinados
a un público vasco, no son productos que se puedan vender
fuera, y al tener un mercado reducido, el presupuesto es igualmente
limitado. Sin embargo, hay otros productos, como "Ahmed, príncipe
de la Alhambra", que debido a sus elementos y personajes, pueden
acceder a un mercado más amplio. A su vez, disponen de
un presupuesto mayor, y eso se refleja en la calidad de los dibujos.
Dependiendo
de cuál sea la historia, el producto será más
o menos universal, lo cual tendrá una directa repercusión
sobre las posibilidades de su venta. Si no consigues vender el
producto, estás perdido. Por eso, hay que contar historias
que puedan venderse, no las que a ti te gustaría contar.
El aspecto financiero resulta decisivo.
-Si no estuviera condicionado
por el aspecto financiero, ¿qué película le gustaría
realizar? Tengo guardadas muchas
películas y proyectos que me gustaría realizar.
Son varias las historias que me gustaría llevar a la pantalla,
porque en Euskal Herria disponemos de un amplísimo abanico
temático. Pero como por el momento no dispongo de esa posibilidad,
tampoco me preocupa demasiado.
-¿Qué
puede hacer una empresa como "Loturafilms" frente a
Disney? Es obvio que la Disney,
debido a su supremacía presupuestaria, y, por consiguiente,
a la calidad de sus productos, es un monopolio, se mire por donde
se mire. Acapara todas las pantallas de cine. Pero en estos últimos
años está teniendo lugar un fenómeno curioso,
porque resulta que dibujos tan horrorosos como los de "South Park"
están obteniendo un inmenso éxito, y la Disney ha
empezado a asustarse. Uno de los mayores problemas consiste en
conseguir que tu película llegue a las pantallas de cine,
porque no resulta nada fácil. Está directamente
ligado a la política cultural administrativa. Los franceses,
por ejemplo, lo primero que ponen en las salas de cine son las
películas producidas en Francia. Ahí no interviene
sólo el factor económico, sino también el
cultural. En muchos lugares apenas hay posibilidad alguna de exponer
los productos locales, por buenos que sean.
-El presupuesto
de "Karramarroen uhartea" fue de 130 millones, mientras que el
de "Dinosaurios" ascendió a 14.000 millones.
La
Disney destina la mitad de su presupuesto al marketing, y la otra
mitad a la realización de la película. En el proceso
de producción, la Disney graba las secuencias cinco veces,
para luego escoger la mejor. En los Estados Unidos el cine factura
más que la aeronáutica o el ejército. Allí
el cine no recibe subvenciones, porque para el Estado es una industria
estratégica. Sin embargo en Euskal Herria el cine no es
industria; es un producto cultural.
-¿Qué
porcentaje del presupuesto se destina en Euskal Herria a la publicidad? Como mucho, el 30%.
Es muy poco, lo mínimo que se puede destinar. Haces un
inmenso trabajo, como por ejemplo la película "Kalabaza
tripontzia", que nos llevó tres años, pero si no
se dispone de medios para su promoción, el trabajo no resulta
rentable. El cine de animación en Euskal Herria, mientras
no se plantee como un servicio, no resultará rentable.
Sin una subvención es imposible realizar una película
de animación, porque se considera fenómeno cultural,
no industrial. La Administración debería dar un
paso más. No se trata de conceder subvenciones. Necesitamos
ayuda para erigirnos como industria, no para realizar producciones.

Kalabaza
Tripontzia.
-¿Confía usted que en
Euskal Herria el cine llegará a tener un tratamiento industrial? Sí, creo que
sí. El Gobierno ya ha empezado a avanzar en este sentido.
El hecho de que en la última edición de los premios
Goya tres de las cuatro películas nominadas en la categoría
de animación fueran vascas no ha pasado desapercibido para
el Gobierno Vasco. Ahora debe despertar el "genio" y explotar
esta cantera potencial, y ya se empiezan a ver los primeros movimientos.
Ahora mismo nuestro ámbito no factura cantidades impresionantes,
pero hay que tener en cuenta que el cine exporta la imagen del
país a todo el mundo. Por eso, consideramos necesario contar
con un departamento o instituto especializado formado por los
responsables del turismo, de la cultura y de la industria que
analice esta realidad. Aunque no se le presta demasiada atención,
también el cine vende la imagen de Euskal Herria.
-¿No cuenta el cine de animación
con inversiones privadas? Si no resulta rentable,
la gente no invierte. Además, se requiere tanto tiempo
para elaborar el producto, sin garantías de que luego se
proyecte en las salas de cine... Parece un callejón sin
salida.
-No obstante,
¿diría usted que la situación de Euskal Herria está
cambiando?
En
la última edición de los premios Goya, en la categoría
de películas de animación, tres de las cuatro películas
nominadas eran vascas. En este aspecto, Euskal Herria se está
convirtiendo en un importante referente, tanto a nivel estatal
como al europeo. No tiene ninguna explicación lógica,
ignoro el porqué de este movimiento, pero lo que sí
puedo asegurar es que los vascos somos gente muy trabajadora y
alcanzamos una magnífica relación entre trabajo
y calidad.
-¿Cuál
es la situación en el aspecto profesional? Toda la gente de Euskal
Herria está trabajando. Hay muchos puestos de trabajo,
pero pocas posibilidades para realizar estos estudios, porque
la enseñanza no está reglada. Convendría
cambiar esta situación, porque a buen seguro constituiría
una excelente cantera profesional. Mantuvimos una serie de conversaciones
con Mondragon Unibertsitatea sobre la posibilidad de crear una
escuela oficial. Deberíamos cambiar la situación
actual de la educación y de los estudios, y contar con
una escuela pública.
-¿En qué
están trabajando en estos momentos? Estamos trabajando
en lo que será la segunda parte de "Ahmed, príncipe
de la Alhambra", junto con unos andaluces, que han puesto el 75%
del presupuesto. Fotografías: Ainara Iraeta Usabiaga
Euskonews & Media 135.zbk
(2001 / 9 / 14-21)
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