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José
Luis de la Granja es un hombre totalmente ligado a la Universidad
del País Vasco. Ingresó como profesor en el
año 78, y desde el 90 es catedrático de Historia
Contemporánea en la Facultad de Ciencias Sociales
y de la Comunicación. Así mismo es tutor de
la UNED del centro de Bizkaia en Portugalete. |
-Afirma
usted que junto a José Antonio Aguirre, uno de los hombres
más relevantes dentro del panorama político vasco
fue Manuel de Irujo. Si cogemos exclusivamente
el nacionalismo vasco en el siglo XX y haciendo abstracción
de los políticos actuales, tras la muerte de Sabino Arana
en el año 1903 los nombres a señalar serían
José Antonio Aguirre (al ser el primer lehendakari del
Gobierno Vasco y por su relevancia política tanto en la
República como en la Guerra Civil y en el exilio hasta
su muerte en 1960) y Manuel de Irujo. A pesar de que Irujo era
casi trece años mayor que Aguirre, y por lo tanto más
veterano, yo les sitúo en la misma generación. Irujo
fue diputado a Cortes en la República como Aguirre, y ministro
del PNV en los gobiernos republicanos no sólo en la Guerra
Civil, sino también en el exilio. Pero además tuvo
cargos relevantes a nivel internacional, ya que en el exilio llegó
a ser vicepresidente del Consejo Federal Español del Movimiento
Europeo y presidente del mismo a finales del franquismo. En los
últimos años de la transición volvió
a ser senador y parlamentario foral de Navarra, justo lo que había
sido al principio de su carrera en época de la restauración
con la monarquía de Alfonso XIII. Como vivió casi
90 años tuvo una trayectoria más completa que la
de Aguirre (que murió prematuramente en el año 60),
aunque la trascendencia de Aguirre sea mayor. Irujo fue un líder
carismático, no tanto como Aguirre, cosa que no se considera
en el caso de Leizaola, que era un político más
gris, más de gestión diaria. Irujo fue más
controvertido, tuvo cambios importantes sobre todo en los años
de la Guerra Mundial (es la etapa en la que se radicaliza y diverge
de lo que había sido su posición en la República).
En cuanto a los cargos desempeñados tanto a nivel vasco
como español y europeo no tiene equivalente. Se pueden
mencionar otros políticos no nacionalistas también
destacados como Prieto, que al igual que Irujo también
fue diputado y ministro, y que en el socialismo fue el equivalente
de Aguirre. Si cogemos a los monárquicos se puede hablar
de Lequerica o de Areilza que tuvieron cargos relevantes sobre
todo en el franquismo, o los carlistas Pradera o Conde de Rodezno
etc. Pero el que tuvo la vida política más extensa
(prácticamente 70 años) y más cargos públicos
fue Irujo.
| Manuel
de Irujo.
Fotografía realizada en la Exposición
"Manuel de Irujo Ollo. Lizarra/Estella 1891/9/25-Iruñea/Pamplona
1981/1/1 |
-Fue un líder
carismático que mantuvo ciertas desavenencias con su propio
partido. Tuvo desavenencias
con el propio Aguirre. En la República, frente al optimismo
de Aguirre con el Estatuto en Navarra, Irujo mantuvo una posición
pesimista. Y el caso es que Irujo tuvo toda la razón. Es
decir, como él había vaticinado el Estatuto fracasó
en Navarra en el año 32. A Irujo como navarro y muy vinculado
a su tierra le pareció mal que el PNV siguiese con el Estatuto
ya sin Navarra, aunque le dejase una cláusula para una
incorporación futura. Pero al final lo acabó aceptando.
De hecho, Irujo fue el ministro del Estatuto. Esas desavenencias
continuaron en el exilio. Tanto Aguirre como Irujo tuvieron una
fase radical e independentista durante la segunda Guerra Mundial,
pero a pesar de eso, a Aguirre no le pareció bien la actuación
de Irujo; es más, desaprobó públicamente
su papel en el Consejo Nacional Vasco de Londres como lo ha estudiado
Jiménez de Aberásturi. En aquellos momentos en que
no se sabía cuál era el paradero Aguirre (estuvo
perdido durante más o menos un año en la Alemania
nazi hasta que consiguió escapar y llegar a América
en el año 40-41), en una situación en que prácticamente
no existe el Gobierno Vasco en el exilio, Irujo crea como un contragobierno
que es el Consejo Nacional de Euskadi en Londres. Pero no con
planteamientos autonomistas y republicanos, sino muchos más
radicales e independentistas de acuerdo con el Consejo Nacional
Catalán que existe también en Londres en esos años
de la Guerra Mundial. Elaboró una serie de textos, por
ejemplo un anteproyecto de Constitución vasca que está
publicado, donde llega a incorporar no sólo Euskadi y Navarra
sino también zonas de Cantabria, La Rioja, Burgos o de
Aragón. Ese proyecto sentó muy mal a los republicanos,
incluso los sectores nacionalistas disintieron de la actuación
de Irujo, y Prieto lo descalificó hablando de imperialismo
vasco. Por esas y otras actuaciones un poco por libre, tanto como
por su carácter que era bastante impulsivo y muchas veces
iba por su cuenta sin reparar en las autoridades del PNV, hizo
que Aguirre desautorizase esa actuación de Irujo. Tuvieron
algún que otro choque posteriormente, pero en el fondo
acabaron siendo muy amigos. Los dos volvieron a defender las instituciones
republicanas y el Estatuto del 36 a partir del 45. De hecho, ambos
jugaron la carta de la República y por eso Irujo volvió
a ser ministro de Gobiernos Republicanos del 45 al 47. Irujo mismo decía que
a veces andaba por libre y tomaba decisiones sin tener en cuenta
a su partido. El caso más claro es el Irujo del 18 de julio
de 1936 en San Sebastián. Él es el primer nacionalista
que en cuanto se entera que hay un golpe de estado, va donde el
gobernador civil de Guipúzcoa y se ofrece para lo que haga
falta, sin tener en cuenta la dirección de su partido que
ese mismo día se iba a reunir en San Sebastián y
que de primeras desautorizó la actitud de Irujo. Ese texto
nunca se publicó, pero al día siguiente optarán
por apoyar la República y oponerse al golpe. Pero mientras
que Irujo lo tenía claro hay otros que dudaron, porque
Aguirre y Leizaola reconocieron que tuvieron sus dudas en el verano
del 36. Irujo desde el primer momento no dudó y eso explica
que sea el único ministro que ha tenido el PNV en los gobiernos
españoles. Hubo otro nacionalista por Acción Nacionalista
Vasca, Tomás Bilbao, que fue ministro de Negrín
en el 38-39 una vez que Irujo dimitió, pero fue por un
problema de solidaridad con la Generalitat de Cataluña.
Durante dos años Irujo fue ministro con Largo Caballero
y luego con Negrín. Aunque él tampoco quería
ser ministro por razones personales. La mayor parte de su familia
estaba en Navarra en manos de los franquistas, por lo que algunos
de sus hermanos corrían peligro (de hecho uno de ellos
fue condenado a muerte después). Pero al final, quizá
por ese talante que algunos han denominado disidente e incluso
de heterodoxia, en el fondo fue muy leal, una lealtad crítica,
pero lealtad al fin y al cabo, al PNV en el que militó
durante más de 70 años, desde 1908 hasta su muerte
en 1981.
-Lealtad que
también demostró en la Guerra en la que participó
activamente.
En
la guerra hubo dos fases. Antes del Irujo ministro hay el Irujo
que es fundamental en la Guerra Civil en Guipúzcoa. Es
el primero, el más decidido, el más avanzado también
socialmente dentro de esa línea que va a llevar luego a
la democracia cristiana en el exilio. Y como él era republicano
en el sentido que identificaba república con democracia,
contribuye en la derrota de la sublevación en San Sebastián
junto con otros diputados nacionalistas y no nacionalistas, con
la rendición de los cuarteles de Loyola. Después
es de los que intenta que no se cometan excesos en San Sebastián
aunque sin demasiado éxito. En Guipúzcoa durante
esos dos meses escasos hubo bastantes asesinatos de presos derechistas,
algunos muy relevantes. Guipúzcoa queda fragmentada
en zonas y así como en Eibar, Irun y San Sebastián
son el Frente Popular con los anarquistas, es decir, los sectores
obreristas más radicales los que controlan la situación,
los nacionalistas se refugian en el interior de Guipúzcoa
y hacen de la basílica de Loyola su sede. Ahí es
donde empiezan a movilizar sus milicias y a crear sus batallones,
lo que luego será el Eusko Gudarostea. Al frente de eso
está Irujo. El PNV no interviene apenas en la guerra, en
una situación de la Euskadi preautonómica, antes
del Estatuto, se preocupa más de salvar la vida de los
presos o de salvaguardar las iglesias; aunque empiezan a organizarse
militarmente. El cambio fundamental se produce
cuando en septiembre llegan la dirección del PNV y Aguirre,
y negocian con Largo Caballero y Prieto convertir esa especie
de alianza de hecho en alianza de derecho, esto es, en una alianza
político-militar en todos los niveles. Es entonces cuando
se sella ese acuerdo que se plasma en hechos fundamentales: la
entrada de Irujo en el Gobierno (inicialmente Largo Caballero
ofreció la cartera a Aguirre, Aguirre no aceptó
y se la ofrece a Irujo que acabó aceptando por esa lealtad
con su partido) con la condición sine qua non de
la aprobación del estatuto vasco. El 1 de octubre del 36
se aprueba el Estatuto en las Cortes reunidas en Madrid, y eso
permite que una semana después en Gernika se forme el Gobierno
de Aguirre, gobierno de coalición PNV-Frente Popular pero
hegemonizado por el PNV, que tiene las carteras fundamentales
aparte de la presidencia de Aguirre. El pacto no hubiese existido
de no haber guerra, pero sí hubiese habido estatuto aunque
no hubiera guerra, porque había un entendimiento cordial
entre Prieto, Aguirre e Irujo. Lo único que se hizo es
acelerar su aprobación sobre todo para que el nacionalismo
se volcase más en la guerra militarmente, cosa que no había
hecho en la campaña de Guipúzcoa. A partir de ahí
y durante el resto de la guerra en Bizkaia, hasta la toma de Bilbao
por el ejército de Franco en junio del 37, el nacionalismo
se vuelca mucho más en la guerra, con un estatuto que convierte
el gobierno de Aguirre en un cuasi estado vasco, una situación
de semi-independencia que controla todo el poder. Y su representante
del gobierno primero de Largo Caballero y luego de Negrín,
es Irujo. En su etapa de ministro de Justicia hizo todo lo posible
para acabar con los paseos, con las chekas, para que los presos
fueran juzgados en tribunales, aunque fuesen tribunales populares;
y para restablecer el culto católico, cosa que desarrolló
especialmente en Cataluña. Así como el Gobierno
estaba en Valencia y de allí fue a Barcelona, Irujo estuvo
buena parte de su ministerio en Barcelona. A Barcelona fue también
Aguirre y parte de su gobierno, una vez que cae Bilbao. Allí
con las buenas relaciones con la Generalitat de Companys, Irujo
va a hacer todo lo posible por restablecer el culto católico.
De hecho va a existir una capilla vasca en Barcelona que no va
a tener problemas. Pero va a ser sobre todo la jerarquía
eclesiástica catalana la que no querrá que se restablezca
el culto en la zona republicana, y preferirá esperar a
que entren las tropas de Franco a principios del 39 para hacerlo.
Así que curiosamente los mayores problemas que tuvo Irujo
para el restablecimiento del culto católico en la zona
republicana y especialmente en Cataluña, no procedieron
del gobierno republicano, sino de la propia Iglesia.
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Fotografía
del cartel de la Exposición "Manuel de Irujo Ollo.
Lizarra/Estella 1891/9/25 Iruñea/Pamplona 1981/1/1 |
-Arduo defensor
del Estatuto, usted mismo califica a Irujo como "el hombre
del Estatuto". Cuando llega la República
, las posiciones del PNV están bastante escoradas a la
derecha sobre todo por la cuestión religiosa. El primer
estatuto lo elaboró la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko
Ikaskuntza, el llamado Estatuto General del Estado Vasco, con
la participación de distintos sectores políticos.
Pero ese Estatuto, que podía haber sido el común
denominador para derechas e izquierdas vascas (muy divididas entonces
por la cuestión religiosa), no seguirá adelante.
Mientras que ANV va a apoyar este Estatuto y el que posteriormente
hagan las izquierdas, el PNV y los carlistas introducen una serie
de enmiendas, como el famoso concordato vasco. Ambos creían
que la República iba a ser federal (luego no lo fue, fue
un estado integral que sólo admitía regiones autónomas
y no estados federados), se pretendía concordar directamente
con la Santa Sede. De esa manera, se quería evitar la legislación
anticlerical de la República en un momento de efervescencia
religiosa. Recordemos que en esos momentos es cuando tienen lugar
en Ezkioga las famosas apariciones de una supuesta virgen, virgen
del Estatuto para algunos. Y se mezcla política con religión.
Tales enmiendas llevan al Estatuto de Estella, que es un estatuto
clerical y antirrepublicano, con la idea de que si la República
como era previsible tuviera una constitución anticlerical
y laica, Euskadi sea una especie de oasis, para Prieto un Gibraltar
del Vaticano. Se añadieron otras enmiendas que eran inasumibles
para las izquierdas vascas y para la segunda República,
muy escorada hacia la izquierda en el año 31, como es por
ejemplo el que los inmigrantes no pudieran votar hasta pasados
10 años de residencia. Eso suponía privar el derecho
de voto a miles de personas que en su mayoría votaba más
bien a las izquierdas. Todo eso hizo naufragar el Estatuto en
el 31. En Euskadi hubo mayoría porque la coalición
de Estella de nacionalistas y carlistas venció en las elecciones,
aunque no en Bilbao, por ejemplo, y en Alava hubo una situación
de empate. Pero cuando ese Estatuto se lleva en septiembre a Madrid
a las Cortes Constituyentes, naufraga totalmente porque es incompatible
con la Constitución. Irujo lo había apoyado, aunque
el líder de movimiento de alcaldes era Aguirre (que era
alcalde de Getxo) e Irujo en esos momentos no tenía ningún
cargo público. Es más, el hacer la coalición
de Estella le impidió presentarse por Navarra. Irujo iba
presentarse a la candidatura del PNV por Navarra, pero al llegar
a la asamblea de Estella, la candidatura conjunta nacionalistas-carlistas
pro-Estatuto de Estella era la de las derechas, quitando a uno
y metiendo a Aguirre. Eso en Navarra sentó muy mal no sólo
a Irujo sino a otros, porque había un diputado nacionalista
anterior que era Manuel Aranzadi, primo carnal de Irujo, al que
se le va a postergar para incluir a Aguirre.

Irujo apoya el Estatuto
de Estella aunque no interviene tanto como Aguirre y otros en
su elaboración, pero es el primero que se da cuenta que
ese estatuto es inviable. Él dice que el estatuto es lo
importante, como lo es la existencia de Euskadi. Es decir, para
que exista Euskadi tiene que haber un estatuto, lo de menos son
las facultades de ese estatuto. Incluso viene a decir expresamente
que si para conseguir el estatuto hay que renunciar a la facultad
concordataria, hay que hacerlo. Y eso que él era muy religioso
y muy católico. Pero consideraba que así no se iba
a ningún sitio, que el estatuto iba a fracasar y que se
quedarían sin nada. Por supuesto, una vez que el Estatuto
fracase definitivamente en las Cortes a finales de diciembre,
Irujo apoya la nueva vía que abre la República,
el Gobierno de Azaña y de Prieto. Un estatuto que no va
a ser el de Estella ni el de la Sociedad de Estudios Vascos, sino
un estatuto que se acople a la Constitución del 31, por
lo cual no va a haber estado vasco sino región autónoma
vasca, que va a tener menos competencias, no va a disponer de
autonomía religiosa ni concordato, pero que a mi modo de
ver es un proyecto más democrático-liberal que los
del 31. Sigue incorporando todavía a Navarra hasta el año
32, y se ajusta más o menos a la Constitución. El
PNV apoyó esa vía así como el carlismo no,
y por supuesto, Irujo incondicionalmente.
Irujo se vuelca en el año
32 en ese Estatuto como Aguirre, pero mientras Aguirre es optimista
y cree que el Estatuto va a salir sin problemas en Navarra, Irujo
no piensa lo mismo porque al no ser un estatuto anti-republicano
y clerical, sino un estatuto ajustado a la República y
no se posiciona en la cuestión religiosa, tanto a la derecha
navarrista como al carlismo no les interesa. Efectivamente, Irujo
tuvo razón y como había vaticinado en junio del
32 los ayuntamientos navarros por ligera mayoría y con
algunas irregularidades, dicen que no. Es cuando Irujo como navarro
protesta a la dirección del PNV, al EBB, diciéndole
que no debe apoyar un estatuto sin Navarra, porque al final van
a quedar separados vascos y navarros, y que la cláusula
que se va poner para que en el futuro Navarra se pueda incorporar
con una serie de requisitos, se acabaría quitando. Esa
cláusula está en el Estatuto que se plebiscitó
en Álava, Guipúzcoa y Bizkaia en el año 33,
pero no está en el Estatuto definitivamente aprobado el
1 de octubre del 36 porque fue muy recortado sobre todo por Prieto.
Sin embargo Irujo, con esa lealtad crítica, a pesar de
sus protestas, lo acabó aceptando y lo defendió
en las Cortes como diputado pero por Guipúzcoa, no por
Navarra. Se presentó por ambos sitios, como Aguirre, que
lo hizo por Bizkaia y Navarra. Pero como en Navarra no tenía
nada que hacer (la derecha era hegemónica y el PNV no pasaba
del 10% de los votos) salió por Guipúzcoa. Es sabido que el Estatuto fue
parado por la derecha en las Cortes por la cuestión alavesa
en el año 34, y definitivamente aprobado en el 36. Ante
los ataques de Calvo Sotelo con aquella famosa frase "antes
una España roja que una España rota" o dirigiéndose
a los diputados del PNV dijo literalmente "entregaros el
Estatuto, es un crimen de lesa patria", Irujo se mantuvo
firme y tanto él como Aguirre o Monzón dijeron que
ellos defendían el Estatuto aunque lo consideraban como
un programa mínimo. Ellos abogaban por la restauración
foral que la interpretaban en el sentido de soberanía vasca,
pero Irujo tuvo una frase muy gráfica y que va a ser realidad.
Irujo con ese pragmatismo suyo va a decir en el año 35
que los diputados nacionalistas bendicen la mano que les traiga
el Estatuto. Y como ha escrito Fusi, esa mano fue la de Prieto.
En una carta de Irujo en la primavera del 36 dice literalmente:
"Prieto es el hombre del Estatuto". Era muy clarividente,
y se da cuenta de que en esos momentos el hombre del Estatuto
es Prieto. Se da cuenta que ese Estatuto viene con las izquierdas,
como lo que había propuesto ANV en el año 31. El
PNV erró en Estella por ir con el carlismo. Le vino bien
desde el punto de vista religioso y para conseguir al electorado
católico, pero mal para conseguir el Estatuto. Efectivamente,
el Estatuto del 36 fue el Estatuto de Prieto y de las izquierdas.
Se aprueba en la guerra, pero sin guerra también hubiese
habido Estatuto. Se acelera para que Irujo sea ministro y para
que el PNV se vuelque militarmente en la guerra. En ese sentido Irujo fue un
hombre del Estatuto, fue un político totalmente estatutista,
dejando claro que no era su meta, que no era la meta del nacionalismo,
su meta era la restauración foral o la soberanía
vasca; pero que era fundamental como el que existiese o no Euskadi.
Salvando el paréntesis de la Guerra Mundial, donde se olvidan
del Estatuto y de las instituciones republicanas, a partir del
45 vuelve de nuevo el Irujo republicano y estatutista. Cuando
se baraja la alternativa monárquica ,Don Juan de Borbón
frente a Franco, curiosamente propuesta por Prieto, mientras que
sectores del PNV (especialmente Monzón, consejero del Gobierno
Vasco de Aguirre) la aceptan, Irujo se opone totalmente. Después
y lo sabemos por el libro "El péndulo patriótico",
hay momentos en los que Irujo ,actuando un poco por libre, llega
a acuerdos con los republicanos, y está dispuesto a volver
al gobierno republicano en el exilio cuando ya casi no pintaba
nada y cuando el régimen de Franco se había consolidado.
Sin embargo, la dirección del PNV le para los pies y no
le deja ir más allá. Se le critica por esa actuación.
Eso hace que sus relaciones con Ajuriaguerra y con la dirección
del PNV durante parte del exilio fuesen un poco distantes y frías.
-Otro de los
méritos de Irujo es su labor por la europeización
del partido, labor que desempeñó en el exilio. El europeísmo
de Irujo empieza en la segunda República. En el segundo
Aberri Eguna celebrado en San Sebastián en el año
33, bajo el lema de Euzkadi-Europa Irujo pronuncia una conferencia
sobre nacionalismo e internacionalismo. En dicha conferencia resaltaba
la importancia de estar en Europa. Sobre esa cuestión también
publicó varios artículos en la prensa y al mismo
tiempo fue el principal defensor del pacto Galeuzca, que surgió
y fracasó en el año 33. Irujo participó en
un viaje triangular que se hizo ese mismo año en los tres
territorios, y defendió el pacto a capa y espada. También
lo presentó en un congreso que había en Ginebra
sobre las minorías nacionales europeas. Pero le sentó
muy mal que ,a diferencia de otros años, el PNV no enviase
una delegación a ese congreso, porque consideraba que ahí
se iba a plantear a nivel internacional Galeuzca y esa ausencia
junto con otras cosas motivó el fracaso del mismo. Ya en el exilio, Irujo volvió
a apoyar la alianza con catalanes y gallegos. Primero hizo un
pacto vasco-catalán en Londres y ambos van a establecer
contactos con el gobierno británico y con la Francia libre.
Pero como ha estudiado Jiménez de Aberásturi, todos
esos proyectos de Irujo en Londres eran muy radicales y quedan
al margen de la Segunda República española. Él
vuelve a jugar la carta republicana y autonomista, pero al igual
que el PNV, también baraja la vertiente europea. Pero así
como otros dirigentes como Aguirre o Landaburu estuvieron más
en la internacional demócrata-cristiana, Irujo se centró
sobre todo en el movimiento europeo. Fue un defensor claro de
la unión europea y de las ideas europeístas y federalistas.
Él era un republicano federal, entendía por república
un régimen democrático y abogaba por una república
federal, tanto a escala española como europea.
Cuando se crea el Consejo Vasco
en el año 51, Irujo está entre los vocales de la
primera junta directiva y va a pertenecer a él durante
mucho tiempo. Lo mismo en el Consejo Federal Español del
Movimiento Europeo, que se creó en el 49 y del que fue
vicepresidente. El presidente era el liberal Salvador Madariaga
con el que Irujo mantuvo polémicas por su concepción
de España, pero eso no impidió que durante años
uno fuera presidente y el otro vicepresidente. A finales del franquismo,
tras la dimisión de Madariaga, Irujo pasó a ser
el presidente del Consejo entre el 73 hasta el 76. A algunos dirigentes
del PNV, esos cargos de Irujo y sus contactos con republicanos
españoles exiliados, no les hacían mucha gracia.
Pero en la medida que Irujo fue una persona muy independiente
y muy tolerante mantuvo esa actividad. En la transición
Irujo ya había sido nombrado Amigo de Europa, pero cuando
deja la presidencia se le nombró presidente de honor del
Consejo Español en el Movimiento Europeo. Él consideraba
que la solución al problema vasco venía por la vía
de una república federal española que a su vez se
integrase en ese movimiento europeo, y no por una vía monárquica
ni por las vías más radicales del Frente Nacionalista
Vasco, como apoyará Monzón en el tardofranquismo
y en la transición.
-Menciona
a Monzón, persona que tuvo alguna que otra disputa con
Irujo. Yo aplicaría
la idea que aparece en "El péndulo patriótico",
es decir, la idea de que el PNV ha ido oscilando entre dos extremos:
entre el pragmatismo que es el estatutismo, y el idealismo, con
la meta de la restauración foral, soberanía o independencia.
En el franquismo y en la transición esos dos extremos del
péndulo están personificados en Irujo y en Monzón.
Ambos habían sido diputados en las Cortes republicanas,
Monzón consejero en el gobierno de Aguirre e Irujo ministro.
A finales de los años 40 Monzón es el monárquico,
quiere pactar con Don Juan porque cree que la única forma
de acabar con Franco es la monarquía, mientras que Irujo
se mantiene en sus tesis republicanas y democráticas identificando
república con democracia. Después, en los años
del franquismo y de la transición, Monzón ha evolucionado.
Se ha hecho mucho más radical y es el más cercano
dentro del PNV a las tesis de ETA. Considera que los fundadores
de ETA son hijos descarriados, pero hijos de Sabino Arana, que
tienen que volver a la casa del padre, y les ayuda a través
de Anai-Artea etc. Monzón defiende la tesis del Frente
Nacionalista Vasco, con todo el nacionalismo por la independencia.
Y preconiza eso en las elecciones de junio 77, las que convoca
Suárez y restablecen la democracia en España. Frente
a esas ideas de Monzón, en el otro extremo,se sitúa
Irujo, siendo consecuente con lo que había sido políticamente
a lo largo de casi toda su vida, salvo en la segunda Guerra Mundial.
Está inserto en organismos europeos, y ante la idea de
frente nacionalista defiende el frente autonómico con lo
que llegaría a ser senador por Navarra, y más tarde
le llevaría a tramitar el Estatuto, que luego será
el Estatuto de Gernika. Ahí acaba aceptando la monarquía
que nada tiene que ver con la anterior, porque se va a hacer democrática.
Y excepto Monzón, como la mayoría de su generación
que sobrevive al franquismo (Leizaola, Ajuriaguerra, Julio Jauregi),
Irujo va a defender el Estatuto. Es curioso cómo un
monárquico acaba en el nacionalismo radical y el otro se
mantuvo republicano, demócrata y estatutista. Eso le permite
a Irujo salir como senador por Navarra en las Cortes constituyentes
del 77 e impulsar el proceso que llevará al Estatuto de
Gernika. Por testimonios orales, Santiago de Pablo ha señalado
recientemente que Irujo con algún otro como Leizaola fueron
partidarios de votar a favor de la constitución española
en 1978, frente a la postura del PNV de abstención. Eso
tenía una cierta lógica con la trayectoria política
de Irujo. Porque Irujo se había lamentado del error que
supuso en el año 30 que el PNV no hubiera participado en
el pacto de San Sebastián, a diferencia del catalanismo
donde se fraguó la segunda República. El Irujo del
año 31 no lo consideró un error, entonces era crítico
con la República, pero el Irujo del exilio y luego en de
la transición insistió mucho en ello. Porque de
haber participado como los catalanes, hubiesen conseguido el Estatuto
mucho antes. El Estatuto de Cataluña es del año
32. Según él, incluso hubiese impedido que Mola
conspirase tan libremente en Navarra en el año 36. No sólo por Irujo, el
propio PNV en la transición se dio cuenta de ello, y a
diferencia del 30-31 que está totalmente al margen de la
política española, en los años 74-77 el PNV
participa en todos los organismos de la oposición y luego
en la comisión que negocia con Suárez. Precisamente
el representante del PNV en esa comisión de los diez fue
Julio Jauregi, viejo diputado del 36 muy amigo de Irujo. Cuando
Irujo fue ministro en el exilio tuvo en su ministerio a Jauregi,
y era el que tenía las tesis más estatutistas junto
con Irujo dentro del PNV en aquella época. Irujo fue un hombre coherente
con sus ideas que intentó aprender lecciones de la historia.

Fotografía
de uno de los paneles de la Exposición "Manuel de
Irujo Ollo. Lizarra/Estella 1891/9/25-Iruñea/Pamplona 1981/1/1
Fotografías de José Luis de la Granja:
Estibalitz Ezkerra
Euskonews & Media 141.zbk
(2001/10-26/11-2)
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