La
figura de R.M. Azkue es un referente obligado dentro de la actividad
cultural vasca. Toda su obra, tanto sus primeros trabajos (1891)
como los últimos realizados antes de su muerte en 1951,
se localiza en uno de los períodos más relevantes
encauzados hacia la unificación del euskera. En un primer
momento trabajó en pos de la unificación del dialecto
vizcaíno escrito, y, desde la creación de Euskaltzaindia-Real
Academia de la Lengua Vasca, por la del euskera. Al igual que
el proyecto que se traía entre manos, su obra es ciertamente
fabulosa. De hecho, como en una ocasión declarara Olabide,
"es increíble que aquello sea obra de un solo hombre".
La mejor manera de
pagar la deuda que la actividad cultural vasca tiene pendiente
con respecto a Azkue, más allá de las alabanzas,
es realizando un exhaustivo análisis que permita conocer
y examinar el rico legado que nos dejara.
Cuando Eusko Ikaskuntza-Sociedad
de Estudios Vascos me propuso pronunciar una conferencia en homenaje
a Azkue, decidí ponerle el breve y conciso título
que encabeza este escrito, que sin embargo ahora considero demasiado
extenso. No voy a hacer el recuento de todos los trabajos realizados
por Resurrección María de Azkue a lo largo de su
dilatada trayectoria en torno a la gramática vasca, sino
que me atendré principalmente a sus primeras obras gramaticales.
Aun cuando vaya a hacer alusión a los trabajos de su madurez,
en esta ocasión me gustaría detenerme en la obra
de su juventud,
menos conocida, como es el caso del libro de gramática
Euskal Izkindea, escrita a finales del siglo XIX, y que
permanece semi-oculta entre otros excelentes trabajos. Pocos saben
que se trata de la primera gramática escrita en euskera.
¿Qué me induce
a examinar esta parte de la gramática de Azkue? Como suele
ser habitual, fue a partir de otro personaje como llegué
hasta la figura de este ilustre lekeitiarra, al preparar hace
quince años una edición de la conocida obra Abarrak,
de Evaristo Bustiza, "Kirikiño". Observé que apenas
teníamos conocimientos sobre el modelo del dialecto vizcaíno
escrito de aquella época que transcurre entre dos siglos.
Es bien sabido que
durante el período 1890-1936 la corriente predominante
era la purista. Por una parte estaba la escuela de los arana,
formada por Sabino Arana y sus seguidores, y, frente a ella,
la postura de Azkue, que abogaba por el euskera popular. Para
mi asombro, descubrí cómo fue el propio Azkue quien
en gran medida creó e impulsó el movimiento purista,
al que años más tarde se le opondría con
gran ímpetu, quizás a sabiendas de que se trataba
de un producto suyo.
En esta conferencia
me gustaría hacer hincapié en la enorme influencia
que tuvo la obra del joven Azkue en el modelo escrito del dialecto
vizcaíno creado a finales del siglo XIX y desarrollado
hasta mediados del XX. Y es que por una parte asentó las
bases del modelo escrito que emplearían los puristas, y
por otra encabezó el movimiento
defensor del modelo popular que se enfrentaría a la propuesta
de los puristas. Aun cuando pueda parecer contradictorio, la huella
de Azkue se percibe en ambos modelos del dialecto vizcaíno
escrito: el primero ligado principalmente a las obras de su juventud,
y el segundo a los de su madurez, entre las que destaca Morfología
vasca.
Mitxelena bautizó
el modelo escrito creado y empleado por los puristas como hipervizcaíno,
dada su manifiesta tendencia a escoger verbos y términos
que más diferencias presentaban con respecto al resto de
los dialectos vascos, denominación que también nosotros
otorgaremos a este modelo escrito cuyo origen se encuentra en
Euskal Izkindea, de Azkue. El modelo empleado en esta obra
parte a su vez de varias ideas y propuestas que Astarloa recogiera
en su libro Discursos Filosóficos sobre la lengua bascongada.
De modo que, a pesar de que posteriormente la autoría de
este modelo escrito le haya sido atribuida a Arana, los verdaderos
padres del hipervizcaíno son Astarloa y el joven Azkue.
Para poder entender
el trabajo que Azkue realizó en el campo de la gramática
vasca es necesario analizar el largo y exuberante trecho que separa
Euskal izkindea y Morfología vasca, entre
los que se aprecian significativos cambios. El diccionario, las
obras literarias, las traducciones y las investigaciones sobre
la literatura oral realizadas en dicho período le permitieron
conocer el euskera en profundidad, con lo cual no es de extrañar
que sus primeras y últimas obras disten tanto entre sí,
tal como el propio Azkue declarara en el artículo "Txukuneria",
donde manifestaba que, en su opinión, la persona que más
lejos apuntaba dentro de la corriente purista del euskera era
A. Soloeta: "Euskalari berrizale txukuneridun-artean urrutiren
yoan zaiguna A. Soloeta dela uste dut. Orretarako dituen kemena
eta zaletasuna aundiak izanarren, etzen noski bide legunetik hainbeste
irtengo, aurretikoak izan ezpalitu: nerau bat, nerekin batera
besteren bat eta arren ondoren eli osoa, berrizale mordo andi
ugaria" (Azkue, "Txukuneria", Euskera 1925 VI, nº 2-3,
pág. 14). A través de estas palabras, Azkue declaraba
abiertamente que la primera persona en presentar las propuestas
para renovar el euskera en nombre del purismo fue él mismo.
Más tarde le seguirían Manuel Arriandiaga, discípulo
suyo, y Sabino Arana y sus seguidores.
Sin embargo, no se
puede decir que el Azkue purista y el Azkue popular nada tengan
que ver entre sí, ya que les unen la inclinación
por la regularidad, la debilidad por los tiempos pasados, la supremacía
otorgada a la lengua... La obra gramática de Azkue se debe
conocer lo más detalladamente posible, no sólo para
descubrir los cambios sobrevenidos, sino incluso para poder detectar
las características que permanecieron intactas.
El rasgo principal
de la obra de Azkue es, a mi parecer, la prioridad concedida al
euskera. Dejando de lado la extrema tendencia renovadora purista
que se refleja en Izkindea, Azkue primaba la lengua por
encima de todas las cosas. Prueba de ello es el hecho de haber
escrito la mencionada obra en euskera, y que muestra a un Azkue
verdaderamente promotor. Se trata del primer libro de gramática
editado en euskera, que después sería traducido
al castellano:
"Erderaz' orainarteko izkiralariak
legez' izkinde au izkiratu baneu' arazu ta buruauste gitsiago
emon izango eustan nire asmoak, eznintzan itz barririk sortuteko
peremina latzean egongo, liburu baten ipini bearrik bere ezneuan
izango, eta ganera nire lantso onek eukiko dauzan arerio askok'
abegi obea egingo eutsen" (Izkindea, vii).
Con todo, Azkue decide
hacer frente a las dificultades y escribir en euskera. Un esfuerzo
que sin embargo no ha recibido el reconocimiento que merece; como
mucho, lo único que se hace es mencionar la circunstancia
de que se trata de la primera gramática editada en euskera.
Hoy en día nos parece obvio que si el euskera permanece
vivo es debido a su utilización, opinión compartida
por Azkue, pero que durante su época no estaba demasiado
extendida:
"Au gora bera' itz orrei musker
begiratuko dautsenik balego' euskaraz izan ezik eznenuala izkinderik
izkiratuko beki. Noiz edo noiz euskaraak bere' bere erraietan
sorturiko arauren iaubea ta ama izan bear dau" (Izkindea,
vii-viii)
Por tanto, en esta
conferencia intento mostrar las dos caras de Azkue. Por un lado,
como el ferviente renovador que era en su juventud, el que en
nombre del purismo llegó a calificar de malos hablantes
a los vascos, y por otro lado, el vascófilo que tras años
de trabajo saldría en defensa del euskera empleado por
los vascos. En cualquier caso, se trata de un ávido vascófilo
y gramático, autor de una extraordinaria obra que influiría
decisivamente en la trayectoria del euskera.
Itziar Laka, profesora
de la UPV-EHU
Fotografías: De la colección Bidegileak nº5
del Gobierno Vasco |