Nuestro
precioso castillo de la Mota ha adquirido a través de los
siglos una importancia prioritaria en el transcurrir histórico
de San Sebastián, hasta el punto de ser quizá, la
fortaleza más importante de las ubicadas en el País
Vasco.
Por
ello, bueno es que los donostiarras nunca ignoren este hecho de
tanta trascendencia histórica para San Sebastián.

ORIGEN Y EVOLUCIÓN HISTÓRICA
Aunque "Sanctus
Sebastianum" ya aparece como un monasterio de esta advocación
en un documento de 1014, expedido en una donación de Sancho
Garcés III el Mayor; no será hasta 1180 cuando Sancho
VI el Sabio de Navarra funde la villa, transladándola a
su actual emplazamiento, bien defendida por el monte Urgull, que
protegía el puerto de los vientos del norte y los embates
del mar. Además, su cima propiciaba la ubicación
de un castillo para defensa de la población y su situación,
entre el río Urumea y la playa de la Concha, convertía
a la ciudad en una auténtica península magníficamente
estratégica, por su condición fronteriza con Francia.
Aún tenemos
que esperar a 1194, cuando Sancho VII el Fuerte de Navarra ordena
amurallar la villa y ,muy probablemente, erigir el castillo, que
pasará junto al resto de Guipúzcoa al rey castellano
Alfonso VIII en 1200. Posteriormente, en 1284, Alfonso X el Sabio
lo dona a la reina navarra Juana I, volviendo a manos castellanas
en el siglo XIII.
En 1476, tropas
francesas y portuguesas asedian la villa durante varios días,
que no logran rendir por la valerosa resistencia de sus habitantes.
Por este hecho, los Reyes Católicos ordenan reforzar los
muros de la fortaleza y rodearla de defensas.
La villa soporta
estoicamente otro asedio en 1512, llevado a cabo por el Duque
de Borbón, al mando de 15.400 franceses, retirándose
los atacantes al no vencer éstos. En 1528 el rey Carlos
I de España ordena al capitán general de Guipúzcoa,
Sancho de Leyva, realizar ciertas reformas que llevará
a cabo sobre planos del prior de Barletta dos años después.
Tenemos una interesante
descripción del castillo, hecha por Luis Fajardo en 1531,
que nos presenta el castillo como una simple fortaleza: una alta
torre de homenaje con cubos bolados en los ángulos y una
barbacana al oeste con acceso al castillo. Todo ello rodeado por
una muralla cuadrada de cubos esquinados. En 1542 de nuevo Carlos
I ordena reforzar el castillo y en 1543 se tala todo el monte
para dificultar el acceso a los enemigos. Posteriormente se instala
en el macho una horca, para ajusticiar a los malhechores y exponerlos
a pública vergüenza y escarmiento.
Conocemos otras
obras de considerable importancia realizadas en 1546, 1548, 1552...
De 1560 conservamos el magnífico grabado de San Sebastián,
hecho por Joris Hoefnagel, donde todos los donostiarras pueden
ver cómo era su preciosa ciudad en este año. Las
obras de mejora del castillo se suceden en 1571, 1574...hasta
el 4 de diciembre de 1575, cuando un rayo cae en el polvorín
del castillo, destruyéndolo en gran parte, aunque fuera
inmediatamente reconstruido más o menos en su forma original.
Del siglo XVII
destacaremos las profundas reformas realizadas por Tiburcio Spanochi
que dieron al castillo una forma muy parecida a la actual. También
mencionaremos la gran destrucción del mismo, acaecida el
7 de diciembre de 1688, cuando un rayo cayó sobre su polvorín,
matando a cuatro soldados de su guarnición y dañando
varias casas de la ciudad, por las piedras que volaron con la
explosión.

El 4 de julio
de 1719 un enorme ejército francés al mando del
duque de Berwick, asedia San Sebastián y empieza a batir
la villa el día 27 durante varias semanas, lo que obliga
a la población a refugiarse en el castillo, el 1 de agosto.
Ese día, el Ayuntamiento rinde la ciudad, pero no el castillo,
que sigue siendo bombardeado por Berwick. La fortaleza debía
tener una capacidad defensiva sorprendente, pues tras más
de dos semanas de ser bombardeada, el inglés, convencido
de su inexpugnabilidad, decide retirarse. Pero la suerte le sonríe:
el 17 de agosto se produce un incendio en el arsenal del castillo,
que se propaga con rapidez, obligando a sus defensores a rendirse.
Así los invasores pueden entrar en la plaza, de la que
no se irán hasta el 26 de agosto de 1721.
Durante el resto
del siglo, se irán construyendo murallas, baluartes, rebellines,
almacenes, plataformas...hasta 1794, cuando los franceses ocupan
la villa, ya que sus defensores abandonan la población
sin ofrecer resistencia.
En la guerra
de la Independencia los franceses ocupan la Villa el 8 de julio
de 1808. No se irán hasta finalizada la guerra, expulsados
por las tropas anglo-portuguesas del duque de Wellington, las
cuales, como es conocido, incendian la ciudad el 31 de agosto
de 1813. Los bombardeos del castillo se siguieron produciendo
hasta el 8 de septiembre, cuando las tropas acantonadas en él
se rinden, haciendo los ingleses 1836 prisioneros, lo que da idea
de la capacidad de refugio que tenía el castillo y sus
defensas.
Por si esto fuera
poco, una vez más, en la triste historia militar de la
ciudad, los franceses ocupan San Sebastián el 27 de septiembre
de 1823, con motivo de la entrada en España de los "Cien
Mil Hijos de San Luis".
Como es de suponer,
el castillo hizo un inmejorable servicio de defensa de la ciudad
durante las guerras carlistas, a pesar de que el 4 de mayo de
1864 se habían comenzado a derribar las murallas de la
población, al dejar de tener la consideración de
plaza-fuerte.
Cuando a principios
del siglo XX, las tropas de Urgull pasan a los nuevos cuarteles
del barrio de Atocha y el Gobierno cede al Ayuntamiento el castillo,
éste comienza a hacer ciertas demoliciones para convertir
Urgull en un parque público. En 1917 comienza una fuerte
campaña de prensa para salvar las fortificaciones, pero
las demoliciones no cesan hasta 1921, porque al dinamitar el cuartel
a prueba de bomba de la batería de Napoleón, muere
un militar, siendo éste el hecho que obligó a parar
definitivamente dichas demoliciones.
El 14 de agosto
de 1921, un Real Decreto declara el castillo Monumento Histórico-Artístico
Nacional y en este año, el Ayuntamiento compra al Estado
el castillo con sus defensas.
En 1950, se
construye el monumento al Sagrado Corazón, por suscripción
popular, que aunque embellece la población ,
desdice el carácter
militar del castillo que, paradójicamente seguía
degradándose en un lamentable estado de ruina.

La espectacular
restauración de todas las defensas de Urgull, se llevó
a cabo durante 1962-63 bajo la dirección de los arquitectos
Joaquín Yrizar y Manuel Urcola; el aparejador Manuel Lumbreras
y el coronel F. Mexia Carrillo, instalándose así
en el macho un museo de historia de la ciudad y una biblioteca
de verano. El 17 de enero de 1964 todo el complejo defensivo es
declarado Monumento Histórico-Artístico Provincial.
Finalmente, el macho
del castillo y los cuarteles adosados se restauran durante 1988-89,
reabriéndose el museo y la biblioteca que, a nuestro entender,
deberían abrir todo el año. Tras la creación
del "Patronato Municipal del Museo de San Telmo, Castillo
de la Mota y Monte Urgull" en 1987 se han llevado a cabo
algunas restauraciones en el complejo, devolviéndose así
a todas las fortificaciones su antigua prestancia, junto con un
envidiable uso cultural, gracias a lo cual los donostiarras tienen
todo a su favor para conocer el precioso Castillo de la Mota.
BIBLIOGRAFÍA
- Galarraga Aldanondo, Iñaki:
La Vasconia de las ciudades. Autor-editor. Basauri,
1996.
- Olavide Carreras, Juan:
San Sebastián: historia de sus fortificaciones.
Ayto. de San Sebastián, 1963.
- López Mendizabal,
Isaac: Castillos medievales en Guipúzcoa, año
1200. Separata de "Homenaje a Joaquín
Mendizabal". San Sebastián, 1956.
- Mexia, Fernando: Guía
del Castillo de Santa Cruz de la Mota. Gráficas
Izarra. San Sebastián, 1963.
- Sada, Asier y Javier: Historia
de San Sebastián. Ed. Txertoa, San Sebastián,
1999.
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