Seis músicos escénicos vascos en Argentina
Jorge F. Beramendi

1. Músicos vascos en Argentina

2. Formación musical

3. Avelino Aguirre y Lizaola

4. Félix Ortiz y San Pelayo

5. Feliciano de Latasa

6. Francisco Payá

7. Francisco de Madina

8. Antonio Reynoso

9. Conclusiones

 

1. Músicos vascos en Argentina

El País Vasco siempre contó con una educación musical superior a la media de España. Tanto es así que cuando se formó el Real Conservatorio de Madrid en 1830, una parte del cuerpo profesoral fue integrado por vascos que a su vez solían atraer a otros compatriotas para el estudio formal.

Muchos vascos se formaron en Madrid y algunos completaban su formación en Italia, París y otros centros musicales como Alemania y Bélgica.

En la segunda mitad del siglo XIX, mientras España sufría situación económica se deteriorada, Argentina empezó a crecer. Su posición empezó a atraer a cientos de miles de españoles y otros europeos, entre ellos los vascos. Venía gente de todo nivel de educación incluyendo aquellos que satisfacían las necesidades de la burguesía opulenta urbana que se formaba en Buenos Aires y otras ciudades. La inclinación por el arte de las burguesías fue en todos los planos: pintura, escultura, literatura, música, etc. Las grandes familias argentinas se hacían retratar por los principales pintores españoles. Se encargaban esculturas a Auguste Rodin para adornar paseos públicos. Dentro de este esquema general no es de extrañar la presencia de músicos españoles en Buenos Aires y dentro de ellos de músicos vascos. Algunos estuvieron de paso por temporadas como el tenor Julián Gayarre que durante 1876 hizo las delicias del público argentino cuando representó más de una decena de óperas. El bajo Mardones estuvo en Buenos Aires hasta que Estados Unidos lo cautivó durante 16 años. En el caso de los tenores Florencio Constantino e Isidoro de Fagoaga vinieron a radicarse a la Argentina, pero descubiertas sus posibilidades para el canto lírico hicieron su carrera internacional y siempre se acordaron de su segunda patria. En el caso del compositor Jesús García Leoz, (1904 Olite, Navarra-1953 Madrid), estudió en Pamplona, luego en Madrid con Conrado del Campo. Se trasladó a la Argentina para establecerse cuando tenía 16 años y volvió para España para hacer el servicio militar y quedando en España. (INDICE)

2. Formación musical

Dentro de esos músicos que buscaban una mejor oportunidad para desarrollar su carrera están: Avelino Aguirre, Félix Ortiz San Pelayo, Francisco Payá, Antonio Reynoso, Feliciano Latasa y Francisco de Madina. Los agrupamos específicamente porque fueron compositores de música escénica. Los seis tuvieron su formación musical en Europa. Todos estudiaron en Madrid, después de iniciarse localmente en Vizcaya, Guipúzcoa o Navarra. En el caso de Ortiz y San Pelayo completó su formación en Italia.

Alguno de ellos se dedicaron a la bohemia que es el caso de Antonio Reynoso y Francisco Payá. Otros hicieron una carrera musical convencional.

Todos fueron compositores, no solamente ejecutantes virtuosos o directores de orquesta. Casi todos ellos apreciaban la música clásica porque se habían formado en ella. Procederemos a repasar las biografías de estos compositores. (INDICE)

3. Avelino Aguirre y Lizaola

Avelino Aguirre y LizaolaEn 1838 ó 1841 Avelino Aguirre y Lizaola nació en Bilbao. Fue tiple de la iglesia de Santiago en su ciudad. Fue discípulo de composición y armonía de Nicolás Ledesma. Estudió en el Real Conservatorio de Madrid a los dieciséis años. En 1864 escribió el célebre zorcico, La del Pañuelo Rojo.

Se radicó en Buenos Aires en 1876. En ese año compuso una sinfonía para coro y orquesta denominada Pietà per noi. Actuó en ese año como director de orquesta en el Teatro de la Ópera. El elenco era francés y representaron óperas francesas o italianas traducidas al francés. Esta temporada duró tres meses y fue de gran éxito.

Contemporáneamente a esta actividad se dedicó a la enseñanza en la Escuela de Música de la Provincia. Escribió el Nuevo Método Teórico Práctico de Lectura Musical, publicado en 1877.

Ese mismo año compuso Misa de Gloria y la zarzuela "Lo que puede el mate".

Un elenco a cargo de Avelino Aguirre inició el 23 de agosto de 1879 una temporada de zarzuelas con éxito en el teatro Colón. En 1885 compuso la zarzuela "La Nicolasita". Estrenó en Buenos Aires La Gran Vía de Federico Chueca.

En 1886 en el Teatro Nacional se presentó a partir de mayo la compañía de Orejón que tenía como director de orquesta a Avelino Aguirre y como tiples a Antonia Hierro y Lola Millanes, el tenor Abelardo Herrera, el barítono Rafael Arcos y el bajo Daniel Banquells. Entre las obras se representó El molinero de Subiza de Fernández Caballero.

Avelino Aguirre luego compuso sainetes criollos. En noviembre de 1889 el escritor Miguel Ocampo estrenó De paso por aquí, con la música de Avelino Aguirre. En abril de 1890, Justo López de Gomara estrenó su obra escénica De paso por Buenos Aires y el 26 de mayo de 1890 el sainete Amor y Patria en el Teatro Onrubia ambas con música de Aguirre. También en ese año Aguirre estrenó su ópera Covadonga. Murió estando en Mendoza, República Argentina, en 1901. (INDICE)

4. Félix Ortiz y San Pelayo

Félix Ortiz y San PelayoFélix Ortiz y San Pelayo nació en Guipúzcoa en 1856 ó 1857. Estudió en el Real Conservatorio de Madrid en 1870 y en 1874 en el Conservatorio de París. En su país participa con el grado de alférez en la Guerra Carlista.

En 1879 se instaló en Buenos Aires. Fue director de orquesta de zarzuelas y profesor en la Escuela de Música de la Provincia. Para ello en 1880 escribe Apuntes de Teoría de Solfeo. Compone la Obertura en la. En 1882 compone la zarzuela El Medallón. También en ese mismo año compone otra zarzuela De Rusia a Valladolid y una misa.

En 1885 compone la Cantata Vasca. También este autor compuso Scherzo para orquesta y muchas obras para piano.

Se perfeccionó en Milán y regresó a Buenos Aires en 1885.

En 1885 vino a la Argentina el pianista francés Alphonse Thibaud con la orquesta dirigida por Ortiz y San Pelayo y dio el Concierto n° 2 en sol menor opus 22 de Camille Saint-Saëns. Luego Thibaud se instaló en Argentina.

Al regresar a Buenos Aires en 1886 compone distintas obras y compone y estrena en 1900 la ópera Artzai Mutilla (El zagal) en idioma vasco en el Teatro de la Victoria. Es de destacar que es la única ópera vasca que se compone fuera del País Vasco en idioma vasco. En 1910 compone el Himno a la Confraternidad Hispano Argentina.

Fue colaborador de la Euskal Erria y escribió en 1900 el libro Tipos del Natural y en 1915 el libro Los Vascos en América. Murió en Buenos Aires en 1941. (INDICE)

5. Feliciano de Latasa

Feliciano de Latasa nació San Sebastián en 1871. Se formó musicalmente en España y se transladó como muchos músicos vascos a la Argentina que le brindaba posibilidades, debido a la demanda de música española por parte de esa colectividad en el país. Tenían mucho éxito las zarzuelas y muchos músicos se desempeñaban como director de orquesta para estas representaciones. En el caso de Latasa también se dedicó a la composición de zarzuelas y fruto de su actividad creadora compuso Risas y Lágrimas y Celeste. También es de destacar el hecho de que compusiera tangos, entre ellos El Gran Hotel Victoria. Murió joven en Buenos Aires en 1906. (INDICE)

6. Francisco Payá

Francisco PayáFrancisco Payá nació el 8 de agosto de 1879 en la provincia vasca de Guipúzcoa. Se trasladó a Buenos Aires.

En 1895. Fue instrumentista del Orfeón Español del que luego llegó a ser director. Tenía una buena formación musical y fruto de ello muchos libretistas de éxito encomendaron las músicas a Payá. Entre ellos podemos citar a Florencio, Trejo, Pacheco, Novión, Pico, Viana y Cayol.

Tenía gran rapidez para componer y a veces en dos días terminaba un sainete.

Por ello parte de sus producciones, si bien agradables, no son profundas. Compuso la música de La ribera y Las romerías con libreto de Carlos Mauricio Pacheco. Se popularizaron alguno de sus cuadros.

Alcanzó mayor vuelo en Música criolla de Pico y Pacheco.

La compañía Vittone-Pomar le estrenó en el Teatro Nacional de la calle Corrientes Piel de volcao con letra de Javier de Viana. Se destaca de esta obra la Canción de Liberato.

Del libretista Alberto Vaccarezza compuso con acierto la obra Palomas y gavilanes.

También de su producción se destacan Las empanadas y Los inquilinos de Nemesio Trejo, El conventillo de Florencio Sánchez, Mandinga de Alberto Novión, El astillero de Miguel Osés, La gran revista de Bayón Herrera y Collazo, La paisana de Julio P. Escobar y El tajamar de Alberto Weisleach.

Era alto y corpulento de gran humor, dedicado a la bohemia y animador de tertulias.

En el ámbito de la música sinfónica compitió con el poema sinfónico de aire incaico para un concurso municipal.

Fue director de las compañías cómica líricas, tarea que desempeñó con notable éxito. También fue miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Argentina de Autores y luego de la escisión fue del Círculo Argenitno de Autores.

Se enfermó y murió el viernes 20 de septiembre de 1929. El escritor Alberto Novión (vasco también él, nacido en Bayona), expresó, a raíz de su fallecimiento: Se ha apagado un a linda carcajada criolla y un macanudo corazón vasco…

Sus principales sainetes son: El maestro de sable en 1902, Música criolla en 1906, El cacique Pichuleo en 1907, La patria grande en 1910, Buenos Aires en el sofá en 1916 y otras. (INDICE)

Francisco de Madina7. Francisco de Madina

Francisco de Madina nació en Oñate en 1907. Se consagró sacerdote y se trasladó a la República Argentina. Se dedicó a la música y compuso Cuarteto Vasco y en 1957 estrena su ópera Flor de Durazno. (INDICE)

8. Antonio Reynoso

Juan Reynoso, fue un buen violinista, además de director, concertador y maestro. Se casó en España con Josefina Asteta y tuvo a Antonio, Luis, Juanita e Isabel. El primero nació en Bilbao en 1869. Juan intentó ganar fortuna en Argentina y en 1885 llegó a Buenos Aires. Luego, en 1888, vendrían los hijos varones.

Antonio ReynosoAntonio había estudiado en el Real Consevatorio de Madrid, le tocó en composición y armonía al profesor Arriza. Su hermano Luis llegó a ser un eximio violinista y consiguió emplearse en orquesta de teatro lírico español en Buenos Aires. Cuando llegó a Buenos Aires Antonio tenía diecinueve años y se empleó como violinista en la orquesta del teatro de la Ópera. Cuando terminó la temporada al año siguiente se empleó como director de orquestas de sainetes líricos y zarzuelas.

Además de interesarse por las músicas populares, siempre apreciaba la música clásica que el había aprendido a valorar en su educación formal del Conservatorio así que según sus biógrafos Arturo de Bassi y José María Fontova, Reynoso admiraba a Wagner, Beethoven y Grieg. Saldías lo describe como un hombre alto, de ojos castaños y bigote, invariablemente vestido de negro, huraño y solamente tenía una sonrisa melancólica.

Compuso la zarzuela argentina La media naranja con libro de Juan Orejón.

Enrique García Velloso dijo de él: Las emociones de la Pampa y del suburbio porteño, convertidas en notas armoniosas, llegaban hasta el alma buena y simple de quien supo sentirlas para siempre en el pentagrama.

Hasta 1896 compuso la música de sainetes de los escritores López de Gomara, J. Durán y E. Pollero. En 1894 compuso y estrenó La Muñeca, que le deparó un gran éxito. Entre sus sainetes de esa época se cuentan El año 90, Sobrino de su tía, Los políticos, Guardia Nacional, Libertad de sufragio. Con letra de Ezequiel Soria compone la zarzuela criolla en un acto Justicia criolla, que fue estrenada en el Teatro Olimpo, el 28 de septeimbre de 1897. Esta obra tuvo una amplia repercusión. Con el escritor Nemesio Trejo compuso la música para las obras La esquila y El embargo preventivo. Hay que destacar que Reynoso componía su música basada en la recolección de aires populares, salía con Trejo a los barrios populares, el uno para nutrirse de personajes para sus obras y el otro para recoger melodías que anotaba en los puños de su camisa blanca. En todas las obras del sainete nacional se reflejan los tipos argentinos. En 1900 se estrenó el sainete El chiripá rojo con letra de García Velloso y música de Reynoso estrenándose en el Teatro Comedia.

En 1906 Reynoso estrenó Los disfrazados con letra de Carlos M. Pacheco. Respecto de ella el crítico Luis Ordaz escribe: Una pieza pintoresca, lírica con las características que individualizan su producción, era un amargo grito de protesta- solamente expresado, como temiendo alborotar-, plantada entre la gente que vive un continuo carnaval. "Todos van disfrazados" se complace en repetir un personaje de la pieza.

Sus obras se representaron en los teatros de Buenos Aires: Olimpo, Apolo, Rivadavia, Mayo, Victoria, Coliseo, Nacional y Zarzuela.

Su salud se deterioró por su vida bohemia y su trabajo intenso, murió Reynoso en el Hospital Español de Buenos Aires en una situación precaria económica. (INDICE)

9. Conclusiones

Es de destacar que muchos de estos músicos vascos supieron adaptarse tan bien a la tierra de acogida, que representan una parte importante de la música escénica popular argentina de ese período. Incluso uno de ellos compuso tangos. Esto lo lograron porque eran músicos de conservatorio que tenían una sólida formación que hasta les permitió a tres de ellos componer óperas.

Sin embargo nunca olvidaron su condición de vascos y compusieron música para obras en vasco como Ortiz y San Pelayo para la amplia comunidad vasca de Buenos Aires o como Francisco Payá que compuso un sainete lírico, Barracas, donde se dramatizaba la vida de una familia vasca en la Argentina. (INDICE)


Fotografías: Enciclopedia Auñamendi

Euskonews & Media 155.zbk (2002 / 2 / 15-22)


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