1. Músicos
vascos en Argentina
El
País Vasco siempre contó con una educación
musical superior a la media de España. Tanto es así
que cuando se formó el Real Conservatorio de Madrid en
1830, una parte del cuerpo profesoral fue integrado por vascos
que a su vez solían atraer a otros compatriotas para el
estudio formal.
Muchos vascos se
formaron en Madrid y algunos completaban su formación en
Italia, París y otros centros musicales como Alemania y
Bélgica.
En la segunda mitad
del siglo XIX, mientras España sufría situación
económica se deteriorada, Argentina empezó a crecer.
Su posición empezó a atraer a cientos de miles de
españoles y otros europeos, entre ellos los vascos. Venía
gente de todo nivel de educación incluyendo aquellos que
satisfacían las necesidades de la burguesía opulenta
urbana que se formaba en Buenos Aires y otras ciudades. La inclinación
por el arte de las burguesías fue en todos los planos:
pintura, escultura, literatura, música, etc. Las grandes
familias argentinas se hacían retratar por los principales
pintores españoles. Se encargaban esculturas a Auguste
Rodin para adornar paseos públicos. Dentro de este esquema
general no es de extrañar la presencia de músicos
españoles en Buenos Aires y dentro de ellos de músicos
vascos. Algunos estuvieron de paso por temporadas como el tenor
Julián Gayarre que durante 1876 hizo las delicias del público
argentino cuando representó más de una decena de
óperas. El bajo Mardones estuvo en Buenos Aires hasta que
Estados Unidos lo cautivó durante 16 años. En el
caso de los tenores Florencio Constantino e Isidoro de Fagoaga
vinieron a radicarse a la Argentina, pero descubiertas sus posibilidades
para el canto lírico hicieron su carrera internacional
y siempre se acordaron de su segunda patria. En el caso del compositor
Jesús García Leoz, (1904 Olite, Navarra-1953 Madrid),
estudió en Pamplona, luego en Madrid con Conrado del Campo.
Se trasladó a la Argentina para establecerse cuando tenía
16 años y volvió para España para hacer el
servicio militar y quedando en España. (INDICE)
2.
Formación musical
Dentro de esos músicos
que buscaban una mejor oportunidad para desarrollar su carrera
están: Avelino Aguirre, Félix Ortiz San Pelayo,
Francisco Payá, Antonio Reynoso, Feliciano Latasa y Francisco
de Madina. Los agrupamos específicamente porque fueron
compositores de música escénica. Los seis tuvieron
su formación musical en Europa. Todos estudiaron en Madrid,
después de iniciarse localmente en Vizcaya, Guipúzcoa
o Navarra. En el caso de Ortiz y San Pelayo completó su
formación en Italia.
Alguno de ellos se
dedicaron a la bohemia que es el caso de Antonio Reynoso y Francisco
Payá. Otros hicieron una carrera musical convencional.
Todos fueron compositores,
no solamente ejecutantes virtuosos o directores de orquesta. Casi
todos ellos apreciaban la música clásica porque
se habían formado en ella. Procederemos a repasar las biografías
de estos compositores. (INDICE)
3. Avelino Aguirre
y Lizaola
En
1838 ó 1841 Avelino Aguirre y Lizaola nació en Bilbao.
Fue tiple de la iglesia de Santiago en su ciudad. Fue discípulo
de composición y armonía de Nicolás Ledesma.
Estudió en el Real Conservatorio de Madrid a los dieciséis
años. En 1864 escribió el célebre zorcico,
La del Pañuelo Rojo.
Se radicó
en Buenos Aires en 1876. En ese año compuso una sinfonía
para coro y orquesta denominada Pietà per noi. Actuó
en ese año como director de orquesta en el Teatro de la
Ópera. El elenco era francés y representaron óperas
francesas o italianas traducidas al francés. Esta temporada
duró tres meses y fue de gran éxito.
Contemporáneamente
a esta actividad se dedicó a la enseñanza en la
Escuela de Música de la Provincia. Escribió el
Nuevo Método Teórico Práctico de Lectura
Musical, publicado en 1877.
Ese mismo año
compuso Misa de Gloria y la zarzuela "Lo que puede el
mate".
Un elenco a cargo
de Avelino Aguirre inició el 23 de agosto de 1879 una temporada
de zarzuelas con éxito en el teatro Colón. En 1885
compuso la zarzuela "La Nicolasita". Estrenó
en Buenos Aires La Gran Vía de Federico Chueca.
En 1886 en el Teatro
Nacional se presentó a partir de mayo la compañía
de Orejón que tenía como director de orquesta a
Avelino Aguirre y como tiples a Antonia Hierro y Lola Millanes,
el tenor Abelardo Herrera, el barítono Rafael Arcos y el
bajo Daniel Banquells. Entre las obras se representó El
molinero de Subiza de Fernández Caballero.
Avelino Aguirre luego
compuso sainetes criollos. En noviembre de 1889 el escritor Miguel
Ocampo estrenó De paso por aquí, con la música
de Avelino Aguirre. En abril de 1890, Justo López de Gomara
estrenó su obra escénica De paso por Buenos Aires
y el 26 de mayo de 1890 el sainete Amor y Patria en el
Teatro Onrubia ambas con música de Aguirre. También
en ese año Aguirre estrenó su ópera Covadonga.
Murió estando en Mendoza, República Argentina,
en 1901. (INDICE)
4. Félix
Ortiz y San Pelayo
Félix
Ortiz y San Pelayo nació en Guipúzcoa en 1856 ó
1857. Estudió en el Real Conservatorio de Madrid en 1870
y en 1874 en el Conservatorio de París. En su país
participa con el grado de alférez en la Guerra Carlista.
En 1879 se instaló
en Buenos Aires. Fue director de orquesta de zarzuelas y profesor
en la Escuela de Música de la Provincia. Para ello en 1880
escribe Apuntes de Teoría de Solfeo. Compone la
Obertura en la. En 1882 compone la zarzuela El Medallón.
También en ese mismo año compone otra zarzuela De
Rusia a Valladolid y una misa.
En 1885 compone la
Cantata Vasca. También este autor compuso Scherzo
para orquesta y muchas obras para piano.
Se perfeccionó
en Milán y regresó a Buenos Aires en 1885.
En 1885 vino a la
Argentina el pianista francés Alphonse Thibaud con la orquesta
dirigida por Ortiz y San Pelayo y dio el Concierto n° 2 en sol
menor opus 22 de Camille Saint-Saëns. Luego Thibaud se instaló
en Argentina.
Al regresar a Buenos
Aires en 1886 compone distintas obras y compone y estrena en 1900
la ópera Artzai Mutilla (El zagal) en idioma vasco
en el Teatro de la Victoria. Es de destacar que es la única
ópera vasca que se compone fuera del País Vasco
en idioma vasco. En 1910 compone el Himno a la Confraternidad
Hispano Argentina.
Fue colaborador de
la Euskal Erria y escribió en 1900 el libro Tipos
del Natural y en 1915 el libro Los Vascos en América.
Murió en Buenos Aires en 1941. (INDICE)
5. Feliciano de
Latasa
Feliciano de Latasa
nació San Sebastián en 1871. Se formó musicalmente
en España y se transladó como muchos músicos
vascos a la Argentina que le brindaba posibilidades, debido a
la demanda de música española por parte de esa colectividad
en el país. Tenían mucho éxito las zarzuelas
y muchos músicos se desempeñaban como director de
orquesta para estas representaciones. En el caso de Latasa también
se dedicó a la composición de zarzuelas y fruto
de su actividad creadora compuso Risas y Lágrimas
y Celeste. También es de destacar el hecho de que
compusiera tangos, entre ellos El Gran Hotel Victoria.
Murió joven en Buenos Aires en 1906. (INDICE)
6.
Francisco Payá
Francisco
Payá nació el 8 de agosto de 1879 en la provincia
vasca de Guipúzcoa. Se trasladó a Buenos Aires.
En 1895. Fue instrumentista
del Orfeón Español del que luego llegó a
ser director. Tenía una buena formación musical
y fruto de ello muchos libretistas de éxito encomendaron
las músicas a Payá. Entre ellos podemos citar a
Florencio, Trejo, Pacheco, Novión, Pico, Viana y Cayol.
Tenía gran
rapidez para componer y a veces en dos días terminaba un
sainete.
Por ello parte de
sus producciones, si bien agradables, no son profundas. Compuso
la música de La ribera y Las romerías
con libreto de Carlos Mauricio Pacheco. Se popularizaron alguno
de sus cuadros.
Alcanzó mayor
vuelo en Música criolla de Pico y Pacheco.
La compañía
Vittone-Pomar le estrenó en el Teatro Nacional de la calle
Corrientes Piel de volcao con letra de Javier de Viana.
Se destaca de esta obra la Canción de Liberato.
Del libretista Alberto
Vaccarezza compuso con acierto la obra Palomas y gavilanes.
También de
su producción se destacan Las empanadas y Los
inquilinos de Nemesio Trejo, El conventillo de Florencio
Sánchez, Mandinga de Alberto Novión, El
astillero de Miguel Osés, La gran revista de
Bayón Herrera y Collazo, La paisana de Julio P.
Escobar y El tajamar de Alberto Weisleach.
Era alto y corpulento
de gran humor, dedicado a la bohemia y animador de tertulias.
En el ámbito
de la música sinfónica compitió con el poema
sinfónico de aire incaico para un concurso municipal.
Fue director de las
compañías cómica líricas, tarea que
desempeñó con notable éxito. También
fue miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Argentina de
Autores y luego de la escisión fue del Círculo Argenitno
de Autores.
Se enfermó
y murió el viernes 20 de septiembre de 1929. El escritor
Alberto Novión (vasco también él, nacido
en Bayona), expresó, a raíz de su fallecimiento:
Se ha apagado un a linda carcajada criolla y un macanudo corazón
vasco…
Sus principales sainetes
son: El maestro de sable en 1902, Música criolla
en 1906, El cacique Pichuleo en 1907, La patria grande
en 1910, Buenos Aires en el sofá en 1916 y otras.
(INDICE)
7.
Francisco de Madina
Francisco de Madina
nació en Oñate en 1907. Se consagró sacerdote
y se trasladó a la República Argentina. Se dedicó
a la música y compuso Cuarteto Vasco y en 1957 estrena
su ópera Flor de Durazno. (INDICE)
8.
Antonio Reynoso
Juan Reynoso, fue
un buen violinista, además de director, concertador y maestro.
Se casó en España con Josefina Asteta y tuvo a Antonio,
Luis, Juanita e Isabel. El primero nació en Bilbao en 1869.
Juan intentó ganar fortuna en Argentina y en 1885 llegó
a Buenos Aires. Luego, en 1888, vendrían los hijos varones.
Antonio
había estudiado en el Real Consevatorio de Madrid, le tocó
en composición y armonía al profesor Arriza. Su
hermano Luis llegó a ser un eximio violinista y consiguió
emplearse en orquesta de teatro lírico español en
Buenos Aires. Cuando llegó a Buenos Aires Antonio tenía
diecinueve años y se empleó como violinista en la
orquesta del teatro de la Ópera. Cuando terminó
la temporada al año siguiente se empleó como director
de orquestas de sainetes líricos y zarzuelas.
Además de
interesarse por las músicas populares, siempre apreciaba
la música clásica que el había aprendido
a valorar en su educación formal del Conservatorio así
que según sus biógrafos Arturo de Bassi y José
María Fontova, Reynoso admiraba a Wagner, Beethoven y Grieg.
Saldías lo describe como un hombre alto, de ojos castaños
y bigote, invariablemente vestido de negro, huraño y solamente
tenía una sonrisa melancólica.
Compuso la zarzuela
argentina La media naranja con libro de Juan Orejón.
Enrique García
Velloso dijo de él: Las emociones de la Pampa y del
suburbio porteño, convertidas en notas armoniosas, llegaban
hasta el alma buena y simple de quien supo sentirlas para
siempre en el pentagrama.
Hasta 1896 compuso
la música de sainetes de los escritores López de
Gomara, J. Durán y E. Pollero. En 1894 compuso y estrenó
La Muñeca, que le deparó un gran éxito.
Entre sus sainetes de esa época se cuentan El año
90, Sobrino de su tía, Los políticos, Guardia Nacional,
Libertad de sufragio. Con letra de Ezequiel Soria compone
la zarzuela criolla en un acto Justicia criolla, que fue
estrenada en el Teatro Olimpo, el 28 de septeimbre de 1897. Esta
obra tuvo una amplia repercusión. Con el escritor Nemesio
Trejo compuso la música para las obras La esquila
y El embargo preventivo. Hay que destacar que Reynoso componía
su música basada en la recolección de aires populares,
salía con Trejo a los barrios populares, el uno para nutrirse
de personajes para sus obras y el otro para recoger melodías
que anotaba en los puños de su camisa blanca. En todas
las obras del sainete nacional se reflejan los tipos argentinos.
En 1900 se estrenó el sainete El chiripá rojo
con letra de García Velloso y música de Reynoso
estrenándose en el Teatro Comedia.
En 1906 Reynoso estrenó
Los disfrazados con letra de Carlos M. Pacheco. Respecto
de ella el crítico Luis Ordaz escribe: Una pieza pintoresca,
lírica con las características que individualizan
su producción, era un amargo grito de protesta- solamente
expresado, como temiendo alborotar-, plantada entre la gente que
vive un continuo carnaval. "Todos van disfrazados" se
complace en repetir un personaje de la pieza.
Sus obras se representaron
en los teatros de Buenos Aires: Olimpo, Apolo, Rivadavia, Mayo,
Victoria, Coliseo, Nacional y Zarzuela.
Su salud se deterioró
por su vida bohemia y su trabajo intenso, murió Reynoso
en el Hospital Español de Buenos Aires en una situación
precaria económica. (INDICE)
9.
Conclusiones
Es de destacar que
muchos de estos músicos vascos supieron adaptarse tan bien
a la tierra de acogida, que representan una parte importante de
la música escénica popular argentina de ese período.
Incluso uno de ellos compuso tangos. Esto lo lograron porque eran
músicos de conservatorio que tenían una sólida
formación que hasta les permitió a tres de ellos
componer óperas.
Sin embargo nunca
olvidaron su condición de vascos y compusieron música
para obras en vasco como Ortiz y San Pelayo para la amplia comunidad
vasca de Buenos Aires o como Francisco Payá que compuso
un sainete lírico, Barracas, donde se dramatizaba
la vida de una familia vasca en la Argentina.
(INDICE)
Fotografías:
Enciclopedia Auñamendi |