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Cultura minera entre ayer y hoy
Ingrid Kuschick

El trabajo aquí presentado trata de la cultura minera de la margen izquierda vizcaina, hoy ya casi desaparecida en su aspecto laboral. ¿El cierre de las ultimas minas determina automáticamente la desaparición de sus facetas culturales? ¿En que consisten? O, formulado al revés : ¿qué papel tiene el pasado minero en el patrimonio cultural actual de las comunidades de la cuenca minera ?

Minería. Explotación a cielo abierto en Gallarta, Abanto-Zierbena (vizc.) Fot. A. Villaverde-1987.

Estas preguntas me hicieron indagar en la bibliografía existente además de tomar contacto con la actualidad de la región.

La bibliografía básicamente consiste en trabajos de historia local, estudios de temas de historia económica y social, de folklore, publicaciones y estadísticas de administraciones y pocos trabajos sociológicos y etnológicos de carácter recopilatorio. Domina el enfoque histórico.

Este trabajo tenía dos cometidos importantes: por un lado reconstruir una cultura minera vista desde su época de auge (alrededor de principios del siglo XX) y por el otro lado aproximarse a la realidad actual de las comunidades, ambos desde el punto de vista antropológico.

  1. CULTURA MINERA ENTRE AYER Y HOY

En una comparación entre el siglo XX hasta 1950 (el declive paulatino de la minería vizcaina después del auge primeros del siglo XX) y la época después de 1950 (la renovación técnica en la siderurgia y el declive final de las minas) se analizan varios aspectos culturales de la población minera. Se observa que en el primer apartado se hace mención de muchos más aspectos que en el segundo. No quiere decir que a partir de 1950 exista menos riqueza cultural, sino que no hay datos sobre esta época en la literatura existente.

Las características socioculturales engloban los ámbitos de trabajo (hombres, mujeres e infantil) y fiesta (tipo y programa). Hasta 1950 los hombres trabajaban mayoritariamente en la minería en oficios asociados y las mujeres en los sectores secundarios asociados de los lavaderos de minerales, transporte y pupilaje (alojamiento con comida de otros mineros). Los niños ocuparon cargos menores y mal pagados en la mina. Después de 1950 todos los grupos abandonaron estas actividades.

Las fiestas de tipo patronal y romería mostraron hasta 1950 una riqueza formal en los programas. Los programas de después de 1950 parecen ser un mero reflejo de la época anterior.

La sociabilidad (sólo de hombres, mujeres o compartida) antes de 1950 ocupaba lugares distintos. Los hombres iban a las tabernas y bares donde bebían y se dedicaban a la tertulia. Las mujeres se encontraban (muy asociado con el trabajo doméstico) en el lavadero y algunas en las clases de costura. En común frecuentaban los sitios de comida. Después de 1950 las asociaciones y los bares (para hombres) y las cafeterías (para mujeres) son los sitios preferidos de ocio.

Aspectos de la cultura material, referentes a la vivienda y alimentación, muestran un proceso interesante. El uso de viviendas y la alimentación de la población se desligaba del contexto de trabajo minero, salvo como valor turístico.

La visión del mundo se expresa en el arte, la música, la literatura y la tradición oral. Después de 1950 parece ser que únicamente la tradición musical y oral han mantenido un repertorio amplio. Las reflexiones de la realidad minera mediante el arte y la literatura escasean en la actualidad.

En el contexto de análisis regional o nacional (estatal) se observa una intercomunicación creciente entre poblados de la zona, hacia otras zonas, mediante el crecimiento del transporte y el vaivén de la población.

Los mecanismos de unión según la socialización parecen ser los mismos que los vigentes en el pasado (partidos políticos, colegios y asociaciones). El sentimiento de identidad local se fomenta en el ejercicio de algunos deportes, en los grupos de edad como las cuadrillas y especialmente en las fiestas.

  1. EVALUACIÓN

La cultura minera se analiza en un marco extraordinario : la actividad minera ha desaparecido recientemente de su zona inicial y más importante. Esta actividad influía en muchos ámbitos de la vida cotidiana. En los aspectos económicos se lograba la adaptación a la situación de pérdida de empleos gracias a la reorientación de la mano de obra a la industria y empresas de servicio.

Las estructuras sociales se rompieron en gran parte. La distancia al lugar de trabajo, la falta de vínculo a la empresa industrial, coinciden con las roturas de estructuras del tradicional sistema vecinal y familiar.

El asociacionismo parece ser ahora una forma de vivir la cultura minera (me refiero a asociaciones culturales que se dedican a mantener el folklore además de otras tradiciones y costumbres; y el patrimonio material). Otra es la actividad de ocio relacionada con las fiestas patronales y con las romerías. El vínculo con el pasado es visible, se sigue manteniendo en la programación. Procesos de revitalización de elementos típicos (cancionero, barreno, pelota, bolos) contribuyen a los avances en el proceso de concienciación de su propia identidad y a dotar el patrimonio cultural de contenidos reforzados, aunque ya convertidos en folklore.

El sociólogo Homobono interpreta el desarrollo cultural en la zona minera según varios modelos :

  • La comarca es un gueto con respecto a la sociedad vasca.

  • La adaptación es realizada por individuos que se asimilan a la sociedad vasca que les rodea, especialmente si se cambian de lugar de residencia.

  • Pero según él, en la zona minera en general ha tenido lugar un proceso cultural de la criollización. Según él, entre 1898 y 1948 tuvo lugar una mezcla de culturas: la autóctona rural vasca de las Encartaciones y la castellana-gallega rural; lo que producía a una síntesis local. Esta síntesis sería la "cultura minera", creada por el proceso de modernización.

La cultura minera en este caso, ¿qué es ? La definición de la antropóloga Dolores Juliano sobre la
"cultura popular como sinónimo de subculturas específicas, versus cultura dominante. Esta interpretación, que implica la consideración de interdependencias (además de la de oposiciones)…"
encaja en el panorama de los modelos matizados por Homobono, subrayando la relación entre dos culturas como factor dinamizante.

Todavía parece que existe mucho campo abierto de temática etnológica en la investigación. Un detenido estudio de las facetas de cambio y adaptación de la sociedad y cultura minera reconvertida y adaptada a un nuevo contexto proporcionaría pautas para la comprensión de la dimensión ideológica de la cultura obrera vizcaina.

Minería. Instalaciones mineras en El Alisal, Sopuerta (Vizc.) Fot. A. Villaverde-1987.

  1. PERSPECTIVAS FUTURAS

El patrimonio etnológico de la cuenca minera se encuentra en una situación crítica. Ya desaparecida la actividad principal, la minería, de la vida cotidiana de sus habitantes, afecta al contexto de todas las manifestaciones culturales. El patrimonio mueble e inmueble relacionado con la explotación minera en sí ya se encuentra en decaimiento y en parte es reutilizado con otros fines.

Los aspectos más cotidianos que rodeaban la minería son reflejados en el patrimonio etnológico, que hace alusión a las tradiciones, costumbres y la sabiduría popular. Ya desprovistas del entorno original en que tenían lugar, muchas tradiciones cambian. Algunas se pierden en la práctica y paulatinamente incluso en la memoria; otras se mantienen en un contexto distinto, se convierten en "folklore". Otras se mantienen estables en forma y contenido, con ciertas adaptaciones a las tendencias de la actualidad.

Revisando la síntesis y siguiendo este criterio, al patrimonio etnológico que se mantiene y adapta, pertenecen ciertas romerías y fiestas patronales que ya se han convertido en referentes de una identidad local (la romería de Sta. Magdalena en Galdames) y a las cuales asisten forasteros.

Cuadrillas de edad y asociaciones mantienen cierta relevancia en una sociedad que se caracteriza por multitud de relaciones personales de cada individuo. Aportan un sentimiento de identidad local y cultural.

Un cambio de contexto, un alto grado de folklorización muestran algunos deportes rurales como el bolo/pasabolo y la competición de los barrenadores. Se convierten en referente "típico" de fiestas en la cuenca minera. Algunos hábitos tradicionales alimenticios son instrumentalizados para fines turísticos (el cocido de alubias…). Edificios emblemáticos cómo el matadero de Gallarta son usados para fines museísticos.

El idioma como portador fundamental del patrimonio cultural tiene un papel clave en el proceso de creación de una identidad minera. Los idiomas euskera y castellano tenían un protagonismo cambiante en el curso de la historia de las comunidades mineras. En el curso de la inmigración los mineros procedían cada vez más de la zona de habla castellana y gallega, ya desde el siglo XIX. La inmigración masiva y la política de enseñanza nacional favorecía el empleo del castellano como idioma dominante en las comunidades mineras.

No obstante, las actividades culturales arraigadas y la existencia del movimiento nacionalista en años posteriores del boom hace pensar en la coexistencia de varias tradiciones mineras. Sería interesante y revelador en este sentido un análisis detallado sobre los contextos de uso de los dos idiomas en comunidades mineras.

- JULIANO, Ma. Dolores : Cultura Popular. (Anthropos Editorial del Hombre) Barcelona 1986

- HOMOBONO, José Ignacio: Los Tiempos de un Espacio : Tradición, Sociedad Industrial y Postmodernidad, en : Salgai (ed.) : Cien Años Del Valle De Somorrostro.(Salgai) Abanto-Zierbena, 2000 pp. 44


Ingrid Kuschick, Doctora en Antropología

Euskonews & Media 162.zbk (2002 / 4 / 12-19)


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