La labor briológica del botánico bilbaino Emilio Guinea en el País Vasco
Patxi Heras, Marta Infante e Iñigo Ugarte

Emilio Guinea. Foto: AuñamendiEmilio Guinea López fue un botánico vasco que en su actividad profesional rebasó el marco local de su tierra natal. Nació en Bilbao en 1907 y se licenció y doctoró en Ciencias Naturales en la Universidad Central de Madrid (actual Universidad Complutense). Ejerció como catedrático de Enseñanzas Medias y profesor en la Facultad de Ciencias de la Universidad Complutense, simultaneando su labor docente con la de botánico. En 1957 obtuvo la plaza de conservador del Real Jardín Botánico de Madrid e impulsó los estudios de botánica tropical y africana, tanto dentro de este centro como a través del Instituto de Estudios Africanos.

Sus biógrafos le describen como persona culta y emprendedora, así como un inquieto y curioso viajero. Sobresalen sus viajes a los desiertos norteafricanos y a Guinea Ecuatorial, de los que nos dejó interesantes relatos escritos. También estaba dotado de habilidades artísticas, gracias a lo cual era capaz de realizar detallados dibujos descriptivos de plantas y paisajes.

Nunca olvidó su tierra vasca. Su libro "Vizcaya y su paisaje vegetal" es un clásico de la geobotánica que incluye, además de una recopilación florística y una síntesis de la vegetación de esta provincia, curiosas notas autobiográficas.

Con su fallecimiento, en Madrid en 1985, desapareció uno de los botánicos más significativos de la postguerra española. A pesar de que, al igual que muchos otros de su generación, tuvo que formarse y ejercer en condiciones de aislamiento y precariedad, llegó a alcanzar el reconocimiento de sus colegas de otros países.

Emilio Guinea fue un apasionado recolector de vegetales y su interés no se limitó a las plantas vasculares. Aparte de sus trabajos monográficos sobre ciertos géneros de fanerógamas, realizó obras de divulgación en jardinería y Micología. Además, en varias ocasiones manifestó la atracción que sentía por los briófitos (musgos y hepáticas) y se lamentaba de no tener tiempo para estudiarlos como era su deseo. Fruto de esta afición por los briófitos son numerosos los especímenes que se conservan en el Museo Nacional de Historia Natural de París y en el Real Jardín Botánico de Madrid, resultado de sus recolecciones por el País Vasco y otras regiones españolas. Incluso en sus viajes botánicos a Guinea Ecuatorial se detuvo a herborizar los briófitos de las selvas africanas.

Emilio Guinea en 1947, durante su expedición botánica a la isla de Bioko (Fernando Poó, en aquellos tiempos) (Guinea Ecuatorial).

Gracias a una Ayuda a la Investigación de Eusko Ikaskuntza, examinamos las muestras de briófitos recolectados por Emilio Guinea en la Comunidad Autónoma del País Vasco y conservadas en los fondos del Real Jardín Botánico de Madrid. Las muestras estaban dispuestas en los mismos pliegos y sobres de papel de periódico que E. Guinea había utilizado para su secado y mostraban evidentes señales de nunca haber sido examinadas. El material se encontraba junto a más muestras, procedentes de otros lugares de España (sobre todo de Segovia, Guadalajara, Sierra de Guadarrama…). Para nuestro estudio, nosotros sólo seleccionamos las muestras recolectadas en las provincias vascas. Junto a los especímenes se encontraba un recorte de papel con algunas mínimas indicaciones acerca del lugar y fecha de recolección. En algunos casos existía algún tipo de identificación de las especies contenidas.

El interés de estas muestras reside en que constituyen una "colección histórica", en el sentido de que contienen un material vegetal recolectado antes de 1950, y que suponen una importante contribución al conocimiento de un campo concreto de nuestro patrimonio biológico, en este caso el de la flora y vegetación muscinales del País Vasco. Además de los problemas de conservación, este tipo de colecciones antiguas de Ciencias Naturales suele presentar el inconveniente de una excesiva parquedad en datos esenciales para la utilidad científica de los especímenes, por lo que es preciso rescatar la mayor cantidad de información. En el caso que nos ocupa, es una lástima que las muestras no quedaran documentadas con más riqueza de información. En muchos casos, la etiqueta es demasiado lacónica y falta, en especial, la información sobre el microhábitat.

Para el ámbito de la Comunidad Autónoma del País Vasco, sólo se conocen tres "colecciones históricas" de briófitos. La más voluminosa es la del Herbario del matrimonio Allorge, conservada en el Museo Nacional de Historia Natural de París, que contiene principalmente muestras de los años treinta y cubre sobre todo el territorio guipuzcoano. Por otro lado, la más antigua es la formada por las recolecciones de Michel Gandoger, a finales del siglo XIX y principios del XX e igualmente conservada en el Museo Nacional de Historia Natural de París. La tercera colección es la que tratamos aquí. Es casi coetánea con las recolecciones de los Allorge y, aunque es mucho menos numerosa en muestras, tiene interés porque cubre el territorio vizcaíno.

La primera actuación fue proceder al tratamiento y documentación de la colección, de cara a garantizar su conservación y para que los especímenes y la información contenida en ellos tuvieran validez científica. Así, los especímenes correspondientes a la misma especie y recolección fueron introducidos en sobres confeccionados al efecto, del tipo de los que se emplean en los herbarios de briófitos, sobre los que se imprimió los pertinentes datos de localidad, ambiente y recolección. Se creó una base informática con la información contenida en cada una de las recolecciones, lo cual obligó a realizar una labor de recuperación y de complementar datos (en especial datos de altitud y coordenadas UTM). Se obtuvo, al final, una colección de 267 sobres.

Aunque la colección de Emilio Guinea contiene muestras de los tres territorios vascos, la gran mayoría proceden de Vizcaya. Solamente dos muestras son de Guipúzcoa (alrededores de San Sebastián - Pasajes) y otras 16 de Barambio (Alava). Dentro de Vizcaya, tampoco fueron muy variados los lugares prospectados por E. Guinea. Principalmente se concentran en los alrededores de Bilbao y Bakio, aunque hay muestras de Orduña, Yurre y Urkiola. No obstante, acertó a prospectar en alguno de los lugares briológicamente más interesantes de Vizcaya, como son los montes Jata y Burgoa (con húmedos barrancos en sus laderas, como el Barranco Infierno) y los esfagnales de Urkiola. Por otro lado, las muestras procedentes de los alrededores de Bilbao tienen interés histórico, puesto que en la actualidad son áreas mucho más urbanizadas que en la época de E. Guinea y muchos de los ambientes que fueron prospectados por él han desaparecido.

Las recolecciones fueron realizadas muy espaciadas en el tiempo. Las más antiguas datan del día 5 de Junio de 1930 y las más recientes del 29 de Agosto de 1946. En total, la colección consta de 131 briófitos (21 de hepáticas y 110 de musgos). La gran mayoría de los taxones son comunes y están ampliamente distribuidos por la Comunidad Autónoma del País Vasco. Hay que destacar, no obstante, el interés histórico de los datos y la riqueza de citas para Vizcaya, así como algunas de las primeras referencias briológicas para la provincia de Alava. Hay además algunas especies notables. Entre las hepáticas sobresale Plagiochila bifaria y entre los musgos Fissidens osmundoides, F. serrulatus y Zygodon viridissimus, todos ellos conocidos de escasas localidades en la Comunidad Autónoma del País Vasco.


Patxi Heras, Marta Infante, Iñigo Ugarte, Museo Ciencias Naturales de Álava

Euskonews & Media 167.zbk (2002 / 5 / 17-24)


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