Xabier
Usabiaga Oiartzabal nació en Asteasu en 1969, donde en
la actualidad reside junto a su mujer y su hija. Se introdujo
en el mundo del ciclismo con 13 años, sin contar con el
respaldo familiar. A los tres años de llegar a profesionales,
una lesión cardíaca le obligó a abandonar
el ciclismo. En la actualidad trabaja como periodista y cronista
deportivo, y está confeccionando una base de datos de los
ciclistas aficionados y profesionales.
-¿Cuándo se introdujo en el mundo del ciclismo? ¿De dónde
proviene su afición?
Un vecino un poco mayor que yo, que
vivía en el número 30 de la Calle Mayor de Asteasu,
practicaba el ciclocross, y al verlo siempre con la bicicleta,
me empezó a gustar el ciclismo. Me hizo saber que en Billabona
acababan de abrir una escuela de ciclismo, el club Irrintzi, y
me animó a que me apuntara. Poco a poco vi que me manejaba
bastante bien en las carreras, y que conseguía alguna que
otra victoria.
-¿Quién
era su ídolo? Cuando tenía
15-16 años el líder absoluto era Hinault, pero el
norteamericano Greg Lemond rompió todos los moldes y trajo
consigo una filosofía que nos resultaba más atractiva.
Fue todo un referente para la juventud. Ha sido el único
ídolo que he tenido. Cuando te vas haciendo mayor pierdes
esa tendencia a la idolatría, pero sigues apreciando y
admirándolos de otra manera.
-Hablemos de
su trayectoria profesional... Mi primer grupo fue
el de la escuela de Billabona, desde los 13 años hasta
los 18. En aficionados estuve corriendo cuatro años con
el grupo hernaniarra Kaiku, y en profesionales corrí dos
años en Clas-Cajastur. Al tercer año pasé
a Euskaltel, a la Fundación Euskadi, que se acababa de
fundar, pero me surgió el problema del corazón y
tuve que abandonar el ciclismo.
-Debió
de ser un trance especialmente duro. En
esos momentos la única alternativa que tenía era
la bicicleta. Mi padre murió cuando yo tenía 18
años. Nunca había tenido muchas ganas de estudiar,
y cuando los directivos del grupo me aseguraron que podía
labrarme un futuro en el mundo del ciclismo, decidí dejar
los estudios y pasar a profesionales. Durante dos años
anduve bastante bien, finalizaba las carreras con buenos resultados,
y estaba en camino de convertirme en un profesional digno. El
tercer año tuve esa lesión, y lo único que
yo había preparado hasta ese momento era el ciclismo. No
sabía cómo encauzar mi futuro. Así que me
puse a estudiar y saqué el título de entrenador
nacional.
-¿Qué
ha cambiado en el mundo del ciclismo desde sus tiempos a esta
parte (la preparación, la tecnología, las carreras...)? No ha habido tantos
cambios. La mayor transformación que se ha producido en
el ciclismo tuvo lugar a principios de los años 80. El
ciclismo estaba muy anclado en el pasado, era un deporte muy tradicional,
y empezó muy tarde a servirse de los avances y conocimientos
de la ciencia muy tarde, cuando Francesco Moser batió la
marca establecida. Desde entonces las cosas no han cambiado tanto.
Sí ciertos detalles, pero muy pequeños. Hoy en día
el ciclismo está a la par que otros deportes, tanto desde
el punto de vista de la investigación como del material
que se emplea.
-¿Cuáles
han sido los cambios que menciona? La rueda lenticular,
las posturas que los ciclistas tienen que adoptar sobre la bicicleta,
el aerodinamismo... Todas estas aportaciones las ha realizado
Francesco Moserr, y sobre todo el médico Francesco Conconi.
Por otra parte, antes el ciclismo era un deporte pobre, con sueldos
no muy altos, pero a partir de 1985 los buenos empezaron a ganar
mucho más. Los cambios más notables se han producido
en los sueldos y en la aceptación social del ciclismo.
-En Euskal
Herria hay una gran afición por el ciclismo. ¿Ocurre lo
mismo en otros países? Muchas veces se sostiene
que contamos con la mejor afición del mundo, pero yo no
creo en ese tipo de etiquetas. Hay otros países que tienen
una gran cultura ciclista que ven el ciclismo desde una rica perspectiva
cultural. En cualquier caso, si echamos un vistazo a los resultados,
veremos que Euskal Herria, teniendo tan reducidas dimensiones,
es el país que más ciclistas tiene por habitante,
y es importante partir de ese dato para darse cuenta del papel
que desempeñan la afición, la organización
y los medios de comunicación.
-Algunos jóvenes
abandonan los estudios para dedicarse al ciclismo en cuerpo y
alma, pero, lamentablemente, no todos consiguen llegar a profesionales.
¿No es una decisión muy arriesgada? ¿Cuentan con los consejos
y la ayuda suficiente? Tenemos
que insistirles en la importancia que tienen los estudios. Por
una parte, el número de jóvenes que llegan a profesionales
es muy reducido; proporcionalmente, puede que ni siquiera sea
un 2-3%. Con 18 años es difícil pararse a pensar
con objetividad y prudencia, por lo que los clubes y los padres
cumplen un papel fundamental a la hora de animarles a que prosigan
con sus estudios. Por otra parte, el ciclismo exige mucha dedicación,
es un deporte de resistencia, pero si el ciclista está
bien dotado, con que se entrene un poco podrá ganar carreras,
por lo que tiene que convencerse de que el hecho de seguir estudiando
no le va a privar llegar a ser un ciclista profesional. Es decir,
que si reúne las cualidades para llegar a ser un ciclista
profesional, incluso si sigue estudiando llegará a alcanzar
ese nivel de igual forma. Afortunadamente, hay ciclistas profesionales
que cuentan con estudios universitarios.
-¿Por qué
motivo hay tan pocos grupos de aficionados y profesionales? Por el problema de
los patrocinadores. El ciclismo es un medio excelente para vender
un producto. La esencia del ciclismo es la recompensa por realizar
un esfuerzo ilimitado y sufrir lo indecible, y eso resulta muy
atractivo para lanzar mensajes a la sociedad. La cuestión
es que en los últimos años, con el asunto del dopping,
el nombre del ciclismo se ha visto manchado, y los patrocinadores
no quieren vincular su producto a este ámbito. En consecuencia,
hay una serie de grupos que no ven la forma para salir adelante.
-¿Qué
cualidades debe reunir un ciclista para pasar a profesionales? Para que los directores
de un grupo profesional se fijen en un ciclista están por
una parte las clasificaciones. El ganar una carrera es un dato
que en cierto modo da fe de la talla de un ciclista. Pero, además
del palmarés, también se valoran las virtudes que
reúne, con lo cual la clave está en mantener un
equilibrio: se trata de ostentar un bonito palmarés y no
estar del todo curtido. La actitud y carácter del ciclista
también influyen a la hora de tomar una decisión.
-Las nuevas
generaciones (Beloki, Zubeldia, Osa...) vienen pisando fuerte.
¿Les resultará difícil mantener el nivel de sus
antecesores? Lo van a tener difícil,
pero yo creo que no sólo van a mantener ese nivel, sino
que incluso puede que lo mejoren. Siempre se intenta superar a
los anteriores. En cualquier caso, el de Miguel Indurain es un
caso aparte. Ahí no se debe entrar en comparaciones, porque
pueden resultar perjudiciales, como le sucedió a Abraham
Olano, que no dejaban de compararlo con Indurain. Además,
había intereses de por medio, ya que algunos grupos, para
mantener su hegemonía, dieron a entender que él
era el sucesor de Indurain, cuando lo cierto es que igualar a
Indurain es imposible. Muchos ciclistas deben estarle agradecidos
a Abraham Olano, no sólo por su palmarés, sino también
por haber cargado con toda la responsabilidad mientras otros han
permanecido a la sombra sin asumir su parte de culpa. La referencia de Indurain,
ese afán por imitarlo, ha guiado a muchos virtuosos hacia
el ciclismo. El futuro a medio plazo lo tenemos asegurado, aunque
a un plazo más largo ya los veo más difícil.
Viendo los derroteros que ha tomado el ciclismo, no resultará
fácil mantener este nivel durante mucho tiempo.
-¿Cuáles
son los momentos más dulces y más amargos que le
ha tocado vivir como ciclista?
Los
momentos más dulces fueron los años que pasé
en aficionados. Yo al ciclismo le tengo agradecer el haberme dado
la oportunidad de competir en profesionales y haberme enseñado
tanto mundo. El hecho de hacer amigos, participar en algunas de
las perlas de este deporte y conocer la cultura y costumbres del
ciclismo ha sido sumamente enriquecedor. Los momentos más
amargos los atravesé al ver que no podía continuar.
Es increíble hasta qué punto sufren el cuerpo y
la mente ante ese tipo de circunstancias. El momento de tener
que abandonar el ciclismo también me resultó particularmente
duro. Pero me vienen antes los buenos momentos que los malos.
-¿Cuándo
empezó a trabajar como periodista? Ya cuando corría
en profesionales de vez en cuando participaba en Euskadi Irratia
como comentarista invitado, pero en 1994, recién abandonado
el ciclismo, la cadena Ser me llamó para trabajar como
comentarista de la Vuelta a Euskadi. Y en cuanto terminé
con eso recibí tres ofertas de trabajo para la Vuelta de
España, una de ellas de Euskadi Irratia, y como me manejaba
mejor en euskera, me decanté por ella. Pensé que
se trataría de un trabajo temporal, pero luego fui recibiendo
otras ofertas. En los primeros cuatro o cinco años no lo
veía muy claro, porque nunca se me había pasado
por la cabeza que podría ganarme la vida opinando e informando
sobre el ciclismo de aficionados. Por ahora continúo trabajando
en los medios de comunicación, y contento además.
-¿En qué
consiste su trabajo? Como periodista, hago
dos tipos de trabajo: por una parte, me encargo de transmitir
la información tal y como me llega, sin que intervenga
para nada, y por otra parte, y sobre todo, trabajo como comentarista,
dando mi opinión. Trato de mostrarme sincero ante el espectador,
ante el oyente, ante lector y ante mí mismo, y de procurar
la máxima objetividad. La pasión conduce a mucha
gente a guiarse por el corazón en lugar de hacerlo con
la cabeza, y yo siempre trato de actuar con la cabeza. La gente
ha llegado a pensar que yo criticaba a Abraham Olano, cuando mi
intención en todo momento ha sido justamente la contraria.
Si hay alguien a quien conozca verdaderamente bien y de quien
me sienta cercano, ése es Abraham Olano. Eso no quita para
que si veo que ha hecho algo mal le lance alguna crítica.
-Trabaja en
los tres medios: en la televisión, la radio y la prensa. Ahora mismo estoy trabajando
para dos o tres casas. Una vez a la semana escribo un artículo
de opinión en el diario Euskaldunon Egunkaria. Como
me gusta leer y escribir, me parece una bonita ocasión
para reflejar mis pensamientos. En Euskadi Irratia presento
las noticias sobre el ciclismo de aficionados y profesionales
durante todo el año, y también muestro mi punto
de vista. Y en Euskal Telebista trabajo como presentador de las
noticias deportivas y como comentarista de las retransmisiones
ciclistas.
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Xabier
Usabiaga y Haimar Zubeldia. |
-Se maneja
muy bien delante de las cámaras. Los periodistas y ciclistas
le consideran todo un experto, y a los espectadores les parece
un buen comunicador. ¿Qué más se puede pedir? Como comunicador, no
me había fijado ninguna meta. Hablaba sobre lo que yo sabía
con toda la naturalidad, dando explicaciones y mostrando mi opinión,
y ha calado bien entre los espectadores, lectores y oyentes, lo
cual es de agradecer. Yo creo que el hecho de conocer este deporte
desde dentro me ha aportado mucho, aunque yo no le concedo ningún
mérito en especial. Para mí es magnífico
poder vivir de cuanto rodea al ciclismo. Puestos a elegir, lo
siguiente que elegiría después de ser ciclista es
precisamente esto que vengo haciendo. Mi objetivo no es gustar
a la gente; si resulta que gusto, pues mucho mejor, pero lo que
yo trato de hacer es expresar lo que veo y siento de la mejor
manera posible.
-Los medios
de comunicación cumplen un papel muy importante. ¿Deberían
ser neutrales? ¿Pueden llegar a ayudar o a perjudicar a un deportista? Yo parto de la perspectiva
de un deportista, por lo que el ver cómo se glorifica en
exceso a un deportista y se desprecia a los demás me causa
un profundo malestar. En la medida de lo posible, hay que tratar
de potenciar la objetividad. Además, hoy en día
dar una opinión es igual de importante que informar, que
en mi opinión no hacen sino complementarse. En cualquier
caso, lo fundamental es la información, aunque ahora mismo
la tendencia dominante es justamente la contraria. El mundo de
la comunicación es muy radical: los buenos son muy buenos,
y los demás muy malos, cuando resulta que en medio hay
un montón de gente que no llega a ser noticia y que permanece
en la sombra.
-¿Qué
le ha parecido la última edición de la Euskal Bizikleta? En estos últimos
años nos estamos llevando más de una sorpresa, y
yo creo que eso beneficia y enriquece al ciclismo. Antes, hace
un tiempo, incluso el mejor de los campeones podía tener
un mal día, pero en los últimos diez años,
debido a la preparación de los ciclistas, no fallaba nadie.
Sin embargo, en este último año sí que ha
habido sorpresas, como por ejemplo en la Euskal Bizikleta. Los
dos favoritos, Joseba Beloki y Juanma Garate, quedaron fuera del
podium los dos primeros días, con lo cual la carrera fue
muy abierta, atractiva y disputada, y eso es enriquecedor y necesario
para el ciclismo.
-¿Cómo
se le ocurrió empezar a formar una base de datos? En 1994, al retomar
mis estudios tras abandonar el ciclismo, me di cuenta de lo importante
que resulta contar con una buena información a la hora
de manifestar una opinión. Resultaba imposible acordarse
de los datos de un pelotón entero: la evolución
de un ciclista, si una determinada carrera es adecuada para él
o no, las lesiones que había tenido a lo largo de la temporada,
etc. Y como la informática permite esa posibilidad, empecé
a formar una base de datos. En el momento de exponer mi opinión,
yo no tenía ningún nombre como ciclista profesional;
otros ex-ciclistas podían basarse en la fama para dar credibilidad
a sus palabras, pero yo necesitaba otro tipo de argumentos, una
opinión más elaborada, basada en datos. Por eso
empecé a introducir la historia del ciclismo en una base
de datos que poco a poco voy actualizando.
-¿Qué
proyectos tiene de cara al futuro? Ninguno en especial.
Al trabajar en las cosas de todos los días te falta tiempo
para pararte a pensar en lo que quieres hacer. Por el momento
estoy conociendo el mundo de la televisión, y me gustaría
conocerlo en más profundidad. La televisión y la
radio me dan lo suficiente como para vivir, y puede que en el
futuro también los periódicos. En la medida de lo
posible, me gustaría seguir vinculado al mundo del ciclismo,
informando y opinando. Me dolería muchísimo tener
que volver a abandonar este mundo. Yo donde me veo es en el mundo
del ciclismo, no sé en qué, pero en ese mundo.
Xabier
Usabiaga (Asteasu, 1969)
Fue
ciclista profesional desde 1992 hasta 1994.
Por un problema de salud deja la bicicleta en
1994. El primer trabajo que realizó como
periodista fue en la cadena SER, como comentarista
de la Vuelta al País Vasco. Desde entonces,
a diario, da las noticias de ciclismo en Euskadi
Irratia y también comenta el Tour, el
Giro y las carreras puntuables para la Copa
del Mundo. Cada semana, en Euskaldunon Egunkaria,
escribe una sección de opinión.
En Euskal Telebista, presenta la sección
de deportes en el programa "Bertatik Bertara"
y, asimismo, opina en las retransmisiones de
ciclismo.
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Fotografías: Ainhoa
Aiertza y Xabier Usabiaga
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Euskonews & Media 173.zbk
(2002 / 6-28
/ 7-5)
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