La
familia Columbidae agrupa a diversas especies de aves que exhiben
una notable homogeneidad morfológica y comportamental.
Son de tamaño medio, y su estructura anatómica está
diseñada para un vuelo potente y directo. Los adultos alimentan
a sus pollos, durante sus primeros días de vida, con una
secreción de sus buches llamada "leche de paloma". Construyen
nidos escasamente elaborados, y muestran tendencias coloniales
o gregarias, más acentuadas en unas especies que en otras.
Pero, más allá, las palomas y tórtolas son
aves conocidas para el gran público, gracias a su domesticación
desde antiguo, a su proximidad y acomodación a los núcleos
urbanos y rurales, y también a su innegable interés
cinegético. Esta familiaridad se ha traducido en la encarnación
de virtudes más o menos decorosas alentadas por la simbología,
la literatura, e incluso la creencia religiosa. La presencia de
palomas y tórtolas en el imaginario popular perdura en
nuestros días.
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TORTOLA.
Foto: http://www.amazilia.net/images/Birds/Doves/EurCollaredDove.htm |
La paloma doméstica
proporciona, a este respecto, la imagen más arquetípica
del grupo. Cosmopolita, viven tanto en el medio rural como en
el urbano, siendo estrecha su dependencia hacia el hombre a la
hora tanto de conseguir alimento como sustratos de nidificación.
La selección artificial operada por los criadores desde
antiguo ha llevado a la consecución de gran cantidad de
razas y variedades, de manera que las palomas que pueblan nuestras
ciudades exhiben un amplio abanico cromático en sus plumajes.
No obstante, debe mencionarse que aún subsisten en Europa
poblaciones de palomas bravías, de hábitos y tipología
enteramente salvajes, pero cuyo futuro está seriamente
comprometido por el bastardeamiento con sus conespecíficos
cimarrones, y por el propio desconocimiento acerca de su situación.
Así
como los ambientes ancestrales propios de las palomas bravías
son espacios abiertos, en el caso de la paloma torcaz se trata
de hábitats forestales. De mayor tamaño que su congénere,
la torcaz ha basado su actual prosperidad demográfica en
Europa en la paulatina adaptación a los sistemas cultivados
y transformados. No ha perdido su carácter silvestre, aunque
en algunas ciudades centroeuropeas también haya aprendido
a aprovechar parques y jardines, libres de predadores, como enclaves
de nidificación. Protagoniza espectaculares migraciones,
durante las cuales atraviesan Europa buscando las regiones atemperadas
del sur. Al menos desde la Baja Edad Media, los Pirineos y otras
cadenas montañosas de Europa son escenario del aprovechamiento
cinegético de la especie, a veces utilizando artes, trampas
y sistemas de organización peculiares.
La otra paloma europea
es la zurita, una especie más discreta y cuya situación
no es ciertamente tan boyante. Se la considera típica de
bosques maduros donde ocupa troncos huecos para instalar su nido,
pero en muchas partes de Europa selecciona igualmente roquedos
y edificaciones humanas abandonadas.
Las tórtolas
son aves más ligeras que las palomas, si bien comparten
con ellas la fisionomía voladora. La tórtola común,
presente en primavera y verano en toda Europa salvo Escandinavia,
se ausenta por el contrario en otoño e invierno ya que
inverna en la franja etiópica africana. Adaptada igualmente
a los vastos agrosistemas europeos, ya se trate de cultivos arbolados
sureños o extensiones herbáceas con setos en el
norte, la tórtola común es cazada principalmente
en el mes previo a su partida migratoria.
La
tórtola turca es una especie singular en lo que a su historia
distributiva se refiere. Confinada en el cuadrante suroriental
europeo, desde mediados del siglo XX ha protagonizado una espectacular
expansión, que la ha llevado a colonizar hoy la práctica
totalidad del continente, sin que se sepan a ciencia cierta los
elementos determinantes del fenómeno. Su avance en Europa
se ha producido sobre todo mediante la ocupación de parques
en ciudades, y de granjas y pueblos en zonas rurales, por lo que
la especie viene manifestando una vinculación hacia hábitats
arbolados generados por el hombre. Asombro de ornitólogos,
la tórtola turca continúa su incremento demográfico
y areal, habiendo saltado ya al norte de Africa.
Esta sucinta revisión
se completa en las islas de la Macaronesia, región biogeográfica
que incluye a Madeira y Canarias, donde viven tres especies de
palomas endémicas: la de Madeira, la turqué y la
rabiche. La propia insularidad constituye un factor de amenaza
para la supervivencia de sus poblaciones, teniendo en cuenta que
sus hábitats de laurisilva han disminuido considerablemente
en los últimos siglos.
REFERENCIAS
COMPLEMENTARIAS
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José María Fernández
García, EKOS. Estudios Ambientales |