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rece el trece. Trece jóvenes vascos reunidos un 13 de marzo
de 1877 en Buenos Aires. En el número 410 de la tradicional
calle Cangallo, el café Milán. Esa combinación de
tiempo y espacio hizo nacer la euskal etxea más antigua del mundo:
el Centro Vasco Laurak Bat. La fecha no fue casual: era el primer
aniversario de la proclama del Rey español Alfonso XII
dirigida al ejército, indicando que con las armas se había
logrado la unidad constitucional de España.
Esos trece jóvenes fueron: Francisco Aranguren, Francisco
Beobide, José M. Berastegui, Juan M. Elgarresta, Vicente
Ganuza, Anselmo Gomendio, Juan S. Jaca, Pablo Larburu, Canuto
Lasaga, José A. Lasarte, Daniel Lizarralde, Hilario Mayora
y Ramón Sorondo.
El año anterior se había establecido en Montevideo
la "Sociedad Protectora de la Inmigración Vascongada
Laurac Bat" (sic); pero el tiempo hizo que su actividad fuera
interrumpida y la euskal etxea del otro lado del Río de
la Plata se constituyera en la institución más antigua
en su género con actividad continua hasta el presente.
El siglo y cuarto no transcurrió en vano, pues el Centro
Vasco Laurak Bat de Buenos Aires fue efectivamente el segundo
hogar de los vascos: eje fundamental de la diáspora durante largos
períodos y sede de numerosas iniciativas e instituciones
que dieron vida a la cultura vasca de este lado del Atlántico;
como Acción Vasca de Argentina, Editorial Vasca Ekin, Emakume
Abertzale Batza de Buenos Aires, Euskaltzaleak, Eusko Kultur Etxea
o el Instituto Americano de Estudios Vascos.
Historia apretada de una institución multifacética
Los 125 años transcurridos no se pueden sintetizar sin
reducir la riqueza de la historia comprometida, conflictiva, multifacética,
de este núcleo vasco de América. Cada hito de la
vida del Laurak Bat merece una narración propia.
A fuerza de imponer la simplificación y siguiendo al historiador
Mikel Ezkerro, Responsable del Area de Cultura de este centro,
la vida institucional entre 1877 y la actualidad podría
dividirse en cinco períodos:
1877-1882
Los primeros años de la etapa fundacional fueron, obviamente,
cuesta arriba, pero en franco crecimiento. El período podría
calificarse de inspiración fuerista, ya que los fundadores
tenían esa filiación. El compromiso político
fue un elemento clave del centro desde el día de su fundación,
literalmente.
1882-1890
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Primera sede (alquilada) del Centro Vasco Laurak
Bat, en la calle Potosí 292 |
La creación de la Plaza Euskara en 1882 por iniciativa
del Laurak Bat fue un hito del auge institucional. Desde el mismo
momento de la inauguración, a la que asistieron 3.000 personas.
A la plaza concurrían personalidades de la más destacada
elite porteña -incluidos Presidentes de la Nación-
y se convirtió en un centro distinguido de vida social.
A la par, el centro crecía en número de socios y
en solidez financiera, con el aporte de inmigrantes que ya habían
consolidado su posición económica.
1890-1923
Sin embargo, todo lo que sube baja; y, así, la Plaza Euskara
también tuvo su declinación alrededor del año
'90 del siglo XIX, en paralelo con diferencia internas en el centro
que obligaron al alejamiento al núcleo de los fundadores.
La Plaza terminó siendo vendida y con el dinero obtenido
se compró en 1903 el solar donde el centro tiene su sede
actualmente. Así, no hay mal que por bien no venga: la
primer sede propia se inauguró en 1904.
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Primera sede propia del Centro Vasco Laurak
Bat, inaugurada en 1904 y demolida en 1937 |
El comienzo del siglo XX trajo de la mano las primeras prédicas
nacionalistas, entre otros por medio de Sebastián de Amorrortu,
Nemesio de Olariaga y Tomás Otaegui Cueto. Con ello aparecieron
las diferencias internas que en la "sociedad vasco española"
-tal el nombre estatutario del centro- se sostuvieron en el tiempo
a través de las alas nacionalista y españolista
(esta última encarnada principalmente en Félix Ortiz
San Pelayo). El sector nacionalista fue ganando adeptos progresivamente
hasta que en 1918 ganó la primera elección institucional,
por margen pequeño.
En ese proceso de crecimiento nacionalista el embajador español
dejó de ser socio honorario del centro -como era habitual
hasta entonces-, apareció la ikurriña y comenzó
a desplegarse el euskera en los documentos institucionales.
1923-1936
En 1923 los nacionalistas ya eran mayoría, aunque después
de esta fecha aparecieron diferencias internas dentro de esa corriente
de pensamiento (reflejo de las divisiones del nacionalismo en
Euskadi), que produjeron el alejamiento de la línea intransigente.
Y los españolistas no dejaban de balancear el juego institucional
con una presencia fuerte.
Durante este período se produjo otra de las diversas separaciones
y alejamientos: varios socios -con el concurso del embajador español
del momento, Ramiro de Maeztu- se fueron del centro y fundaron
el Club Vasco Argentino Gure Etxea, de carácter más elitista.
El último tramo de este lapso, entre 1930 y 1936, es un
período de meseta en el crecimiento. Posteriormente el
centro sufrió los mismos conflictos que la península
ibérica, durante los oscuros años de la guerra civil.
En ese tiempo no se realizaron actividades festivas y tampoco
hubo una toma de postura institucional frente a los sucesos de
Europa.
1936-Actualidad
En 1937 el segundo edificio del Laurak Bat debió ser demolido
a causa de la conversión en avenida de la calle donde estaba
ubicado; y en 1939 se inauguró la nueva sede que persiste
hasta la actualidad.
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Edificio actual del Centro Vasco Laurak Bat,
inaugurado en 1939 |
La inauguración de la nueva casa coincidió con
el inicio de un período de auge de la cultura vasca, con
la llegada de emigrados destacados a partir de la década
del '40, que tuvieron una actuación descollante en los
años siguientes. Con el brillo cultural el Laurak Bat se
convirtió más fuertemente en el segundo hogar de los vascos,
el centro destacado de la diáspora nacionalista y antifranquista.
Una sola cifra da cuenta del crecimiento vertiginoso que inauguró
la mitad del siglo: el centro pasó de menos de 400 socios
en 1938 a más de 1.100 en 1952 (pico histórico).
Los años que corren entre 1940 y la década del
'60 fueron los de mayor auge, producción y difusión
cultural vasca en Argentina; y el Laurak Bat fue un nodo fundamental
de la red de personalidades, instituciones e iniciativas diversas.
A partir de los años '60 comenzó una lenta declinación
que hoy -con el tiempo transcurrido- se nota agudamente, si se
compara con aquellos años de apogeo.
Los futuros posibles
El Laurak Bat se enfrenta actualmente -al igual que todas las
instituciones vascas de Buenos Aires- a un desafío clarísimo:
¿cómo asegurar la continuidad de la difusión
renovada y actualizada de lo vasco en un contexto adverso?
Lo cierto es que un número muy reducido de descendientes
de los primeros y más destacados integrantes del centro permanecen
en la institución, esos que pueden asegurar la tradición
oral y dar continuidad a un obra gestada con orgullo y entrega;
las nuevas generaciones, además, no encuentra una identificación
clara con lo vasco; y a la institución se le va nublando
el horizonte del futuro sin saber bien qué hacer para que
vuelvan los años de inmensa vitalidad institucional, de
alta participación masiva y de difusión ciclópea
de la cultura vasca.
Algunos sugieren que frente a esta situación generalizada
y para asegurar el futuro, todas las instituciones vascas de la
ciudad deberían nuclearse en una sola organización.
Sin embargo es difícil alcanzar ese acuerdo -que según
algunos debería ser promovido y liderado por el Laurak
Bat-, sobre todo en los casos en que se manifiestan históricas
diferencias políticas. Según Jon Uriarte, actual
presidente de este Centro Vasco, "no aparece el líder
apropiado para dirigir ese proceso".
Mientras tanto, los dirigentes más lúcidos manifiestan
su preocupación. Como el mismo Jon Uriarte indica: "El
centro no se ha adaptado a los cambios de la sociedad a través
del tiempo. No ha sabido adaptarse. Yo diría que el Laurak
Bat es el País Vaso viejo, no el País Vasco nuevo.
Yo estoy muy preocupado. Es necesario adecuarse a las nuevas formas
de vida. La vida es cambio, es movimiento y hay que moverse con
ella".
Es de esperar que la preocupación latente en diversos
dirigentes pueda encontrar los cauces institucionales necesarios
para hacer frente al futuro.
Los primeros años del siglo XXI -un tiempo de desvanecimiento
de las filiaciones institucionales, las causas ideales y la entrega
generosa, desinteresada y lúcida- miran con curiosidad
expectante al Laurak Bat, tratando de encontrar trece vascos que
aseguren la renovación institucional para otro siglo más
de vida.
Referencias Bibliográficas
- Cava Mesa, María Begoña; Contreras, Luis Fernando;
Perez, Francisco Javier; La sociedad Laurak Bat de Buenos
Aires, Vitoria-Gasteiz, Servicio Central de Publicaciones
del Gobierno Vasco, 1992.
- Anónimo, Centenario Laurak-Bat. El hogar de los
vascos 1877-1977, Buenos Aires, Centro Vasco Laurak Bat,
1977.
Gonzalo J. Auza,
gonzalo@juandegaray.org.ar
http://www.juandegaray.org.ar/fvajg/docs/Gonzalo_J_Auza |