El
Pirineo navarro, situado al este de Navarra, constituye un espacio
físico de aproximadamente 1.525 km2, limitado al oeste por
el valle del río Urrobi, al este por el valle del río
Eska, contiguo a la Comunidad Autónoma de Aragón,
al norte con el País Vasco francés y al sur por la
sinuosa línea que recorre de oeste a este las alineaciones
de Gongolatz, Idokorri e Illón.
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Panorámica esstival desde el monte Lakora
(Isaba). A la izquierda el macizo de Lakeleta-Lakartxela. En
segundo plano, el monte Otsogorrigaina y el pico Barazea; al
fondo el monte Ori. |
Su accidentado relieve queda de manifiesto por un acusado desnivel
entre las tierras más altas, Mesa de los Tres Reyes (2428
m), a su vez techo de la Comunidad Foral, y las más bajas
en Valcarlos, apenas a 245 m sobre el nivel del mar. Es patente
un gradiente climático de fuerte influencia atlántica
al oeste y apreciable mediterraneidad al sureste, lo que unido a
las distintas litologías que conforman en territorio (sustratos
básicos y ácidos), dan lugar a un fondo florístico
entre los más variados y ricos de toda la Comunidad.
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La sierra de Berrendi en el Valle de Aezkoa da
paso al hayedo entremezclado con pinares de albar y en los claros,
pastos y cultivos principalmente de patatas. |
Biogeográficamente, el Pirineo navarro reparte sus tierras
entre la Región Eurosiberiana, dominante en la Europa septentrional,
y la Región Mediterránea. Robledales, pinares, hayedos,
fresnedas, abetales y pastos de altura son un fiel reflejo de la
influencia noreuropea, mientras que hacia el sur, la presencia de
los quejigales, carrascales y exiguos melojares, con sus matorrales
derivados y la extensión de los cultivos cerealistas, a veces
con viña y olivo, son un buen testigo de la influencia mediterránea
que se hace patente hacia el sur de Navarra.
En estas tierras pirenaicas, atendiendo a los pisos bioclimáticos
y ombroclimas, se distinguen cinco pisos de vegetación, que
desde las cotas más elevadas se configuran así:
En la Región Eurosiberiana:
- Piso alpino: apenas representado, ya que es escasa la
superficie que supera los 2200-2300 m de altitud. A este nivel
pertenecen la Mesa de los Tres Reyes y el macizo del Anie, en
buena parte en tierras bearnesas. Sus condiciones extremas, con
fuertes vientos y frío intenso apenas permiten la vida
vegetal, aunque ésta notable y restringida a pastos de
carácter basófilo (Carici rosae-Elynetum myosuroidis),
eso sí, únicos en Navarra y que aportan una flora
rica, aunque escasa, con unos 112 taxones, de los que tres son
exclusivos de estas altitudes: Draba dubia subsp. laevipes,
Carex capillaris y Salix retusa.
- Piso subalpino: por debajo del anterior y por encima
de los 1600-1700 m de altitud. Se corresponde con una estrecha
franja que comenzando en el monte Ori, se extiende por la línea
de cumbres hasta el alto Roncal, en Larra, incluyendo los cresteríos
de Txamantxoia y Peña Ezkaurre. Predominan en este espacio
los bosques claros de pino negro, tanto en su versión acidófilo-esciófila
(Rhododendro ferruginei-Pinetum uncinatae), como en la
heliófila (Arctostaphylo uvae-ursi-Pinetum uncinatae).
Junto a estos bosques ralos, verdadera joya botánica, ocupan
en mosaico distintas comunidades de herbáceas como los
cervunales (Trifolio thalii-Nardetum), los pastos calcícolas
del Festucion gautieri, o los silicícolas del Festucion
eskiae. No son extraños los pastos amantes de la nieve,
incluidos en el Primulion intricatae, ni las comunidades
de plantas rupícolas (Saxifragion mediae), de flores
vistosas ancladas en los roquedos y lapiaces que en este universo
mineral llegan a ser dominantes en el paisaje. Alrededor de 660
especies distintas alcanzan este nivel altitudinal, de las que
unas 28 son exclusivas de él. Como representantes: Salix
pyrenaica, Iberis spathulata, Crepis pygmaea, Euphorbia pyrenaica,
Arenaria purpurascens, Silene acaulis, Hutchinsia alpina, Kobresia
myosuroides, Dryas octopetala, Petrocallis pyrenaica, etc.
- Piso montano: ocupa la mayor extensión en el
territorio, así como en toda la Región Eurosiberiana
de Navarra. Su intervalo altitudinal se sitúa entre los
600-650 m y los 1600-1700 m de altitud. Suelen distinguirse dos
pisos u horizontes. Uno, el montano inferior que abarcaría
hasta los 950-1000 m, y el montano superior, por encima de éste
y hasta su contacto con el subalpino. Predominan los bosques:
hayedos (Scillo-Fagetum, Galio-Fagetum, Saxifrago-Fagetum,
Epipactido-Fagetum y Buxo-Fagetum), robledales (Roso-Quercetum,
Hyperico-Quercetum y Pulmonario-Quercetum), pinares
(Echinosparto-Pinetum y Veronico-Pinetum) y abetales
(Festuco-Abietetum y Coronillo-Abietetum), entre
los más representativos. No faltan en sus etapas de sustitución
los matorrales de diversa índole (Prunetalia, Genistion,
Daboecienion) y los consiguientes pastos de Nardetalia,
Brometalia o Arrhenatheretalia, entre otros. En este piso
hay una fuerte implantación del sector forestal y ganadero
y, más restringido, el agrícola. Más de 1600
taxones se encuentran en este piso, de los que aproximadamente
unos 260 son exclusivos suyos. La mayoría de la flora pirenaica
queda relacionada con este piso, aportando, entre muchas, algunas
especies de interés: Circaea alpina, Leucanthemum maximum,
Petasites paradoxus, Swertia perennis, Narthecium ossifragum,
Galanthus nivalis, Arnica montana, Gentiana burseri, Allium victorialis,
Narcissus poeticus, Echinospartum horridum, Lathyrus vivantii,
Cicerbita plumieri, Menyanthes trifoliata, y un largo etc.
- Piso colino: acoge el territorio por debajo de los 600-650
m de altitud. Al norte queda una franja, de neta influencia atlántica,
limitada a Valcarlos, y otra al sur, distribuida por el Almiradío
de Navascués y Urraúl Alto. Predominan los robledales
(Hyperico-Quercetum al norte, y Roso-Quercetum al
sur) y residuales fresnedas (Polysticho-Fraxinetum) entre
tierras dedicadas a la agricultura, a la ganadería y a
las repoblaciones forestales. La riqueza florística de
este piso queda patente por sus 1116 taxones, con unos 98 exclusivos
suyos. Algunos representantes: Achillea odorata, Adiantum capillus-veneris,
Adonis vernalis, Aethionema saxatile, Ajuga reptans, Allium roseum,
Asplenium trichomanes, Astragalus hamosus, Carex pendula, Euphorbia
serrata, etc.
En la Región Mediterránea:
- Piso supramediterráneo: muy influido por el piso
montano y colino de la Región Eurosiberiana, con el que
interdigita sus fronteras, llega a tener una considerable extensión
en las áreas que circundan el valle medio-bajo del río
Irati, adentrándose hacia el Romanzado. Acoge melojares
residuales en las sierras de Illón-Leire (Festuco-Quercetum
pyrenaicae), quejigales dispersos (Spiraeo-Quercetum fagineae)
y carrascales (Spiraeo-Quercetum rotundifoliae), siendo
la carrasca el árbol más representativo, aunque
no exclusivo, de este piso. Como plantas interesantes podemos
citar: Endressia castellana, Paeonia officinalis, Thymelaea
pubescens, Aster willkommii, Leucanthemum aligulatum, Crocus nevadensis
subsp. marcetii, Lavandula angustifolia subsp. pyrenaica, Teucrium
pyrenaicum subsp. guarensis, etc.
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Vista de las Cuencas Prepirenaicas, limitadas
al fondo por la Sierra de Gongolatz. En primer término
coscojares |
Como ha quedado expuesto, en Navarra, al formar parte de Europa
meridional, concurren en su territorio las Regiones Eurosiberiana
y Mediterránea. La privilegiada situación del Pirineo
navarro, a caballo entre estas dos regiones, permite distinguir,
dentro de la Región Eurosiberiana, dos provincias: la Atlántico-Europea
(subprovincia Cántabro-Atlántica) y la Pirenaico-Cevenense
(subprovincia Pirenaico Central), esta segunda de amplia representación
en el territorio que nos ocupa. La subprovincia Cántabro-Atlántica
alcanza el Pirineo navarro por occidente, donde se fragmenta y toma
como base la divisoria de aguas, de tal forma que al norte de esta
línea, las tierras pertenecen al subsector Euskaldún
oriental, coincidiendo con las de mayor influjo atlántico
(Valcarlos, Roncesvalles). Queda dicho que los robledales, hayedos
y fresnedas son la vegetación dominante del paisaje vegetal.
Al sur de la divisoria de aguas, se extiende el sector Navarro-Alavés,
con un cierto matiz continentalizado, con descenso de las precipitaciones,
lo que permite el asentamiento de los robledales de roble pubescente.
La subprovincia Pirenaico Central ocupa la mayor parte de la región,
tomando como frontera occidental el interfluvio Irati-Urrobi,
extendiéndose hacia el este por los valles pirenaicos.
La lejanía del Cantábrico y la mayor altitud de
sus tierras, propicia una creciente continentalización
del clima, de suerte que los robledales de Quercus robur
desaparecen y son sustituidos por las series pirenaicas de haya,
del abeto o las del pino negro. Queda bien patente la influencia
que desde territorios contiguos se ejerce en esta subprovincia.
Así en la cabecera de los valles más occidentales,
el influjo cántabro-atlántico es notorio, con extensos
hayedos y abetales dispersos; al contrario de lo que ocurre hacia
el sur donde predominan los robledales pelosos o los pinares de
albar.
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La Sierra de Illón y el monte Idokorri,
al fondo, constituyen el límite sur de nuestra comarca.
Carrascales, robledales y pinares de albar se suceden en el
territorio |
Finalmente, la subprovincia Aragonesa, ya en la Región Mediterránea,
queda representada por el sector Castellano-Cantábrico, subsector
Estellés-Romanzado, que abarca las tierras de Lónguida,
Urraúl Alto y el Romanzado.
En este breve paseo por las tierras pirenaicas navarras, hemos
apuntado distintas pinceladas sobre el paisaje vegetal que domina
el espacio físico. Quedan por perfilar los componentes de
su flora que trataremos en un próximo artículo.
Mikel Lorda Lopez
Fotografías del autor |