Singularidad florística en el Pirineo Navarro I: El paisaje vegetal
Mikel Lorda Lopez

El Pirineo navarro, situado al este de Navarra, constituye un espacio físico de aproximadamente 1.525 km2, limitado al oeste por el valle del río Urrobi, al este por el valle del río Eska, contiguo a la Comunidad Autónoma de Aragón, al norte con el País Vasco francés y al sur por la sinuosa línea que recorre de oeste a este las alineaciones de Gongolatz, Idokorri e Illón.

Panorámica esstival desde el monte Lakora (Isaba). A la izquierda el macizo de Lakeleta-Lakartxela. En segundo plano, el monte Otsogorrigaina y el pico Barazea; al fondo el monte Ori.

Su accidentado relieve queda de manifiesto por un acusado desnivel entre las tierras más altas, Mesa de los Tres Reyes (2428 m), a su vez techo de la Comunidad Foral, y las más bajas en Valcarlos, apenas a 245 m sobre el nivel del mar. Es patente un gradiente climático de fuerte influencia atlántica al oeste y apreciable mediterraneidad al sureste, lo que unido a las distintas litologías que conforman en territorio (sustratos básicos y ácidos), dan lugar a un fondo florístico entre los más variados y ricos de toda la Comunidad.

La sierra de Berrendi en el Valle de Aezkoa da paso al hayedo entremezclado con pinares de albar y en los claros, pastos y cultivos principalmente de patatas.

Biogeográficamente, el Pirineo navarro reparte sus tierras entre la Región Eurosiberiana, dominante en la Europa septentrional, y la Región Mediterránea. Robledales, pinares, hayedos, fresnedas, abetales y pastos de altura son un fiel reflejo de la influencia noreuropea, mientras que hacia el sur, la presencia de los quejigales, carrascales y exiguos melojares, con sus matorrales derivados y la extensión de los cultivos cerealistas, a veces con viña y olivo, son un buen testigo de la influencia mediterránea que se hace patente hacia el sur de Navarra.

En estas tierras pirenaicas, atendiendo a los pisos bioclimáticos y ombroclimas, se distinguen cinco pisos de vegetación, que desde las cotas más elevadas se configuran así:

En la Región Eurosiberiana:

  • Piso alpino: apenas representado, ya que es escasa la superficie que supera los 2200-2300 m de altitud. A este nivel pertenecen la Mesa de los Tres Reyes y el macizo del Anie, en buena parte en tierras bearnesas. Sus condiciones extremas, con fuertes vientos y frío intenso apenas permiten la vida vegetal, aunque ésta notable y restringida a pastos de carácter basófilo (Carici rosae-Elynetum myosuroidis), eso sí, únicos en Navarra y que aportan una flora rica, aunque escasa, con unos 112 taxones, de los que tres son exclusivos de estas altitudes: Draba dubia subsp. laevipes, Carex capillaris y Salix retusa.


  • Piso subalpino: por debajo del anterior y por encima de los 1600-1700 m de altitud. Se corresponde con una estrecha franja que comenzando en el monte Ori, se extiende por la línea de cumbres hasta el alto Roncal, en Larra, incluyendo los cresteríos de Txamantxoia y Peña Ezkaurre. Predominan en este espacio los bosques claros de pino negro, tanto en su versión acidófilo-esciófila (Rhododendro ferruginei-Pinetum uncinatae), como en la heliófila (Arctostaphylo uvae-ursi-Pinetum uncinatae). Junto a estos bosques ralos, verdadera joya botánica, ocupan en mosaico distintas comunidades de herbáceas como los cervunales (Trifolio thalii-Nardetum), los pastos calcícolas del Festucion gautieri, o los silicícolas del Festucion eskiae. No son extraños los pastos amantes de la nieve, incluidos en el Primulion intricatae, ni las comunidades de plantas rupícolas (Saxifragion mediae), de flores vistosas ancladas en los roquedos y lapiaces que en este universo mineral llegan a ser dominantes en el paisaje. Alrededor de 660 especies distintas alcanzan este nivel altitudinal, de las que unas 28 son exclusivas de él. Como representantes: Salix pyrenaica, Iberis spathulata, Crepis pygmaea, Euphorbia pyrenaica, Arenaria purpurascens, Silene acaulis, Hutchinsia alpina, Kobresia myosuroides, Dryas octopetala, Petrocallis pyrenaica, etc.


  • Piso montano: ocupa la mayor extensión en el territorio, así como en toda la Región Eurosiberiana de Navarra. Su intervalo altitudinal se sitúa entre los 600-650 m y los 1600-1700 m de altitud. Suelen distinguirse dos pisos u horizontes. Uno, el montano inferior que abarcaría hasta los 950-1000 m, y el montano superior, por encima de éste y hasta su contacto con el subalpino. Predominan los bosques: hayedos (Scillo-Fagetum, Galio-Fagetum, Saxifrago-Fagetum, Epipactido-Fagetum y Buxo-Fagetum), robledales (Roso-Quercetum, Hyperico-Quercetum y Pulmonario-Quercetum), pinares (Echinosparto-Pinetum y Veronico-Pinetum) y abetales (Festuco-Abietetum y Coronillo-Abietetum), entre los más representativos. No faltan en sus etapas de sustitución los matorrales de diversa índole (Prunetalia, Genistion, Daboecienion) y los consiguientes pastos de Nardetalia, Brometalia o Arrhenatheretalia, entre otros. En este piso hay una fuerte implantación del sector forestal y ganadero y, más restringido, el agrícola. Más de 1600 taxones se encuentran en este piso, de los que aproximadamente unos 260 son exclusivos suyos. La mayoría de la flora pirenaica queda relacionada con este piso, aportando, entre muchas, algunas especies de interés: Circaea alpina, Leucanthemum maximum, Petasites paradoxus, Swertia perennis, Narthecium ossifragum, Galanthus nivalis, Arnica montana, Gentiana burseri, Allium victorialis, Narcissus poeticus, Echinospartum horridum, Lathyrus vivantii, Cicerbita plumieri, Menyanthes trifoliata, y un largo etc.


  • Piso colino: acoge el territorio por debajo de los 600-650 m de altitud. Al norte queda una franja, de neta influencia atlántica, limitada a Valcarlos, y otra al sur, distribuida por el Almiradío de Navascués y Urraúl Alto. Predominan los robledales (Hyperico-Quercetum al norte, y Roso-Quercetum al sur) y residuales fresnedas (Polysticho-Fraxinetum) entre tierras dedicadas a la agricultura, a la ganadería y a las repoblaciones forestales. La riqueza florística de este piso queda patente por sus 1116 taxones, con unos 98 exclusivos suyos. Algunos representantes: Achillea odorata, Adiantum capillus-veneris, Adonis vernalis, Aethionema saxatile, Ajuga reptans, Allium roseum, Asplenium trichomanes, Astragalus hamosus, Carex pendula, Euphorbia serrata, etc.

En la Región Mediterránea:

  • Piso supramediterráneo: muy influido por el piso montano y colino de la Región Eurosiberiana, con el que interdigita sus fronteras, llega a tener una considerable extensión en las áreas que circundan el valle medio-bajo del río Irati, adentrándose hacia el Romanzado. Acoge melojares residuales en las sierras de Illón-Leire (Festuco-Quercetum pyrenaicae), quejigales dispersos (Spiraeo-Quercetum fagineae) y carrascales (Spiraeo-Quercetum rotundifoliae), siendo la carrasca el árbol más representativo, aunque no exclusivo, de este piso. Como plantas interesantes podemos citar: Endressia castellana, Paeonia officinalis, Thymelaea pubescens, Aster willkommii, Leucanthemum aligulatum, Crocus nevadensis subsp. marcetii, Lavandula angustifolia subsp. pyrenaica, Teucrium pyrenaicum subsp. guarensis, etc.
Vista de las Cuencas Prepirenaicas, limitadas al fondo por la Sierra de Gongolatz. En primer término coscojares

Como ha quedado expuesto, en Navarra, al formar parte de Europa meridional, concurren en su territorio las Regiones Eurosiberiana y Mediterránea. La privilegiada situación del Pirineo navarro, a caballo entre estas dos regiones, permite distinguir, dentro de la Región Eurosiberiana, dos provincias: la Atlántico-Europea (subprovincia Cántabro-Atlántica) y la Pirenaico-Cevenense (subprovincia Pirenaico Central), esta segunda de amplia representación en el territorio que nos ocupa. La subprovincia Cántabro-Atlántica alcanza el Pirineo navarro por occidente, donde se fragmenta y toma como base la divisoria de aguas, de tal forma que al norte de esta línea, las tierras pertenecen al subsector Euskaldún oriental, coincidiendo con las de mayor influjo atlántico (Valcarlos, Roncesvalles). Queda dicho que los robledales, hayedos y fresnedas son la vegetación dominante del paisaje vegetal. Al sur de la divisoria de aguas, se extiende el sector Navarro-Alavés, con un cierto matiz continentalizado, con descenso de las precipitaciones, lo que permite el asentamiento de los robledales de roble pubescente.

La subprovincia Pirenaico Central ocupa la mayor parte de la región, tomando como frontera occidental el interfluvio Irati-Urrobi, extendiéndose hacia el este por los valles pirenaicos. La lejanía del Cantábrico y la mayor altitud de sus tierras, propicia una creciente continentalización del clima, de suerte que los robledales de Quercus robur desaparecen y son sustituidos por las series pirenaicas de haya, del abeto o las del pino negro. Queda bien patente la influencia que desde territorios contiguos se ejerce en esta subprovincia. Así en la cabecera de los valles más occidentales, el influjo cántabro-atlántico es notorio, con extensos hayedos y abetales dispersos; al contrario de lo que ocurre hacia el sur donde predominan los robledales pelosos o los pinares de albar.

La Sierra de Illón y el monte Idokorri, al fondo, constituyen el límite sur de nuestra comarca. Carrascales, robledales y pinares de albar se suceden en el territorio

Finalmente, la subprovincia Aragonesa, ya en la Región Mediterránea, queda representada por el sector Castellano-Cantábrico, subsector Estellés-Romanzado, que abarca las tierras de Lónguida, Urraúl Alto y el Romanzado.

En este breve paseo por las tierras pirenaicas navarras, hemos apuntado distintas pinceladas sobre el paisaje vegetal que domina el espacio físico. Quedan por perfilar los componentes de su flora que trataremos en un próximo artículo.


Mikel Lorda Lopez
Fotografías del autor

 


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