En
la primera
parte de este trabajo señalamos uno de los desafíos
que enfrentan las casas vascas: la falta de renovación de
los dirigentes. No es el único signo de que el espíritu
vasquista no alcanza para sostener la colectividad. El déficit
en la formación cultural, las dificultades en la gestión
y la necesidad de establecer una relación más madura
con el Gobierno Vasco son otras de las principales afecciones.
Formación cultural
Según Mikel Ezkerro hay una profunda falta de formación
de los socios y directivos.
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Mikel Ezkerro, Responsable de las Areas de Cultura
de FEVA y del Centro Laurak Bat de Buenos Aires. Foto: Gonzalo
J. Auza. |
Este dirigente conoce de lo que habla: es uno de los dos dirigentes
que dedica gran parte de su tiempo -junto a César Arrondo-
a peregrinar por los centros de todo el país dictando charlas
y conferencias, con el objetivo de difundir la cultura vasca y acrecentar
la formación de los socios de las instituciones.
Según él es imposible pensar en el futuro con un
nivel de formación tan débil como el que se nota en
la mayoría de los casos. Indica, a modo de ejemplo, que hay
un desconocimiento general de los aspectos básicos de la
geografía e historia de Euskal Herria y de la cultura vasca
como un todo; y asegura: "Perdurarán aquellos centros
donde exista una formación básica de vasquismo, donde
los socios sepan por qué y para qué están en
un centro... no porque un amigo le dijo 'vení, que lo pasamos
muy divertido, se come bien, son muy alegres....' Con eso haremos
tres fiestas al año, pero pasará".
¿Qué significa trabajar a favor de la cultura? Es cierto que algunos opinan que la gastronomía es cultura.
Y es así, al igual que el deporte y el baile. Sin embargo,
a menudo ocurre que se mantiene un esquema de trabajo a favor de la
cultura que se reduce a las reuniones sociales, deportivas y a las
danzas; y no siempre en clave de actualidad.
Signo de ello es que el programa Gaztemundu -destinado a los jóvenes
de las colectividades de las diáspora- del año 2002
tuvo un carácter monográfico preparado especialmente
para que los dantzaris "conocieran la realidad actual del
folklore vasco y ampliaran su repertorio", según
lo presenta Josu Legarreta, Director de Relaciones con las Colectividades
del Gobierno Vasco, en el editorial del número 56 (2002)
de la revista Euskal Etxeak.
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Semana Vasca 2002 |
Es que, según opina acertadamente Legarreta, "la
tradición no es tradicionalismo o defensa a ultranza del
inmovilismo, de la negación del cambio". La conservación
de tradiciones sin proyección a futuro parece ser una constante
en las casas vascas. "No hay árboles sin raíces,
pero tampoco existirían si no tuviesen ramas y hojas y produjeran
nuevos frutos" -señala este funcionario-.
"Hay que vivir en el porvenir y crear futuro, modernizarse
y evolucionar para no quedarse atrás" -agrega-;
pero cabría añadir que para proyectar el futuro es
necesario conocer profundamente el pasado y realizar una lectura
correcta del presente; "viviendo el hilo que marca la propia
sociedad, que se mantiene activa gracias a su capacidad para adaptarse
a los nuevos tiempos", en palabras de Legarreta.
Como se expresa en el editorial mencionado, los centros vascos
velan por mantener las raíces, difundiendo entre sus actividades
el folklore vasco; pero ¿está la colectividad a la
altura de las circunstancias en cuanto a la correcta lectura del
pasado y del presente para proyectar el futuro? Si acordamos con
Ezkerro que la formación cultural es muy baja, resulta adecuado
concluir que es imposible pensar en esa clave: no se puede idear
el futuro sin realizar un análisis del pasado y de las problemáticas
que son eje en el presente y eclosionan en el porvenir, de modo
de actuar en el hoy para ser artífices del mañana.
Decíamos que el trabajo por la cultura en la diáspora
local tiene mucho de conservación de la tradición,
pero poco de renovación y proyección a futuro. En
ese caso la discusión acerca de si la gastronomía
o las danzas -que son elementos destacados en la conservación
de la identidad- son cultura, pierde sentido. La agenda impone otras
problemáticas que no parecen estar en el tapete. La pregunta
esencial y primerísima es la que demanda Ezkerro: ¿sabe
cada socio de un centro vasco por qué y para qué está
allí? Si la pregunta no tiene una respuesta clara de cada
uno, podremos, con libertad, firmar el certificado de defunción
de este colectivo aquí y ahora.
Gestión cultural y administrativa
Es natural que un conjunto de instituciones que, en parte, se han
dejado vencer por el tiempo, conserve sin renovar esquemas de funcionamiento
y costumbres del pasado.
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Semana Vasca 2002 |
Eso parece ocurrir tanto en las propuestas culturales, como en
el modo de gestionar el financiamiento y de administrar los bienes.
Un gran número de instituciones vascas no generan propuestas
renovadas, sino que se limitan a repetir, en la medida de sus posibilidades,
actividades folklóricas sin la necesaria actualización:
Una contradicción del término cultura, que es vida,
movimiento, cambio, tradición actualizada en el presente
para dar sentido al futuro.
Son contadas las casas vascas que estén atrás de
proyectos de los que no se haya oído con anterioridad. No
existen las ideas o no se pueden llevar adelante por falta de dinero,
de contactos o de impulso creativo.
Son pocos los casos de vínculos establecidos con otras instituciones
culturales de la comunidad local o de Euskal Herria, orientados
al intercambio o la sinergia de proyectos; y tampoco es notoria
la cooperación entre las instituciones en una misma ciudad
(vascas o no vascas) con problemáticas similares. Un ejemplo
de lo anterior es el caso de Buenos Aires que comentamos en "Las
instituciones vascas en Buenos Aires: presente y futuro".
En cuanto a la gestión administrativa-económica-financiera
existen dificultades de mayor envergadura. Un gran número
de centros subsisten únicamente gracias a la subvención
del Gobierno Vasco. Sin esa ayuda los fondos propios no alcanzarían
para mantenerse en el tiempo.
Esto ocurre, sobre todo, en el caso de los centros más chicos,
con menor cantidad de socios y en localidades donde la obtención
de financiamiento es algo difícil de lograr; pero algunos
dirigentes opinan que los "grandes" están en las
mismas condiciones, con la única diferencia que la agonía
duraría más, llegada la desgracia.
Son contadas las instituciones a las que no les cabe el sayal de
una administración que continua esquemas del pasado sin considerar
el modo de asegurar el financiamiento futuro.
Relación con el Gobierno Vasco
La Dirección de Relaciones con las Colectividades Vascas del
Gobierno, comenzó a impulsar en 2001 medidas tendientes a otorgar
ayudas que fueran destinadas únicamente a inversiones; con
la intención de cortar los aportes para gastos corrientes,
que es para lo que se destinan en la mayoría de los casos.
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Semana Vasca 2002 |
Sin embargo, la intención quedó a medio camino cuando
sobrevino la profunda crisis económica argentina; y una parte
importante de la ayuda gubernamental se destinó a realizar
tareas de asistencia social.
El horizonte, a pesar de todo, sigue siendo el mismo para los funcionarios:
renovar la gestión de las euskal etxeas y convertirlas en
entidades autosolventes, con una proyección distinta.
Este año, por ejemplo, el Programa Gaztemundu cambiará
de forma respecto de las ediciones anteriores para convertirse en
un "Curso sobre promoción y liderazgo de las Colectividades
Vascas". Así, se pondrán en el tapete las temáticas
referidas al modo en que se gestionan las casas vascas. Es de esperar
que esta orientación de muchos frutos a partir del trabajo
de los dirigentes jóvenes que asistan en esta oportunidad.
Pero el objetivo del curso no pareciera ser solamente la gestión
económico-financiera, sino la concepción de la red
de casas vascas como un conjunto de organizaciones que pueden potenciar
el lobby en la diáspora, tal como se tratará en el
Congreso Mundial de Colectividades Vascas, que se realizará
entre el 14 y el 19 de julio en Gasteiz y que tendrá como
eje el tema "Juventud y Centros Vascos".
Es evidente que la red de instituciones de la diáspora podrían
convertirse en una fuerza de envergadura si actuaran de manera coordinada
a favor de la agenda actual del pueblo vasco. En 1997, en una comunicación
al Congreso Americano de Centros Vascos, señalamos: "sería
factible pensar en la concreción a mediano o largo plazo
de una instancia que coordine de alguna forma la gestión
comunicacional y de imagen del País Vasco integrando las
iniciativas gubernamentales, institucionales e individuales en un
marco de libertad creativa, pero de esfuerzos complementarios".
Esas instancias no surgieron. Sería de esperar que los nuevos
esfuerzos las produjeran, a los efectos de aprovechar la fuerza
del "octavo herrialde".
Evidentemente en la relación entre centros y Gobierno Vasco,
quien lleva la delantera en cuanto a las ideas es este último.
A pesar de la autonomía de criterio de ciertos directivos,
el conjunto de la colectividad vasca va detrás del carro
de las oficinas gubernamentales.
Sería de esperar el establecimiento de una relación
de mayor madurez, en la cual el gobierno no fuera siempre el demandante
de cambios que no se alcanzan a producir del todo; y el "tío
rico" que apadrina proyectos insolventes; y los centros fueran
protagonistas de su propio proyecto de futuro a la vez que conscientes
respecto de cuáles son los ejes sobre los que gira la problemática
de Euskal Herria en la actualidad.
Referencias
bibliográficas
. Legarreta, Josu, "Renovar es evolucionar",
Euskal Etxeak, N° 56 (2000), p. 3. |
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Gonzalo J. Auza,
gonzalo@juandegaray.org.ar
http://www.juandegaray.org.ar/fvajg/docs/Gonzalo_J_Auza |