El primer Hospital de los Santos Juanes. Bilbao (1469-1661)Escuchar artículo - Artikulua entzun

Juan Manuel Gondra Rezola

A lo largo de más de medio milenio Bilbao y su Hospital han mantenido una relación que podríamos calificar de monógama. En efecto, con excepción de una leprosería situada fuera del recinto urbano, junto a la iglesia de San Nicolás, que pronto evolucionó para transformarse en lo que hoy llamaríamos asilo para ancianos, y de algún pequeño hospital situado dentro del recinto amurallado, de vida efímera durante los siglos XIV y XV, el Hospital de los Santos Juanes fue el único hospital con el que contó la Villa, permaneciendo siempre situado en el barrio de Achuri hasta que durante la transición del siglo XIX al XX fue trasladado a Basurto, lugar donde continúa en servicio.1

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Santos Juanes.

A lo largo de esos años fueron varios los edificios que albergaron esta institución, siendo probablemente el primero que alcanzó una cierta prestancia y que fue construido en piedra, el que coincide con su primera representación gráfica conocida: la que aparece en el libro De Civitatis Orbis Terrarum, obra que agrupaba planos de más de 300 ciudades, sobre todo europeas, delineada por Hofnaglio y editada magníficamente por Braun y Hogenberg a mediados del siglo XVI en Colonia. En el capítulo correspondiente a Bilbao, encontramos al hospital representado como una pequeña torre de planta cuadrangular situada en el arrabal de Ibeni (Achuri), junto a la iglesia que llevaba su mismo nombre.

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De Civitatis Orbis

En honor a la verdad, debemos decir que en realidad era una institución muy alejada de lo que entendemos por hospital para la curación de enfermos, pues se trataba de una mezcolanza de asilo para pobres y refugio para peregrinos; sin embargo, debemos hacer constar que el hospital contaba con la colaboración de los médicos titulares de la Villa, quienes debían acudir a visitar gratuitamente a sus asilados enfermos.

Construcción

Su construcción no estuvo exenta de polémica, pues tuvo lugar inmediatamente después de que una epidemia de peste se abatiera sobre Bilbao y la población recelaba de los pobres y peregrinos albergados en este tipo de instituciones. El Ayuntamiento bilbaíno trató de edificar el nuevo hospital en lugar alejado de las puertas de la Villa, junto al convento de la Encarnación; pero el prior de éste, Fray Martín de Santo Tomás, elevó una protesta que no fue atendida por el Ayuntamiento, obligándole a recurrir al emperador Carlos para denunciar el proyecto como muy perjudicial a las dos comunidades religiosas por tener tan cerca un hospital de “apestados”; mas si las razones de salud y de convivencia social no bastaban, añadió la del privilegio pontificio que como agregados de San Juan de Letrán tenían: “de no poder edificar casa alguna que no distara de la suya más de cien canas, o sea, doscientas varas castellanas”. El emperador, por carta de 19 de enero de 1532 abrió investigación sobre el caso, a la vista de la cual, y considerando que el hospital podía hacerse en otro lugar más alejado del convento, decretó desechar el proyecto del Ayuntamiento. Así parece que fue como poco después se construyó el hospital en un lugar situado a medio camino entre la Encarnación y las puertas de la Villa. 2

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Imagen del retablo de Ororbia (Navarra), pertenece a la colección de Auñamendi.

Antecedentes

Pero no fue este el primer hospital con este nombre que hubo en el exido de Yveni (arrabal de Ibeni, actualmente Achuri), pues ya en el año 1469 encontramos un documento por el que Juan Ibáñez de Derio, albacea de su tía Catalina Martínez de Arbolancha, nombra a sus rectores administradores de los bienes con los que Catalina funda dos perpetuales para los pobres de este hospital. Documento datado Çerca del ospital de los San Juanes Bautista e Hebangelista, que es açerca de la villa de Viluao... 3

Poco después, allá por los primeros años del siglo XVI, Fernando el Católico firmó una pragmática para proteger al hospital bilbaíno, ordenando que nadie armado ni a caballo pudiera entrar en él y allí acogerse; pragmática en la que se dice que se hauia fecho e facia nuebamente un ospital en el que los pobres se pudiesen recoger y albergar.4

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Cirujano medieval.

Iglesia anexa

El Hospital de los Santos Juanes recibió en el último cuarto del siglo XV una bula papal autorizando a su capilla aneja el derecho de inhumación, torre y campanas, lo que suponía la creación de una tercera parroquia en Bilbao y produjo un conflicto con las dos más antiguas, Santiago y San Antón; conflicto solucionado cuando el 22 de septiembre de 1477 emitió su veredicto Fray Juan de Zamudio, religioso designado como juez para este asunto por el Papa Sixto. La decisión se refería a los problemas que causaba la iglesia del “Ospital que nuevamente se edifica y reforma”.5

Otras bulas papales confirmaron la transformación en parroquia de esta capilla, que continuó en esta ubicación hasta que en el siglo XVIII, cuando tuvo lugar la suspensión de la Compañía de Jesús, una Real Orden le permitió ocupar la iglesia del colegio de los jesuitas, templo que continúa albergando en la actualidad la parroquial de los Santos Juanes. El solar de la iglesia primitiva fue utilizado para ampliar la superficie del nuevo hospital, que fue construido a comienzos del siglo XIX.

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Hospital Medieval

Edificio

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Hospital de Santa María. Vitoria.

Aunque no disponemos de datos acerca de las características y estilo del edificio construido en 1532, podemos hacer algunas conjeturas a partir del plano ya citado, del inventario de bienes y del proyecto de construcción de un nuevo hospital sobre el mismo solar, en el año 1685. Imaginemos, pues, al hospital como un torreón construido en piedra, de tres alturas, con una planta más bien pequeña, separado unos metros de la iglesia vecina y situados ambos a orillas de la ría de Bilbao, pues las actuales escuelas de Achuri, que ocupan el espacio entre el antiguo hospital y la ría, fueron construidas sobre terrenos ganados a ésta. Es probable que no fuera muy diferente al Hospital de Santa María, en Vitoria, que había sido reconstruido pocos años antes, entre 1514 y 15176, ni del hospital general de Pamplona, construido en la cuarta década de ese mismo siglo y cuya fachada aún se conserva.7

 

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Fachada del Hospital de Pamplona.

En la planta baja se encontraba la hospedería para peregrinos, con 18 camas; en la planta primera había una sala con 34 camas que servía también para la celebración de la misa, pues este hospital carecía de capilla; por ello se le solía conocer como la “sala donde está el altar”. En la tercera planta estaba la vivienda para la señora y criadas, pero había también una pequeña sala con 10 camas para asilados.

El total de camas, 62, no fue siempre suficiente para las necesidades de la Villa, pues en alguna ocasión hubo necesidad de albergar pobres en otros lugares. También parece ser que el número de personas acogidas fue disminuyendo durante los años centrales del siglo XVII.

Todavía sabemos menos acerca del edificio o edificios que precedieron a éste, pero parece acertado suponer que fueran albergues más modestos, probablemente de madera, situados en el mismo arrabal de Ibeni, tal vez sobre el mismo solar o, probablemente, algo más cerca de las puertas de la Villa.

Inventario

En el año 1598, con motivo del traspaso de poderes entre la “señora” saliente, Francisca de Fica, y la entrante, Mª Ochoa de Pucheta, se realizó un pormenorizado inventario de las posesiones del Hospital, que incluye el detalle del número de camas con el nombre de sus donantes, la ropa, material de cocina y lavandería, vestiduras y elementos para los servicios religiosos, etc. Llama la atención la ausencia de cualquier material relacionado con la práctica de la medicina, de la cirugía ni de la farmacia, así como la inclusión de una verdadera sidrería: 10 cubas mayores y menores para embocar sidra, 4 llenas y 6 vacías, además de otras 3 pipas vacías, la tina en que se emboca la sidra, dos toneles o embudos, uno mayor y otro menor, dos barriles medios de carga y los lagares. Lo que parece indicar que en los sótanos de este hospital se elaboraba y guardaba la sidra que bebían sus asilados.8

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Gobierno

El gobierno del hospital correspondía a la corporación bilbaína, al que un acuerdo tomado el 23 de enero de 1499 obligaba:9

“.. para que los pobres e los enfermos que estan en el ospital nuevo de los vienaventurados San Juan Bautista e Evangelista desta dicha villa sean mayor seruidos e regidos e governados e alinpiados, que, de oy día en adelante, todos los dias de los sabados en cada semana, ovyesen de ir e duesen dos presonas del dicho regimiento en esta villa”

La ordenanza del año 1593 imponía al regimiento la obligación de visitar los hospitales de San Lázaro y de los Santos Juanes una vez al mes. Además, uno de sus diputados debía de realizar una visita semanal, cada viernes, para observar si los pobres y enfermos eran atendidos debidamente, además de comprobar que se cumplían las normas de admisión y no se había admitido el ingreso en calidad de pobre de alguna persona que contasen con recursos económicos, ni el de aquellas no avecindadas en la Villa si ello era en detrimento de los pobres bilbaínos. 10

La ordenanza penaba el incumplimiento de esta obligación con una multa de mil maravedíes, cantidad elevada, que equivalía al salario mensual de un artesano.

El Ayuntamiento bilbaíno designaba una persona encargada de la dirección del hospital, que recibía indistintamente los nombres de manobrero, administrador o mayordomo. También una “señora”, llamada a veces administradora, encargada del gobierno doméstico.

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Hospital Medieval

Personal

Con excepción del manobrero, ya citado, de los médicos municipales que se encargaban de la visita a los enfermos y del capellán, quien en 1515 tenía asignado una salario de dos ducados, es muy poco lo que sabemos del personal que prestaba servicio en esta primera etapa del hospital.

En el primitivo Hospital de los Santos Juanes existía un beaterío al que tenemos que suponer funciones relacionadas con el culto de su iglesia y con la propia actividad del hospital. Se encontraba bajo el patronazgo de la Villa y estaba regido por las ordenanzas y acuerdos municipales.

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Beguinas

Con el nombre de Beatas eran conocidas en el Bilbao medieval aquellas mujeres que se dedicaban a una vida religiosa, sin votos y sin más regla que las propias del lugar en que vivían, al que habitualmente se llamaba beaterío. Tanto para ingresar como para abandonar el beaterío del hospital, incluso para contraer matrimonio, precisaban solamente la autorización del alcalde de la Villa.11 Este tipo de comunidades fueron comunes durante los siglos XIII al XV en otras localidades europeas, donde solían recibir el nombre de Beguinas y en algunas localidades de los Países Bajos algunos “beguinatos” persistieron hasta tiempos recientes.

A raíz del Concilio de Trento la Iglesia obligó a estos beateríos a adscribirse a alguna regla monástica y esta institución tan arraigada en la Villa desapareció.

Financiación

La fuente principal de dinero para el sostén de este hospital la constituían en un principio los donativos recibidos, tanto en suscripciones públicas como en legados testamentarios o en las colectas que la ordenanza municipal ordenaba celebrar para este fin en las iglesias de la Villa. Otros ingresos provenían del importe de las multas que por diversos motivos eran impuestas de acuerdo con las ordenanzas municipales; estas preveían que una parte del importe de algunas de ellas fuese dedicada al sostenimiento del hospital.

Así, las multas impuestas por motivos tan diversos como “entrar en batel o pinaza que venga a esta villa con pescado fresco”, “comprar cada día más de una fanega de trigo”, “dar voces por las calles o llevar la cabeza descubierta y mesarse los cabellos con motivo del fallecimiento de un allegado”, “renegar de Dios”, etc. Servían para el sustento de los pobres del hospital.

Crisis

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Hospital Medieval.

Este modelo de hospital-asilo financiado en gran parte con fondos privados, suficiente para la época en que fue construido, resultó inadecuado para las circunstancias del siglo XVII; siglo de crisis económica en la vieja Castilla arruinada por las guerras de la Corona, y también en Bilbao, aunque en tono menor. Por una parte, disminuyeron las mandas, legados y limosnas para el hospital y, por otra, aumentó la población empobrecida que solicitaba ingreso en el hospital. Además, se hacía sentir la necesidad de habilitar un hospital dedicado a la curación de enfermos.

Así fue como la corporación bilbaína encomendó un primer estudio de reforma del hospital al doctor Juan de Ocariz y al licenciado Juan de Zalbidea, quienes lo finalizaron para el 22 de noviembre de 1645, fecha en que presentaron su Dictamen presentado por el licenciado Juan de Zalbidea y el doctor Juan de Ocariz, a petición de la villa de Bilbao, sobre si la Villa, como patrona que es, puede transformar el Hospital de los Santos Juanes de una asilo para pobres en un hospital de curación de enfermos, y que medios legales puede usar para conseguir su financiación y llevar a cabo su administración.12

No se pudo culminar su proyecto y hubo que esperar hasta el año 1661, fecha en que un nuevo informe del ex alcalde Juan de Ocariz y del rector del colegio de los jesuitas, consiguió poner en marcha la reforma del viejo asilo para pobres y transformarlo en un verdadero hospital para la curación de enfermos.13

1 ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ, Javier y otros, Ordenanzas Municipales de Bilbao [1477-1520], Donostia: Eusko Ikaskuntza, 1996; 212-213

2En el “Libro de Fundaciones” del Convento de las Dominicas de la Encarnación, actualmente en Lejona, Vizcaya, aparece este documento: “El hospital no se funde junto al convento ... bula del emperador D. Carlos y su madre la Reina Dª Juana para que el hospital no se funde cerca del convento por ser impeditivo de la extensión del convento de los frayles y por los malos ayres y otras cosas y se confirme a la Villa unas casas y huerto para fundarlo”. Dado en Medina del Campo el 19 de mayo de 1532. Según refiere Eugenio Rodríguez Condado en El monasterio de la Encarnación y el convento de Santo Domingo de la villa de Bilbao, Bilbao, 1999, Pág. 72, se trata de una copia efectuada “a la vela”, a finales del siglo XVI, porque el original había sido afectado por las inundaciones del año 1593.

3 En la obra de ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ, Javier y otros, Libro de acuerdos y decretos municipales de la Villa de Bilbao (1509-1515),Donostia: Eusko Ikaskuntza, 1995, se alude varias veces al Ospital nuevo de los Sant Juanes (Págs. 310, 236) y en una al hospital viejo (Pág. 113). En la obra del mismo autor, ya citada, Ordenanzas Municipales de Bilbao [1477-1520], en la Pág. 71 aparece una ordenanza de 13 de agosto de 1490 en la que se prohíbe depositar venas en la ría "desde el hospital nuevo hasta los cinco nocedos".

4LABAYRU Y GOICOECHEA, E. J., Historia General del Señorío de Vizcaya, Vol. III, Bilbao: La Gran Enciclopedia Vasca, 1968; 294.

5LABAYRU Y GOICOECHEA, E. J., Op. Cit. Vol. III, Págs. 288-290

6NÚÑEZ DE CEPEDA, Marcelo, Hospitales vitorianos, El Escorial, 1931; 21-22.

7ARAZURI, J.J., El municipio pamplonés en tiempos de Felipe II , Pamplona: Aranzadi, 1973; 27-28.

8 Archivo Histórico Municipal de Bilbao (AHMB), Sección Antigua, signatura 0206/001/01

9ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ, Javier y otros, Ordenanzas...;138

10MAÑARICUA, Andrés E. de, Las Ordenanzas de Bilbao de 1593, Bilbao: Ayuntamiento de Bilbao, 1954; 70-71;

11En el ya citado Libro de Acuerdos y Decretos de la Villa de Bilbao (1509-1515) aparecen los siguientes datos referentes a este tema: Pág. 113: Mª López de Urrutia “solicita al regymiento que se conceda a su sobrina, Juliana de Marquina, la cámara que ha quedado vacía en el ospytal viejo porque la moça que estaba en dicho lugar se ha ido a casar a la montanna” (30 Jul 1509) Pág. 114: se da licencia a una sobrina de Juan Abad de Salcedo para que la acojan las beatas del ospytal porque quiere ser beata y nació en la Villa. (3 Ago 1509) Pág. 120: Notificación a las beatas del ospytal viejo para que echen a dos moças que no son nacidas en la Villa antes de ocho días (de lo contrario el regimiento echará a las dos moças y a todas las beatas). Pág. 125: petición de Pero Saes de Sopelana para que se admita a Catelinche de Çuasty durante un año en el beaterío del ospytal viejo. Como no es natural de la Villa dice que sólo estará de día, que irá a dormir a otra casa y que lo que pretende es aprender el oficio con una tía suya que está de beata.

12AHMB, Sección Antigua, signatura 0312/001/004, documento 17, ff 107 y sig.

13AHMB, Sección Antigua, signatura206/002/004

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