El olvidado patrimonio de la memoria. Consideraciones acerca del recuerdo festivoEscuchar artículo - Artikulua entzun

Emilio Xabier Dueñas, etnólogo

Cuando se producen los diferentes avatares en la vida de cada persona, ésta memoriza, consciente y/o inconscientemente algunos acontecimientos y detalles, en base al impacto causado en dicho momento, como si de un chip convirtiendo ceros y unos en fotogramas de una cierta realidad virtual se tratase. Sin embargo, con el paso del tiempo, la vivencia conservada en la memoria nos confunde: pensamos que éste (el recuerdo) no se modifica con el tiempo y que se conserva como realmente ha sucedido. Aunque quizás ya no importe cómo acontecieron realmente los hechos, sino el grado de colisión mental entre el presente y el pasado, así como la posible desvirtuación de los mismos.

La facultad y capacidad de recordar, y la contraposición, por otro lado palpable, del deterioro celular/neurológico plasmado en el olvido, determinan inequívocamente el poder de la memoria y de todos los conocimientos adquiridos que se convierten en imágenes fijas y quedan impregnadas en esa parte de la mente. Al parecer, psicólogos e investigadores de la neurociencia cognitiva, y de otros apartados del cerebro, han ido, desde finales del siglo XIX, motivando el estudio y fundamentando sus experiencias en base al mantenimiento de unos recuerdos sobre otros.

Sin lugar a dudas el valor testimonial de ese pasado lejano, pero corto en relación a la existencia de la humanidad, forma parte, así mismo, de ese “pasado”, es decir la costumbre. Cambios y más cambios han contribuido a soterrar esa definición clásica del Folklore, obviando denominaciones un tanto caducas y dando paso a una actualidad que asume su condición.

Pero es esa sabiduría popular la que se halla basada en el legado archivístico mental, el cual se debate entre la incoherencia de la propia rememorización, la necesidad de recordar, la inexactitud conceptual del momento vivido, la frustración de un tiempo pasado precario y la agradable sensación de volver atrás en el tiempo. La percepción individual, de un momento dado, del mundo exterior, influye notablemente, al margen de otros aspectos, en la futura recuperación negativa o positiva del pasado.

Conjunto de detalles que sirven para poder distinguir en base a estudios sistemáticos realizados a finales del siglo XX, las diferencias y similitudes entre informantes que han superado las vicisitudes de sus vidas. Comportamientos de los supervivientes ante cuestionarios que, en el más estricto orden causal, han servido para formular criterios rebosantes de contenido cultural.

No obstante, sin entrar en valoraciones psicológicas, la compleja formación de los pensamientos y lo inescrutable, hasta el momento, de todo lo que se origina, crea, forma y resulta en el cerebro humano, sirven de reclamo científico y divagador sermón.

Con estas notas que a continuación se expresan, únicamente se pretende dar una pequeña visión de los diversos componentes, estructuras e ideas no estudiadas a nivel etnográfico en este país. Resultados, al fin y al cabo, de la propia investigación efectuada en diversos lugares del país y zonas limítrofes en estos últimos años, en relación al ciclo festivo-folklórico y cuyo promedio temporal comprende la época entre 1900 y 1950 principalmente.

FUNCIÓN SOCIAL Y TEORÍA

El mundo de nuestros antepasados cercanos era un círculo cerrado, un espacio reducido donde se juntaban las escasas celebraciones y las largas jornadas laborales, todo ello si exceptuamos el extenso período cíclico de la estación invernal.

El trabajo, duro en el campo y liviano, o mejor dicho menos duro, en la industria, ocupaba una parte muy importante del día a día de cada ser, al menos entre los siglos XIX y XX. Las adversidades atmosféricas podían dar al traste con toda una cosecha. No obstante, el ocio fragmentado y asociado a la religión y la fiesta contribuían, en menor medida, a sobrellevar la entendida carga de cada época del año y de la vida.

El aprendizaje de una labor, los utensilios de diverso tipo, la fabricación de un objeto, la elaboración de un producto, los aperos de labranza, la enseñanza de una danza o un juego, la improvisación de un verso, la indumentaria, la entonación de una melodía o canción, o la narración de un cuento, son simplemente eso, devenir y conexión, fruto de la larga trayectoria de la tradición: Cultura Material y Cultura Inmaterial.

Proceso evolutivo: un trabajo del pasado convertido en una labor artesanal, y al mismo tiempo en profesión en el presente; un oficio del pasado es un deporte hoy en día; una exhibición de fuerza, en competición o profesión...

Las relaciones sociales (locales, vecinales y familiares), sin duda, parte integrante del organigrama secuencial festivo, son así mismo la raíz de la investigación etnográfica y del resto de materias en las que se apoyarán los futuros frutos a conseguir. Por lo tanto, la valoraciones parcial y final, se entiende, tienen que realizarse en base a una metodología cualitativa. Se deben tener en cuenta muchos y variados fundamentos: en relación a la entrevista, en relación al entrevistado, en relación al lugar y momento efectivos de la entrevista, etc.

Sin lugar a dudas, el informante, dentro de sus propias características es lo más importante. Aunque muchos pensarían que para que dicho informante cuente algo, ese algo tiene que haber existido.

Estructurar las diferentes tipologías de informantes se hace complejo, y al mismo tiempo esencial. Por este motivo, podemos distinguir entre:

De esta categorización, de alguna forma básica, se hace necesaria la comprensión del estado mental al día de hoy como en dicho momento de realización: procedente de la participación, activa o pasiva. La calidad del testimonio viene precedida de éstos y otros fundamentos, por otro lado claves en todo tipo de estudios.

Las fases en que se puede establecer el recuerdo, el cual curiosamente se mantiene, se desvanece o se pierde, establecen el análisis y la calidad del mismo:

Junto a estos niveles, no debemos olvidar la modificación de propósito en la respuesta, sustentada en un criterio fundamentado en la posición personal y/o social del encuestado.

Junto a ello, debemos añadir la supuesta parcialidad religiosa, política o ideológica del encuestado; tanto en aquel entonces (juventud o infancia), como en la actualidad (ancianidad); la condición social (antes y ahora); la visión según la edad en cada momento; el grado de participación a nivel comunitario; o la integración dentro del propio pueblo.

A pesar de una realidad derrotista respecto de las grandes variaciones existenciales en el mundo rural, y en menor medida en el urbano, todo proceso evolutivo o involutivo debería ser investigado. Más aún, por ese mismo motivo, el del cambio, la actuación de cada metodología sociocultural podría ser dirigida y encaminada con dichos fines. Debemos tener en cuenta que, hasta el presente, al parecer, en ningún otro momento de la historia, se ha producido un CAMBIO tan brusco en un tan corto espacio de tiempo, en relación a las formas culturales de la tradición, demostrable por otro lado en las variadas y extensas circunstancias sociales, económicas..., que suponen la ruptura de formas mantenidas de forma supuestamente invariable durante varias generaciones.

Releyendo viejos papeles uno se da cuenta que el apogeo de la tradición oral de este país coincide con un importante número de encuestas realizadas en el período comprendido entre 1950 y 1990. Por un lado las investigaciones llevadas a cabo por diferentes colectivos e individuos con trabajos especializados y contextualizados, publicados o no; por otro, anónimos o con la animosidad de la afición que no supera unos mínimos científicos.

LA PRÁCTICA EN LA INVESTIGACIÓN

A lo largo de los últimos veinte años, aproximadamente, el autor, en numerosas ocasiones junto al sociólogo y amigo Josu E. Larrinaga y en otras en solitario, ha realizado una gran cantidad de entrevistas selectivas, en base a una investigación integral de la tradición, correspondiente al abanico festivo-folklórico de nuestros pueblos. El resultado obtenido, medianamente positivo por diversas causas, a falta de un análisis exhaustivo y fruto del saber popular conservado, ha sido posible gracias a una vía de clara base sociológica, ayudado de un concepto psicológico adicional, postergado por la experiencia. El punto de partida lo podemos considerar clave para llegar a la meta establecida, aunque los problemas indirectos, muchas veces, han dado al traste con ese intento por conseguir el testimonio más rico, variado y preciso, salvando las visiones parciales, únicas y personalizadas. No obstante, este aspecto, a pesar de no ser positivo en toda su extensión, nos ha servido como estigma de apoyo investigativo.

Como profano en materia psicológica, he tenido que orientarme con ciertas publicaciones para trasladar mi experiencia y práctica de investigación y encuesta, a los parámetros establecidos en los últimos años en la Neurociencia Cognitiva 1. Esta relación y conocimiento han servido para efectuar los contrastes oportunos entre teoría y práctica. De esta forma, el poder establecer criterios que, aunque sean complicados de estipular, sirvan para entablar futuras conexiones entre: Antropología, Psicología, Historia Social y Local, Lingüística, Filosofía, Arte...

Atendiendo al tipo de información que nos interesa recuperar, estaríamos hablando de lo conocido como Memoria (Operativa) a Largo Plazo o M(O)LP, por el período temporal transcurrido. Además se consolidaría como Memoria Episódica o Biográfica, es decir la que contiene datos, eventos, hechos o sucesos y cuya organización contempla el tipo espacio-temporal: abanico festivo-folklórico de nuestros pueblos.

El resultado final se encuentra ligado directamente a la complejidad de la estructuración de la encuesta, pasando por el posicionamiento del encuestador-encuestado, hasta la calidad de la memoria superviviente. De hecho, las variables y posibles diferencias, afectan notablemente según sea la procedencia de la fuente de referencia, así como determinan la información en relación a:

Asímismo, la clara asociación entre los diferentes aspectos de la tradición, se desarticulan en el mismo momento en que cada uno de los apartados establecen el fondo y base con relación al porcentaje del recuerdo. Éstos pueden encuadrarse de la siguiente manera, atendiendo de mayor a menor dificultad:

En cuanto a la postura del informante en el momento de la entrevista cabe añadir a todas estas estipulaciones esquemáticas, la singularidad del momento, la cualificación del entrevistador o entrevistadora, así como el del encuestado o encuestada, el ambiente familiar o de amistad del entorno, la relación incidental, etc.

Siguiendo unas pautas marcadas y pormenorizando algunos aspectos, podemos distinguir los niveles en una participación personal ante un cuestionario:

La defensa de ese rico acervo transmitido generacionalmente, se hace indispensable para el mantenimiento del Patrimonio Cultural Inmaterial. El costo se antoja alto. La gran cantidad de horas que han sido, y son necesarias para llevarlo a cabo, lo determina con toda seguridad.

ALGUNAS CONCLUSIONES

Quisiera contribuir de una forma totalmente humilde, y desde este espacio que me ofrece Eusko Ikaskuntza, con las palabras e ideas aquí descritas, a aportar un muy pequeño testimonio, al mismo tiempo que sirva de empuje para futuras investigaciones que abarquen los diferentes campos del saber popular. Circunscritos en disciplinas interconectadas: Etnografía, Sociología, Antropología, Historia, Lingüística... y, como no, Psicolología.

Disertaciones y problemáticas alrededor de un mundo, escasamente investigado hasta hace relativamente poco tiempo: el funcionamiento de la mente, con sus vertientes de recuerdo, memoria, rememorización... u olvido. La Memoria individual y la colectiva y los cuatro factores que delimitan esta calidad memorística se basan en: selección, abstracción, interpelación e integración.

La recopilación del material es una parte muy importante, pero no la única. Se hace patente en la traducción histórica, como esencial en el tratamiento posterior de la información. La historia la plasma textualmente el que la escribe pero, sin discusión, también el que la cuenta oralmente.

Por todo ello, las circunstancias que han rodeado cada entrevista varían de forma notable: desde el lugar físico, como un banco en medio de un parque urbano, hasta la cocina de un apartado caserío; desde una persona con una capacidad memorística envidiable, hasta otra que había borrado inconscientemente su pasado lejano; desde dar toda una prueba de destreza y ofrecer todos sus conocimientos adquiridos a lo largo de una vida, hasta considerar la propiedad indiscutible y no transmitible del Patrimonio personal histórico; desde un hombre recién jubilado, hasta un grupo de personas que rondaban los noventa años; o desde un intermediario con relación de informantes fijos y fiables, hasta un contacto que no se orientaba durante horas transladándose de casa en casas sin testimonios válidos.

La palabra, el testimonio, la experiencia... el recuerdo... Tan simple, como complejo, como lo es el ser humano; tan difícil de mantener en la memoria, como fácil de conseguir con el olvido: la demencia, la amnesia, el Alzheimer... En fin, enfermedades que acaban con los momentos del pasado, a veces en un suspiro.

1 RUIZ-VARGAS, José María. “Memoria y olvido. Perspectivas evolucionista, cognitiva y neurocognitiva” Colección Estructuras y Procesos, serie Cognitiva. Editorial Trotta, S.A. 2002. Madrid.

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