Arantza
Arzamendi, Directora de Patrimonio Cultural del Gobierno Vasco
Jatorrizko bertsioa euskaraz
En el presente artículo explicaré en primer lugar los cambios que a lo largo de la historia se han producido en el campo de los libros y de las bibliotecas, para seguidamente concretar los retos que se ha marcado el Sistema Nacional de Bibliotecas de Euskadi. En una breve y rápida visita a las bibliotecas de la Antigüedad y de la Edad Media nos encontraríamos con los manuscritos, y poco antes de la llegada del Renacimiento con la creación de la imprenta, un novedoso sistema que permitía difundir la información de una manera mucho más ágil y que ahorraba significativamente el trabajo manual. El cambio, sin embargo, no sólo se produjo en los manuscritos, que dieron paso a los documentos impresos, sino también en las bibliotecas, especialmente en lo concerniente a la riqueza de las colecciones y al aumento del número de usuarios y lectores. Las bibliotecas de los monasterios de la Edad Media empezaron a ser relevadas por nuevas modalidades que surgían en las universidades y principados.
Ya en el siglo XX se produjeron importantes adelantos, motivados principalmente por el auge que conocieron las bibliotecas como consecuencia del incremento de los tipos de publicación. Por otra parte, la labor de los bibliotecarios empezaba a ser cada vez más técnica, hasta el punto de resultar total y absolutamente necesaria la colaboración de los informáticos.
En primer lugar, quisiera señalar que la irrupción de las Nuevas Tecnologías en el campo de las bibliotecas ha sido, a todas luces, beneficiosa, tanto en lo que respecta a la prestación de un servicio como a la profesión en sí. Gracias a ellas, realizar una búsqueda en los catálogos automatizados de las bibliotecas es hoy en día una operación asombrosamente sencilla. A esto hay que añadir la ventaja que supone el hecho de poder realizar estas consultas por Internet, desde el propio domicilio o lugar de trabajo, a cualquier hora y día de la semana (24x7), evitando de tal modo al interesado tener que desplazarse hasta la biblioteca.
También la labor del bibliotecario es, en la actualidad, completamente distinta, puesto que las tareas que antes realizaban a mano se encuentran hoy automatizadas. Internet, además, permite a las bibliotecas formar una red entre sí.
Precisamente ése viene a ser el primer reto del Sistema Nacional de Bibliotecas de Euskadi: poner on line una red informática de bibliotecas municipales, en aras de fomentar y potenciar la cooperación interbibliotecaria. Muchas de las funciones que los bibliotecarios vienen realizando reiteradamente en el campo de la catalogación desaparecerían. Además, gracias a la formación de un único catálogo de todas las bibliotecas municipales, al usuario le bastará con acceder al mismo para recabar la información que desee sobre cualquiera de las bibliotecas integradas en dicha red, y de tal modo saber en cuál de ellas se encuentra un determinado ejemplar, si puede consultarse o no, y si cabe la posibilidad de tomarlo en préstamo. También se ofrece la posibilidad de realizar préstamos interbibliotecarios. Los usuarios que así lo deseen contarán con una tarjeta que les acredita como socios y que les permitirá disfrutar de los servicios prestados por cualquiera de las bibliotecas de la red. El mencionado catálogo se encuentra disponible en la página web del Servicio de Bibliotecas del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco.
El segundo de los retos tiene por finalidad formar el Catálogo Colectivo de las Bibliotecas de Euskadi. La diferencia con respecto a la anterior radica en que en éste tendrán cabida bibliotecas de todo tipo, no sólo las municipales; por ejemplo, las de las tres Diputaciones Forales, las tres Universidades, Eresbil, Labayru, Habe, la Fundación Sancho el Sabio, la Biblioteca General del Gobierno Vasco, y un largo etcétera. Más adelante, se incluirán asimismo las bibliotecas de Navarra, del País Vasco continental, de la diáspora, etc. El principal objetivo de este catálogo se traduce en recopilar, clasificar y difundir el patrimonio bibliográfico vasco.
Finalmente, resulta obligado dedicar unas palabras a los soportes y bibliotecas digitales, que vienen a ser el modelo del futuro. Pero, ¿qué son exactamente las bibliotecas digitales? Si bien por el momento no están del todo definidas, digamos que se trata de un novedoso sistema gracias al cual se podrá almacenar y clasificar toda la información de interés social, para que todas las personas tengan acceso a la información contenida en las bibliotecas digitales. Algunos documentos se crearán directamente en soporte digital, mientras que otros, al haber sido originariamente editados en soporte papel (libros, revistas, periódicos) o de cualquier otro tipo (registro de sonidos, conferencias, programas radiofónicos), pasarán a digitalizarse con posterioridad. El usuario encontrará a su disposición una información de lo más variada: libros, revistas, bases de datos, piezas de museo, realidad virtual, programas de ordenador… Estas bibliotecas contarán no ya con los depósitos habituales, sino con electrónicos, y sus documentos podrán ser consultados bien en la propia biblioteca o bien desde casa, siempre que se cuente con una conexión a internet. Las bibliotecas se están digitalizando poco a poco, a medida que se desarrollan nuevas técnicas y normas destinadas a adaptar los soportes tradicionales a los nuevos formatos.
Sin embargo, la llegada de las bibliotecas digitales no se puede producir repentinamente, razón por la cual en estos momentos se están creando bibliotecas híbridas que ofrecen, además de los servicios habituales, prestaciones en nuevos soportes. Comprobada como está la compatibilidad de las Nuevas Tecnologías y las bibliotecas, podemos asegurar que el futuro de éstas se encuentra fuera de peligro. En cualquier caso, no cabe duda de que a medida que las Nuevas Tecnologías vayan avanzando, las bibliotecas deberán introducir cambios en su estructura. Con el tiempo, cuando la información se encuentre digitalizada en la red, dejarán de ser meros depósitos y de atender al único fin de recopilar y conservar documentos, y se destinarán a prestar un mayor y mejor servicio a los usuarios, quienes, no obstante, deberán contar con la inestimable ayuda de los bibliotecarios para poder navegar en el universo de internet. Las máximas aportaciones de las futuras bibliotecas consistirán, por tanto, en erigirse como espacios públicos y en prestar la asistencia de los bibliotecarios, servicios ambos que vienen a completar los que Internet ya ofrece de por sí.
La biblioteca de la Diputación Foral de Bizkaia y la biblioteca Koldo Mitxelena de la Diputación Foral de Gipuzkoa constituyen dos ejemplos de las instituciones que se han lanzado a ofrecer servicios propios de las bibliotecas digitales. La biblioteca de la Fundación Sancho el Sabio, por otro lado, cuenta con una colección digitalizada de 3.000 volúmenes antiguos (siglos XV-XVIII), que en breve plazo podrá ser consultada en la página web del Servicio Bibliotecario del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco. Estamos siendo testigos de los primeros pasos que se están dando en el campo de las bibliotecas digitales. El principal reto de los próximos años consiste en desarrollar los servicios que prestan.
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