Jon Murelaga Ibarra, Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea
La sociedad actual se caracteriza por la tecnologización de los procesos de producción, emisión y recepción de los mensajes. Así, lo que se ha venido en denominar como “brecha digital” muestra dos panoramas bien diferenciados entre el contexto pre-digital y el digital. En estos momentos, la sociedad tiene ante sí una serie de instrumentos creados a base de evolución tecnológica para adecuarlos a sus intereses, necesidades y conocimientos. Es por ello que cuando hablamos del individuo actual lo hagamos en términos de individuo tecnologizado.
Cualquier instrumento que favorezca el desarrollo cualitativo de necesidades e intereses del individuo se convierte en aliado del avance de la sociedad en su conjunto, pero de la diferenciación que hagamos de los planos personal y profesional en la utilización de los medios, extraeremos el correcto análisis de la verdadera utilización de los mismos. La mejor muestra de la evolución de la tecnología es Internet, ya que proporciona en muchos casos las herramientas necesarias para ejecutar y viabilizar apuestas virtuales. Podríamos decir que la Red se ha convertido en el elemento necesario para que el círculo virtuso funcione. La pieza angular, en otras palabras, que hace girar la maquinaria del progreso.
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Internet es soporte o herramienta pero también es medio para canalizar un mensaje. Así, las dudas sobre si Internet terminará por ahogar a los medios de masas tradicionales no tiene sentido en parte porque la Red podría servir de instrumento difusor para los mass-media tradicionales. Esta afirmación es cierta en parte porque concebimos Internet como mensajero, pero no lo es del todo, porque requeriría la redefinición de los media tradicionales ya que cambia el soporte y sus virtudes.
Sea como fuere, las dos opciones que se les presentan a los medios de masas tradicionales son por un lado:
· adecuar su mensaje a los nuevos sistemas digitales intentando mantener, en la medidad de lo posible, sus señas de identidad, estructura comunicativa y forma,
· y, desarrollar un nuevo sistema de comunicación que varie la forma y la emisión del mensaje.
Lo primero sería la adecuación del soporte a la necesidad (mantener y modificar el mensaje adecuandolo a la Red), y lo segundo sería, utilizar Internet como un nuevo soporte de comunicación y, por descontado, crear un nuevo sistema de comunicación de masas.
Panorama incierto para la radio
La radio se encuentra en esa tesitura. Hoy en día podríamos resumir en dos los grandes retos a los que enfrenta la radio. Por un lado, la necesidad de variar la tendencia en la programación para abrir de esta manera la ventana que debe traer aire fresco y nuevos contenidos a las parrillas radiofónicas. Por otro lado, la incertidumbre sobre el modo de emisión del mensaje.
Los diferentes análisis realizados sobre programación radiofónica en el estado español indican que las parrillas de radio se fundamentan en los siguientes ejes: tres o cuatro grandes informativos (uno de llos por la mañana), un magazine de variedades (principalmente a la tarde), un programa de análisis informativo y programación deportiva (a la noche). Estos son los elementos (variables) de los que se componen las parrillas a día de hoy. Las programaciones se diferencian entre ellas, entre otros motivos, por la presencia de diferentes locutores y locutoras que conforman un sistema de estrellas (star-system). Los analistas también coinciden en que este tipo de parrillas pueden haberse quedado obsoletas, ya que no han variado en los últimos veinte años.
Huelga decir que de este análisis no participan las radios de formato fórmula y mucho menos, dentro de las mencionadas, las radios de contenido musical.
Por otra parte, la mencionada necesidad pero a la vez incierto reto de digitalizar la emisión del mensaje se puede explicar de la siguiente manera: la década de los noventa fue el punto algido en la automatización y digitalización de la producción y realización radiofónica y las emisoras o estaciones tecnologizaron sus instalaciones en lo que se ha conocido como segunda revolución tecnológica de la radio, en lo que se refiere a la creación y gestión del mensaje. No obstante, esta revolución sólo afectó, como decimos, a un apartado de la cadena informativa. Con la socialización de Internet, los mensajes visuales y escritos comenzaron a extenderse por la sociedad y las radio comprendió que debía utilizar las nuevas tecnologías en beneficio propio. Es aquí donde entran en escena las primeras apuestas de radio por Internet que no han podido o no han sabido desarrollar todo el potencial de radio para dar un salto definitivo a la Red. Hoy día casi toda la emisión de radio audible en Internet es un mero volcado del mensaje en FM. La diferencia, que no es poca, entre la emisión tradicional y la moderna se encuentra en los contenidos añadidos que permiten las webs de estas radios, que basándose en la interactividad, desarrollan una multiplicación de los mensajes. El mensaje ya no es sólo uno, sino varios y además gestionables por el usuario (que hasta ahora se ha llamado oyente).
Una de las posibilidades que tiene la radio, y las grandes empresas de comunicación radiofónica en estos momentos, es duplicar la emisión de contenidos de su marca ofreciendo así una parrilla diferenciada entre el sistema tradicional y el digital. Esto supone un mayor desembolso económico pero también una manera inteligente de no perder oyentes y convertirlos así en usuarios y audiencia digital.
Necesidad de nuevos contextos y diferenciación entre oyente y usuario multimediático
La radio necesita renovarse. Este es un hecho que no lo pueden negar ni niegan productores, empresarios y teóricos. Es por ello que los esfuerzos para reinventar la radio y la manera de hacerlo sean a día de hoy la comidilla de cualquier jornada, charla o discusión que, a diferentes niveles más se produzca. El esfuerzo merece la pena y debe realizarse, ya que de lo contrario la radio perdería parte de la hegemonía mediática.
En estos momentos el uso que los internautas hacen del audio que navega por Internet es un uso muy vanal y que en nada favorece el afloramiento de oyenetes radiofónicos. Los usuarios sólo buscan en buena medida bajarse canciones o discos de la Red y esto, sobra decir, es contraproducente para un medio que sólo cuenta con cuatro elementos (lenguaje radiofónico- palabra, música, efectos sonoros y silencio expresivo) y una característica, la de basar su mensaje únicamente sobre el pilar del audio.
Ante el nuevo contexto digitalizado que se le abre a la radio, ésta debe adecuar su mensaje y potencial a las nuevas exigencias del guión, proponiendo nuevas maneras de hacer y nuevos contenidos, que basados en los novedosos sistemas de emisión mantenga a la audiencia digitalizada y embarque en una nueva cruzada a las nuevas generaciones de oyentes.
No obstante, también cabe comentar el giro terminológico vivido por la audiencia. Ésta pasaría a denominarse usuario multimediático, ya que si la Red engloba en una nueva miscelanea multimediática los medios de comunicación de masas tradicionales (imágenes, escritura y palabra), no tendría sentido seguir insistiendo en modelos caducos como el de llamar audiencia a la pieza angular de la recepción del mensaje. Esto es: el soporte físico de recepción del mensaje cambia pero es multifuncional, de ahí que el receptor también tenga más variedad de oferta con el mismo soporte y su nombre lo centre el nuevo sistema de recepción. El soporte, al diversificar las propuestas y características, altera también el concepto de receptor convirtiéndolo en usuario o audiencia (si se prefiere) multimediática.
Internet o la gestión de la varita mágica
¿Cuál es la gran ventaja del usuario multimediático de radio? Pues, ni más ni menos: la interactividad. Un nuevo término que no es más que la posibilidad de interrelación existente entre individuos (emisor-receptor o receptores entre ellos) y la interactuación respecto a los contenidos o mensajes propuestos. Por tanto, podemos decir que la gestión de Internet la ejecuta el individuo (el usuario).
La interactividad le ofrece al internauta una autonomía que hasta ahora ninguno de los medios tradicionales le procuraba. Es por todo ello que la gestión de gustos, necesidades y preferencias los marque el individuo a su voluntad y no la empresa emisora.
Conclusiones
Las conclusiones extraíbles de este artículo las podríamos resumir de la siguiente manera:
1. La tecnologización de la sociedad alimenta la necesidad de diversificar los mensajes e introducir nuevos contextos, contenidos y términos de actuación para los medios de masas tradicionales.
2. Las cadenas de radio podrían diversificar sus parrillas radiofónicas en Internet para mantener la migración de la audiencia a otros intereses que encuentran en Internet y mantienen así la hegemonía que puedan perder de no dar el salto definitivo como medio a la Red.
3. Cuando hablamos de audiencias el término se queda caduco porque la Red propone un nuevo escenario y un nuevo individuo o sujeto: el sujeto multimediático.
4. Se debe analizar la manera de reinventar la radio dentro de unos parámetros que los marque la propia radio, siempre adecuando el mensaje a las características tecnológicas propuestas y a las de la radio como medio.
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