Alimentación en la adolescenciaEscuchar artículo - Artikulua entzun

Dra. Marta Arroyo Izaga, profesora del Área de Nutrición y Bromatología Facultad de Farmacia. Universidad del País Vasco (UPV/EHU)
Fotografías: Usoa Otaño

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Foto:www.javierhamburguesas.com
L a adolescencia es un periodo de tránsito entre la niñez y la vida adulta. Su inicio corresponde con la aparición de los caracteres sexuales secundarios y su terminación con el cese del crecimiento.

Es una etapa en la que se producen muchos cambios fisiológicos, psicológicos y sociales, los cuales condicionan tanto las necesidades nutricionales como los hábitos alimenticios y de comportamiento. Además, los hábitos alimenticios que se aprenden en la infancia y durante la adolescencia suelen mantenerse en edad adulta (Clavien y col., 1996). Y muchas enfermedades crónicas (cardiovasculares, obesidad, etc.) comienzan a desarrollarse en las primeras etapas de la vida y se configuran definitivamente en el adulto.

Además los grandes cambios físicos que experimenta el adolescente le ocasionan inseguridad, y preocupación por su imagen corporal, lo que afecta en muchas ocasiones a sus hábitos alimenticios. Así, algunas adolescentes que presentan un peso insuficiente para su estatura, siguen dietas restrictivas porque consideran que les sobran kilos (Farré y col., 2002). Esta preocupación excesiva por el aspecto físico incrementa el riesgo de desarrollar trastornos del comportamiento alimentario (anorexia nerviosa, bulimia, etc.).

Recomendaciones nutricionales

Las necesidades de energía en la adolescencia son superiores a las de cualquier otra edad y varían en función de la actividad física. En algunos estudios se ha registrado un consumo energético ligeramente inferior a las recomendaciones, tanto en chicos como en chicas (Estudio CAENPE, 1994).

Además, la dieta de los adolescentes suele caracterizarse por un desequilibrio en el aporte de nutrientes energéticos (Rocandio y col., 2001). De tal manera que la energía aportada por los hidratos de carbono es baja, y la aportada por lípidos y proteínas es superior a lo aconsejado para una dieta equilibrada.

Durante la adolescencia se precisan cantidades importantes de proteínas para el crecimiento. Y para satisfacer esas necesidades se recomienda que entre el 12 y el 15% de las calorías procedan de las proteínas. En general, la cantidad de proteínas que consumen los adolescentes es superior a las recomendaciones y únicamente hay problemas en algunos jóvenes que siguen dietas desequilibradas (vegetarianas estrictas) o regímenes alimentarios con el objetivo de perder peso.

El notable crecimiento y maduración del tejido óseo, y de otros tejidos metabólicamente activos, hacen que durante estos años sea muy importante el aporte de calcio y de hierro. En la tabla 1 se indican las recomendaciones para estos minerales en adolescentes. También se debe prestar especial atención al cinc, ya que en algunos estudios se han detectado deficiencias de este mineral. En general, las dietas pobres en proteínas de origen animal suelen ser bajas en cinc.

Tabla 1. Ingestas diarias recomendadas de energía y nutrientes para
adolescentes*

*Departamento de Nutrición. Universidad Complutense de Madrid. Ingestas recomendadas de energía y nutrientes para la población española. 1998.

Como consecuencia de las necesidades aumentadas de energía, los requerimientos de algunas vitaminas (tiamina, riboflavina y niacina) están incrementados ya que intervienen en el metabolismo de los hidratos de carbono. También son más altas las demandas de vitamina B12, ácido fólico y vitamina B6 necesarias para la síntesis normal de ADN y RNA y para el metabolismo proteico. El rápido crecimiento óseo exige cantidades elevadas de vitamina D, por su participación en la absorción del calcio y en la maduración ósea.

Riesgos nutricionales en la adolescencia

La forma más frecuente de alteración de los hábitos alimentarios en los adolescentes consiste en la tendencia a “saltarse” alguna de las comidas, generalmente el desayuno. Diversos trabajos de investigación han comprobado que los adolescentes que no desayunan habitualmente presentan una baja capacidad de atención y un escaso rendimiento escolar y físico (Horswill y col., 1992).

El “consumo de snacks” o “picoteo entre comidas” también forma parte del estilo de vida de la adolescencia. Estos snacks (bollería industrial, dulces, patatas chips, refrescos, etc.) suelen ser alimentos ricos en grasas y azúcares, pero con escaso valor nutricional (aportan pocas vitaminas y minerales). Los refrescos que suelen sustituir al agua o a la leche, modifican sensiblemente la calidad de la dieta y contienen azúcares fermentables que contribuyen al desarrollo de la caries dental y la obesidad. Además, muchas de estas bebidas tienen también cafeína que a altas dosis puede tener efectos negativos sobre el sistema nervioso.

Otra característica diferencial del patrón de comidas de los adolescentes es su preferencia por las "comidas de preparación rápida" (fast food). Las hamburguesas, pizzas, etc. suelen aportar muchas calorías, grasas y sodio. Sin embargo, son pobres en algunas vitaminas y minerales. Este tipo de alimentación forma parte de la evolución socio-cultural de los países occidentales y resulta muy atractiva a los jóvenes. Su consumo ocasional no supone un importante daño nutricional si el resto de la dieta es equilibrada.

El "consumo de alcohol", especialmente durante los fines de semana, ha aumentado mucho en los últimos años. Aparte de los graves problemas sociales que plantea (fracaso educacional, accidentes, etc.), la ingestión incluso moderada de alcohol tiene una repercusión importante sobre el equilibrio nutricional. Se ha comprobado que el consumo de alcohol produce inapetencia, y modifica la biodisponibilidad de algunos nutrientes.

Recomendaciones dietéticas

A la hora de dar unas orientaciones dietéticas debemos tener en cuenta que el adolescente tiene un profundo deseo de ejercer su independencia, de buscar su propia identidad. Por lo que debe participar en las decisiones que se tomen en torno a la comida (elección de alimentos, modos de preparación y consumo, etc.).

Es importante que lleve a cabo "comidas regulares" dentro del horario establecido y que no se salte ninguna, especialmente el desayuno. También se recomienda realizar una "selección acertada de alimentos", entre los que se incluyan verduras y frutas que suelen tener menor aceptación en los adolescentes. Para la selección de alimentos pueden resultar muy útiles las guías dietéticas (figura 1).

Figura 1. Pirámide de la alimentación para adolescentes
(recomendaciones diarias)
Modificado de Casas y col., 2001.

Se debe promover el consumo de pescados y disminuir el de carnes y derivados (embutidos) y potenciar el consumo de legumbres y cereales (Nicklas y col., 2000). Limitar el consumo de bebidas excitantes y refrescos azucarados, fomentando el hábito de beber agua. Y por supuesto, dar importancia al "acto de comer". Procurar que no coma deprisa, ni solo. Además conviene incentivar la práctica de actividad física, ya que los adolescentes suelen pasar muchas horas delante de la televisión, con los videojuegos, Internet, etc.

Los medios de comunicación juegan un papel muy importante en la elección de algunos alimentos en la adolescencia, contribuyendo a la monotonía y, a veces, el desequilibrio de su dieta. Esta situación justifica la necesidad de llevar a cabo acciones de educación nutricional en los distintos medios: familiar, escolar y social (medios de comunicación, comercio, restaurantes, etc.), cuya colaboración conjunta puede contribuir a una alimentación más saludable.

Bibliografía

Clavien H, Theintz G, Rizzoli R, Bonjour JP. Does puberty alter dietary habits in adolescence living in a western society? J Adolesce Health 1996;19(1):68-75.

Estudio CAENPE: Consumo de Alimentos y Estado nutricional de la población escolar de la Comunidad de Madrid. Grupo CAENPE. Ministerio de Sanidad y Consumo. Secretaría General Técnica. Madrid, 1994.

Farré R, Frasquet I, Martínez MI, Romá R. Self-reported versus measured height, weight and body mass index in Spanish Mediterranean teenagers: effects of gender, age and weight on perceptual measures of body image. Ann Nutr Metab 2002;46:68-72.

Horswill C, Cromer B, Stein A, Thorton D. Acute effect of consumption-omissing of breakfast on exercise tolerance in adolescents. J Sports Med Fitness 1992;32:76-83.

Nicklas TA, Myers LL, O´Neil C, Gustafson N. Impact of dietary fat and fiber intake on nutrient intake of adolescents. Pediatrics 2000;105(2):E31.

Rocandio AM, Ansotegui L, Arroyo L. Comparison of dietary intake among overweight and non-overweight schoolchildren. Int J Obes 2001;25:1651-1655.

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