Año 1868
Argentina transita un proceso de organización iniciado en 1853 , que culminará en 1880 con la designación de Buenos Aires como capital de la República.
Sarmiento que será elegido presidente a finales de ese año, lucha por imponer profundos cambios en el sistema educativo entre los que se destaca la defensa de la música, aspirando a que su enseñanza se extienda y popularice.
Antes que él, distinguidos hombres del pensamiento argentino, profundamente comprometidos con el futuro del país, abordan el tema. Ambos son descendientes de vascos: el poeta Esteban Echeverría y Juan Bautista Alberdi, compositor, periodista y autor de la obra que es piedra basal de nuestra Constitución.
Y andando el tiempo, será otro descendiente de vascos el primer compositor que busque inspiración en nuestra música vernácula, tomando sus valores esenciales pero recreándola dentro de una estructura clásica.
Julián Aguirre nace el 28 de febrero de ese año de 1868 en
Buenos Aires.
Su infancia y juventud transcurren en España donde se traslada con
sus padres.
Julián Aguirre. |
Ingresa al Conservatorio de la Corte donde estudia armonía , composición y fuga con destacados maestros : Aranguren , Arrieta y Cató.
Su formación pianística se la deberá a Karl Beck, que lo familiariza con la música alemana. De allí probablemente proviene su preferencia por la obra de Schumann, de la que se convierte en destacado intérprete.
A los 18 años regresa a Buenos Aires y su vida se reparte entre los conciertos, la docencia, la composición y el periodismo, ya que llegó a ser también un respetado crítico de arte.
En 1906 realiza un viaje a las provincias del norte del país que deja
en él recuerdos imborrables y marca el comienzo de un nuevo enfoque
estilístico.
“Creo que es necesario y urgente, antes que la rápida evolución
del país acabe de borrar nuestras huellas originales, reunir en colección
todos los elementos genuinamente argentinos de la antigua vida campestre que
se tornarán pronto legendarios: hábitos, poesía, estilos,
música, algunos de un sabor incomparable”.
A partir de entonces, busca y concreta una definida posición estética
de esencia nacional. Ello no significa que se dedique a la transcripción
literal de motivos populares. Por el contrario sus creaciones sobrepasan el
realismo folklórico.
Según su criterio “la música popular ha sido en todo tiempo
y en todo país, la célula primitiva donde ha nacido la obra
de arte organizada.”
Carlos López Buchardo, dice al respecto que “dentro de este lenguaje nacional, la temática y la elaboración aguirreanas conservan una línea distintiva donde lo folklórico aparece de tal manera integrado al clima , que la creación melódica surge espontáneamente sin calcos ni referencias textuales”.
Quienes conocen el tema, afirman que su pensamiento musical es de estructura simple. Y en ello hay algo de verdad. Sus obras fueron la canción y la pieza para piano, basadas en construcciones consideradas menores, pero no por ello menos importantes.
No le atrajeron ni las grandes formas ni el sinfonismo. Fueron otros, como
Ernest Ansermet, eminente director suizo y Juan José Castro distinguido
músico argentino, quienes dieron potencialidad sinfónica a sus
obras.
Las conocidas “Huella y Gato” y dos de los “Aires Nacionales”,
considerados como clásicos de la música argentina, son ejemplo
de ello.
Según García Morillo su producción puede dividirse en dos etapas: la primera que comprende sus célebres “Tristes” y la segunda que incluye sus más importantes creaciones enmarcadas ahora en un nuevo estilo, donde Aguirre “habría condensado los diversos aspectos de su individualidad, en una armoniosa síntesis”.
Pero su labor no se detiene en la composición. Como ya dijimos fue un eximio pianista y un excelente maestro. Sus conciertos y su vocación pedagógica encontraron adecuado cauce. Profesor del Conservatorio de Música, creador de la Escuela Argentina de Música y uno de los fundadores del Museo de Bellas Artes de Buenos Aires, sus presentaciones lo señalan como un destacado instrumentista.
Activo participante en diversas entidades de apoyo a la música, la prestigiosa Asociación Wagneriana, lo designó su primer presidente.
Modesto en relación al valor de su trabajo, sencillo y afable, su gran sensibilidad le permitió acercarse a todo lo bello con naturalidad. Su música así lo muestra. No es casual que el maestro Arturo Toscanini eligiera “Huella y Gato” para dirigirlas en 1940 en nuestro Teatro Colón.
Julián Aguirre. |
Allí, entre ocho mil variedades de rosas, encontró su espacio este hacedor de cantares.
Leyes Nacionales - Tomo XXIV - Años 1926-1927 (Pág.109)
LEY Nº 11.361
MONUMENTO A JULIÁN AGUIRRE
El Senado y Cámara de Diputados, etc.
Artículo 1º- Autorízase a la Comisión Ejecutiva
Pro Homenaje a Julián Aguirre, a levantar un monumento que perpetúe su memoria en el rosedal de Palermo, y que será costeado por subscripción pública.
Art. 2º- Comuníquese al Poder Ejecutivo.
Dada en la Sala de Sesiones del Congreso Argentino, en Buenos Aires, a 21 de Septiembre de 1926.
Sanción Senado Agosto 10 de 1926.
Sanción C. de DD. Septiembre 21 de 1926
MOA - Sobre un pilar de mampostería imitación granito se erige el busto de Julián Aguirre. Escultura de Bronce.
Autor: Riganelli, Agustín
Fecha de Inauguración: 17 de agosto de 1934.
Aurreko Aleetan |