Bingen Zupiria

Director de ETB

"En la CAV hemos creado una nueva forma de gestionar la televisión pública, más libre y sin igual en nuestro entorno"Escuchar artículo - Artikulua entzun

Unai BREA
Traducción: Koro GARMENDIA IARTZA
Jatorrizko bertsioa euskaraz

Bingen Zupiria conoce las entrañas de Euskal Telebista (ETB), casa que dirige desde 1999, prácticamente desde su misma concepción. Sus palabras rezuman la confianza y seguridad de quien se siente dispuesto a hacer frente a cuantos retos le depara el futuro. ETB ha crecido mucho desde que Zupiria entrara en ella y, como todas las televisiones autonómicas, cuenta con sus propias armas para desarrollar su trabajo con dignidad en medio de la jauría de las televisiones, sin tener que someterse a la voluntad de las grandes cadenas estatales. En la siguiente entrevista, Bingen Zupiria nos presenta algunas de las armas a las que recurren.

En mayo cumplirá seis años al frente de ETB. ¿Cuáles son, en su opinión, los mayores logros que ha conseguido?

Creo que muchos. El más importante, el haber sido capaz de implantar una nueva forma de trabajar en todo el grupo que conforma EITB, no sólo en la televisión. Y, además, estamos viendo los resultados. El aspecto en el que más nos hemos tenido que esforzar y que mejores resultados nos ha brindado ha sido la formación de sendos grupos de trabajo en el seno de EITB. Hemos realizado una selección del personal, lo hemos motivado y le hemos indicado una serie de directrices para su trabajo. Así es como se explica el rendimiento de todos estos años desde el punto de vista de los resultados, de la imagen, de la audiencia y de los beneficios económicos.

¿Y qué hay de los aspectos que no han llegado a prosperar?

Puertas adentro, creo que el proyecto más importante que tenemos en esta casa es el de formar grupos de calidad, responsables y eficientes. Se trataría de introducir en esa dinámica al mayor número posible de trabajadores de EITB.

En lo que al exterior se refiere, hemos conseguido que EITB se alce como un referente en el ámbito de la comunicación de Euskal Herria, y quisiéramos seguir desempeñando ese papel. Para ello es necesario contar con la aceptación de la sociedad vasca, mantener el equilibrio financiero, etc. Tenemos, además, dos nuevos retos que nos abstraerán de nuestro trabajo cotidiano: por una parte, concentraremos las dependencias que tenemos en diversos puntos de Bizkaia en la nueva sede de Bilbao, lo cual nos obligará a modificar drásticamente nuestro actual sistema de trabajo, y, a su vez, salpicará el funcionamiento de las delegaciones de Miramón, Bayona, Vitoria/Gasteiz y Pamplona. Pasaremos de los actuales sistemas analógicos a los sistemas digitales, lo cual supone todo un desafío que, indudablemente, repercutirá en nuestra forma de trabajar y en los productos que ofrecemos. El segundo de los retos se traduce en la Televisión Digital Terrestre (TDT), que se pondrá en funcionamiento en los próximos cinco o seis años y al que también tendremos que dar alguna respuesta.

Tomemos el hilo de la televisión digital, de la televisión del futuro. Es previsible que origine diversos cambios en el contenido de las actuales programaciones. ¿Se han parado a pensar en sus consecuencias?

Me parece que prácticamente nadie ha empezado a pensar seriamente en ello. Puede que no le hayamos dedicado todo el tiempo que se merece, pero tampoco vemos que se realicen muchas reflexiones en torno a esa cuestión. Estando el PP en el Gobierno, se le quiso dar un empuje a la TDT, puesto que se formó una plataforma e incluso se llegó a introducirla en el mercado, pero dado que todavía no se habían comercializado los descodificadores para la TDT, su lanzamiento resultó un fracaso. Tras un periodo de paralización absoluta, parece ser que el nuevo Gobierno se ha propuesto sacar el tema a relucir, aunque no sabemos cómo. No sabemos ni cómo van a distribuirse los distintos espectros, ni qué cuota se le va a asignar a cada una de las televisiones. De ser cierto que la TDT va a entrar en juego no ya en el 2012, sino en el 2008, lo que está claro es que en los próximos años tendremos que espabilarnos. Pero nadie sabe con certeza hacia dónde nos dirigimos en este aspecto. Evidentemente, realizamos nuestras propias reflexiones, pero no todo está en nuestras manos. Al tratarse de un nuevo lanzamiento cuyas consecuencias desconocemos, el aspecto de la tecnología nos produce cierta inquietud. No sabemos ni cuántas cadenas de televisión nuevas se crearán, ni en qué condiciones van a emitir, ni cómo va a responder el mercado. Y, además, nos asaltan dudas sobre su contenido. ¿En qué consistirá la TDT? ¿Se mantendrán las programaciones generalistas que hoy vemos en la televisión analógica? ¿Introduciremos nuevos contenidos? ¿Dispondremos del capital suficiente como para financiar tales contenidos? ¿Cómo va a responder el mercado? Hay algunos aspectos que se deberán concretar con antelación y otros con posterioridad, pero está claro que se habla muy poco sobre el tema.

ETB es una pequeña televisión autonómica...

Muy pequeña.

¿Cuál es su fórmula para subsistir y progresar en la inmensamente competitiva selva de las televisiones?

Es una selva cada vez más salvaje. Nuestra envergadura está condicionada por las dimensiones del país en el que vivimos, ya que Euskal Herria no cuenta con más de dos millones o dos millones y medio de habitantes. Pero no sólo el mercado predetermina nuestras reducidas dimensiones, sino también el volumen del propio negocio. Somos una pequeña entidad pública que día tras día se ve obligada a competir con grupos de comunicación cada vez más grandes y poderosos, dadas las fusiones que se van produciendo. Nunca en esa pugna podríamos salir ganando, o, al menos, ocupar una digna posición, si nos fundáramos única y exclusivamente en el dinero. Nuestra capacidad económica no nos permite luchar contra esas televisiones. Entonces, ¿cuál es el secreto? ¿Cómo competir? Pues tratando de ofrecer a nuestros telespectadores otro tipo de contenidos, por lo general muy ligados a la información o a la actualidad. A lo largo de estos años hemos hecho, además, un notable esfuerzo en los programas de entretenimiento, porque consideramos que, tal como están las televisiones en la actualidad, no sólo se debe ofrecer información, sino también importantes dosis de entretenimiento, que es lo que la mayoría de la gente busca en la televisión. Y el entretenimiento debe también cumplir una serie de requisitos, puesto que tiene que ser cercano.

Habla sobre el entretenimiento, cuando la mayoría de las veces suele equipararse a la telebasura. Al parecer, las televisiones públicas están obligadas a ofrecer otro tipo de contenido. ¿Cómo se alcanza el equilibrio?

Cuando nos preguntamos qué debemos ofrecer en nuestra condición de servicio público, vemos claramente que la respuesta es información y entretenimiento, ya que, en nuestra opinión, y tal como se deduce de los estudios que realizamos, al fin y al cabo se trata de una parte más de la oferta pública. De modo que también debemos ofrecer programas de entretenimiento sin tener que avergonzarnos por ello. Claro que hay que procurar no caer en la grosería, en la medida de lo posible no invadir la privacidad de las personas, dotar a los programas de un carácter lúdico y, en cierta medida, acercarse a la vida cotidiana, sin llegar a la categoría de la información. En cuanto a la programación se refiere, ETB-1 tiene un abanico muy amplio donde poder insertar programas de entretenimiento, por ejemplo en el horario infantil. En tal sentido, hemos hecho un gran esfuerzo en diseñar una nueva programación para los niños, y que, creo yo, ha tenido una magnífica aceptación. En ETB-1 tenemos que volcarnos, y, de hecho, lo estamos haciendo, con respecto a la ficción. También el deporte abre puertas al entretenimiento. Nos quedan la actualidad y el humor, donde, siempre y cuando se respeten una serie de normas, también es posible ofrecer entretenimiento. ¿Y qué hay de ETB-2? Por una parte, hemos apostado por la actualidad entretenida; es decir, repasar los temas de la actualidad desde una óptica no meramente informativa, como en Teleberri, sino de un modo más distendido, por ejemplo a través de programas como Pásalo o Vaya Semanita. En ETB-2 tenemos, además, una magnífica sección de entretenimiento, que cuenta con el aprecio de la gente: el cine. Ahora que las principales cadenas de televisión españolas están pasando este arte a una segunda categoría, nosotros seguimos programando cine. Creo que ese es un punto que nos caracteriza y distingue del resto de las cadenas.

¿Las diferencias entre la programación de ETB-1 y ETB-2 se han buscado intencionadamente?

Sí. No se trata de que las dos cadenas compitan entre sí. Es más: lo que buscamos es la especialización, tanto en el horario, en el público como, en cierta medida, en los contenidos.

En cualquier caso, se rumorea que los programas de calidad siempre se reservan para ETB-2...

Como también se dice que los programas de ETB-2 no tienen ni pizca de calidad. No creo que ETB-2 sea la cadena competitiva de ETB-1, ya que ésta permanece rodeada de cadenas que emiten en castellano, y basta con observar los hábitos de consumo de los euskaldunes para ver que la cadena más vista por los vascoparlantes no es ETB-2, sino Telecinco, y que sus contenidos gustan. En lo que respecta a ETB-1, reconozco que determinadas decisiones sobre la programación pueden llegar a influir en los resultados. Pero, teniendo en cuenta nuestras limitaciones, el número de vascoparlantes, que vienen a ser 600.000, los gustos particulares y nuestro modo de vida, no sé hasta qué punto podríamos incluir contenidos altamente competitivos en euskara a todas horas. Tenemos nuestras dudas. En cualquier caso, hemos hecho la elección muy conscientemente. Lo que teníamos muy claro era nuestro objetivo principal: acercarnos al mundo de los niños en euskara, y, además, en un momento en que el resto de las televisiones no ofrecían ningún programa de estas características. Por otra parte, sabemos que a través del deporte conseguimos atraer a muchos vascoparlantes, pero también a gente que no sabe euskara. Es el único producto que tenemos que nos permite captar su atención. También nos hemos volcado en el campo de la ficción, porque pensamos que tenemos la capacidad de crear unos referentes que la comunidad vasca acepta. A otra serie de contenidos les resulta más difícil obtener la aceptación de los vascoparlantes, como por ejemplo al cine. A los vascos nos cuesta mucho ver cine en euskara. ¿Que se emiten pocas películas? Puede ser, pero emitir, se emiten. Llevamos ya seis años estrenando, siempre que sea posible, películas en euskara. Y ya vemos cuáles son los resultados.

En tal sentido, fue muy significativa la emisión el 1 de enero de la película Harry Potter y la piedra filosofal simultáneamente en ambas cadenas de ETB. Es de suponer que al día siguiente estudiarían los datos de la audiencia con sumo detalle...

Queríamos hacer una gran campaña en torno a esta película, e involucrar a las dos cadenas en promocionarla, convencidos de que nos permitiría alcanzar una digna audiencia en ETB-1. Estábamos seguros de que, al ofrecer un producto de tales características, y teniendo en cuenta la gran repercusión que siempre ha tenido, llegaríamos a alcanzar los 100.000 espectadores. La realidad se ha encargado de demostrarnos que estábamos equivocados. Es posible que hubiéramos cometido algún fallo en la programación. De ser así, deberíamos hacer una reflexión y aceptar los errores. Pero si resulta que el problema ha derivado de un error en la programación –es decir, que la gente se haya sentido obligada a hacer una elección, por ejemplo-, entonces podríamos darnos por satisfechos, porque es un problema pequeño y remediable. Lo que me preocupa, además de nuestro posible error, es la posibilidad de que pueda haber otra serie de contratiempos que tenemos que identificar y solucionar, dejando el aspecto de la programación de lado. Creo que a los vascos nos cuesta consumir determinados productos en euskara. Lo que está claro es que somos capaces de crear cualquier cosa en euskara, pero de lo que no estoy tan seguro es de que estemos dispuestos a consumir lo que sea. Los vascoparlantes somos bilingües y, como tal, tenemos dos lenguas para consumir. Creo que, en ocasiones, utilizamos cada lengua para un determinado fin. No sé si resultará fácil cambiar esos hábitos.

También intervienen los registros lingüísticos...

Sí, es otra de las reflexiones. En los programas de entretenimiento resulta fácil que la gente hable con naturalidad, que emplee el euskara que utiliza habitualmente; es un euskara adecuado para la comunicación. A la hora de preparar los informativos o doblar las películas, sin embargo, tenemos que escoger uno de los muchos registros lingüísticos que hallamos en la sociedad. Nadie habla como los presentadores de nuestros informativos.

Tampoco la gente emplea el castellano de los presentadores de los informativos...

Pero es un lenguaje que se asemeja mucho más al lenguaje estándar. Nosotros, en euskara, tenemos un modelo para el lenguaje escrito, y otro para el oral, y este último se sitúa más cerca del lenguaje cotidiano y local, así como de los dialectos, que el lenguaje escrito. A la hora de preparar los informativos y doblar las películas debemos introducir un registro lingüístico algo más artificial que el que la gente emplea en sus conversaciones, por lo que es posible que origine algunas dificultades.

Aunque la televisión siempre da de qué hablar, parece ser que el año 2004 ha sido especialmente fructífero: cambio en el Gobierno del Estado, formación del llamado “consejo de sabios”, telebasura por doquier, códigos para la protección de la infancia, etc.

Uno de los rasgos distintivos del año 2004 está ligado al consumo de la televisión, porque resulta que ha aumentado. Y bastante además. Resulta que en el mismo año en que se produce la peor de las televisiones y más basura que nunca, se consume más televisión. ¿Y qué consumen los telespectadores? Pues, principalmente, lo que se viene en llamar telebasura, y, en las horas de máxima audiencia, teleseries de ficción. ¿Cuáles han sido los programas más vistos? Gran Hermano y los programas afines que se emiten en Antena 3, y los magazines que las principales cadenas de televisión españolas emiten desde la mañana hasta el anochecer en relación con tales temas. Ante la basura que está imperando en la televisión, el Gobierno ha decidido intervenir de algún modo, por lo que finalmente ha aprobado un código de autorregulación, aunque, por el momento, no es más que un papel. Yo, al menos, todavía no he notado ningún cambio, y me temo que poco cambiarán las cosas. Viendo los niveles de audiencia que tienen determinadas televisiones, dudo mucho de que vayan a modificar su actitud.

¡Pero si son ellos quienes han suscrito los códigos de autorregulación!

Nada más que por obligación. El Gobierno español los ha obligado a entrar en el juego, pero no creo que lo hayan hecho movidos por su propia voluntad.

¿Siente ETB la necesidad de someterse a una autorregulación?

Aunque nosotros no hayamos intervenido en la negociación de la autorregulación, creo que nuestras cadenas vienen aplicando sus disposiciones desde hace mucho tiempo. Por un lado se establece la obligación de emitir programas infantiles dentro de un determinado horario, cuando nosotros programamos emisiones infantiles a esas horas y a otras muchas; también se pide cautela en las programaciones para los menores de trece años, para que en ciertos horarios no se emita nada que les resulte perjudicial, algo que nosotros también venimos cumpliendo; se pide asimismo que en los programas de tratamiento informativo se tenga especial cuidado con las imágenes y con el trato que se dispensa a diversos temas.

Uno de los aspectos que más polémica suscitaron tras los atentados del 11 de marzo y los posteriores acontecimientos fue el uso que el Gobierno puede hacer de la televisión pública, que vino a ser, además, uno de los leit motivs del PSOE, entonces partido de la oposición. Las televisiones públicas estáis siempre bajo la sospecha de estar sometidos a la voluntad del partido del Gobierno.

Para empezar, le diré que durante estos últimos seis años he gozado en esta casa más de más libertad que nunca, y eso que yo conozco EITB desde 1983. Claro que teniendo en cuenta que ahora ostento el cargo de director, es probable que alguien ponga mis palabras en duda. La relación que mantenemos con el poder público ha cambiado muchísimo. Por de pronto, en el año 1999, y por primera vez en nuestra historia, el director general de EITB no fue designado por el Gobierno, sino por el Parlamento Vasco, con el voto a favor de la mayoría absoluta. En ninguna otra comunidad de España se procede de ese modo. A continuación quisimos diseñar un plan estratégico con el correspondiente beneplácito del Consejo de Administración, que, finalmente, aprobó el plan estratégico que se prolonga hasta el año 2007 sin ningún voto en contra. Pero este Consejo tenía además otra peculiaridad que no se repite en ninguna otra televisión de nuestro entorno: no sólo está formado por representantes de los partidos políticos, sino también por representantes elegidos por las entidades sociales. Así, Eusko Ikaskuntza/Sociedad de Estudios Vascos cuenta con un representante, y también Euskaltzaindia, la Universidad y los consumidores. El tripartito que ostenta la mayoría en el Gobierno no tiene la mayoría en el Consejo de Administración. Por tanto, la coyuntura de estos años ha obligado al director general a estar constantemente realizando gestiones con todos los grupos y representantes. Además, hay que destacar la nueva figura que se ha creado para regular la relación que mantenemos con los poderes públicos, y que es el contrato-programa. En ningún otro punto de España encontrará algo así. Este contrato-programa, por una parte, nos procura cierta sensación de alivio en cuanto a la solvencia económica, porque nos permite saber de antemano cuánto dinero obtendremos del Gobierno Vasco al año, sin tener que andar negociando en el último momento y en difíciles circunstancias. No sé si el dinero será suficiente, pero el saber de cuánto disponemos nos procura cierta estabilidad. Pero, además, el Gobierno Vasco nos ha impuesto una serie de obligaciones: ha determinado qué tipo de servicio público debe ofrecer EITB en cuanto a sus contenidos, tipos de programación, número de horas a destinar a cada tipo de programa, gestión de la casa, etc. Necesitamos mucho tiempo para negociar el marco, pero una vez diseñado, hemos gozado de mayor libertad en el desempeño de nuestras funciones. Creo que, sin apenas darnos cuenta, en la CAV hemos creado una forma de gestionar la televisión pública, más libre y sin igual en nuestro entorno.

¿Que si recibimos presiones? Pues sí, a diario, y además desde todos los lados. No sé cómo llevarán esta situación los demás medios, pero, desde luego, nosotros sentimos una presión inmensa, en especial por parte de los partidos políticos, sin excepción.

Se asegura que la televisión es el cuarto poder. ¿Realmente se siente dueño de tanta potencia?

Yo no siento nada de eso. Creo que la influencia de los medios de comunicación es mucho menor de lo que se cree.

Bingen Zupiria Gorostidi (Hernani, 1961)

El actual director de ETB cursó sus estudios básicos en la ikastola Urumea de Hernani. A los 15 años tuvo que empezar a trabajar en el negocio familiar, y sacó el título de bachiller gracias a las horas que metía estudiando a las tardes y noches. A los 18 años se fue a Bilbao, donde dividía su tiempo entre la carrera de Filología Vasca en la Universidad de Deusto y el trabajo en una tienda. Empezó en ETB en el año 1983, en calidad de presentador y editor de informativos. Tras un paréntesis en el que a partir de 1989 y hasta el final de la presidencia de José Antonio Ardanza trabajó como jefe de prensa del Gobierno Vasco, en primavera de 1999 regresó a ETB, y dos meses más tarde fue designado director.

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