Vida y obra del botánico Xavier Ariza (1750-1830) (Javier Arizaga). Farmacéutico de ElciegoEscuchar artículo - Artikulua entzun

Jesús FERNÁNDEZ IBÁÑEZ
María Socorro FERNÁNDEZ IBÁÑEZ

Raymundo Xavier de Ariza Sáenz de Langarica nace en la villa riojana de Soto de Cameros el 9 de Abril de 1750 y fallece en la misma población el 4 de marzo de 1830.

Pariente de boticarios, se inicia en el conocimiento de las plantas y sus aplicaciones medicinales junto a su tío Juan Jacinto de Ariza, farmacéutico de la villa camerana y Visitador General de Boticas de las Diócesis de Calahorra. Es posible que acompañando a su tío o por otros menesteres, conoció a Rosa Arrúbal, hija de Santiago Arrúbal, farmacéutico de Elciego. Contrae matrimonio con ella en esta villa riojanoalavesa en 1772 y pasa a residir en la población de su esposa.

Don Santiago Arrúbal es farmacéutico legendario de Elciego, perteneciente a una de las familias más relevantes de la villa y emparentado con otros personajes importantes del mundo farmacéutico y médico. Los Arrúbal establecen lazos parentales con los Bañares, otro clan famoso en el mundo sanitario de la época en nuestra zona. Una sobrina de la mujer de Ariza, Severa Arrúbal Bañares, emparenta con Gregorio Bañares, farmacéutico relevante, autor de conocidos trabajos como “Filosofía Farmacéutica” (1804), “Uso y virtudes extraordinarias del Bálsamo Samaritano” (1820), etc., llegando a ser Boticario de Cámara de Su Majestad, profesor de botánica, Boticario Mayor del Ejército, Visitador perpetuo de las boticas del obispado de Osma, etc. Domingo Bañares, primo de Gregorio, fue otro afamado farmacéutico de Avalos. Un continuador de esta dinastía, D. Aniceto Bañares, le encontramos en 1823 como farmacéutico en Elciego, poco después de que Ariza se ausentara definitivamente de la villa riojanoalavesa, utilizando la quina y quinina en los tratados de epidemia, tal y como recomendaba su pariente Gregorio Bañares, en publicaciones que aún se conservan.

Durante estos primeros años de su matrimonio, Xavier Ariza reside a temporadas en Madrid, tratando de conseguir la titulación correspondiente en el Real Protomedicato para el ejercicio de la botica, pasando las distintas pruebas de filosofía y letras, conocimientos botánicos, etc., sin olvidar las consabidas demostraciones de limpieza de sangre y práctica de cuatro años junto a boticario titulado. Consigue definitivamente la titulación en 1776.

Durante esta época de largas estancias en la Villa y Corte, adquiriere sólidos conocimientos de botánica y farmacia junto a personajes importantes en torno al Real Jardín Botánico: Gómez Ortega, Palau, etc. Aquí aprende las nuevas teorías de la clasificación de las plantas de Linneo, traducidas por Gómez Ortega, aplicando posteriormente estos nuevos criterios en sus herborizaciones.

Con su titulación para el ejercicio de la botica y con sus conocimientos modernos de clasificación de las plantas, reside definitivamente en Elciego, trabajando como boticario y participando activamente en la vida social y política de la villa riojanoalavesa.

En 1773 nace su hijo Antonio y en 1775 su hija Francisca Leandra.

En 1779, tras la conseguida Real Carta Ejecutoria otorgada por la Chancillería de Valladolid, pasa a formar parte del estado noble en 1783. En 1787 desarrollaría el cargo de Regidor Preeminente y en 1791 sería elegido alcalde por este estado, repitiendo en el cargo en 1807.

Sus trabajos conocidos como botánico comienzan en 1783 cuando se dirige por escrito a Palau, catedrático del Jardín Botánico, poniéndose a su servicio para realizar trabajos de campo. Tras una relación epistolar que aún se conserva, al año siguiente (1784), se le nombra miembro Correspondiente del Real Jardín, encomendándole un trabajo propuesto por Ariza: la herborización desde Piqueras hasta Bilbao en una franja que va desde Viana hasta Miranda de Ebro; concretamente la antigua demarcación de la Diócesis de Calahorra y La Calzada.

Es curioso cómo en todo este epistolario con Palau, al igual que en los trabajos como botánico firmará como Javier de Arízaga, aunque en sus vida política y social seguirá utilizando su nombre de pila: Xavier Ariza.

Trabajos botánicos:

1.- 1785.-Itinerario de la Herborización hecha por orden de la Real Junta Botánica.

Es un cuaderno de campo donde Arízaga iba anotando día a día los lugares por donde va cogiendo y clasificando muestras y las incidencias que le vienen acuciando. Es un itinerario de más de 100 días entre lo meses de Julio, Agosto y Septiembre, donde anota las plantas que encuentra en su recorrido desde Piqueras hasta Bilbao, herborizando toda la zona de Cameros, San Lorenzo, Valvanera, Rioja Alavesa, Sierra de Cantabria, Gorbea y costa de Bilbao.

Este trabajo fue costeado y programado bajo el auspicio del Real Jardín Botánico, con una duración de 120 días. Podríamos considerar este trabajo como pionero en herborizaciones de muchas de las zonas descritas.

Durante la realización de este itinerario, Arízaga envió cantidad de plantas, flores, semillas (incluso huesos) al Jardín Botánico; pero la desidia de algunos dirigentes de la institución madrileña, los avatares de la política, los posteriores tumultos con la invasión francesa y otras circunstancias desfavorables, hicieron que no se conserve nada en la actualidad de los envíos realizados por el infatigable farmacéutico de Elciego.

2.- 1792.-Breve Explicación de Algunas Plantas oficinales indígenas o naturales del País, sus propiedades, usos, cautela y dosis con que pueden suministrarse.

Esta es una obra práctica que la escribe D. Xavier de Arizaga “para instrucción de Don Agustín Ramírez, cirujano titular de la villa del Ciego a 20 de octubre de 1792”.

La parte más práctica de esta obra se desarrolla en una enumeración clasificada de plantas indicando su clasificación técnica, su denominación en los parajes, en qué términos geográficos se encuentra en nuestra comarca y sus aplicaciones prácticas para la vida diaria. Este trabajo tiene mucha importancia histórica porque es una toma de la realidad sanitaria de la villa de Elciego a finales del XVIII y porque contiene una bonita vertiente práctica y didáctica de la botánica medicinal.

3.- 1809.- Species Plantarum o Catálogo de los géneros y especies de plantas que habitan en este terreno.

De sus años anteriores de herborización, tanto de su recorrido de 1785 por encargo del Jardín Botánico, como de sus excursiones por toda la comarca y especialmente los parajes de Elciego y Sierra de Cantabria, Ariza tiene un material botánico detallado y costoso en tiempo y realización. Deseoso de contribuir al bien de la sociedad e impulsado por la corriente ilustrada científica de la que él toma parte y tiene sus contactos, determina “dar al público un Manifiesto o Catálogo de los vegetales que habitan en la sierra y Pueblos que se citan de esta hermandad”.

Es una catalogación rigurosa y científica, siguiendo la clasificación sexual de las plantas de Linneo, de la flora de Elciego, su comarca y la Sierra.

Aparte de describirlas científicamente y según su nomenclatura latina, Ariza señala en muchos casos el nombre vulgar de la planta, el nombre en castellano, el paraje toponímico donde se encuentra y en muchos casos si es oficinal.

En algunos escritos, a este manuscrito se le ha denominado “Flórula de Elciego”.

4.-1812.- Itinerario Botánico.

Es una obra extensa, de un Ariza maduro con más de veinticinco años de trabajo de campo y en contacto con el mundo botánico más avanzado de su tiempo. Es como el compendio de todos los trabajos anteriores, junto con sus últimas aportaciones.

En este trabajo “se anuncian y numeran mil trescientas nueve especies de plantas (sin incluir sus variedades) muchas de ellas muy apreciables y algunas raras y exóticas; contenidas en cuatrocientos cuarenta y nueve géneros y distribuidas en sus respectivas clases, según el sistema de Linneo, a quien he seguido en mis herborizaciones por estar generalmente recibido y contemplarlo fundado en principios ciertos y seguros.”

Para muchos expertos en botánica este trabajo es “uno de los más acabados que se conocen, no solo por las especies que descubrió, que por dejarlas inéditas, otros profesores botánicos las dieron a conocer posteriormente como nuevas para la flora española, sino por el detalle de sus descripciones”.


Estos manuscritos llegaron a manos de D. Federico Gredilla, director del Jardín Botánico hacia principios del siglo XX, quien propuso a la Diputación Foral de Alava la importancia de los trabajos y la conveniencia de publicarlos. Así, el ente foral en 1914 y 1915 en su Imprenta Provincial, edita dichos trabajos. El manuscrito de 1792, lo consigue Gredilla de D. Andrés Montoya, cura párroco de Elciego, quien lo conservaba entre sus libros. Los otros tres manuscritos los conservaba D. Nicolás Elías Ozalla, farmacéutico de Gijón y nieto de quien fuera farmacéutico de Soto de Cameros D. Nicolás Elías y Lázaro, con el que compartió casa en su época madrileña.

Mientras Ariza, infatigable trabajador de campo y minucioso apuntador de sus descubrimientos en sus manuscritos, desempeñaba el trabajo de farmacéutico de Elciego, tuvo que soportar un desencadenamiento de desgracias familiares que le sumieron en una profunda soledad. En 1800 fallece su esposa, Rosa Arrúbal. En 1804 y en el corto espacio de una semana, fallecen su hija Francisca Leandra y su hijo Antonio, Teniente de Capitán del Cuerpo de Milicas de Logroño. Muy probablemente, un Aríza triste, apenado, sin familia sanguínea en Elciego, decide volver a su Soto en Cameros natal hacia 1815 (¿).

Allí volvió a tener contactos con la botica con su amigo D. Nicolás Elías Lázaro, farmacéutico de Soto de Cameros y al que le deja sus escritos y trabajos de botánica.

Fallece en la villa camerana el 4 de marzo de 1830.


Xavier Ariza, o Javier Arízaga, como gustaba a él denominarse en sus trabajos botánicos, ha sido un personaje olvidado por la historia. El mensaje de divulgación del conocimiento de la naturaleza y su aplicación en la vida cotidiana, lleno de delicadeza, sencillez y densidad de conocimientos, no ha tenido agradecimiento en nuestros años, pasando a ser un personaje casi olvidado en las dos poblaciones donde desarrolló su vida y la historia botánica o farmacéutica de nuestro país.

Ariza fue pionero en herborizaciones sobre la zona de Rioja, Rioja Alavesa y otras comarcas. Su obra es extensa y lo que es más importante, científicamente muy correcta para su época.

Creemos que no es de justicia dejar en el olvido a este farmacéutico de Elciego.

Es necesario resaltar los esfuerzos de divulgación y recuperación que D. Federico Gredilla, Director del Jardín Botánico a principios del siglo XX, hizo por la obra de D. Xavier Ariza, que de no haber sido así hubiera quedado en el olvido la vida y obra de este ilustre personaje al que no dudó en clasificarlo con estas palabras: “sus valiosos manuscritos botánicos realizados en Elciego, representa Arízaga el fuego sagrado de la botánica alavesa a últimos del s. XVIII y principios del XIX”.

Sirvan estas líneas para dar un impulso en la botánica y en el mundo de la farmacia a este ilustre personaje que dedicó gran parte de su vida a estudiar, divulgar y apreciar lo que la naturaleza local nos ofrece.

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