El inminente techo del petróleo y sus consecuenciasEscuchar artículo - Artikulua entzun

Roberto BERMEJO

La civilización industrial se ha construido gracias a los combustibles fósiles y, en especial, al petróleo, por tener una alta densidad energética, ser fácilmente extraíble, manejable y transportable. Las guerras del siglo XX han sido motivadas en gran medida por el control de petróleo y las perdieron aquellos países que no pudieron asegurar un flujo suficiente del mismo, como fue el caso de Alemania en las dos guerras mundiales y de Japón en la segunda. A finales del siglo XX el 85% de toda la energía comercial mundial provenía de los combustibles fósiles, distribuida de la siguiente forma: petróleo 40%, gas natural 23%, carbón 21% y otros combustibles un 1%. Esta civilización está entrando en crisis por la inminencia del techo de extracciones de petróleo y, como no tiene precedentes, es difícil prever cómo se desarrollará y su duración.

Los expertos prevén un próximo techo de extracciones, basándose en la teoría del geólogo Hubbert y en la experiencia de décadas de estudio del comportamiento de los países petroleros. La teoría de Hubbert establece que las curvas de descubrimientos de nuevos yacimientos y de extracciones tienen una forma de campana, y que unas décadas después de que la primera curva alcanza el techo lo hace, así mismo, la segunda curva. La causa es que llega un momento en el que el consumo supera al petróleo nuevo y, a partir de aquí, cada vez es mayor la fracción de petróleo consumido procedente de yacimientos antiguos. Este geólogo acertó a predecir en la década de los 50 (y en contra de la opinión general) que el techo de extracciones de EE.UU. se produciría en 1970, como así fue.

El momento del techo del petróleo depende del: incremento de la demanda, ritmo de agotamiento de los yacimientos existentes y ritmo de nuevos descubrimientos. La curva de nuevos descubrimientos alcanzó su techo en 1964, tal como muestra el gráfico, y ahora tiene una caída tendencial alrededor del 5% al año. Desde 1978 no se han descubierto yacimientos gigantescos y los yacimientos grandes (unos 500 millones de barriles) hallados han descendido a cero. En 2000 se descubrieron 16, 8 en 2001, 3 en 2002 y ninguno en 2003 y 2004. Más de la mitad de las extracciones actuales provienen de yacimientos que, en su mayoría, tienen más de 40 años.

La demanda media en las últimas décadas creció un 1,7% al año, pero en 2003 y 2004 ha aumentado más, especialmente en 2004, en el que sobrepasó el 3% (2,68 Mb/d), el cual ha sido el mayor en los últimos 25 años, llegando a alcanzar un consumo en el último cuatrimestre de 83 Mb/d, con un consumo medio anual de 82,5 Mb/d. El aumento del consumo se está produciendo principalmente en los países emergentes asiáticos, entre los que destaca China, que incrementó su consumo en 2004 un 15,6% y un 3,5% en EE.UU. (Asia supone cerca de la mitad del incremento de la demanda). Los analistas estiman que en el próximo futuro la demanda crecerá en torno a 2 Mb/d. El techo de los descubrimientos lleva inexorablemente al desfase entre petróleo descubierto y consumido, el cual empezó en 1981, tal como muestra el gráfico. Ahora que sólo uno de cada cinco barriles consumidos procede de nuevos yacimientos. Esta dinámica desemboca en el techo extracciones, que se produce aproximadamente cuando se ha consumido la mitad de las reservas. La mayor parte de los países petroleros han sobrepasado este techo y esto ha ocurrido entre 30 y 40 años después del techo de los descubrimientos. Excluyendo el petróleo de aguas profundas, de los 65 países petroleros más importantes, 54 han pasado ya el techo.

Con estos datos resulta evidente que el techo de extracciones está cerca. La relación siguiente muestra algunas de las previsiones del techo más cercanas. Los dos primeros autores consideran que el techo tiene forma de meseta, aunque corta, y que muy posiblemente estemos en ella. Algunos expertos afirman que sus previsiones son optimistas, porque se basan en que no habrá disrupciones graves y prolongadas en el suministro de petróleo debido a fenómenos climáticos y/o políticos. Supuesto que consideran poco probable.

Los expertos estiman que después del techo las extracciones disminuirán al ritmo anual de, al menos, un 3 %. Pero el petróleo disponible para los países importadores se reducirá a un ritmo mayor, debido al incremento de la demanda interna en los países exportadores. El Golfo Pérsico es la segunda región mundial en ritmo de crecimiento (5-6% anual), debido a la explosión poblacional que está sufriendo. Se prevé que en el periodo 2000-2050 sus poblaciones se multipliquen por un factor 2-4.

Como consecuencia del acercamiento al techo, el excedente de oferta ha venido bajando en los últimos años desde 4-6 Mb/d a 1,5-2 Mb/d en la actualidad y la mayor parte de este es petróleo de tan mala calidad que muy pocas refinerías lo pueden tratar. Esta dinámica es la causa de la escalada del precio del petróleo (se multiplicó por cuatro entre principios de 1999 y 2005 y ha aumentado un 45% en 2005), porque los operadores saben que cada vez es más probable que fenómenos coyunturales impidan la satisfacción de la demanda, produciéndose fuertes repuntes de los precios. Los fenómenos son picos de consumo estacionales (en el invierno y verano del norte) y reducciones coyunturales de la capacidad de extracción, unas veces por motivos políticos (guerras, sabotajes, huelgas, etc.) y otras por efecto de fenómenos climáticos (como huracanes en zonas petroleras). En agosto de 2005 el barril superó los 70$ en el mercado de Nueva York, mientras que en el mercado europeo rozó los 69$. La razón del repunte fue el huracán Katrina, pero antes ya había alcanzado los 65$, precio que está siendo superado en enero de 2006.

La escalada de los precios está extendiendo la convicción de la existencia del techo y de su proximidad. Los Primeros Ministros de Francia y Suecia constituyen los casos más llamativos de concienciación. El primero ha declarado que “hemos entrado en la era del post petróleo” y añadido: “deseo sacar todas las consecuencias de esto y dar un impulso real al ahorro energético y al uso de las energías renovables”. El gobierno sueco pretende eliminar todos los combustibles fósiles para 2020, para lo cual ha nombrado una Comisión para que elabore una estrategia acorde en seis meses. En la presentación de la Comisión, el Primer Ministro, presidente de la misma, defendió la necesidad de tal estrategia por la proximidad del techo del petróleo.

La experiencia histórica nos muestra que el techo producirá un crecimiento explosivo del precio, que traerá consigo una situación caótica, caracterizada por una gran crisis económica, inestabilidad política y muy posiblemente conflictos armados generalizados por el control del petróleo remanente, a no ser que se busque la cooperación internacional para realizar las transformaciones imprescindibles. Sin embargo, a medida que se profundiza la crisis del petróleo se intensifican las presiones y las decisiones políticas tendentes a mantener el modelo económico actual en base a la sustitución paulatina del petróleo por algunas energéticas alternativas, como la energía nuclear o los biocombustibles. Éstos no pueden ser alternativas por ser escasos el uranio y la tierra agrícola. Además, el techo del petróleo obligará a transformaciones profundas en el resto de los sectores y, en especial, en el de transportes. En el sector energético, descartadas las alternativas convencionales, sólo queda el modelo solar. Ésta se basa en una alta eficiencia y ahorro energético, en las energías renovables y en el binomio hidrógeno renovable/células de combustibles. El sol, el viento, la biomasa y otros recursos renovables están distribuidos por todo el planeta. Existen numerosos estudios que muestran la existencia de una capacidad potencial de captar una cantidad de energía solar varias veces superior a nuestras necesidades futuras. Un reciente estudio realizado por el Instituto de Investigaciones Tecnológicas de la Universidad de Comillas, encargado por Greenpeace, llega a la conclusión (en base a premisas que considera pesimistas) que en la España peninsular las energías renovables pueden suministrar 20 veces más energía que la que supone se consumirá en 2050.

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