La relevancia de las transformaciones que se están sucediendo en Bilbao durante los últimos lustros, nos lega el incesante e inminente cambio de la villa reconvertida en ciudad más cosmopolita que adquiere dimensiones metropolitanas, como preludio y ‘apertura’ para un nuevo planeamiento tras haber cruzado el umbral hacia el siglo XXI. Los estruendos clamorosos y sonidos ‘barrenadores’ de la desindustrialización tanto física como conceptual; demoliciones y posterior recomposición de una malla social y urbana con intentos más o menos fructuosos de revitalización y búsqueda de ‘nichos económicos’ con efectos desiguales, ha producido una ‘pátina de olvidos’ epidérmicos en pos de la idea imaginaria de un porvenir indudablemente mejor. ‘Reinventado’ desde el presente con discursos audaces sobrepuestos a los trazados difuminados de un pasado ya casi recóndito e inconmensurable.
En esta tarea evidente han sido necesarios ingentes cantidades de recursos y unas perspectivas ineludibles como focos de visualización desde donde atizar la tenue llama que abrigara renovadas ilusiones. En las estrategias de relanzamiento de la ciudad los proyectos de regeneración1 se han llevado la palma, ya que ante la posibilidad de rescatar rastros y vestigios de memorias se ha seguido la senda de los grandes eventos arquitectónicos y urbanísticos dibujados con la línea indeleble y hasta cierto punto meritoria del típico maximalismo bilbaíno que catapulta su ciudad como producto seductivo y atrayente, hacia el encuentro premeditado con formas de hacer basadas en los idearios más optimistas que se dilucidan a escala internacional. Rehabilitación, restauración, ciudad de servicios, turismo cultural, crecimiento económico, multiculturalidad, desarrollo y sostenibilidad constituyen términos interpuestos en órdenes casi taxonómicos que expresan ‘lugares comunes’ de la lógica ‘dialógica’ postmoderna y que, a veces contradictoriamente, secundan constantes resonancias en boca de múltiples expertos interdisciplinares, plasmándose con una habilidad pasmosa en los modelos imperantes de ciudad metropolitana. Generadora de flujos y reflujos irradiados en continua expansión hacia el territorio ‘periurbano’, ‘suburbano’ o ‘supraurbano’ según las correctas denominaciones en cada contexto.
Es obvio que el dilatado y multifásico proceso de industrialización en Bilbao conllevó un rápido crecimiento económico paralelo a la aceleración mercantil y transaccional el final del s. XIX y los albores del s. XX. Su justificación se fundamentaba en sendos factores decisivos que incidían directamente: la existencia de los yacimientos de mineral altamente recomendable para la siderurgia (los ‘montes de hierro’, terrenos férricos de la periferia) y la presencia de la Ría, estuario del Ibaizabal-Nervión, como eje neurálgico de transporte para materias primas, que facilitaba enormemente la comunicación y la ocupación con asentamientos urbanos e industriales en sus preciadas orillas. (INDICE)
Las industrias herederas de la primera siderurgia moderna de Bizkaia en Bolueta (Bilbao), a la vera de la Ría, recientemente han desaparecido debido a los macroproyectos urbanístico para el incremento del parque residencial. |
Cambian los tiempos y se reconfigura el plano
Estas alteraciones indujeron la articulación de un espacio longitudinal metropolitano aprovechando las vegas llanas del río, donde a cada municipio se le asignaba una función especializada, con Bilbao al frente como motor visible y cabeza tractora. A partir de ahí se proponen numerosas iniciativas a nivel de urbanismo, entre las cuales sobresale el plan de ensanche definitivo para Bilbao de los ingenieros Alzola y Hoffmeyer junto con el arquitecto Achúcarro. Estos planes aportan la novedad de la estructuración del espacio respondiendo a fases o etapas; en primer término la calificación del suelo, y después la urbanización y edificación propiamente dicha, que en numerosas ocasiones se tenía que confiar a la iniciativa privada por carencia de amparos institucionales. Ya desde entonces, bajo estas inercias los estilos arquitectónicos vigentes que rememoraban otras épocas más elocuentes fueron frecuentes en ciudades como Bilbao que trataban de monumentalizarse para asemejar el carácter de las capitales europeas más ‘punteras’. No obstante, el urbanismo se erigió como un concepto rector de ordenación.
Al cabo de una centuria, la proliferación de espacios urbanos de nuevo cuño responde a un cierto afán de reapropiación del ‘tiempo perdido’ cuando el urbanismo desarrollista calamitoso creaba 'paisajes sin memoria'. Denostado y criticado por la población, los técnicos y profesionales que comenzaron a tomar conciencia y hacer notar sus inquietudes personales y colectivas. Se produjo una situación en la que se pretendía borrar la imagen de la ciudad ‘sin retorno’, para lo cual posteriormente se ha visto que se renunció en parte –si no en su totalidad- a la (re)construcción partiendo de los residuos industriales. (INDICE)
Operaciones estratégicas del presente desarrolladas en varios frentes
La gran mayoría de las operaciones urbanísticas de revalorización del espacio público urbano que se están llevando a cabo en Bilbao se corporizan en unas actuaciones que se pueden organizar y categorizar simbólicamente desde diversas vertientes tipológicas.
El parque de Ametzola surge en 1998 como un pulmón en la ciudad sobre el relleno de las vías del ferrocarril que formaban una trinchera para la terminal de contenedores. |
Algunas pueden calificarse de emblemáticas en cuanto a su ubicación temporal o valor inaugural (Parque de Europa en Txurdinaga), lo cual, de alguna manera, prologa una senda que después se irá consolidando con la experimentación a mayor escala y centralidad como han venido siendo el parque de Ametzola y muy especialmente Abandoibarra con el impulso de Bilbao Ría-2000, incluyendo elementos transformadores como museos (Guggenheim, Museo Marítimo de La Ría de Bilbao) y paseos en los frentes de agua. Procesos que lideran los esquemas y las pautas por las que se rigen estas magnas actuaciones con las que se pretende ‘reinventar el futuro’. Constituyen los ‘proyectos estrella’ que se impulsan con arquitecturas e infraestructuras paradigmáticas funcionando como fenómenos motores del modo postmoderno de entender la ‘ciudad de ensueño’, donde la búsqueda de los ‘espacios libres’ va intrínsecamente unida a la reconsideración de los ‘waterfronts’ propiamente postindustriales2.
Resultados del Plan Parcial de Ordenación de Abandoibarra. “Bilbao Guggenheim Museo” y “Euskalduna Jauregia” en los extremos entre el Parque de la Ribera en construcción durante 2005, el “Paseo de la Memoria” y el centro Zubiarte. |
Siguiendo con las áreas urbanas intervenidas, es preciso citar por su posición idiosincrática, otros lugares no tan recurrentes que no constituyen precisamente el ‘sky line’ de la ciudad y que, de hecho, no van a ser el sustento para las principales estrategias de ‘marketing’ hacia el exterior pero que, sin embargo, son compensatorias de lo social para satisfacer parcialmente requerimientos ineludibles (residencia, asistencia a la inmigración, marginación, etc.). Se constatan ocasionalmente en este apartado, objetivos de rango superior como el ‘ensanche’ de Miribilla con casas de protección oficial y parques en las antiguas minas. Se requiere cumplir con algunas exigencias pendientes de ‘eficacia ciudadana’ más que de ‘imagen urbana’ como es la caracterización de los distritos: readaptación de zonas degradadas o en declive (Elorrieta), nuevas plazas y lugares estanciales en Deusto, San Inazio, Otxarkoaga o Txurdinaga. Iniciativas de una índole más cercana al ciudadano aprovechando los ‘efectos colaterales’ con el propósito, en principio loable, de extender la planificación regeneradora por toda la ciudad, mitigando a su vez las fuerzas centrípetas y corrientes centralizadoras.
Los antiguos campanarios, los hornos anacrónicos conservados tal que reliquias mineras y las urbanizaciones de Miribilla parecen superponerse a los rojizos tejados tradicionales de la villa, en el Casco Viejo y Bilbao La Vieja. |
Es también significativo en Bilbao el apartado que resuelve más concretamente un ‘urbanismo de restauración’ teóricamente sustentado en prácticas de restitución de los núcleos históricos y/o la peatonalización de viales y calles principales o adyacentes recuperadas para la ciudadanía en el ensanche decimonónico (Gran Vía y Ercilla), así como la trascendencia de los procesos de Bilbao La Vieja y Casco Viejo con la entidad Surbisa, los cuales vienen sucediéndose desde mucho antes del vuelco hacia la ‘ciudad ensimismal’. Si bien, carentes del debido esmero y sensibilidad corren el riesgo de perecer las peculiaridades sedimentarias que imprimen personalidad a esos históricos barrios algunos de ellos precedentes, incluso, a la fundación de la villa primitiva. Reconociendo lo urbano como afloramiento y ‘publicitación’ en su sentimiento definido por las gentes que habitan la ciudad, por lo que en todo ‘paraje’ existe un ‘paisanaje humano’ junto al ‘paisaje arquitectónico’. (INDICE)
Reconstitución metropolitana de los espacios públicos urbanos
Volviendo instantáneamente, para finalizar, a las grandes áreas dirigidas a la cohesión territorial de entidad supramunicipal, y sobre todo por cuanto concierne a la reparación de los bordes fluviales tan singulares en los márgenes de la ciudad que han tenido un apego vital y privilegiado a la Ría, es inexcusable desestimar una última apreciación breve acerca de los procesos que se han llevado a cabo y que aún perduran en los ámbitos de la vega de Galindo y Barakaldo. Con sus prolongaciones hacia los cascos urbanos de la margen izquierda aportando nuevos servicios, viviendas, plazas y jardines de alto valor añadido en cuanto al diseño como objeto de culto. Procede matizar que desde diversos organismos se palpa un olvido inmediato por el pasado industrial, lo cual se intensifica con el derribo y desaparición paulatina e imparable de las edificaciones estilísticas industriales (las factorías de Altos Hornos de Vizcaya con sus esqueletos metálicos y entrañas herrumbrosas corroídas por la podredumbre del acero que un buen día fabricaron). Lo que obedece a la misma filosofía de los programas comunitarios Urban enfocados más bien a promover acciones puntuales en vez de resoluciones integradas. (INDICE)
Estación de “Metro Bilbao” en Sestao y nuevas infraestructuras en las áreas deprimidas de Galindo y/o Barakaldo. |
1 Con el término ‘regeneración’ se pretende abarcar toda una serie de actuaciones e intervenciones de recuperación, rehabilitación y restauración urbanística asociada a la revalorización y revitalización del espacio urbano de la ciudad. Procesos cuya manifestación se refleja en una espacialidad específica como ‘espejo público’ de apropiación simbólica.
2 A ello se une, además, el ímprobo esfuerzo presupuestario que se destina a arquitectos de calado internacional con encargos directos como en el caso del Guggenheim ofrecido a F. Gerhy, el proyecto de reestructuración de Abandoibarra a C. Pelli o las torres de Uribitarte a A. Isozaki y, en su caso, mediante el procedimiento del concurso con su posterior exposición pública, que es como se promocionaron por ejemplo el Palacio Euskalduna de la Música y los Congreso (resultando vencedores los arquitectos F. Soriano y D. Palacios) o el parque de Ametzola de L. Chollet.
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