Incidencia de la gestión medioambiental en las empresas de la Comunidad Autónoma del País Vasco (I de II)Escuchar artículo - Artikulua entzun

Germán ARANA LANDÍN
Iñaki HERAS SAIZARBITORIA
Alberto DÍAZ DE JUNGUITU
Maite ESPÍ

Introducción

La preocupación social e institucional por el deterioro del medioambiente se ha traducido en presión hacia las empresas para que éstas incorporen un comportamiento más respetuoso con el entorno natural. Aunque la primera oleada o paradigma verde surgió allá por principios de los 70, fue a partir de la segunda mitad de los años 80 cuando la preocupación por el medio ambiente se generalizó en la sociedad, y por ende, en el mundo empresarial.1

El marco institucional de los 90 y del comienzo del siglo XXI parece haber reforzado esta tendencia. Se podrían citar, en este sentido, diversos aspectos, como la aparición del consumidor ecológicamente responsable, el desarrollo de las legislaciones medioambientales nacionales y supranacionales, o la firma de tratados de amplia incidencia económica, como el protocolo de Kyoto.

Se trata, en definitiva, de un entorno que exige a la empresa el diseño de sus objetivos teniendo en cuenta sus dimensiones sociales y ecológicas, que complementen su dimensión económica. Se ha extendido la idea de que, en la consecución del desarrollo sostenible, la empresa juega un papel central, dado que a los procesos productivos de las empresas se les responsabiliza, junto al crecimiento demográfico, y a ciertos hábitos de comportamiento de los ciudadanos, de ser el principal causante de la ruptura del equilibrio de los ecosistemas (Giménez, Heras y Chamorro, 2002).

Así las cosas, parece que el impacto medioambiental comienza a ser considerado en las decisiones estratégicas y operativas de la empresa. En este sentido, se ha de reseñar que en los últimos años, una parte de las iniciativas de mejora del impacto ambiental de las empresas ha estado relacionada con la implantación de sistemas de gestión medioambiental. En este artículo, que debido a su extensión, se publicará en dos partes, vamos a tratar de estudiar cuál es la situación de la implantación de estos sistemas en la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV).

La gestión medioambiental en la empresa

Se denomina gestión medioambiental al conjunto de acciones y medidas que se toman en la empresa de cara a contribuir al cumplimiento de la legislación medioambiental vigente y a reducir el impacto medioambiental de la empresa, a través del control de los procesos y actividades que lo genera (Casadesús, Heras y Merino, 2005). Todas estas acciones y medidas, de forma conjunta, planificada y organizada, conforman un Sistema de Gestión Medioambiental (SGMA), que proporciona un proceso estructurado para la mejora continua.

Existen diferentes grados de desarrollo de los SGMA, y diferentes alternativas para su implantación: nos podríamos referir, por ejemplo, a un SGMA informal o no referenciado, no auditable y no certificable, planificado y estructurado ad hoc en función de las características de la empresa; o por el contrario, nos podríamos también referir a un SGMA formal, auditable por terceros y certificable, que tome como referencia algún tipo de modelo o estándar, tanto de carácter sectorial o nacional, como de carácter general o internacional.

Antes de avanzar y pasar a referirnos a los modelos o estándares más utilizados para implantar un SGMA en nuestro entorno, entendemos que resulta importante llevar a cabo una serie de matizaciones introductorias al respecto. Se debe dejar claro que estas normas no fijan unas metas ambientales, unos resultados medioambientales a cumplir (por ejemplo, unos requisitos para la prevención y la reducción del impacto de la contaminación), en función de cuya posible consecución permita la obtención de un certificado, sino que estas normas establecen unos requisitos sobre la sistemática de trabajo a cumplir en la empresa respecto a las actividades que generan el impacto ambiental. En definitiva, se trata de modelos que ofrecen un marco sistemático para incorporar los aspectos medioambientales en el día a día de la empresa.

Los Sistemas de Gestión Medioambiental en la CAPV

En síntesis, se puede afirmar que las empresas de nuestro ámbito de estudio han utilizado, básicamente, tres alternativas para implantar y certificar un SGMA: dos de ellas basadas en sendas normas de carácter internacional —la norma internacional ISO 14000 y el reglamento EMAS—, y la tercera basada en la norma Ekoscan, una norma creada por Ihobe, sociedad pública de gestión ambiental de la Administración vasca, cuyo ámbito de aplicación se limita a la CAPV.

La primera de las normas, la norma internacional ISO 14000, es la de mayor difusión en el mundo; se trata de una norma que especifica los requisitos para la certificación, registro y autoevaluación de un SGMA en una organización, con independencia de su tamaño o actividad. Creada y extendida por la International Organisation for Estandarization (ISO), al abrigo del éxito cosechado por la norma ISO 9000, se trata de una norma del ámbito de la gestión de la calidad que ha tenido una gran incidencia en la CAPV (ver, al respecto, Heras, Arana y Casadesús, 2005).

El Reglamento EMAS (EcoManagement and Audit Scheme), originariamente inspirado en la política preventiva contemplada en el V Programa de Acción en Materia de Medio Ambiente de la Unión Europea, permite que las organizaciones se adhieran con carácter voluntario a un sistema comunitario de gestión y auditoría medioambientales. La implantación de esta normativa en la CAPV no está muy extendida, y tan sólo contamos con información acerca de 33 empresas que la hayan implantado, según los datos del del Catálogo Industrial Vasco y de Exportadores (CIVEX) del año 2005, con información correspondiente al ejercicio 2004.

Por último, la norma Ekoscan ha sido creada por Ihobe con el objeto de hacer más accesible la gestión medioambiental a las empresas de la CAPV. En efecto, según dicha sociedad pública, la norma Ekoscan, y todo el Servicio Ekoscan que la complementa, ha demostrado ser una herramienta muy útil para las empresas, sobre todo para las pequeñas y medianas que inician su andadura en el ámbito de la gestión medioambiental; en efecto, parece consignarse que para dichas empresas la implantación de una norma como la ISO 14000 resulta todavía una labor muy difícil de abordar, ya que carecen de los recursos humanos, técnicos y financieros adecuados.

En este breve artículo tan sólo nos referiremos a la incidencia de la implantación de la normativa ISO 14000 en la CAPV.

Evolución de la implantación de la ISO 14000 en la CAPV

En los últimos años la normativa ISO 14000 está teniendo un rápido crecimiento en el ámbito internacional. En concreto, si a finales del año 1999 se habían emitido a nivel mundial 14.106 certificados, hay que reseñar que a finales del 2004 se alcanzó la cifra de 90.569 certificados; es decir, en seis años se multiplicó por 6 el número de certificados emitidos en el planeta2.

Cabe destacar que más del 40% de los certificados que se habían emitido a nivel mundial se emitieron en el ámbito de la UE. En la tabla 1 se muestra una comparativa de la evolución que ha tenido la certificación ISO 14000 en los distintos países de la Unión.

TABLA 1: EVOLUCIÓN DEL PROCESO DE CERTIFICACIÓN SEGÚN LA NORMATIVA ISO 14000 EN LA UNIÓN EUROPEA

Argazkia
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos obtenidos del informe ISO 2004, EUROSTAT, EUSTAT, y CIVEX.

Si se analiza la tabla 1 se puede comprobar que, en términos absolutos, España es el país de la UE con un mayor número de certificaciones totales en vigor en el año 2004, con 6.473 certificados, seguido por el Reino Unido, con 6.253, un país de gran tradición en la implantación de sistemas de gestión basados en estándares (recuérdase que la norma ISO 9000 fueron creadas a partir de la serie BS 5750, normas desarrolladas por el organismo de estandarización del Reino Unido British Standards Institution).

La CAPV contaba en 2004, según los datos del CIVEX (Catálogo Industrial Vasco y de Exportadores) de 2005, con 704 certificados, habiéndose producido un crecimiento importante respecto al año 1996 (los certificados, tal y como se recogen en la cuarta columna de la tabla, se han multiplicado por 2,67), superior al de la media de los países de la UE (donde el número total de certificados se multiplicó por 2,21); aunque se trata de un crecimiento inferior al producido en el resto del Estado (el número total de certificados se multiplicó por 3,14).

Sin embargo, para conocer si en un país hay una mayor o menor propensión a certificarse conforme a la normativa ISO 14000, resulta necesario relativizar su número total de certificados en relación a algún tipo de indicador económico que tenga en cuenta la dimensión del país. Por este motivo, hemos utilizado un índice denominado intensidad de certificaciones, que definimos como la relación entre el porcentaje de certificados ISO 9000 y el porcentaje de participación en el PIB de la UE de cada Estado o región; no cabe duda de que resultaría más interesante calcular esta intensidad no en función de la aportación al PIB sino, por ejemplo, en función del número de plantas o empresas industriales de cada país. Con todo, debido a las dificultades existentes a la hora de poder contar con datos adecuados se ha optado por utilizar el mencionado indicador.

Atendiendo a este índice, la CAPV tiene mayor intensidad de certificaciones que cualquier país de la Unión, a excepción de la República Checa: en 2004 contaba con una intensidad de certificación de 4,2, muy superior a la de la media de la UE y del Estado español (2,44). Ahora bien, se han de matizar cuidadosamente estos datos que, no en pocas ocasiones, se tienden a magnificar. Se trata de una comparación entre una región con unas características económicas muy marcadas (elevada presencia de empresas industriales, alta especialización sectorial, gran importancia de la industria auxiliar, etcétera) que parecen incidir en la propensión hacia la certificación, con relación a Estados de la UE. Es decir, el resultado de la comparación sería diferente si se compararan regiones de similares características de los diferentes países de la UE.

Por otra parte, la tabla nos muestra que es en algunos de los países que recientemente se han incorporado a la Unión, como la República Checa, Eslovenia, Hungría, Estonia y Lituania, junto con Suecia y España, donde existe una mayor intensidad de certificaciones.

FIGURA 1: INTENSIDAD DE CERTIFICACIÓN SEGÚN LA NORMATIVA ISO 14000 EN LA UNIÓN EUROPEA Y EN EL ESTADO ESPAÑOL

Argazkia
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos obtenidos del EUSTAT y EUROSTAT, del informe ISO 2004 y del 8º informe de Forum Calidad.

En relación al resto de las Comunidades Autónomas del Estado, se comprueba que la CAPV cuenta con una intensidad de certificación definida como fuerte, y no sólo eso, sino que se encuentra en un entorno donde las empresas están más sensibilizadas con la certificación medioambiental, ya que todas sus comunidades fronterizas, a excepción de Cantabria, tienen una intensidad fuerte o muy fuerte (en el caso de la Comunidad de La Rioja).

1 Este artículo se ha realizado en el marco del Proyecto de Investigación titulado “Integración de Sistemas de Gestión Medioambiental en las empresas del Territorio Histórico de Gipuzkoa: Generación de herramientas innovadoras”, de la convocatoria de 2004 de la “Red guipuzcoana de ciencia, tecnología e innovación” de la Diputación Foral de Gipuzkoa.

2 Para un estudio en mayor profundidad de la difusión de la norma ISO 14000 a nivel internacional se puede consultar Marimón, Casadesús y Heras, 2006.

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