El carnaval es sin duda el acontecimiento social y cultural más importante del año en Tolosa, hasta convertirse en un símbolo que colabora indudablemente en la construcción de la identidad de su comunidad. A la hora de indagar en las claves del éxito del iñauteri, la de su popularidad y participación, se alude a menudo a que “fue al único que siguió durante el franquismo”. Sin embargo, eso es más una consecuencia que su propia causa. La razón de su continuación fue sin duda alguna las raíces que esta fiesta traía consigo desde tiempo atrás. Fiel reflejo de ello el carnaval de 1884 en el que se organizó “la Comitiva de la Locura” y “la Comitiva del Carnaval”, macrocomparsa con más de 500 participantes, sufragado por aportación popular, y al que acudieron gentes de toda la provincia según cuenta algun cronista de la época, recogido por Juan Garmendia Larrañaga en “Iñauteria. El carnaval vasco”.
Cartel anunciador de los carnavales de Tolosa de 1884. |
¿Cuáles son, entonces, los factores que han hecho que esta celebración festiva alcance el nivel participativo actual? ¿Qué elementos son los causantes de su popularidad? Intentaremos responder de un modo sinóptico estas interrogantes.
1- Los tres pivotes o pilares sobre el que se asienta hoy en día el carnaval:
a) El corpus tradicional (el cuerpo): el juvenil y jovial Jueves gordo, las antiguas sokamuturras y vaquillas (el toro del aguardiente), la Alborada, la Diana. Son parte del programa que se repite año tras año. Actos populares muy tolosarras, importantes en su superpervivencia, aunque desconocidos para los foráneos.
b) Su riqueza musical (el espíritu): la Banda de Txistularis, la Banda de Música y más de 20 txarangas, que amenizan continuamente las calles, interpretan un repertorio amplísimo de melodías durante el carnaval. 17 piezas componen el repertorio carnavalero tradicional, además de los himnos de las diversas peñas, txarangas y/o de las sociedades populares y otras, más o menos conocidas, del folklore vasco.
c) El disfraz (el alma): sin disfraz no hay carnaval. Los txantxos articulados en comparsas de enmascarados son el alma del carnaval. Los protagonistas del reino del absurdo.
2- La propia evolucion histórica de la fiesta:
Ya afirmaba Pablo Gorosabel en su conocido “Bosquejo de Antigüedades de la Villa de Tolosa” cómo ésta venía a celebrar su carnaval por “costumbre inmemoriale”. A la sazón los acontecimientos sobre los que discurría eran los “toros ensogados o bueyes con maroma” (sokamuturra) y los bailes de máscaras. Durante todo el siglo XIX y principios del XX se fueron organizando otro tipo de actos, como bertsolaris, apuestas de bueyes, representación de oficios y gremios en diversas comparsas, etc... hasta su prohibición en 1937 “en atención a las especiales circunstancias que acontecen en el país”. Muy humildemente celebraron festejos hasta 1943, cuando bajo el disfraz de fiestas de primavera volverán a realizar un programa oficial impulsado desde el ayuntamiento. Será el esqueleto sobre el que pervivirá durante muchos años. Los últimos años ha ganando en participación activa y en espectacularidad.
Carnavales de Tolosa. Año 1971. |
3- Transmisión a los más jóvenes:
La transmisión juega un papel de primer orden. Se ha sabido trabajar bien el tema de la iniciación de los más jóvenes, lo que ha ayudado a su supervivencia y asegurado un futuro. ¿Cómo se materializa la transmisión durante estos días? Por una parte el festival infantil el fin de semana previo al propio iñauteri, durante el día de los caldereros. Por otra parte la tamborrada infantil que actúa de ceremonia iniciática. A golpe de tambor los niños son los verdaderos protagonistas del carnaval durante varias horas. Este hecho es interiorizado por esos niños-actores que a posteriori en años venideros desearán seguir participando de la fiesta, que la hacen suya, interpretando otros papeles. Por último el astelehenita o Lunes de Carnaval, dedicado a los más jóvenes. Este día miles de ellos desfilarán en comparsas ejecutando coreografías que han venido ensayando durante varias semanas e incluso meses.
Los principales causantes de esta transmisión es de los padres que los introducen en estas actividades, de las sociedadas populares de la villa que las organizan y de los grupos de tiempo libre que toman parte activa preparando dichas coreografías.
4- Carácter lúdico y abierto de la fiesta:
Se participa de la fiesta tal como cada uno la entiende, a su manera, lejos de ortodoxias. Son fiestas de gran sustrato, siguiendo una pautas o unos esquemas que se repiten año tras año, pero abierto a una evolución, no se encierra en el folklorismo. Repite ceremonias y rituales como la Diana o la Alborada, pero no se ancla en dogmas trasnochados; camina hacia adelante, sin cerrar las puertas a ideas renovadoras. Muestra de ello la profunda transformación que ha sufrido durante los últimos 25 años, ganando en espectacularidad, pero sin perder un atisbo de improvisación, y respetando todos los actos tradicionales. Vinculado a su propio desarrollo, ha sabido adaptarse a los tiempos, partiendo desde su base con características y elementos comunes al carnaval universal (la música, el baile, la sonoridad, el colorismo, la gastronomía, la diversión) hacia lo particular. Por poner un ejemplo, ha sabido adaptar melodías solemnes de sabor dieciochesco o decimonónico y de origen foráneo (habaneras, polkas,...) a la forma de ser de los tolosarras, ejecutados y bailados en la calle.
Detalle del Carnaval. 1992. |
5- Un fuerte componente de identificación social canalizada a través de las koadrilak:
Tiene una profunda carga social la pertenencia a una cuadrilla en su sentido más amplio (grupo de amigos). Mediante el carnaval se refuerzan estos vínculos y el sentimiento de pertenencia a una comunidad, la de Tolosa es este caso, orgullosa estos días de tener el carnaval urbano más popular, participativo, espectacular y conocido de Euskal Herria. Estos grupos de amigos toman el papel de actores principales en la trasgresión del orden social, interpretando roles ajenos a su propia identidad. El carnaval es el tiempo consagrado a la inversión psicosocial, a la burla, a la sátira, y bajo la protección de la cuadrilla y al amparo de la máscara convertirán Tolosa en la capital de la farsa y el absurdo; es también el tiempo propicio para el afianzamiento de estos lazos amistosos en los que se acortan distancias entre los diferentes miembros de la comunidad.
Pero además de los propios elementos citados hasta ahora, inherentes al carnaval, hay otra serie de factores, ligados a la Villa de Tolosa, que colaboran en su dimensión:
6- El apego de los habitantes de Tolosa a las costumbres y a las tradiciones:
Además de lo mercados semanales y las ferias extraordinarias se observa, a lo largo del año, cierta devoción por todo tipo de costumbres y actos tradicionales. El más claro ejemplo, fiel reflejo de ello, es la fiesta tradicional por antonomasia, los sanjuanes, con profundas raíces y de una fuerte personalidad: la Bordondantza, el Alarde de escopeteros, el día de las cuadrillas...
Por otro lado, encontramos una festividad de gran raigrambe del calendario litúrgico como es la navidad. Un claro sincretismo de celebración cristiana con elementos del folklore vasco (vestimenta tradicional, cancionero,...).
Festejos del días de San Juan. |
7- Intensa actividad cultural:
La villa tiene a lo largo del año una dinámica actividad de carácter cultural. Por un lado, el Festival de Masas Corales y el Festival Internacional de Marionetas, ambos organizados por el Centro de Iniciativas Turísticas, muy arraigadas y de proyección internacional. Por otro lado, en lo que respecta actividades de otra índole o tipología, encontramos las deportivas como el Tolosa Kup, campeonato de fútbol sala intercuadrillas, de reciente organización pero que ha cuajado de forma rápida entre los jóvenes aficionados, y los que no lo son tanto, al fútbol. La misma final sobrepasa los límites de lo estrictamente deportivo, convirtiéndose en una gran fiesta lúdica.
8- Su fama fuera del marco urbano de Tolosa:
Si estos son, a modo de resumen, las claves del alcance participativo del iñauteri tolosarra, no se puede obviar la dimensión alcanzada fuera del propio ámbito de la villa. ¿Cuál es, entonces, el motivo de atracción para esa multitud de visitantes que acuden a conocerlo, principalmente, desde las provincias colindantes? La clave estaría en la espontaneidad, originalidad e imaginación de los pobladores que convierten el carnaval en un atractivo festival de artes escénicas, un espectacular teatro popular, extremadamente participativo y de máxima improvisación, en el que el escenario es trasladado a la propia calle, y cuyo máximo exponente son las comparsas y carrozas. En este entramado social actúa una importante parte de la población de la antigua capital foral de Gipuzkoa, que se podría contabilizar en varios miles de personas.
Detalle del Carnaval. 1996. |
Sería poco leal olvidar o dejar al margen la aportación de los mass media. La colaboración de los medios de comunicación de Euskal Herria (Berria, Gara, El Diario Vasco, EITB, entre otros) es, sin lugar a dudas, el factor clave en su divulgación a lo largo y ancho de las tierras vascas. Para lo bueno y para lo malo.
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