Baroja, de nadie y de todosEscuchar artículo - Artikulua entzun

Antón ARBULU ORMAECHEA, Vicetesorero de Eusko Ikaskuntza. Alcalde de Zumarraga

A
  Pío Baroja
Pío Baroja cuando llegó a Vera de Bidasoa en 1912.
lguien dijo que el sentido del humor distingue a la gente más que el color de sus banderas. Creo que somos muchos los vascos que nos reconocemos en el humor barojiano, en su talante socarrón y en su inimitable «tristeza alegre» como la definió González Ruano. Y junto con su humor, su capacidad para la duda es lo que más nos acerca a Baroja, lo que le da esa frescura. Es su tolerancia hacia todo, excepto a la intolerancia y a la violencia; es su conocimiento del país, su maravillosa capacidad para crear tipos vascos, como esos txapelaundis, «gente de boina grande y de corazón también grande», personajes típicamente vascos tanto si son carlistas como liberales y que a cualquiera con un mínimo de sensibilidad le toca las fibras íntimas, lo que nos atrae a la lectura del más grande escritor que ha dado las letras vascas en toda la Historia.

Políticamente Baroja es de nadie, pero culturalmente debiera serlo de todos en un país sanamente reconciliado con su pasado y que se acepte a sí mismo en toda su complejidad identitaria. Porque desde la esfera política nadie puede reclamar parentescos ideológicos con el viejo de Itzea.

Baroja no comulgó con las ideas nacionalistas, aunque tampoco puede decirse que las combatiera: «Yo no soy enemigo del nacionalismo, sino de la misma idea de patria -afirma en ‘Las horas solitarias’-. “El mundo para todos los hombres”, este sería mi lema, y si este pareciese demasiado amplio, me contentaría con este otro: “Europa para los europeos”». Internacionalista, pues, pero dejando claro que el suyo era un internacionalismo de la cultura.

Pío Baroja  
Portada de la revista Novedades 27-4-1913.
Si tuvo alguna ojeriza al “bizkaitarrismo” fue por vía anticlerical, en una época en que el nacionalismo se presentaba como una emanación política de la fe religiosa. Temía que la Verdad revelada unida a la fuerza ejecutiva hiciera de un hipotético Estado vasco un reducto de fanatismo. Por eso, al sueño independentista Baroja le ponía una condición: «La autonomía individual con la libertad absoluta de conciencia para vascos y para no vascos que viviesen en el país».

Pero los socialistas tampoco salen mejor parados en los textos barojianos: «Siento una antipatía profunda por esa doctrina y por ese partido», al que acusaba de «supeditar y subyugar el individuo en beneficio de la sociedad y del Estado». El anarquismo (con el que en algún momento flirteó) lo veía como una «mezcla de misticismo y de criminalidad», y al fascismo y al comunismo los metió en el saco de las «arbitrariedades despóticas». ¿Sería acaso don Pío un demócrata radical? Tal no parece: democracia «es la palabra más insulsa que se ha inventado. (...) Nunca he creído en el valor absoluto de la democracia y del número». Y respecto a la condición de liberal que habitualmente se le ha colgado, creo que la reciente biografía de Sánchez Ostiz ha venido ha demostrar que no hay tal desde una perspectiva política, sino que de un Baroja liberal sólo puede hablarse en la medida que fue un antidogmático sin pelos en la lengua, en una época dominada por las exaltaciones dogmáticas de toda clase.

Pío Baroja
Una de las últimas fotos de Pío Baroja.

Baroja fue hombre de opiniones contradictorias, arbitrarias unas veces, demasiado contundentes otras, un personaje de claroscuros. Pero más que por sus triquiñuelas, vanidades, mezquindades, inconsistencias, más que por sus conclusiones del momento nos interesa por su posición, por su actitud ante la vida. Ahí hay un Baroja que nos define. Y hay un Baroja en el que nos encontramos: el de un hombre con profunda querencia por su tierra hacia la que, siguiendo la tradición ilustrada de los Caballeritos de Azkoitia o la más moderna representada por Eusko Ikaskuntza, nos anima a «estudiar las ideas, las costumbres, los oficios, las artes; pensar en la vida de sociedad, en el embellecimiento de los pueblos, en el cuidado de los paisajes... Seguirla significaría intentar una vida nueva, bella, amable...». En este Baroja sí que nos podemos encontrar si de verdad queremos crear un país para todos.

Pío Caro Baroja. Escritor y documentalista
"Mi tío, Pío Baroja, era un hombre afable, trabajador y muy sincero. No tenía pelos en la lengua y no se dejó convencer por el canto de las sirenas"

Teresa SALA

Audiolibro de la obra Miserias de la Guerra de Pío Baroja
Juan AGUIRRE SORONDO

Artículos relacionados

Zure iritzia / Su opinión
euskonews@euskonews.com
Bilaketa

Bilaketa aurreratua

¡Participa!
 

¿Quiere colaborar con Euskonews? Envíe sus propuestas de artículos

Artetsu Saria 2005
 
Eusko Ikaskuntza

Arbaso Elkarteak Eusko Ikaskuntzari 2005eko Artetsu sarietako bat eman dio Euskonewseko Artisautza atalarengatik

Buber Saria 2003
 
Euskonews & Media

On line komunikabide onenari Buber Saria 2003

Argia Saria 1999
 
Euskonews & Media

Astekari elektronikoari Merezimenduzko Saria

GAIAK
 Aurreko Aleetan
Bilatu Euskonewsen
2006/10-27/11-03