Los seles: un patrimonio a protegerEscuchar artículo - Artikulua entzun

Luis María ZALDUA, Director de la Fundación Asmoz de Eusko Ikaskuntza
Traducción: Luis María ZALDUA
Jatorrizko bertsioa euskaraz

Los seles1 constituyen un apartado poco conocido de la cultura Pirenaica occidental. En un tiempo hubo cientos de seles, que constituían la base de la ordenación territorial, pero actualmente, en la mayoría de los casos, no encontramos más que testimonios escritos de los mismos.

La función de los seles era triple, puesto que, además de contar con chabolas, corrales y pastos, también eran lugares diferentes y diferenciados, así como normas-derechos de explotación ganadera.

Antaño, en un amplio ámbito territorial, existía un mismo modelo o normativa de explotación y transformación del espacio ganadero. En la trayectoria de los seles ha resultado muy importante la transformación en propiedad del derecho derivado de la tradición. Parece que la concreción de dicho derecho está relacionada con los cambios producidos en el primer milenio y, concretamente, con los producidos en la época que desemboca en el surgimiento del reino de Pamplona. Al tratar el tema de los orígenes y las transformaciones sufridas por los seles hay que tener en cuenta siempre que, en general, los cambios producidos en el ámbito Pirenaico occidental a lo largo de la historia no se han dado al mismo tiempo ni de manera continua. La naturaleza de las razones que han provocado dichos cambios también es variada (endógena, exógena, etc.).

Seles en Euskal Herria
Seles en Euskal Herria.
Foto: www.saroiaketakortak.com

En la Alta Edad Media, al contrario de lo que afirman algunos, la población de montaña no formaba un grupo humano basado exclusivamente en la relación familiar, sino, más bien, una sociedad organizada alrededor del derecho de usufructo del espacio. De hecho, la aristocracia que posteriormente cedió los seles a la Iglesia se fortaleció apropiándose de dicho derecho de usufructo. No obstante, los seles no son un fenómeno surgido a finales de la Alta Edad Media, puesto que, en muchos aspectos, son herederos de la organización social previa. Con el paso del tiempo, lo que un día fuera derecho de usufructo se convirtió en propiedad, especialmente debido a la influencia de los monasterios y señoríos.

Los seles que encontramos entre dos poblaciones (o dos provincias) reflejan claramente que éstos constituían un derecho de explotación (de pasto, de madera...). Una parte de un sel, un dieciseisavo del mismo, no tiene valor de propiedad, sino de derecho o, mejor dicho, constituye un modo de lograr un derecho. Así, existen documentos en los que los paisanos otorgaban a alguien “derecho de sel”.

En suma, los seles son espacios de naturaleza diferente y diferenciada. Dado que hablamos de diferenciación, algunos centros de sel podrían haber sido elementos de protección, y no mojones al uso. Las primeras menciones escritas de los seles son de la Alta Edad Media; los primeros testimonios escritos del nombre del centro del sel en euskera datan del siglo XV.

Existen testimonios escritos que indican claramente que, por aquel entonces, la palabra vasca hausterretza no significaba necesariamente “mojón” sino también “lugar donde se ha hecho fuego” (foguera, en español antiguo). Es conocido que, en algunos casos, el sufijo - tz(a, e) indica lugar y, por ello, consideramos que la etimología de la palabra hausterretza es haust [hauts] + erre + -tza y no haust [hauts] + (h)arri. Además de los términos abstarria (1452), abstarri (1487) y (h)ustarria (1516), también se han encontrado austerreça (1433), austerraça (1433), vstarriça (1485) y austerriça (1539-1542).

Siguiendo con los centros de sel, queremos destacar que, si bien en las excavaciones realizadas en Gorostarbe y Mendabio hace una década no se encontraron restos que confirmaran el origen antrópico de las muestras de carbón recogidas allí, sí hemos hallado información que apunta que en tiempos de la romanización pudo haber seles o, cuando menos, proto-seles. Es decir, no sólo no hemos obtenido información que eche por tierra los resultados logrados tras las dos dataciones de Urnieta, sino que, con el tiempo, hemos encontrado argumentos que refrendan dicha información.

Sel de Akola
Sel de Akola.
Foto: www.saroiaketakortak.com

Es más, pensamos que, en cierta medida, los seles están relacionados con la cultura megalítica, ya que son herederos de dicha cultura en muchos sentidos. De hecho, no parece que la cultura megalítica desapareciese de repente. Cuando decimos “seles” no nos referimos únicamente a aspectos materiales (centros), sino que hablamos también de ordenación social (jefe de pastores, señor del sel, señor de la manada, jefe de peones), de medidas (gorabil, gizabete, hamalau-oin) y, especialmente, de derechos (tercio, cuarto, dieciseisavo).

Con todo, la respuesta a muchas preguntas no se encuentra en la documentación escrita, sino en los mismos seles, especialmente en sus centros. Hasta ahora, sólo se conocen unas pocas decenas de centros de sel, pero hubo cientos. Por lo tanto, merece la pena investigar y proteger los seles, especialmente sus centros, para que podamos continuar investigando en el futuro y poder así entender mejor la sociedad de montaña de antaño y de hoy.

Para poder proteger los seles y sus centros, el primer paso es dar a conocer la importancia que tuvieron en los Pirineos occidentales, ya que resulta imposible amar aquello que se desconoce. La experiencia nos ha enseñado que en estas tareas no se puede avanzar en solitario. Debemos, por lo tanto, trabajar en grupo, preferiblemente en red, ya que también hay otras personas preocupadas por los seles. Uno de los objetivos que nos hemos propuesto al publicar nuestro trabajo en el sitio web www.saroiaketakortak.com es precisamente crear una pequeña red de investigadores interesados por este tema. Quizá así, entre todos, seamos capaces de lograr la protección que merece este elemento característico de nuestra identidad, de nuestro patrimonio cultural.

Se han encontrado centros de sel en el valle de Aezkoa, Baztán, Basaburua Menor (Goizueta, Leiza), Oiartzun, Renteria, Hernani, Urnieta, Zizurkil, Elduain, Aralar, Altzania, Leintz-Gatzaga, Oñati, Legazpi, Elgoibar, Legutiano, Arrazua-Ubarrundia, Dima, Otxandio, Alonsotegi, Mendexa, Amoroto, Markina, Gámiz, Morga, Murelaga y Berriatua-Mutriku.

Seles de Gongeda, Peripando y Artiba
Seles de Gongeda, Peripando y Artiba.
Foto: www.saroiaketakortak.com

Se han encontrado testimonios de seles en Salazar (Ori, Abodi, Ezkároz), valle de Aezkoa (Garralda), Roncesvalles, valle de Erro, Esteribarren (Larrasoaña), Zugarramurdi, Urdazubi, Beintza (Labaien), Basaburua Mayor (Beruete), Larraun (Baraibar), Berastegi, Andimendi, Entzia, Asparrena, Zalduondo, San Millán, Barrundia, Ayala, Orduña, Zeanuri, Busturia, Lekeitio, Elorrio, Markina, Durango, Aramaiona, Aizarna, Errezil, Aia, Villabona, Usurbil, Orio, Donosita, Ataun, Zegama, Azkoitia, Azpeitia, Bergara y Elgeta, muchos de ellos con su correspondiente centro, por no decir todos. Lo mismo en Valcarlos, Les Aldudes, Quinto Real, Saint-Michel, Urepel, Banca, Lasse, Cinco Villas (Etxalar, Vera de Bidasoa), Fuenterrabía, Deba, Amorebieta, Busturia, Zeberio, Igorre, Gueñes, Sestao, Arrigorriaga, Berriz y Mañaria. Es posible que en Vitoria-Gasteiz, Val de Ollo (Senosiain), Etxarri Aranatz, Arbizu y Larrain también hayan habido seles.

1 Conocidos en español también como cubilares, bustalizas y pardinas (en euskera saroi y korta).

Zure iritzia / Su opinión
euskonews@euskonews.com
Búsqueda

Búsqueda avanzada

¡Participa!
 

¿Quiere colaborar con Euskonews? Envíe sus propuestas de artículos

Artetsu Saria 2005
 
Eusko Ikaskuntza

Arbaso Elkarteak Eusko Ikaskuntzari 2005eko Artetsu sarietako bat eman dio Euskonewseko Artisautza atalarengatik

Buber Saria 2003
 
Euskonews & Media

On line komunikabide onenari Buber Saria 2003

Argia Saria 1999
 
Euskonews & Media

Astekari elektronikoari Merezimenduzko Saria

GAIAK
 Aurreko Aleetan
Bilatu Euskonewsen
2007 / 01 / 05-12