Isidro Lorea: la huella de un vasco en la Buenos Aires colonialEscuchar artículo - Artikulua entzun

Juan Manuel SCOTTI

Año 1757. Isidro Lorea, hijo de Villafranca1 (en el reino de Navarra), arriba a Santa María del Buen Ayre2 con espíritu inquieto y ansias de conquistar un futuro prometedor.

Cursó en tierras vascas estudios de arquitectura y de tallista. En esta última se destacaba de sobremanera.

Catedral Metropolitana de la ciudad de Buenos Aires
Catedral Metropolitana de la ciudad de Buenos Aires.

Lorea sabía de antemano que en las colonias, concretamente la capital de la Gobernación de Buenos Aires3 en el Virreinato del Perú, carecía de tallistas de su categoría y animado por sus contactos en el Nuevo Mundo tenía muy pocas chances de fallar a la hora de concretar su porvenir. Entre otros, contaba con el consentimiento del siempre influyente marqués Rafael de Sobremonte4, entonces secretario del gobernador Vértiz5.

Apenas instalado en la ciudad portuaria y siendo aún muy joven, abrió en Santa María una gran ebanistería. Además de dirigirla con éxito desde el punto de vista artístico, se dedicó a la importación de maderas lo que facilitó concentrar en su empresa la demanda de tallas, sobre todo de arte sacro.

Hacia 1766 comienza a tallar y dorar las figuras y columnas de los retablos de la Catedral Metropolitana, incluido el retablo mayor finalizado en 1789. Las piezas fueron unidas con clavos de hierro forjados por esclavos que luego se convirtieron en los primeros artesanos retablistas de la ciudad. El retablo mayor tiene un peso de 20 toneladas.

Iglesia de San Ignacio  
Iglesia de San Ignacio.
Su taller se encargó además, de tallar y dorar el retablo mayor y retablos menores de la Iglesia de San Ignacio. Esta es la más antigua de Buenos Aires y tuvo un papel preponderante en la defensa de la ciudad ante las invasiones inglesas6. Para este templo Lorea también realizó un bastidor de cedro que contiene el lienzo del valenciano Miguel Aucell que representa al fundador de la Compañía de Jesús adorando a la Santísima Trinidad. Se lo conoce como “el cuadro corredizo de San Ignacio” y se utilizaba en Semana Santa para cubrir las imágenes a los fieles. Su ebanistería se encargó a su vez de construir los retablos mayores de las iglesias de los Frailes Capuchinos, de las Hermanas Catalinas, el púlpito rococó de la Basílica de San Francisco, retablos y el púlpito de la Iglesia y Convento Santa Catalina de Siena, y realizó obras para el convento de San Carlos en la actual provincia de Santa Fe.

En 1768 en el templo de la Merced contrae matrimonio con la señorita Isabel Gutiérrez Humarés, oriunda de Buenos Aires y miembro de la alta sociedad colonial.

Con las creces de su industria en 1782 Lorea adquirió un predio de dos hectáreas ubicado en las afueras de la ciudad. Este terreno era una especie de bañado a 80 centímetros por debajo del nivel general de Buenos Aires. Lorea dona a la ahora capital del Virreinato del Río de la Plata7 a través de Sobremonte 61 x 122 metros en el centro de este terreno para construir una plaza que sirviera como paraje de carruajes que traían mercaderías y otros bienes para el abastecimiento general de la población por lo que quedaba exonerado de todo impuesto. Una sola condición exigía Isidro Lorea para la cesión de estos terrenos y era que la plaza conservase su nombre “a perpetuidad”. Condición que aceptó el virrey Sobremonte más adelante cuando accedió a ese cargo al incluirlo en sus Cartas Reales por Resolución del Cabildo.

  Detalle de las columnas talladas y doradas por Isidro Lorea
Detalle de las columnas talladas y doradas por Isidro Lorea en un retablo de la Iglesia de San Ignacio.
A la superficie restante a la plaza la loteó y construyó lo que se conoció luego como “El Mercado de Lorea”. Levantó allí edificaciones con recovas donde se instalaron tiendas al abrigo del sol y las tormentas pudiéndose comerciar allí las mercancías que traían las carretas que paraban en el “Hueco de Lorea”8. Hacia fines del siglo XVIII este sitio era muy frecuentado y hasta algunos aborígenes se acercaban a vender cueros de vacas, ovejas, cereales y plumas de ñandú9. Al “depósito de Lorea” llegaban dos rutas comerciales de gran importancia. Allí paraban las carretas que venían del sur por el Camino de las Tunas (hoy Av. Entre Ríos) y las que venían del oeste por la calle De Las Torres (actual Av. Rivadavia).

Inició de este modo, hacia finales del virreinato, la urbanización de la zona de la contemporánea Plaza del Congreso impulsando el crecimiento de la ciudad en esa dirección. Todo esto hizo que don Isidro mereciera el calificativo de “promotor inmobiliario” y que hoy en día luzca de un modo determinado en el entramado de la urbanización actual la poco recordada aún entre los mismos porteños Plaza Lorea que forma parte del espacio verde identificado como Plazas del Congreso. Desaparecido Lorea, los virreyes y el dominio de España sobre estas tierras, la Plaza Lorea continuó siendo centro de distribución de bienes, luego de agua potable y en su entorno se alojaron cuarteles de bomberos, alcaidías policiales y más adelante aún hasta peringundines tangueros10. Todo devino en que hoy integre “Las Plazas del Kilómetro Cero”11 frente al Congreso Nacional, aunque después de varias reformas solo conserva su nombre la porción norte.

Actualmente la Plaza Lorea, la única de las 700 plazas porteñas que conserva su nombre desde la época colonial, y las demás plazas del Congreso han sido declaradas “Lugar Histórico Nacional” y “Patrimonio Histórico”.

Plaza Lorea
Plaza Lorea.

Isidro Lorea junto con su esposa encontraron un trágico final en el filo de las bayonetas de soldados ingleses durante la segunda invasión. En su hogar resultaron heridos un 4 de julio de 1807 a manos de los invasores para hacer botín de sus bienes. Don Isidro fallece el día 9 del mismo mes y doña Isabel unos días después.

De este modo concluye la existencia de este vasco a quien se lo puede calificar de tallista, carpintero, retablista, constructor y promotor inmobiliario que dejó su huella plasmada en Buenos Aires.

1 Villafranca. Ciudad navarra localizada dentro del partido judicial de Tudela, distando de ésta 30 Km y 70 Km de Pamplona. Su nombre deriva del original en euskera “Alesotz” (sitio frío con trigales) que luego de la romanización se transformó en “Alesués” y posteriormente en los siglos XIII y XIV adquiere el nombre actual.

2 Santa María del Buen Ayre. Nombre de la ciudad de Buenos Aires luego de su segunda fundación, a cargo del vasco Juan de Garay un 11 de junio de 1580. El nombre completo era Ciudad de la Santísima Trinidad del Puerto de Santa María del Buen Ayre en honor a la Virgen de Bonaria. Durante el virreinato, su nombre fue variando desde Santa María de Buenos Aires a simplemente Buenos Aires. Hoy su nombre completo es Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

3 Gobernación de Buenos Aires. Buenos Aires era la capital de la Gobernación del mismo nombre, perteneciente al Virreinato del Perú (creado en 1542) al separarse en 1617 de la Gobernación del Paraguay. El territorio que hoy ocupa la República Argentina quedó compuesto de tres gobernaciones: Buenos Aires, Tucumán y Cuyo.

4 Marqués Rafael de Sobremonte. Nació en Sevilla en 1746 y falleció en 1827. Fue virrey interino del Río de la Plata y luego nombrado titular por cédula (1804 - 1806). Ante la esperada invasión inglesa de 1806 huye cobardemente junto con su familia y el tesoro público a Córdoba dejando la ciudad en manos del invasor.

5 Don Juan José de Vértiz y Salcedo. Nació en México en 1719 y murió en España en 1799. Fue el último gobernador de Buenos Aires y segundo virrey del Virreinato del Río de la Plata (1778 - 1784). Fue el virrey más progresista en el Río de la Plata. Se preocupó por el embellecimiento de la ciudad y por la instrucción pública.

6 Invasiones inglesas. Sin mencionar los ataques de corsarios ingleses, Buenos Aires colonial sufre dos invasiones inglesas. La primera en junio de 1806, al mando del general Beresford que fue repelida en agosto del mismo año; y permaneciendo la flota inglesa en el Río de la Plata, invaden nuevamente Buenos Aires bajo el mando del general Whitelocke el 5 de julio de 1807. La segunda invasión es aplastada el día 7 por las tropas reunidas por Santiago de Liniers y el alcalde Martín de Alzaga.

7 Virreinato del Río de la Plata. Instituido por iniciativa de Carlos III, teniendo por capital a Buenos Aires. Este virreinato comprendía lo que hoy es Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, parte de Brasil y de Chile.

8 Huecos. Era la denominación que se les daba a los terrenos desocupados o baldíos.

9 Ñandú. Ave corredora de América Meridional, de aproximadamente un metro y medio de altura, plumaje grisáceo, similar al avestruz africano y a diferencia de éste es más pequeño y tiene tres dedos en cada pata.

10 Peringundín. Voz lunfarda. Igual que piringundín. Lugar de baile de dudosa reputación.

11 Plazas del Kilómetro Cero. Se conocen bajo este nombre a las plazas que componen el espacio verde frente al Congreso Nacional (Plaza Lorea, Plaza Moreno y Plaza del Congreso) dado a que ese punto es considerado el punto de partida de todas las rutas nacionales del país.

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