José
Ramón DÍAZ DE DURANA, UPV-EHU. Vitoria
Arsenio
DACOSTA, UNED. Centro Asociado de Zamora
Cuando Pero López de Ayala muere en 1407, aún Canciller, su legado es impresionante. El mérito es doble por cuanto su padre, Fernán Pérez, había sido un espíritu emprendedor. A partir del valle de Ayala, Pero López extendió y consolidó un gran dominio señorial. Su influencia personal en la Corte había multiplicado con creces la confianza que varios reyes habían depositado en su padre. Si éste había privado en Aragón y Castilla, Pero López conseguirá la amistad personal de varios monarcas europeos. Si Fernán Pérez se empapa del ejemplo y enseñanzas de su tío el cardenal Barroso, Pero López aprovecha exponencialmente ese magisterio. Si su padre comenzó un relato genealógico de enorme interés para la historia de la nobleza, el Canciller no dudó en continuarlo, además de ocupar su pluma en una decena larga de empresas literarias que le han hecho merecedor de fama universal.
En esta breve síntesis no podemos pormenorizar todos los detalles de su biografía pero sí destacaremos los más relevantes.
Detalle del sepulcro de alabastro del Canciller Pero López de Ayala. Monasterio de Quejana. |
Pero López hasta la mayoría de edad (1332-1353)
Pero López de Ayala, el futuro Canciller de Castilla, nació en 1332. La fecha no ofrece dudas, lo mismo que la de su fallecimiento en 1407. Aunque existe consenso acerca de su nacimiento alavés, no existe prueba documental al respecto. También es problemática su posición genealógica, ya que existen sólidos indicios que sugieren que pudieron nacer antes que él un varón y su hermana Mencia. Criado por su tío el Cardenal Barroso, parece que estaba destinado a la carrera eclesiástica. En algún momento después de 1349, un año después de la muerte de su tío el cardenal, esta circunstancia cambió y Pero López se convirtió en primogénito. Lamentablemente la biografía del futuro Canciller hasta su mayoría de edad sólo tiene tres fechas ciertas, la de su nacimiento, y la de la concesión de varias canonjías en 1342 y 1349.
La consolidación de un carácter (1353-1375)
El futuro Canciller vuelve a la historia en 1353 como doncel de rey Pedro I entrando en contacto con las intrigas palaciegas y con los inicios de una lucha que transformará el reino algunos años después. También coloca a nuestro protagonista en un escenario caballeresco que dominará su pensamiento. De 1354 a 1359 las fuentes vuelven a silenciar a nuestro protagonista pero no así a su padre quien, a pesar de destacarse contra las decisiones del rey, es premiado en 1354 con la concesión del señorío sobre el valle de Cuartango, Morillas, Subijana y Ormijana. En 1359 aparece al servicio de Pedro I tras ser apaciguada la revuelta nobiliaria. Ese año, tras fracasar la diplomacia entre Castilla y Aragón, Pero López figura como capitán de la armada castellana. Un año después el futuro Canciller es premiado con el cargo de alguacil mayor de Toledo. No hay razones para pensar que Pero López de Ayala no siguiera al servicio del rey Justiciero; sabemos que su padre seguía en las filas del rey, pero desconocemos qué ocurrió con su hijo durante este periodo. En este punto –1366– surjen los principales problemas de interpretación para los biógrafos del Canciller. La proclamación de Enrique de Trastámara en Calahorra, a pesar de los titubeos iniciales, hace que los Ayala se sumen a su bando. Un año después, en abril de 1367, Pero López y su padre están en Nájera entre las tropas de Enrique de Trastámara, el primero como alférez del pendón de la Banda. Hecho preso por los ingleses, Pero López salva la vida y su padre vuelve al servicio de Pedro I, aunque ya por poco tiempo.
Plantear el cambio de bando en términos de deserción es un error común. Los Ayala nunca se encontraron entre los favoritos de Pedro el Cruel y sus motivaciones tienen una justificación nada desdeñable. El padre del futuro Canciller es fiel a un principio que su hijo asume con nuevos tintes. Si para el primero, la fidelidad y el servicio al rey son valores supremos, para el segundo viene mediatizado por la correspondencia mutua. Al distinguir entre servicio y servilismo, el Canciller viene a presentar a los Ayala como un linaje de servidores del rey –un tirano– tratados injustamente. Bajo esa justificación apenas se oculta un pensamiento más sólido: el buen noble es, ante todo, servidor de Dios y del rey, o dicho de otra forma, el Canciller se adelanta a su tiempo planteando un verdadero ideario de la denominada “nobleza de servicio”.
Sepulcro gótico del Canciller Pedro López de Ayala y su esposa Doña Leonor de Guzman. S. XIV. |
Entre 1369 y 1371, de nuevo, un silencio documental alcanza tanto al padre como al hijo. Después ambos aparecen beneficiados por las denominadas “mercedes enriqueñas”. Aquí encontramos un problema de interpretación en el que merece la pena detenerse. El futuro Canciller recibe oficios, rentas y señoríos, pero es difícil explicar cómo el rey otorgó a Pero López, y no a su padre, los valles de Llodio y Orozco, además de la villa de Arceniega y el patronazgo de Respaldiza. Hemos de suponer que se trataba de una acumulación paralela, un reforzamiento de las posiciones del linaje en Álava. Lo que sí es cierto es, primero, que la estrella de Pero López en la corte crecía en paralelo a la paterna, y, segundo, que existe ya una estrategia común entre el padre y el hijo en lo que se refiere a la acumulación y orientación territorial de su señorío. Esta estrategia se revela no mucho después, en 1373, con la fundación del mayorazgo de Ayala a favor de Pero López, uno de los primeros documentados en toda la Corona de Castilla. En realidad se trata de un doble mayorazgo, el de Ayala del que se beneficia nuestro protagonista, y el de la Casa de Ceballos –patrimonio materno– que recae en su hermana Mencía, esposa de Beltrán Vélez de Guevara. A nuestro entender, los padres del futuro Canciller anularon así cualquier posible reclamación ulterior de los señores de Oñate sobre lo de Ayala.
Desde este momento, la carrera de Pero López de Ayala sigue en ascenso. En 1374 es nombrado alcalde y merino de Vitoria. Un año después recibe un cargo similar en Toledo, acercándolo a la Corte. Es mismo año de 1375, Pero López se convierte en señor efectivo de Ayala y despega su carrera como diplomático.
La madurez de Pero López (1375-1407)
Pero López se vuelca en los años posteriores en una brillante carrera administrativa que culminará como Canciller. Inicialmente se especializa en misiones diplomáticas. Será enviado repetidas veces ante las cortes inglesa, francesa, portuguesa y aragonesa, y también a la sede papal de Avignon, generalmente con éxito. También participa en las principales reuniones de Cortes del reinado de Juan I, hasta que, en 1385 es hecho prisionero tras la derrota de Aljubarrota. Mal año para nuestro protagonista, ya que entonces muere su padre, y su esposa tiene que defender manu militari los dominios de Vizcaya. Tras un encierro de 30 meses es liberado con la ayuda de los reyes castellano y francés. En su prisión aprovecha para escribir buena parte del Rimado y del Libro de la caça de las aves.
En 1388 retoma sus tareas como diplomático ante ingleses y franceses, con el cargo adicional de merino mayor de Guipúzcoa. Participa en la reorganización del estado castellano en las Cortes de Guadalajara y obtiene una posición privilegiada en el Consejo de Regencia de Enrique III dirigiendo la política exterior del reino. Suma mercedes y títulos, como el señorío de Salvatierra, sin abandonar su actividad como diplomático, especialmente intensa en el Cisma papal. En 1396 Pero López ya es Canciller, dos años antes de lo comúnmente aceptado. En 1399 concluye las obras en Quejana, retrasadas durante más de veinte años. Hacia 1402 el Canciller cede parte de sus dignidades y rentas a sus hijos varones, que empiezan a regir de facto sus dominios salvo el núcleo señorial alavés. De esta forma el Canciller potencia la carrera política de sus hijos, destinando a su primogénito a una carrera similar a la anterior y reservando el título de Canciller para su segundogénito, aunque esto último no lo logre finalmente.
Detalle del sepulcro de alabastro de Leonor de Guzmán. |
Al final de su vida había terminado una exitosa estrategia de alianzas matrimoniales que engrandecieron su linaje logrando alianza con nobles de la frontera andaluza, del Reino de Toledo y de otras casas y linajes de oficiales regios. Es significativo que el primer hijo del Canciller case con una Sarmiento, del linaje de los futuros Condes de Salinas. El segundogénito del Canciller casa en el año 1400 con una rica heredera con fuertes intereses en Palencia y en el Reino de Toledo, orientando la futura Casa y Condado de Fuensalida. En resumen, el Canciller se ocupa de dividir posibilidades e influencias en dos territorios: el de su señorío raíz y los del centro peninsular.
Previsor siempre, el 1 de diciembre de 1406 el Canciller otorga testamento en Calahorra, y lo amplía el 23 en paralelo al de Enrique III. A principios de 1407 fallece con 75 años, y es enterrado en Quejana. Es común afirmar que los últimos años de su vida los pasó retirado de la vida política aunque ni su cargo, ni las menciones conservadas permiten sostener tal afirmación. Parece cierto que el Canciller rebajó su actividad dedicándose a completar sus empresas literarias y cronísticas. También se ha tratado de su retiro con los jerónimos de La Morcuera, a los que patrocinó generosamente. No obstante, el Canciller no toma el hábito y, sus estancias con los monjes –alternadas con otras en Quejana y Salvatierra– no son en las dependencias monacales, sino en un aposento junto al monesterio, donde se yva a vivir mucho tiempo, con su mujer y su casa.
Su legado es considerable. A los de su linaje los heredó con títulos, oficios y riquezas. También les ofreció un modelo de moralidad política. Al resto de sus contemporáneos, la semblanza de un gran hombre glosada por Fernán Pérez de Guzmán. A nosotros, un notable legado literario e historiográfico sin el cual sería difícil reconstruir una época que se personifica en un hombre del todo extraordinario.
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