Cuando Pablo Picasso adoptó el nombre de la villa foral para su famoso cuadro se unió el nombre de la misma al símbolo de la barbarie de una nueva forma de guerra hasta entonces desconocida. A partir de ese momento Gernika se convirtió en un símbolo y a partir de ese momento, como dijo el historiador Manuel Tuñón de Lara, “es un vocablo que quiere decir algo para millones y millones de personas en el mundo. Y es muy importante tomar conciencia de esto”.
El Guernica de Pablo Ruiz Picasso. |
Gernika encabezó la lista de ciudades arrasadas por los bombardeos a los que se unirían, en un breve período de tiempo, localidades como Coventry, Dresden y las japonesas Hiroshima y Nagasaki arrasadas en los ataques nucleares de agosto de 1945. Sin embargo, no fue la primera ciudad bombardeada en el País Vasco durante la Guerra Civil. Previamente habían experimentado los horrores de la guerra San Sebastián, Irún, Bilbao o Eibar con mayor o menor intensidad. Sin embargo, el comienzo de la ofensiva sobre Vizcaya, el 31 de marzo de 1937, inauguró una nueva etapa en el conflicto en el norte. La necesidad de acabar en el menor tiempo posible con al frente del norte hizo que el ejército de Mola empleara toda su potencia de fuego sobre los municipios vascos. Eibar y Durango experimentaron los horrores de los ataques aéreos antes que la villa foral. Sin embargo, la intensidad del ataque, la vigorosa campaña de propaganda del Gobierno Vasco y la actitud de los sublevados elevaron a Gernika a la categoría de símbolo.
En la actualidad, pese a que se conoce lo fundamental sobre el bombardeo, todavía surgen en los archivos pequeños matices que pueden enriquecer lo que sabemos sobre la jornada del 26 de abril de 1937 y en los días que siguieron al ataque. Uno de esos aspectos es al que me quiero referir en estas páginas, centradas en la actitud de los diplomáticos franceses en España y cómo su posicionamiento se debe a aspectos de más amplio espectro que la contienda española.
La diplomacia francesa recibió la noticia del ataque a Gernika al día siguiente de producirse éste. El cónsul de Francia en Bilbao, Jean Casteran, comunicó a París el bombardeo el día 27 por la mañana. En su informe señalaba que la razón del ataque fue el “de cortar las comunicaciones de todas las rutas del norte [de Bizkaia]”. Al día siguiente remitió un informe más amplio al embajador Jean Herbette, que se encontraba en San Juan de Luz si bien se trasladaba con frecuencia a San Sebastián. En el mismo el cónsul señala que la villa había sido bombardeada. Sin embargo, en el informe remitido por el embajador a París se tachó la palabra “bombardeada” y se sustituyó por “incendiada”. En el mismo se hace una amplia referencia a las noticias de la prensa franquista que informaban del presunto incendio de la villa por sus defensores en retirada.
Gernika, destruida, tras el bombardeo del 26 de abril de 1937. La invasión produce un caos de huídas, muertes y desplazamientos de toda índole que afecta profundamente la composición de la población. |
Pero lo que realmente preocupó a la diplomacia francesa fue la repercusión que en Gran Bretaña tuvo el bombardeo. Del mismo modo Francia observaba con preocupación la colaboración británica con el Gobierno Vasco, que podía complicar el conflicto debido a la presencia de buques británicos en aguas vascas. El 1 de abril de 1937 el embajador británico, Sir Henri Chilton, se entrevistó con Herbette, a quien preguntó sobre su opinión de lo ocurrido en Gernika. El francés no dio una repuesta clara y el embajador británico le comunicó las quejas de Franco, quien le había invitado a visitar la localidad bombardeada. Sin embargo, el francés declinó esta posibilidad ya que su atención se centraba en lograr la libertad de un periodista de “La Petite Gironde”, detenido en Gernika junto con el poeta “Lauaxeta”. En el mes de mayo el embajador francés recibió nuevas noticias de su homólogo británico. Este le comunica que se han localizado bombas incendiarias sin estallar y que, en el caso de ser auténticas, debería admitirse que el incendio de Gernika lo produjo el bombardeo. Por parte francesa, el 18 de mayo de 1937, los servicios de información comunican al embajador que varios aviadores alemanes han manifestado que el ataque a Gernika “era un ensayo a pequeña escala que podría ser aplicada en una guerra a gran escala entre pueblos armados”. El documento describe con gran detalle el proceso del bombardeo, en oleadas sucesivas, que en el caso de haber sido derribadas las anteriores alcanzarían el objetivo. Sin embargo, debido a la superioridad aérea de los sublevados, todo riesgo para los atacantes fue inexistente.
A pesar de todas las evidencias de las que disponía le embajada francesa siguió sin asumir de manera clara el bombardeo de la villa foral. El embajador Herbette, que a lo largo de todo el periodo de su embajada (fue cesado en octubre de 1937 y sustituido por Erik Labonne) había mostrado una clara predilección por los sublevados, se quejó en sus informes al Quai d’Orsay de la actitud de Gran Bretaña ante el bombardeo a la vez que señala su extrañeza ante el hecho de que los bombardeos de Valladolid y Zaragoza (ambas en manos de los sublevados) no hubiesen producido una reacción de tal importancia en Gran Bretaña.
Gernika (Bizkaia) arrasada por la legión Cóndor el 26 de abril de 1937. |
¿Cómo comprender esta actitud del embajador francés? La explicación la debemos buscar en la delicada situación de Francia, sumida en una importante crisis política y claramente amenazada por el rearme de la Alemania nazi. Esta situación llevó a la firma -el 2 de mayo de 1935- del tratado de asistencia mutua entre Francia y la URSS. Con la firma del mismo Francia intentaba reforzar su posición en Europa y prever un posible abandono por parte de Gran Bretaña en caso de un ataque alemán. Del mismo modo censura las relaciones de los británicos con los nacionalistas vascos. Esta colaboración la justifica el embajador argumentando que “las relaciones anglo-vascas, buenas o malas, son muy antiguas” y debido al interés de Gran Bretaña por la costa vasca, en la que desearía crear un Gibraltar del norte”. Esta opción, en palabras de Herbette, era inviable ya que consideraba que un “estado vasco situado al sur de los Pirineos recibiría ofertas que una Inglaterra amiga de Francia no podría aceptar pero que una potencia enemiga de nuestro país haría sin dudar” y continúa diciendo que “para no tener nada que temer en la costa vasca hace falta estar en buenas relaciones con el gobierno español que controle la costa. Esto será posible con la sola condición de no cometer imprudencias, incluso de tipo verbal”. Para Francia era indispensable mantener las buenas relaciones con los franquistas -pese a que oficialmente no reconocieron al Gobierno de Burgos hasta 1939 mediante los acuerdos Jordana-Bérard- mientras mantenía su representación diplomática ante la República. El principal objetivo de Francia, al tratar de mantener una postura conciliadora con los franquistas, no era Europa sino que no se produjeran cambios en África. Un cambio estratégico en el norte de África, con un régimen en España enemistado con Francia suponía que Alemania podía situarse a las puestas del imperio francés colocando al país galo en una difícil situación. Desde esta perspectiva un posicionamiento claro rechazando las tesis franquistas de la destrucción de Gernika hubiera supuesto una amenaza que Francia, en esos momentos, no podía asumir.
¿Quiere colaborar con Euskonews? Envíe sus propuestas de artículos
Arbaso Elkarteak Eusko Ikaskuntzari 2005eko Artetsu sarietako bat eman dio Euskonewseko Artisautza atalarengatik
Astekari elektronikoari Merezimenduzko Saria
Aurreko Aleetan |