¿Quién era Beñate?

Juan Manuel SCOTTI
Fotografía: Juan Manuel SCOTTI

Hijo de Doña Gabriela Echecopar y de Don Bernardo Merçapide, nace en la localidad de Rojas, Provincia de Buenos Aires. Era el año 1877 y sus padres se habían establecido en Argentina recientemente, ambos procedentes de Iparralde. Su infancia transcurre normalmente quedando en su memoria como una etapa muy feliz de su vida, rodeado de sus hermanas y hermanos en el seno de un muy caluroso y acogedor hogar.

Aprende bajo la atenta supervisión de su padre las artes del tambo, la producción de quesos y demás derivados de lácteos. Por entonces descubre sus virtudes como cocinero. Era, por cierto, habilidoso y nunca dejaba de innovar cuando tenía oportunidad en la cocina.

Ya un hombre se dedicó a los menesteres de su tambo y a la labranza de sus tierras. Un día decidió sumar emprendimientos y abrió un restaurante en Canals, Provincia de Córdoba; en sociedad con un cuñado de apellido Vidalle. Por supuesto, su tarea estaba en la cocina.

Si hay que limitarse a describir dos características que definían a Beñate, una era su tartamudez y otra, que era porfiado al máximo. No existen registros fotográficos de su persona pues no permitía que le tomaran fotografías y si lo intentaban, huía o montaba tremendo alboroto.

Cuenta su sobrino, Don Alberto Carpaneto Mercapide, que cuando estaba el restaurante atiborrado de comensales, Beñate se asomaba desde la cocina y preguntaba a voz en cuello: “¿Q-Quieren comer pescado?”. Los presentes al unísono respondían “¡Síí!” entusiasmados, ya que Canals dista muchos kilómetros de la costa del país y no era el pescado un alimento habitual. Luego Beñate agregaba: “Yo también; pero no tengo”.

	Don Alberto Carpaneto Mercapide, sobrino de Beñate.

Esta historia del restaurante no tuvo buen final, ya que Vidalle lo estafó arrebatándole no sólo aquel local, sino todos sus bienes. Incluso las tierras que habían logrado sus padres, Beñate tuvo que venderlas para cumplir con las obligaciones adquiridas por su cuñado.

Beñate, de espíritu confiado y corazón enorme quedó desvastado. La desolación se manifestaba en su rostro de modo permanente, afirmaba su sobrino Don Manuel Carpaneto Mercapide. Ante este panorama su hermana Juana lo recibió en su casa, hogar que conformaba con su esposo italiano y quince hijos en el Cuartel IV del partido de Junín en la Provincia de Buenos Aires. Allí Mercapide desempeñaba todo tipo de tareas rurales y en especial se dedicaba al tambo. Por supuesto que el tiempo no le curó aquellas heridas de la pérdida material; pero estar contenido por los suyos fue la mejor medicina. Más tarde tres de sus sobrinos: Juan, Pablo y Manuel lo llevaron con ellos a trabajar en sus tierras. Ahora Beñate se ocupaba del tambo y la cocina en la estancia La Victoria, en Saforcada, Partido de Junín.

Contaban sus sobrinos que en reiteradas oportunidades Beñate era acosado por visiones brujeriles. Una madrugada, mientras hacía el tambo, pegó una espantada y con determinada periodicidad inclinaba la cabeza como si estuviera esquivando algo mientras exclamaba: “¡Que jajá, que jajá, que a mí n-no me vas a agarrar!”. Los peones, quienes ya estaban al tanto de esta persecución, al margen de creerle o no, en aquella oportunidad salieron escopetados como si todos hubieran visto a la bruja... y las vacas quedaron allí, algunas huyeron también del tambo; pero seguramente sin comprender el porqué de tanto alboroto mientras disfrutaban de su rutina. Comentaba que hacía tiempo ya le perseguían, le sobrevolaban dando risotadas, le fastidiaban y le querían pillar. Para Beñate, ellas eran la causa de todas sus desgracias. Esta historia habría comenzado con las pretensiones amorosas de una endemoniada bruja quien le acosaba sin descanso.

Don Manuel Carpaneto Mercapide, sobrino de Beñate.

Un mediodía corriente, lleva a la mesa la comida. A la familia le pareció que no era suficiente para tantos y él insistió en que sí. Claro, luego de probarla no la pudieron comer. Tenía tanta pimienta que era imposible tragarla. “¡Vieron que alcanzó!” aseguró Beñate. Salió con la fuente fuera de la casa, y les dio la comida a los perros. Estos bufaban y resoplaban... tampoco la pudieron comer.

Muchas son las salidas, los arranques incomprendidos de Beñate que tanta fama le hicieron y aún hoy la descendencia de sus sobrinos las tiene presente. Una tarde las esposas de sus sobrinos compartían un rato de ocio repasando revistas de moda y demás mientras hacían comentarios al respecto. Pasa Beñate, algo molesto, observa y se aleja diciendo: “¡Qué viejas, qué cascotes, que pasan tiempo eligiendo modelos!”. Vale aclarar que sus sobrinas políticas eran mucho menores en edad que el mismo Bernardo.

Su fiel amigo, el vasco Pedro Berho era en gran medida su reflejo.Coincidían en la porfía y la tartamudez. Pasaban horas y horas discutiendo sin llegar a un acuerdo; pero bien, esa era su forma de compartir.

Un borde de La Victoria estaba flanqueado por un canal de la Laguna de Gómez. Este canal se había hecho para transportar por barco el cereal desde los campos cercanos hacia los silos de las inmediaciones. Casi cotidianamente ambos amigos lo cruzaban a nado con sus caballos. Hasta aquí todo es normal, excepto que Beñate lo hacía flotando asido de la cola de su tordillo1. ¡Vaya manera!

Poblado de Saforcada.

Otro de sus amigos era “el vasco Nuñer”. A éste le daba cada tanto la idea de meterse bajo una sábana blanca y correr por el campo dando alaridos para espantar a ocasionales visitantes. Según palabras propias de las víctimas de Nuñer, “sí nos daba susto, en especial cuando se nos aparecía al cruce en algún camino rural...”.

De mayor, solía sentarse con las piernas extendidas para aliviar así los dolores producidos por problemas circulatorios. Regañaba a sus sobrinos nietos quienes corrían jugando a su alrededor haciendo barullo, pues temía que accidentalmente se las golpearan.

Ya en su madurez la circulación en sus extremidades se fue deteriorando cada vez más y en 1939 fallece producto de una gangrena.

Laguna de Gómez.

Hoy, los descendientes de sus sobrinos, aunque no le conocieron personalmente, tienen en su presente las salidas, dichos y anécdotas que le transmitieron quienes compartían el día a día junto a Beñate. Los más pequeños, cuando sus padres o hermanos evocan un recuerdo de aquel tío lejano, preguntan curiosos: ... “¿quién era Beñate?”... mientras que los más revoltosos heredan el apodo de “Beñatitos”.

1 Pelaje Tordillo: tipo de pelaje mixto formado por la combinación de pelos blancos con otros de color en distintas proporciones. Se caracteriza por sufrir una decoloración hacia el blanco partiendo de la capa básica con la que nace el potro, y en distintas fases, que comienza desde el nacimiento, hasta terminar siendo totalmente blanca, salvo algunas excepciones, cuando el ejemplar es adulto.

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